¡®Horda¡¯, ni?os que dan miedo en un mundo sin palabras

La imaginaci¨®n catastrofista y dist¨®pica ha alimentado buena parte de los relatos literarios y audiovisuales contempor¨¢neos. Desde Zami¨¢tin, Huxley u Orwell hasta Margaret Atwood, William Gibson o los turbadores episodios de Black Mirror, la distop¨ªa ha operado agigantando en el espejo del futuro los rasgos desasosegantes del presente. Como una pesadilla, ha dado forma narrativa a las amenazas y los miedos de una sociedad en un momento dado, sea la disoluci¨®n de la individualidad, la persecuci¨®n de la libertad, la proscripci¨®n de la intimidad o, en fin, la deshumanizaci¨®n y esclavitud impuestos por el Estado o la tecnolog¨ªa. Ricardo Men¨¦ndez Salm¨®n hab¨ªa abordado el g¨¦nero con ¨®ptimos resultados en El Sistema (2016), una alegor¨ªa compleja donde el Narrador, un funcionario del Sistema con vocaci¨®n literaria, vigila la aparici¨®n de los Ajenos.

Ese mismo esquema lo reencontramos en Horda, el de un encargado de vigilar una granja de monos (?l) que, al descubrir la disidencia (una lectora), se rebela contra la mutilaci¨®n de su condici¨®n humana (la prohibici¨®n de las palabras), si bien en esta novela la descripci¨®n del sistema de control y represi¨®n se reduce a los elementos m¨ªnimos para configurar un mundo esquem¨¢tico. Los ni?os han tomado el poder y han proscrito el uso del lenguaje, oral o escrito, hartos de que los adultos corrompieran las palabras reduci¨¦ndolas a herramientas de enga?o y manipulaci¨®n. La proscripci¨®n de las palabras ha comportado el exterminio de la alegr¨ªa y la risa. El habla y el j¨²bilo han sido reemplazados por la presencia ubicua de las im¨¢genes que proyecta Magma (met¨¢fora del sistema de control omn¨ªmodo) en un flujo ininterrumpido a trav¨¦s de enormes pantallas, tanto en el espacio p¨²blico como en los hogares. En la calle, ni?os cl¨®nicos, serios y severos, practican controles de experiencia mediante un dispositivo electr¨®nico, el Tesauro, que detecta las desviaciones y las castiga con la desmemoria o con la ejecuci¨®n instant¨¢nea. Privado del habla, el protagonista queda fascinado al encontrar una lectora que se revelar¨¢ como una resistente secreta, aferrada al logos y a la risa, y ese encuentro casual activa la delgada peripecia de la novela en la que es imposible no vislumbrar la fantas¨ªa poshumana de El planeta de los simios.

La amenaza y el miedo a los que responde esta par¨¢bola no son los que inspira una cultura basada en la imagen y la tecnolatr¨ªa ¡ªque tambi¨¦n, por supuesto, y basta pensar en la atroz invenci¨®n del Metaverso de Zuckerberg¡ª, sino, ante todo, los que se derivan de la adulteraci¨®n capciosa del lenguaje, de la mentira imp¨²dica, del bastardeo y enfangamiento de los conceptos m¨¢s nobles. Esto es, de cierto lenguaje pol¨ªtico y medi¨¢tico actual, violentado sin complejos y disociado de su significaci¨®n y referentes leg¨ªtimos. Men¨¦ndez Salm¨®n lo resume en una imagen rotunda: ¡°cerdos sacando lustre a la l¨¢mpara maravillosa¡±. Es inveros¨ªmil una sublevaci¨®n infantil contra la depravaci¨®n de la palabra, como lo es la imposici¨®n subsiguiente de un r¨¦gimen de silencio, pero esta distop¨ªa siniestra, que no aspira a la verosimilitud, resulta plausible literariamente. Sin palabras no hay narraci¨®n y sin narraci¨®n no hay identidad ni memoria, pero sobre todo no hay alojamiento para la alegr¨ªa (lo explica la lectora en el desahogo que ocupa el centro de la novela) ni v¨ªa para el conocimiento.

Con el tono solemne y el¨ªptico que caracteriza al autor, bordeando la altisonancia y un lirismo no siempre atinado, Horda da en la diana del grav¨ªsimo problema de la artera tergiversaci¨®n del lenguaje. La novela no ofrece perspectivas optimistas ¡ªni es su tarea ni ser¨ªa¡ª, pero da que pensar y creo que eso, que no es frecuente, s¨ª era prop¨®sito del autor.

Horda

Autor: Ricardo Men¨¦ndez Salm¨®n.

Editorial: Seix Barral, 2021.

Formato: tapa blanda (122 p¨¢ginas, 17 euros) y e-book (9,99 euros).

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