Billie Eilish cantando en espa?ol y otras 15 canciones de enero

¡®Merichane¡¯ ¨C Zahara

Hace ya tiempo que Zahara ha despegado hacia territorios creativos de gran envergadura. Su ¨²ltimo disco, Astronauta, demostr¨® un salto cualitativo hacia una dimensi¨®n sonora nueva, vibrante y contempor¨¢nea. Merichane es otro salto important¨ªsimo en su b¨²squeda de una muy sugerente identidad art¨ªstica, reflejo de una compositora y cantante inquieta. Con su atm¨®sfera nebulosa y esa voz susurrante y desafiante, es una canci¨®n imponente y absorbente, bajo la ya consolidada alianza con Mart¨ª Perarnau, para hablar de todas esas historias silenciadas que sufren las mujeres por un machismo transversal, por estar expuestas en cada movimiento, decisi¨®n y acto. Una reivindicaci¨®n feminista y art¨ªstica que nos anticipa un 2021 muy importante para Zahara con lo que est¨¢ por venir. FERNANDO NAVARRO

¡®La b¨ªa en ro?a¡¯ ¨C Califato 3/4

La escena sevillana se muestra cada d¨ªa m¨¢s rompedora e interesante con un buen pu?ado de propuestas que mezclan el legado del folclore andaluz con sonidos urbanos actuales. De entre tantas opciones, Califato ? es una de las m¨¢s fascinantes. Inspirados por Omega, el disco ya cl¨¢sico y referencial de Enrique Morente y Lagartija Nick, la nueva canci¨®n del grupo revisa la cultura rave de los noventa a trav¨¦s del toque del tablao flamenco y las palmas psicod¨¦licas. Una combinaci¨®n tan dispar y posible como ellos saben hacer desde que surgieron como una supernova con el disco Puerta de la C?nne en 2019. La banda muestra en esta composici¨®n, ¨²ltimo adelanto de su inminente nuevo ¨¢lbum, su pasi¨®n desprejuiciada por la cultura de su tierra. La b¨ªa en ro?a brilla en muchas direcciones para introducir al oyente en una especie de viaje lis¨¦rgico, tan extra?o como tonificante. F. N.

¡®Age of Machine¡¯ ¨C Greta Van Fleet

Todo es atractivamente anacr¨®nico en esta banda de Michigan. Son cuatro veintea?eros ¨Clos hermanos Kiszka: Josh, voz; Jake, guitarra, y Sam, bajo, sumados al bater¨ªa Danny Wagner¨C, pero practican un rock setentero en una ¨¦poca en la que la m¨²sica hecha con guitarras no aparece en unas listas de ventas repletas de autotune (nada en contra de este artilugio, por cierto). Adem¨¢s, se lanzan con canciones de siete minutos cuando la recomendaci¨®n dice que se produzcan cosas breves, que nuestra capacidad de atenci¨®n no da para m¨¢s. Age of Machine llega a los 6,54 minutos y no sobra ni un segundo. Es rock zeppeliano denso y ¨¦pico, para escuchar a todo volumen. Cuidado, no imitan: actualizan lo que ocurri¨® hace 50 a?os. Age of Machine es el adelanto de su segundo trabajo, The Battle At Garden¡¯s Gate, que se publicar¨¢ el 16 abril. CARLOS MARCOS

¡®Comerte entera¡¯ ¨C C. Tangana & Toquinho

Quiz¨¢ algunos esperaban una segunda parte de T¨² me dejaste de querer. Pero la ingenuidad no es una de las caracter¨ªsticas de C. Tangana. Mientras aquel tema con La H¨²ngara y El Ni?o de Elche era un pelotazo comercial desde la primera escucha, Comerte entera pierde un poco de pegada a cambio del bamboleo sutil de la bossa nova. La guitarra del veterano brasile?o Toquinho (74 a?os) y su segunda voz aportan brasile?idad para que C. Tangana aporte esa modernidad que parece acompa?arle haga lo que haga. Mirar al pasado para construir el presente. Algunos puristas critican que la canci¨®n, musicalmente, se inspira en Insensatez, de Jobim. Es cierto, y ya ser¨ªa la bomba que Comerte entera llevase a alguna gente, aunque sea un pu?ado, a adentrase en la edificante m¨²sica de Jobim, Toquinho o Vinicius. C. M.

¡®Good Days¡¯ ¨C SZA

El r¡¯n¡¯b es, de todos los estilos musicales en boga, el que peor est¨¢ gestionando su relevancia. Todos sabemos que nada es novedoso y emocionante para siempre, pero se esperaba un reinado algo m¨¢s sostenido y, sobre todo, cierta capacidad para no sucumbir ante la obviedad y el truco f¨¢cil a las primeras de cambio, pero como siempre sucede en estos casos ¨Ccon m¨¢s o menos celeridad, todos los g¨¦neros han terminado cayendo en el saco de la f¨®rmula y algunos incluso en el del olvido¨C, tras la limpieza queda alguien que resiste, convencido de que la misi¨®n que se le encarg¨® a los suyos a¨²n no esta completa. Esta es SZA. Hace tres a?os se coron¨® reina del r¡¯n¡¯b. Hoy es una isla, paradisiaca, pero una isla. Este ¡®Good Days¡¯, su segundo corte de adelanto de su nuevo disco, es una maravilla pr¨ªstina. Una balada nost¨¢lgica y majestuosa que coloca a la de Saint Louis como la artista que seguro que seguiremos escuchando cuando ya nadie escuche esto. XAVI SANCHO

¡®Nudge It¡¯ ¨C Sleaford Mods feat. Amy Taylor

Hace 25 a?os Pulp lanzaron ¡®Common People¡¯, una s¨¢tira acertada pero amable del turismo de clase. Una chica rica y griega que quer¨ªa saber c¨®mo viv¨ªan las clases m¨¢s desfavorecidas, y eleg¨ªa a Jarvis Cocker, un tipo que estaba becado en la pija escuela de arte a la que ambos acud¨ªan, para que le ense?ara a jugar al billar en pubs ro?osos y le buscara un piso encima de una tienda. Eran los noventa, y todo parec¨ªa inocuo, incluso esto. Porque en los noventa hab¨ªa gente de clase obrera becada en escuelas pijas. Todo aquello ha salido mal. Ya casi no hay gente de origen humilde becada para que pueda ser artista, porque las becas son menos y a la clase obrera se la ha convencido de que es mejor pedir dinero para emprender, o para comprar un coche y no poder devolver el pr¨¦stamo, que para hacer m¨²sica o pel¨ªculas. De esto ¨²ltimo ya se encargan los pijos. Pero que nadie se preocupe, porque la voz del extrarradio, la est¨¦tica del pol¨ªgono, est¨¢ a salvo. No hay nada que le guste m¨¢s a un pijo con una c¨¢mara y/o una caja de ritmos que imitar lo que cree que sucede en las ciudades dormitorio. De esta mierda de presente trata esta maravilla de canci¨®n, segundo single del nuevo disco de Sleaford Mods. Colabora Amy Taylor, de Amyl & The Sniffers, quien, como los propios Sleaford Mods, vive el constante peligro de ser adoptada por alg¨²n ni?o rico con ganas de atrapar el zeitgeist. X. S.

¡®El negacionista¡¯ ¨C Los Planetas

Una de las cosas que nos ha ense?ado esta pandemia es que todo el arte creado a rebufo de la nueva realidad no le interesa a nadie. ?Se acuerda de cuando todos los cuadros iban a incluir personas con mascarillas? ?De cuando todas las series se iba a rodar en Zoom? Exacto. Pues esto es lo que les ha pasado a Los Planetas con esta canci¨®n, tal vez el m¨¢s deprimente ejercicio de tomarle al pulso a la actualidad a trav¨¦s de la m¨²sica que hemos visto en los ¨²ltimos meses. M¨¢s que una letra, es un hilo de Twitter, y no vamos a recordar de qu¨¦ habla porque el t¨ªtulo lo dice todo. Lo peor es que El negacionista, en lo musical, es un retorno m¨¢s que logrado a las ra¨ªces pop de los granadinos y pod¨ªa haber sido la mejor excusa para recordar que igual se nos ha ido la cabeza abrazando a cualquier artista de trap que se deje bigote, a cualquier vocalista que lleve las u?as largas y a cualquier cosa que se perree. Era la oportunidad de reclamar la vigencia de hacer cierto tipo de canciones, pero debieron pensar que les iban a tachar de pollaviejas ¡ªla venganza de los j¨®venes contra la condescendencia de los mayores est¨¢ siendo casi un genocidio cultural¡ª si entregaban solo un tema brillante que hubiera encajado en sus discos de los noventa. Decidieron tratar de enmascararlo hablando de fake news. Una pena. X. S.

¡®Ritchie Sacramento¡¯ ¨C Mogwai

Mogwai, que lleva un cuarto de siglo construyendo una s¨®lida carrera musical lejos de modas e influencias, lanzar¨¢ su d¨¦cimo ¨¢lbum de estudio, As The Love Continues, el 19 de febrero, justo a tiempo para conmemorar el lanzamiento hace 25 a?os de su single de debut, ¡®Tuner/Lower¡¯. Y si para abrir boca Stuart Braithwaite, Dominic Aitchison, Martin Bulloch y Barry Burns presentaron en noviembre pasado el et¨¦reo ¡®Dry Fantasy¡¯, un magn¨ªfico tema de adelanto, este enero han ofrecido otro avance, la estupenda ¡®Ritchie Sacramento¡¯, sumada a su v¨ªdeo oficial. Los escoceses de Glasgow vuelven con sus muros de guitarras y su contundente percusi¨®n, pero en una senda m¨¢s mel¨®dica, casi apta para bailar. Y con un formato de canci¨®n de poco m¨¢s de cuatro minutos, lejos de sus extraordinarios (y anticomerciales) eternos temas de los primeros discos. Como detalle, este corte tiene letra, una curiosidad para una banda encasillada en su d¨ªa en el post-rock y eminentemente instrumental. Aunque parece que los t¨ªtulos de los temas siguen poni¨¦ndolos al azar. En el caso de ¡®Ritchie Sacramento¡¯, por un error de pronunciaci¨®n del nombre del m¨²sico Ryuichi Sakamoto. FEDERICO SIM?N

¡®Track X¡¯ ¨C Black Country, New Road

M¨¢s pop de lo que les gusta reconocer a sus fans, este glorioso y joven sexteto de Londres ha tardado en editar su primer ¨¢lbum, que saldr¨¢ en febrero. Sobre todo, teniendo en cuenta que son de esos grupos que causan barullo desde el principio: Primavera Sound les program¨® en 2019, cuando solo hab¨ªan editado un sencillo, ¡®Sunglasses¡¯, nueve minutos de canci¨®n r¨ªo que pasaba por todos los r¨¢pidos y meandros que cabe imaginar. En comparaci¨®n, los cinco minutos de ¡®Track X¡¯, su nuevo sencillo, parecen casi comerciales. Se les compara siempre con las bandas de la no wave neoyorquina, con el postpunk brit¨¢nico o con sus amigos de Black Midi, pero aqu¨ª tienen tambi¨¦n un poco de los ahora casi olvidados Arcade Fire y podr¨ªan ser los hijos exc¨¦ntricos de aquella oleada de 2004 de la que salieron, entre otros, Clap Your Hands Say Yeah. ¡®Science Fair¡¯, la segunda canci¨®n del sencillo, podr¨ªa ser perfectamente la cara A. Les muestra en su vertiente m¨¢s abrasiva, con guitarras que parecen tocadas por Nels Cline y una forma de cantar que recuerda al David Byrne m¨¢s desquiciado de Talking Heads. I?IGO L?PEZ PALACIOS

¡®Dawn Chorus¡¯ ¨C Jon Hopkins

En su origen, esta canci¨®n de Thom Yorke ¡ªincluida en Anima, su disco de 2019, que era complementario con el corto que dirigi¨® Paul Thomas Anderson¡ª era casi un recitado en el que el cantante de Radiohead ped¨ªa una segunda oportunidad sobre unas notas sacadas de un sintetizador tocado por Nigel Godrich. Jon Hopkins, que antes de decantarse por la m¨²sica electr¨®nica estuvo a punto de convertirse en pianista cl¨¢sico, convierte esa secuencia en una pieza casi minimalista para piano y la reviste de sutiles efectos, para transformarla en un tema de ambient atmosf¨¦rico para escuchar en bucle durante horas y horas. Una de esas versiones que apenas recuerdan al original, m¨¢s bien una relectura que casi podr¨ªa haber firmado como suya. I. L. P.

¡®Already Gone¡¯ ¨C Carm feat. Georgia Hubley & Ira Kaplan

CJ Camerieri, joven maestro de la trompeta y la trompa que ha tocado junto a Paul Simon, Bon Iver, Sufjan Stevens, The National o incluso Taylor Swift, debuta este mes con un ¨¢lbum hom¨®nimo en el que parece cobrarse los favores prestados, editado por 37d03d, el sello fundado por Justin Vernon y Aaron Dessner. Del conjunto, algo desvencijado en su voluntariosa mezcla de temas instrumentales y colaboraciones estelares ¡ªStevens, Vernon, Mouse on Mars y My Brightest Diamond prestan sus voces a un desigual pu?ado de canciones¡ª, sobresale este corte poblado por espectros. Sobre una base de teclados palpitantes y vientos temblorosos, Georgia Hubley e Ira Kaplan, de Yo La Tengo, susurran desde el m¨¢s all¨¢ una letra minimalista pero poderosa: siete versos escasos en los que hablan de ¡°escapar en la noche / cayendo qui¨¦n sabe d¨®nde¡±, ¡°todav¨ªa en ning¨²n lugar / todav¨ªa sin llegar all¨ª¡±. Desde ese impreciso limbo, un lugar inquietante pero muy reconocible en estos tiempos, el tr¨ªo da una lecci¨®n magistral de romanticismo negro para nuestro siglo. ?LEX VICENTE

¡®Caroline¡¯ ¨C Arlo Parks

El primer disco de Arlo Parks, Collapsed in Sunbeams, llega precedido de elogios desmedidos, que han convertido a esta cantautora londinense de 20 a?os en portavoz oficiosa de la Generaci¨®n Z e incluso en una estrella musical en potencia. La sospecha de encontrarnos frente a una humanoide concebida sint¨¦ticamente con la ¨²nica misi¨®n de conectar con sus contempor¨¢neos ¡ªes afrobrit¨¢nica, bisexual y autora de un tema titulado ¡®Super Sad Generation¡¯¡ª, se desvanece al escuchar canciones como ¡®Caroline¡¯. El corte subraya sus dos principales bazas: un encanto vocal indiscutible y una notable capacidad para la descripci¨®n de sentimientos y situaciones a partir de una sencillez que desarma. Arlo Parks, seud¨®nimo de Ana?s Oluwatoyin Estelle Marinho, narra la ruptura callejera de una pareja hipster en un relato breve que empieza con un ¨¢pice de sorna, pero luego termina en drama. ¡±Caroline, te juro por Dios que lo intent¨¦¡±, gritar¨¢ el desesperado protagonista a su novia, ya convertida en ex, mientras la ve desaparecer calle abajo. ¡®Caroline¡¯ comienza como una canci¨®n de tarde veraniega, pero nos acaba recordando que seguimos en lo m¨¢s crudo del invierno. ?. V.

¡®¡®Tis the Damn Season¡¯ ¨C Taylor Swift

Ah, el regreso al hometown. Pocos mitos de la cultura estadounidense han dado tanto juego como la vuelta al pueblecito donde uno naci¨®, de Como un torrente a Bruce Springsteen, de Marilynne Robinson a Beautiful Girls. Taylor Swift saca provecho a esa figura po¨¦tica en una de las canciones de su nuevo disco, evermore, con el que cierra el celebrado d¨ªptico neorrural abierto con folklore, ambos producidos por el citado Aaron Dessner (The National). Swift sigue aqu¨ª la dramaturgia obligatoria del retorno a casa: la nostalgia por las vidas que no fueron, el inevitable escarceo con su novio del instituto y la reivindicaci¨®n de las esencias de la small-town America, en contraposici¨®n a la perversi¨®n moral que representa Los ?ngeles, donde reside la protagonista (?ficticia?) de la canci¨®n. Nada deber¨ªa funcionar en esta trillada vi?eta, como tampoco debi¨® triunfar la artificiosa conversi¨®n al cabin porn que suponen sus dos discos de 2020. Y, sin embargo, todo brilla en la canci¨®n como en los ¨¢lbumes, inscritos en un folk-pop comercial pero sofisticado y l¨ªricamente intachable, que incluso hace un gui?o a la road not taken de Robert Frost, ese camino no elegido que algunos pasar¨¢n media vida lamentando. Canciones como esta nos permiten dejar de sentir verg¨¹enza al reconocer lo que ya sab¨ªamos, en nuestro fuero interno, desde los tiempos en que solo la escuchaban los futuros asaltantes del Capitolio: que Taylor Swift ten¨ªa talento. ?. V.

¡®Lo Vas a Olvidar¡¯ ¨C Billie Eilish & Rosal¨ªa

Si en vez de una canci¨®n, Lo vas a olvidar fuese un c¨®mic, pongamos uno de superhero¨ªnas, estar¨ªamos hablando del crossover definitivo. Y si ya ponemos como tel¨®n de fondo la brillant¨ªsima Euphoria ¡ªen forma y fondo, el primer cl¨¢sico televisivo del siglo XXI, infinitamente m¨¢s que una oda a una generaci¨®n perdida ante un, ahora s¨ª, inevitable y real no future¡ª, la propulsamos al Olimpo de las canciones del momento. Pero, como lo que hay detr¨¢s no es instante sino una superdotaci¨®n extrema, el resultado es simplemente perfecto. Una ¨¦terea invocaci¨®n del angst adolescente, y no solo adolescente, sino de todo aquel que est¨¢ pidiendo algo que, con toda probabilidad, no va a cumplirse. En el verso que canta Eilish cuando dice ¡°Dame un beso y b¨¢jame de la cruz¡±, las texturas del sonido de una y otra se superponen, dando forma a algo nuevo, m¨¢s cercano al oscuro pop en loop de la de California que al flamenco-trap de la catalana. Y eso que Eilish canta casi todo el tiempo en espa?ol. Aunque son las ¨²nicas dos estrofas que canta en su idioma las que disparan una colaboraci¨®n que es, como todo lo que una y otra tocan, una cima inalcanzable reci¨¦n descubierta o, mejor, reci¨¦n inventada por ellas mismas. LAURA FERN?NDEZ

¡®Chemtrails Over the Country Club¡¯ ¨C Lana del Rey

Tan fascinante y evocadora como de costumbre reaparece Lana del Rey, elegante mascarilla perforada mediante ¡ªla ficci¨®n videoclipera parece aqu¨ª la menos elusiva de estos raros tiempos que vivimos¡ª, a lomos de un flamante Mercedes rojo descapotable, en el segundo adelanto de su s¨¦ptimo e inminente ¨¢lbum. El tono de este ¡®Chemtrails Over The Country Club¡¯ tiene mucho del tono casi m¨¢ntrico y poderosamente nost¨¢lgico de cada una de las piezas que compon¨ªan el impecable Norman Fucking Rockwell (2019), pero en una versi¨®n ligeramente expandida. Hay algo de asentamiento de ese perpetuo estado de gracia en el que vive instalada la neoyorquina, una seguridad pr¨¢cticamente infinita en ese glamuroso, elegant¨ªsimo, superior vintage pop suyo. La habitual flamante est¨¦tica sesentera de este mutante videoclip ¡ªatentos al giro hacia lo salvaje que se da en mitad de la canci¨®n¡ª y su gui?o a El Mago de Oz ¡ªen estos tiempos en los que no nos queda otro remedio que quedarnos en casa¡ª, amplifican su esteticista sonido, y el mensaje que recorrer¨¢ todo el ¨¢lbum: la sororidad ¡ªeste es un disco que dedica a sus amigas y hermanas¡ª y a lo ind¨®mito del power femenino. Como dice en un momento dado del corte, ¡°I¡¯m not unhinged or unhappy, I¡¯m just wild¡±. L. F.

¡®Matches¡¯ ¨C Britney Spears & Backstreet Boys

No es broma. Britney Spears y los Backstreets Boys, un par de cl¨¢sicos del mainstream de fin de siglo ¡ªsus noventas fueron ya los desesperados noventas finales¡ª, un par de cl¨¢sicos, por lo tanto, de la burbuja discogr¨¢fica de la ¨¦poca, publicaron a finales del marciano 2020 una canci¨®n juntos. Se titula Matches y se incluy¨® en la reciente reedici¨®n de Glory, ¨¢lbum que la malograd¨ªsima Spears public¨® en 2016. Y, aunque el tema hace lo posible por adaptarse a un siglo que no entiende, el resultado es floj¨ªsimo. Hasta cierto punto, incluso pat¨¦tico. Porque nada de aquello a lo que una y otros sonaron y que les hac¨ªa ¨²nicos en mitad del alud de boy bands y divas al por mayor de aquellos tiempos puede replicarse, sin complejos, en este, y precisamente si algo tienen unos y otra, en cuanto a productos, son complejos. Suena a machacona naftalina trance de estribillo imposible ¡ªes decir, impracticable como intento de estribillo¡ª, y a forzada y nada fluida superposici¨®n de voces. Ni siquiera nos queda el consuelo de verlos juntos, porque la cantante se ha negado a actuar ¡ªy eso incluye rodar videoclips¡ª hasta que su padre la libere. Porque su padre sigue teniendo el control de todo ¡ªincluida su persona¡ª, alegando que sigue sufriendo considerables problemas mentales. Eso s¨ª, a los Backstreet Boys, juguetes ya olvidados de un pasado lejan¨ªsimo, les ha hecho una ilusi¨®n tremenda. L. F.