C¨®mo escribir cartas que jam¨¢s enviar¨¦ ha convertido mi mundo interior en un lugar m¨¢s apacible
Una psic¨®loga explica la magia de usar bol¨ªgrafo y papel para ordenar las emociones
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Son poco m¨¢s de las 23:00 horas y acabo de llegar a casa despu¨¦s de cenar con un par de amigos. En tiempos de pandemia toca recogerse temprano. De pronto, siento la imperiosa necesidad de coger una libreta de esas que se acumularon en la estanter¨ªa cuando todav¨ªa sal¨ªa a eventos y presentaciones. Elijo una espec¨ªfica, una hecha con papel reciclado y de gramaje grueso. Y un boli, un Pilot negro 0.7. Man¨ªas. ¡°Han pasado m¨¢s de dos a?os...", empieza la carta.
Unos minutos m¨¢s tarde, mi mano, que parece que fuese sola, decide que es momento de poner punto y final. Firmo y vuelvo al principio para escribir el nombre de la persona a la que van dirigidas esas once p¨¢ginas (tama?o A5, no nos vengamos arriba). Le pongo un ¡°querido¡± antes, pero lo tacho al instante. He acabado y siento alivio. Siento que he vomitado todo aquello que no me he atrevido a decirle cuando nos hemos visto. Y, lo m¨¢s importante, siento que he dado un portazo a una puerta que llevaba demasiado tiempo entornada. Ni lo suficientemente abierta como para que entre o salga nadie, ni lo suficientemente cerrada como para no ver a quien hay al otro lado.
Lo de escribir para desahogar sentimientos y sacar emociones no me lo he inventado yo. Se usa en terapias como la cognitiva conductual, esa que trata la forma en la que interpretamos las situaciones, c¨®mo reaccionamos ante ellas y las emociones que nos generan. Y es que esta t¨¦cnica, llamada escritura expresiva o psiconarrativa, cuenta con numerosos estudios que la respaldan y que concluyen que ayuda a curar y cerrar heridas. La Universidad de Berkeley (EE UU), por ejemplo, propone un ejercicio para superar retos emocionales que consiste en escribir cada d¨ªa los pensamientos m¨¢s profundos durante 15 minutos. Y maneras de escribir hay tantas como quieras: como diario, en forma de ep¨ªstola, a modo de lista... En mi caso, m¨¢s all¨¢ de conocer la teor¨ªa, nadie me ha aconsejado que lo ponga en pr¨¢ctica, as¨ª que me pongo en contacto con una experta para que me ilumine.
Al otro lado del tel¨¦fono, Elena Dapra, psic¨®loga cl¨ªnica y portavoz del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid (COPM), escucha mi historia. La de la carta y la que he vivido con la persona a la que va dirigida. Le explico que no es algo que haga habitualmente, pero que tampoco es la primera vez. ¡°Has empezado diciendo que lo haces cuando no han acabado bien las cosas con alguien. Cuando no has acabado bien con alguien es porque no has cerrado esa historia y los seres humanos necesitamos cerrar. Para eso sirve este ejercicio", me explica. Y a?ade que ¡°se suele usar en situaciones de duelo, en personas que no han podido despedirse de alguien¡±. Es decir, cuando la otra persona ha desaparecido de tu vida, sea de la manera que sea. ¡°Escribes diciendo lo que signific¨® para ti, lo que te hizo sentir, lo que qued¨® por decir¡±, contin¨²a.
A medida que vamos hablando me voy soltando, le cuento m¨¢s acerca de lo que he vivido y de lo que he escrito. En el papel quedan los detalles, desde nuestro primer encuentro hasta el ¨²ltimo. Lo que nos hemos dicho y lo que, al menos por mi parte, ha quedado por decir: ¡°Me has mareado, pero me he enganchado...¡±. Dapra no tarda en se?alarme que el cierre no es mi caso. Que, de hecho, mi historia no ha llegado a su fin. ¡°En realidad no quieres cerrar, pero la situaci¨®n te lleva a ello por cansancio. Y te lleva a querer tomar una decisi¨®n¡±.
Resulta que despedirse de alguien o poner punto y final no es el ¨²nico objetivo de esta t¨¦cnica. Cuando me lo dice, recuerdo para qu¨¦ m¨¢s la he usado. Todas las veces que he sentido la necesidad de sentarme a escribir lo que pienso han sido a causa de un conflicto con otra persona. Por ejemplo, esas discusiones de pareja en las que entras en bucle. En las que cuando te pones a hablar no acabas de ver una salida porque cada uno se enroca en lo suyo, y una vez en el centro de la vor¨¢gine tampoco acabas de decir todo aquello que piensas. ¡°La psiconarrativa en psicolog¨ªa es una variedad monol¨®gica de reproducci¨®n del pensamiento de forma directa", dice Dapra. Para que nos entendamos: "Sirve para que el cerebro reorganice la informaci¨®n. Es decir, es un m¨¦todo de autocontrol en el que ordenas tus ideas y tu discurso¡±, aclara.
De hecho, ¡°lo habitual es escribir en primera persona¡± (de ah¨ª lo de monol¨®gica). Busco aquellas notas antiguas que he escrito. ¡°Siento que...¡±, ¡°a m¨ª me parece...", ¡°yo quiero...¡±. Veo un patr¨®n. Aunque son muy diferentes a la carta que me ha llevado a hablar con Dapra, todas tienen en com¨²n esa manera de empezar las frases. "Es un ejercicio de toma de consciencia. Para quien escribes, en realidad, es para ti misma. Te ayuda a poner cosas en la balanza, a relacionar ideas que no est¨¢n hiladas en tu cabeza y a tomar decisiones¡±, me explica. Y, aunque en mi caso suela salir en situaciones de pareja, dice Dapra que puede valer tambi¨¦n para relaciones de amistad, familiares, laborales...
Me quedan dos dudas. La primera, ?por qu¨¦ hacerlo de noche en mi habitaci¨®n? ¡°Es necesario estar en calma¡±, me aclara. Es decir, no vale cualquier momento, y lo habitual es que sea a ¨²ltima hora o por la ma?ana. ¡°Son los momentos del d¨ªa en los que m¨¢s solemos reflexionar sobre lo que nos ocurre¡±. La ¨²ltima: aunque en mi d¨ªa a d¨ªa me dedique a escribir con el ordenador, para esto no me vale. ¡°?Por qu¨¦ a mano?¡±, le pregunto. ¡°Porque forma parte de ti, es como una extensi¨®n de tu interior. El port¨¢til no lo es¡±. En definitiva, son momentos, espacios y herramientas que favorecen la intimidad que requiere este tipo de escritura. Y por si pica la curiosidad, la carta no ha sido enviada. Probablemente nunca la recibir¨¢ ni escuchar¨¢ todo aquello que, por mi parte, ha quedado por decir. Pero yo me siento mejor.
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