Esguinces, torceduras y fracturas: as¨ª se destroza un tobillo a base de malos pasos y zapatos sueltos
Las lesiones en esa articulaci¨®n suman casi la tercera parte de las visitas a los traumat¨®logos
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Cuando el primer hom¨ªnido que pens¨® en caminar erguido se puso en pie, no pod¨ªa imaginar el trabajo que estaba a punto de darle a los tobillos de sus descendientes. En ese instante se escribi¨® un doloroso destino para las articulaciones del Homo sapiens: hasta el 30% de las lesiones del aparato locomotor le afectan de una manera u otra. Muchas de ellas se pueden prevenir con ejercicio (al menos, se puede conseguir que sean menos graves), otras son inevitables, incluso una consecuencia del deporte. Un mal paso o un calzado poco adecuado pueden ser suficiente para dejar un tobillo fuera de combate.
De todos los desenlaces posibles, hay una historia que se repite: el 85% de las lesiones de tobillo son esguinces. La causa suele ser un movimiento brusco, un golpe o una pisada en una superficie inestable que hace que el pie pierda el equilibrio y se tuerza involuntariamente. Normalmente lo hace hacia fuera, aunque tambi¨¦n puede suceder en el sentido inverso. Los s¨ªntomas son dolor, inflamaci¨®n y reducci¨®n de la movilidad. Los esguinces son m¨¢s habituales entre quienes tienen un arco muy pronunciado, lo que se conoce como pie cavo. Por el contrario, los pies planos tienden a dar guerra a las rodillas porque las obligan a trabajar en una posici¨®n forzada.
En lo que a anatom¨ªa se refiere, el origen de los esguinces est¨¢ en los ligamentos que mantienen unidos los huesos de la tibia y el peron¨¦ con el astr¨¢lago. Dichos ligamentos est¨¢n hechos de un tejido fibroso y el¨¢stico, y a ellos se debe que la articulaci¨®n se mantenga estable. ¡°Cuando hay un movimiento anormal y excesivo se pueden distender o desgarrar. Eso es lo que conocemos como esguince¡±, dice Guillermo Recatero, especialista en medicina del deporte en Corporis Advanced Therapies y miembro de Top Doctors.
No sabes hasta d¨®nde aguanta... hasta que te lo cargas
Dado que el esguince se produce cuando hay un movimiento r¨¢pido o un giro abrupto que acaba con una mala pisada, los jugadores de baloncesto y los futbolistas son los deportistas que m¨¢s papeletas tienen de sufrir esta lesi¨®n. A una distancia considerable les siguen los gimnastas y los atletas. Pero quienes no hacen deporte no se quedan fuera de la rifa, sobre todo cuando van haci¨¦ndose mayores. ¡°Tambi¨¦n si tenemos sobrepeso u obesidad, y mucho m¨¢s si ambas condiciones coinciden. Esto genera un valgo de rodilla, es decir, la rodilla no se alinea bien con el tobillo. En esta situaci¨®n, la pisada es m¨¢s inestable y hay un mayor sobresfuerzo en los ligamentos externos. Cualquier tropiezo o peque?a torcedura puede acabar en una lesi¨®n de peor pron¨®stico. Incluso en fractura¡±, advierte Recatero.
De hecho, las roturas ¨®seas no son patrimonio exclusivo de los mayores. Puedes destrozarte uno o varios huesos del tobillo siendo joven si practicas deportes de alto impacto, por razones obvias. Lo que es m¨¢s dif¨ªcil de entender es que pueden llegar solo por caminar. ¡°Despu¨¦s de una caminata larga, si no se tiene el h¨¢bito, puede producirse una fractura por estr¨¦s en el pie¡±, advierte el traumat¨®logo Mikel Aramberri, director de la Cl¨ªnica Alai. Suelen surgir cuando las articulaciones est¨¢n poco preparadas para tanto esfuerzo. A diferencia de cuando hay un golpe fuerte, la fractura avanza poco a poco hasta que el hueso se rompe al dar un paso normal.
Tambi¨¦n puedes romperte el tobillo por saltar desde una gran altura, o por apoyar mal al caer. Los fragmentos rotos pueden quedarse en su sitio o desplazarse, lo que complica el tratamiento. Si hay suerte y ninguna pieza se ha movido de su sitio, puede que te libres del bistur¨ª. A cambio, es probable que te toque usar muletas entre 6 y 8 semanas, aproximadamente. La rotura significa que tardar¨¢s unos 4 meses en empezar a hacer vida normal, y en torno a un a?o y medio en practicar deporte sin problemas significativos. En caso de requerir cirug¨ªa, los plazos suelen acortarse: de un mes a un mes y medio de recuperaci¨®n puede ser suficiente. En la tercera edad, la osteoporosis, la p¨¦rdida del equilibrio y el deterioro de las articulaciones hacen que la fractura de tobillo sea el tercer tipo m¨¢s frecuente, tras las de cadera y mu?eca.
Las hormonas y la moda tambi¨¦n enredan
El tobog¨¢n hormonal que experimenta el cuerpo de las mujeres a lo largo del ciclo menstrual hace que haya d¨ªas en los que son especialmente vulnerables a torceduras o esguinces. En concreto, los anteriores a la ovulaci¨®n, debido a un pico de estr¨®genos y relaxina, dos hormonas que reducen la tensi¨®n ligamentosa. Por precauci¨®n, son d¨ªas en los que es mejor no abusar de los tacones demasiado altos.
El consejo puede extenderse al resto de las jornadas. ¡°En general, el zapato alto no es buen amigo del pie. Genera una marcha m¨¢s inestable, tanto m¨¢s si la mujer tiene el pie cavo. Esta situaci¨®n favorece la aparici¨®n de esguinces. Por no hablar de la sobrecarga en la zona metatarsal (la zona de los dedos). Con un tac¨®n de 10 cent¨ªmetros, m¨¢s del 90 por ciento del peso del cuerpo se apoya solo en esa zona. Por eso tambi¨¦n aparecen durezas (la piel se refuerza como respuesta a esa sobrecarga) o juanetes¡±, apunta el pod¨®logo V¨ªctor Alfaro, director de Podoactiva. Otro de los ¡®regalos¡¯ de los stilettos es que se ¡®acorta¡¯ la musculatura posterior de la pantorrilla. Por eso las mujeres tienen m¨¢s tendencia a padecer fascitis plantar¡±, lo que se traduce en dolor intenso en la zona interna del tal¨®n.
Tampoco es buena idea abusar de los zuecos, los mules (su versi¨®n estilizada para vestir) y las chanclas, ni llevar las zapatillas de estilo urbano demasiado anchas, incluso con los cordones sin anudar. ¡°El calzado debe ir bien sujeto al pie mediante los cordones. De hecho, los corredores a veces olvidan pasar los cordones por los ¨²ltimos ojales de la zapatilla, que son los que m¨¢s aseguran el tobillo y dan estabilidad al pie. En caso de que el pie tenga mucho arco, podemos dejar los cordones m¨¢s holgados en la zona del mediopi¨¦¡±. Alfaro apunta un error habitual: ponerse o quitarse las zapatillas sin desatar los cordones. ¡°Forzamos el contrafuerte, que es la parte destinada a asegurar la sujeci¨®n y estabilidad del tobillo¡±. La consecuencia de hacer las cosas a lo bruto son m¨¢s papeletas para una torcedura o esguince.
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