La basura est¨¢ llena de arte de vanguardia
En la era del usar y tirar, una muestra refleja el af¨¢n de creadores convertidos en traperos por extraer lo po¨¦tico de lo desechado
En la cresta de la ola de la segunda revoluci¨®n industrial se gener¨® otro cisma, este art¨ªstico, indisolublemente ligado a ella. Dos oficios permutaron roles compartiendo materiales. El artista y el trapero. La muestra La segunda vida de las cosas esboza una mirada a ese momento de cambio e intercambio rastreando su origen en la Edad Media, cuando algunos creadores rescataron de la basura elementos con los que configurar los postizos de tallas.
El r¨¢pido aumento y urbanizaci¨®n de la poblaci¨®n que experiment¨® la Europa de finales del siglo XIX gener¨® la acumulaci¨®n del desecho, y con ello, de su recolector. Todo se aprovechaba. De las aceras de las calles se recog¨ªan trapos, huesos, vidrios o latas con los que luego se fabricaban papel, botones o fichas de domin¨®. Pero esta econom¨ªa circular dej¨® de tener sentido para el capitalismo, que no reconoce curvas, sino una ¨²nica recta: siempre adelante. La aparici¨®n de nuevos materiales, como la celulosa, releg¨® a la figura del trapero a la periferia, como atestigua el documental incluido en esta exposici¨®n, La z?ne. Au pays des chiffonniers (Georges Lacombe, 1928). Los buscadores de tesoros por entre los escombros, con la ropa tan agujereada y sucia como los objetos que recuperan, se pasean por las afueras de Par¨ªs mientras se construyen nuevos edificios. Los vertiginosos avances industriales pronto acabar¨ªan con la rentabilidad de la recaudaci¨®n, y los hallazgos del ropavejero entre la basura quedan hu¨¦rfanos. En ese instante aparece otro desclasado para pensar en una segunda vida de las cosas. El artista de vanguardia.
Fueron primero los cubistas quienes, en su empe?o por buscar maneras de contrariar a la academia y de violar el formato hasta entonces intocable del lienzo sobre bastidor, incorporaron materiales y objetos vulgares en el arte
Fueron primero los cubistas quienes, en su empe?o por buscar maneras de contrariar a la academia y de violar el formato hasta entonces intocable del lienzo sobre bastidor, incorporaron materiales y objetos vulgares en el arte. El collage se abr¨ªa a lo real mediante la incorporaci¨®n de hojas de peri¨®dico, hule o trozos de madera. Esta primera b¨²squeda de la presentaci¨®n sobre la representaci¨®n es visible en obras como Pintura-objeto (1960), de Joan Mir¨®, un trozo de tela pintada adherido a una madera con oxidados y enormes clavos, o los collages de Kurt Schwitters, apodado ¡°la papelera metaf¨ªsica de Hannover¡±. En el af¨¢n de equiparar arte y vida y de sustraer lo po¨¦tico de lo abandonado discurr¨ªan ?ngel Ferrant y Esteban Vicente, de quien se incluyen dos juguetes creados con madera, papel, alambre y clavo.
La indagaci¨®n de nuevos lenguajes y de otras superficies fueron las motivaciones del voraz Picasso, llamado por Jean Cocteau el rey de los traperos. En Estudios basados en otros artistas (1916), Picasso dibuja copias de cuadros ajenos sobre cajas de cerillas. Un retablo en miniatura que adem¨¢s certifica su permanente labor de copia e inspiraci¨®n de obras de otros pintores. La escultura de Manuel ?ngeles Ortiz Sin t¨ªtulo (1939), s¨ªntesis entre el cubismo y el expresionismo, con su amenazante silueta, es un ensamblaje de madera y hierro que compuso tras salir del campo de concentraci¨®n de Argel¨¨s-sur-Mer.
La fotograf¨ªa tambi¨¦n fue hogar de adopci¨®n del desecho y la basura. Los experimentos en el laboratorio de Salvador Dal¨ª y Brassa?, las Esculturas involuntarias, no eran sino billetes de autob¨²s, pastillas de jab¨®n o pasta dent¨ªfrica dispuestos frente al objetivo de la c¨¢mara, de forma que perd¨ªan su referencia para ampararse en una dimensi¨®n on¨ªrica. Con una misma intenci¨®n operaban Aho y Soldan con su fotograf¨ªa Sin t¨ªtulo (detritus) (1930), unos pedazos de papel jugando con sus sombras sobre el asfalto. Con el surrealismo el objeto abandonado ceder¨ªa su significado original para pasar a sugerir sensaciones de peligro, de terror y de confusi¨®n.
?Genera confusi¨®n esta exposici¨®n de arte de vanguardia en un museo de arte renacentista y barroco, el Museo Nacional de Escultura? Para Mar¨ªa Bola?os, comisaria de la muestra y exdirectora de la instituci¨®n, ninguna. Ha ideado una sala de transici¨®n entre la exhibici¨®n temporal y la colecci¨®n permanente del museo en la que, en una estanter¨ªa a modo de relicario, se re¨²nen elementos ins¨®litos utilizados por maestros del Barroco, como en el caso del Cristo yacente de Gregorio Fern¨¢ndez. Siempre con la intenci¨®n de lograr una mayor veracidad que potenciara el poder de devoci¨®n de las figuras, incorporaron materiales tan poco nobles como corcho, cuernos, pelo humano o cuerdas. Pocas personas conocen tan bien la colecci¨®n del museo como Bola?os, quien ya comisariara la audaz y reveladora exposici¨®n Almac¨¦n (2019), enfocada en el env¨¦s, la trastienda y lo oculto.
Parad¨®jicamente, el trabajo con los desechos en la vanguardia ha adquirido un valor, monetario e hist¨®rico, incalculable
Hay tambi¨¦n una subtrama, un mensaje velado en la inclusi¨®n de obras como una escena del mediometraje de Charles Chaplin The Pawnshop (Charlot, prestamista, 1916). En ella, Charlot trata de arreglar un reloj estropeado, pero su torpeza acaba con el aparato hecho trizas. Una alegor¨ªa de c¨®mo, con la revoluci¨®n industrial y el trabajo en cadena, el tiempo aceler¨® su ritmo, a una velocidad incluso destructiva. De c¨®mo ese intento por alargar la vida ¨²til de la m¨¢quina dej¨® de tener sentido con los inicios de la obsolescencia programada. Tanto en el extracto de esta pel¨ªcula como, por ejemplo, la fotograf¨ªa de Walker Evans Stamped Tin Relic (residuo de esta?o grabado), de 1929, son creaciones que deslizaron cr¨ªtica a la sobreacumulaci¨®n de forma temprana.
La segunda vida de las cosas nos enfrenta al contexto actual, en el que se aboga por el reciclaje industrial mientras se proh¨ªbe la recolecci¨®n de desechos. El artista europeo del siglo XXI ya no husmea en los contenedores, ni habita en los m¨¢rgenes. Es el tiempo del arte de usar y tirar. Parad¨®jicamente, el trabajo con los desechos durante la vanguardia ha adquirido un valor, monetario e hist¨®rico, incalculable. Esta muestra nos propone un recorrido que ayuda a entender el contexto art¨ªstico y econ¨®mico de la industrializaci¨®n, as¨ª como se?alar a un grupo de creadores capaces de convertir la basura en arte, aunque se habr¨ªa logrado una mirada m¨¢s panor¨¢mica y profunda con un espacio superior y un mayor n¨²mero de piezas.
¡®La segunda vida de las cosas¡¯. Museo Nacional de Escultura. Valladolid. Hasta el 17 de septiembre.
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