Lo nuevo de Dolly Parton, Stromae, Los Planetas y otros discos
Los cr¨ªticos musicales de ¡®Babelia¡¯ seleccionan los ¨¢lbumes m¨¢s destacados de las ¨²ltimas semanas
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El cerebro y el coraz¨®n
Por Fernando Navarro
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Dolly Parton
Butterfly / Universal
¡°Hay un cerebro debajo de este pelo y un coraz¨®n debajo de estas tetas¡±. Es una de las frases m¨¢s memorables de Dolly Parton, una de las voces m¨¢s importantes del country desde que despunt¨® en los setenta como una joven cantante que era mucho m¨¢s que una cara bonita. A sus 76 a?os, la frase sigue vigente: Parton es un cerebro y un coraz¨®n trabajando a toda marcha y en perfecta sinton¨ªa. Lo vuelve a demostrar en su nuevo ¨¢lbum de estudio, Run, Rose, Run, que se suma a una discograf¨ªa que ya roza el medio centenar de referencias.
La industria del country siempre ha necesitado de rubias radiantes a las que vestir con sus tradicionales trajes de gala para vender canciones sobre corazones rotos. Parton, fabricada con ese molde, se carg¨® todos los t¨®picos y se consagr¨® como una de sus grandes compositoras. Desde el primer d¨ªa se sali¨® del carril principal y se junt¨® con Porter Wagoner, uno de los grandes compositores de Nashville, con el que public¨® una serie de discos de sus canciones que refrescaron el repetitivo panorama del g¨¦nero. Se deshizo, con su dulce fiereza, de las ataduras estil¨ªsticas y supo construir un discurso propio, de reivindicaci¨®n femenina y aire chulesco, en ¨¢lbumes tan contundentes como Coat of Many Colors, Jolene y The Bargain Store.
Desde entonces, tras vaivenes entre los ochenta y el nuevo siglo, no ha hecho otra cosa que fomentar su marca propia. Es due?a de los derechos de todas sus canciones, ha escrito libros de ensayo, memorias y de autoayuda, produce programas televisivos y ha creado marcas de comida, tecnolog¨ªa y hasta un parque tem¨¢tico llamado Dollywood. Aunque, m¨¢s all¨¢ de su figura p¨²blica, es en la dimensi¨®n musical por la que conviene reivindicarla. Tras varios ¨¢lbumes navide?os, infantiles y los de bandas sonoras salidos en el ¨²ltimo lustro, Run, Rose, Run es un nuevo motivo para valorar a esta compositora notabil¨ªsima. El disco viene con un concepto detr¨¢s: narra una historia inspirada en una novela de intriga escrita por Parton junto a James Patterson, autor de superventas policiacos, que protagoniza la historia de una aspirante a cantante en busca y captura.
Su fuga es el motor de un relato de aire campestre que, en el disco, funciona de manera independiente. La huida invita a recorrer carreteras polvorientas, campos de ma¨ªz, riachuelos y caba?as fuera de los mapas. Por momentos, est¨¢ demasiado arraigado a las ra¨ªces, con un tufo a las producciones comerciales de Nashville, nunca del todo superadas en la obra de Parton. Hay coros muy grandilocuentes y cuerdas empalagosas, como en ¡®Secrets¡¯ o ¡®Love or Lust¡¯. Pero, al final, el conjunto resiste con la emoci¨®n balad¨ªstica de las composiciones m¨¢s profundas, como el sabor apalache de ¡®Blue Bonnet Breeze¡¯ y la preciosa ¡®Demons¡¯, cantada junto a Ben Haggard, hijo del outlaw Merle Haggard. Tambi¨¦n tira de buena aceleraci¨®n hillbilly, como en ¡®Run¡¯ o ¡®Firecracker¡¯. Con Run, Rose, Run, Parton sigue trabajando su marca personal y revalida esa cita c¨¦lebre sobre lo que esconde su cabellera, a la espera del gran disco crepuscular que, sin lugar a dudas, acabar¨¢ firmando alg¨²n d¨ªa.
Stromae contiene multitudes
Por Javier Losilla
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Stromae?
Mosaert / UMF /Polydor
¡°La solter¨ªa me hace sufrir de soledad, la vida en pareja me hace sufrir de hast¨ªo¡±. Stromae, alias del m¨²sico belga Paul Van Haver, no se anda por las ramas cuando de narrar el vaiv¨¦n cotidiano se trata. Directo en la escritura y juguet¨®n con el punto de vista ¡ªque cambia seg¨²n el personaje que cuenta la historia¡ª, el cantante belga habla de amores rotos, desilusiones, inclinaciones suicidas, explotaci¨®n laboral, derechos de las trabajadoras del sexo¡ Stromae no es la voz que clama en el desierto, sino la prodigiosa garganta universal del siglo XXI. Ahora, casi una d¨¦cada despu¨¦s de registrar Racine carr¨¦e, aquel exitoso segundo ¨¢lbum con el que dio varias vueltas a la canci¨®n francesa en 2013 (y que inclu¨ªa temas tan celebrados como ¡®Formidable¡¯, ¡®Papaoutai¡¯ o ¡®Ta f¨ºte¡¯), vuelve con el disco de todos los discos: Multitude. Asistido por su hermano Luc Van Haver, el m¨²sico y productor Moon Ellis y el arreglista Bruno Letort, Stromae ofrece una docena de canciones de s¨®lida factura y arreglos espectaculares; composiciones de construcci¨®n transversal armadas con referencias m¨²ltiples. En ellas entran en juego la muy nutrida Orquesta Nacional de B¨¦lgica, instrumentos como el charango, el ney, la zurna, el clave y el viol¨ªn chino, un coro b¨²lgaro, la electr¨®nica¡ As¨ª, en ¡®Invaincu¡¯, voces de atm¨®sfera africana se enredan con el rap; en ¡®Sant¨¦¡¯, la cumbia baila con un reguet¨®n de ritmo cambiado, y todo parece devenir en una coladeira de Cabo Verde. Un clima coral afropop da vida a la solemne ¡®Solassitude¡¯; un inicio barroco se anticipa en ¡®Fils de joie¡¯ a un Stromae transfigurado tanto en un Brel moderno como en un int¨¦rprete subsahariano, y ¡®C¡¯est que du bonheur¡¯ tiene un subid¨®n de pulsaci¨®n latina. En ¡®Pas vraiment¡¯ asoman aromas orientales, mientras que ¡®Mon amour¡¯ huele al Caribe franc¨¦s. Dylan jug¨® a ser Walt Whitman con su canci¨®n ¡®I Contain Multitudes¡¯. Stromae no menciona al autor de Hojas de hierba, pero bien merecer¨ªa quedar vinculado, de ahora en adelante, al m¨¢s popular de sus versos.
Destroyer, un cl¨¢sico expandido
Por Xavi Sancho
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Destroyer
Merge-Popstock!
En 2011, el canadiense Dan Bejar dio un giro a su carrera y abandon¨® el indie folk para entregarse al pop sofisticado de los ochenta, al que le insufl¨® inteligencia, capacidad para dibujar curvas y una voz que va del nerviosismo previo al Lexatin a la falsa calma posterior a su ingesta. Un pu?ado de discos m¨¢s tarde, en los que ha ido coloreando el paisaje que esboz¨® con Kaputt, llega este Labyrinthitis. Ser¨ªa osado decir que es mejor que aquel cl¨¢sico, pero se puede afirmar que da por completado aquel universo y se dispone a expandirlo. Temas como ¡®June¡¯ o ¡®Tintoretto It¡¯s for You¡¯ son barbaridades en las que se encuentran New Order o The Cure. Como debe ser, aqu¨ª los temas lentos son alegres y los temas bailables son deprimentes hasta romperte el alma y las caderas.
Johnny Marr, evoluci¨®n con sentido
Por Beatriz G. Aranda
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Johnny Marr?
BMG
Una estrategia para escuchar novedades es acudir a las canciones con m¨¢s escuchas en las plataformas de streaming. En el caso de lo nuevo de Johnny Marr, un doble ¨¢lbum con 16 temas, los tres ganadores ser¨ªan ¡®Spirit Power and Soul¡¯, ¡®Receiver¡¯ y ¡®Tenement Time¡¯. El primero va a lo seguro: un euf¨®rico y mancuniano tema que recuerda a New Order. En ¡®Receiver¡¯ escuchamos un registro vocal at¨ªpico encajado en una pegadiza melod¨ªa; y el tercero, tal vez el mejor del disco, refleja c¨®mo ha desarrollado un vocabulario profundo del indie rock, ayudado de un sonido expansivo y poderoso. Marr no busca caricaturas de s¨ª mismo, sino una evoluci¨®n con sentido. ¡°Forever, forever is mine¡±, canta, aspirando certeramente a la eternidad.
Los Planetas, de lo local a lo global
Por Carlos Marcos
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Los Planetas?
El Ej¨¦rcito Rojo
Diez discos de Los Planetas ya, y ninguno que baje del notable. Una trayectoria sensacional que contin¨²a. Las canciones del agua est¨¢ dividido en dos partes. La primera, La local, la dedican a su tierra, Granada. Se abre con su canci¨®n m¨¢s larga, ¡®El manantial¡¯, 12 minutos y 23 segundos, basada en un poema de Lorca. Un tema crepuscular que no quieres que se acabe. Versionan a Carlos Cano (¡®La morralla¡¯) y al trapero granadino Khaled en una de las canciones del a?o, ¡®Se quiere venir¡¯. En la segunda parte, La global, analizan la situaci¨®n pol¨ªtica y social pand¨¦mica con un pop-rock menos habitual en los ¨²ltimos a?os. Atizan a todo el que ocupa una poltrona. Y se quedan a gusto. Entre el experimento y el clasicismo, les queda un trabajo fant¨¢stico. Otro¡
Brad Mehldau, excesivo y personal
Por Yahv¨¦ M. de la Cavada
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Brad Mehldau?
Nonesuch / Warner
El nuevo ¨¢lbum del portentoso pianista Brad Mehldau comparte algunos m¨²sicos, sonidos y tem¨¢tica religiosa con su Finding Gabriel (2019), tan ambicioso como err¨¢tico. En esta ocasi¨®n, el ¨¢nimo de rendir homenaje a las bandas de rock progresivo que lo marcaron en su adolescencia ayuda a equilibrar el repertorio: seguramente son las versiones de Rush, Gentle Giant o Periphery las mejores composiciones del ¨¢lbum. El jazz el¨¦ctrico de Mehldau cada vez est¨¢ m¨¢s pulido y aqu¨ª alcanza momentos redondos, incluso brillantes. Pero al pianista sigue cost¨¢ndole saber cu¨¢ndo parar, y el exceso (de duraci¨®n, de ideas, de ambici¨®n compositiva¡) vuelve a lastrar otro de sus ¨¢lbumes. ?Su triunfo? Que todo en ¨¦l, lo bueno, lo inspirado y lo pretencioso, suena personal.
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