El enigma de la llegada de los primeros humanos modernos a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Una investigaci¨®n sit¨²a a los ¡®Homo sapiens¡¯ en una cueva portuguesa 5.000 a?os antes de lo que se pensaba
Millones de personas acuden cada a?o al Santuario de F¨¢tima, en el centro de Portugal, para buscar respuestas a sus inquietudes. Es un lugar considerado milagroso porque tres ni?os aseguraron, hace un siglo, que hab¨ªan visto all¨ª a la Virgen Mar¨ªa echando chorros de luz por las manos. La aparici¨®n les dijo a los chavales ¡ªtres pastorcillos pobres¡ª que si aceptaban el sufrimiento y rezaban ¡°muchos rosarios¡± ir¨ªan al cielo, seg¨²n el relato oficial. Los que no se conforman con este tipo de explicaciones, sin embargo, pueden caminar 10 kil¨®metros m¨¢s, hacia el sur de F¨¢tima, hasta la cueva de Lapa do Picareiro, un yacimiento en el que los cient¨ªficos buscan respuestas a dos de las grandes preguntas de la humanidad: qui¨¦nes somos y de d¨®nde venimos.
Hace unos 46.000 a?os, los Homo sapiens ¡ªlos humanos modernos surgidos en ?frica m¨¢s de 200.000 a?os antes¡ª llegaron a las puertas de Europa oriental. El continente estaba entonces dominado por los neandertales, otra especie humana m¨¢s corpulenta y, sin duda, tambi¨¦n inteligente. En unos pocos miles de a?os, no obstante, aquellos grupos de hombres y mujeres se extendieron desde los Balcanes siguiendo la cuenca del r¨ªo Danubio y la costa mediterr¨¢nea. Los sapiens conquistaron f¨¢cilmente toda Europa hasta que, seg¨²n la teor¨ªa cl¨¢sica, se frenaron al llegar a la cuenca del r¨ªo Ebro, que supuestamente se habr¨ªa convertido en una frontera natural durante cinco milenios entre los humanos modernos, al norte, y los neandertales, al sur, hace entre 42.000 y 37.000 a?os. La pen¨ªnsula era entonces el ¨²ltimo refugio de los neandertales, ya al borde de la extinci¨®n.
La cueva de Lapa do Picareiro no cuadra con este relato. Un equipo de investigadores, encabezado por el arque¨®logo estadounidense Jonathan Haws, ha encontrado all¨ª herramientas de piedra caracter¨ªsticas de los humanos modernos y con una antig¨¹edad de entre 41.000 y 38.000 a?os, unos cinco milenios m¨¢s de lo que se contemplaba hasta ahora en el occidente ib¨¦rico. Los Homo sapiens, afirman Haws y sus colegas, no se detuvieron ante el r¨ªo Ebro, sino que se extendieron por la pen¨ªnsula ib¨¦rica como ya lo hab¨ªan hecho por el resto de Europa, ¡°en un abrir y cerrar de ojos desde el punto de vista geol¨®gico¡±.
Los an¨¢lisis gen¨¦ticos muestran desde hace a?os que todas las personas con ancestros europeos tienen alrededor de un 2% de su ADN de origen neandertal. Las dos especies tuvieron hijos en com¨²n en algunos momentos, pero no hay ninguna evidencia de que eso ocurriera en la pen¨ªnsula ib¨¦rica. ¡°Hasta ahora no hay pruebas claras de que los neandertales y los Homo sapiens coexistieran en las mismas regiones de la pen¨ªnsula, ni de que se cruzaran y tuvieran hijos. Pero nuestros resultados muestran un escenario m¨¢s complejo, con los Homo sapiens deambulando por el sur antes de lo que se pensaba¡±, explica la arque¨®loga Sahra Talamo, la investigadora de la Universidad de Bolonia (Italia) que ha fechado los restos.
Su investigaci¨®n, publicada en la revista PNAS, plantea que los humanos modernos quiz¨¢ se encontraron a su paso con algunos grupos de neandertales residuales, pero la mayor parte de la pen¨ªnsula estar¨ªa ya vac¨ªa, posiblemente por cambios clim¨¢ticos. El territorio se habr¨ªa convertido as¨ª, durante unos pocos milenios, en una especie de mosaico, con zonas ocupadas por neandertales y otras habitadas por sapiens, seg¨²n los autores. El arque¨®logo portugu¨¦s Jo?o Zilh?o, padre de la teor¨ªa de la frontera del Ebro en 1991, no acepta los nuevos datos y afirma que pronto publicar¨¢ ¡°una refutaci¨®n detallada¡±. Su hip¨®tesis sigue siendo que el r¨ªo y las monta?as del Sistema Ib¨¦rico funcionaron como una barrera que impidi¨® el intercambio de personas, de sexo y de ideas entre los sapiens y los neandertales. Las respuestas siempre son m¨¢s sencillas en el Santuario de F¨¢tima que en la ciencia.
¡°Hasta ahora no hay pruebas claras de que los neandertales y los ¡®Homo sapiens¡¯ coexistieran en las mismas regiones de la pen¨ªnsula", explica la arque¨®loga Sahra Talamo
Pese a las reticencias de Zilh?o, investigador de la Universidad de Barcelona, la cueva de Lapa do Picareiro no es el ¨²nico yacimiento que pone en duda la hip¨®tesis del Ebro. El a?o pasado, un equipo espa?ol public¨® el hallazgo en la cueva malague?a de Bajondillo de herramientas caracter¨ªsticas de los humanos modernos, con una antig¨¹edad de unos 44.000 a?os. Otros cient¨ªficos mostraron entonces su incredulidad, pero los autores de aquel descubrimiento se ven ahora reforzados. ¡°El r¨ªo Ebro era una frontera ficticia. Hay que desechar esa idea¡±, propone la prehistoriadora Mar¨ªa Dolores Sim¨®n, de la Universidad de Sevilla.
Sim¨®n, investigadora de la cueva de Bajondillo, asegura que pronto se conocer¨¢n m¨¢s yacimientos de humanos modernos de ¨¦pocas similares en Granada y Guadalajara. ¡°Hay que estudiar c¨®mo se relacionaron los sapiens con los neandertales en la pen¨ªnsula. La hibridaci¨®n entre las dos especies est¨¢ muy clara en Pr¨®ximo Oriente. All¨ª no hubo un conflicto b¨¦lico, hubo un contacto cordial, m¨¢s cordial imposible: tuvieron descendencia juntos. Pero eso ocurri¨® en Pr¨®ximo Oriente, aqu¨ª no se ha visto. Quiz¨¢ no se llegaron a encontrar nunca en la pen¨ªnsula, porque los neandertales ya se hab¨ªan extinguido¡±, hipotetiza la prehistoriadora.
Antes de Bajondillo y Lapa do Picareiro, los yacimientos sapiens m¨¢s antiguos en la pen¨ªnsula ¡ªel murciano Abrigo de la Boja y la alicantina Cova de les Cendres¡ª no superaban los 37.000 a?os. ¡°Con los datos que hab¨ªa anteriormente, la hip¨®tesis de la frontera del Ebro era plausible. Ya no se mantiene¡±, coincide Francisco Jos¨¦ Jimenez, un paleoclimat¨®logo del CSIC en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra.
Jim¨¦nez, tambi¨¦n investigador en la cueva de Bajondillo, cree que ese yacimiento malague?o sugiere que los humanos modernos utilizaron la ruta mediterr¨¢nea para avanzar por la pen¨ªnsula. ¡°Una vez que te has adaptado a la vida costera, la costa es como una autopista¡±, reflexiona. ¡°El problema es que entonces el nivel del mar estaba m¨¢s bajo y ahora esos yacimientos que nos permitir¨ªan conocer la expansi¨®n costera estar¨¢n 100 metros bajo el agua¡±, lamenta Jim¨¦nez.
La arque¨®loga italiana Sahra Talamo insta por su parte a ¡°intensificar¡± la b¨²squeda de yacimientos a lo largo del r¨ªo Tajo y el interior de la pen¨ªnsula. ¡°Expandir el ¨¢rea de investigaci¨®n aumentar¨¢ las posibilidades de encontrar m¨¢s lugares visitados por los Homo sapiens durante su temprana expansi¨®n hacia Portugal¡±, opina.
La arque¨®loga Carolina Mallol cree que el nuevo estudio de Lapa do Picareiro es ¡°valioso¡±, pero es muy cautelosa. ¡°Es una cueva. Y las cuevas son muy problem¨¢ticas estratigr¨¢ficamente. Tienes una sucesi¨®n de estratos, pero es posible que uno de esos estratos sea el mismo que el que est¨¢ debajo, solo que procede de una esquina de la cueva: vino un aguacero, trajo un mont¨®n de lodo con piedras y lo puso encima¡±, advierte Mallol, de la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife).
Otro de los problemas, subraya la arque¨®loga, es que en Lapa do Picareiro no hay restos humanos, solo herramientas de piedra. ¡°La gran asunci¨®n es que esa industria l¨ªtica est¨¢ hecha por Homo sapiens, pero no est¨¢ demostrado¡±, advierte. Mallol hace un llamamiento a abrir la mente: ¡°La evidencia gen¨¦tica ya apunta a que hubo contacto entre Homo sapiens y neandertales. Es un hecho. Lo que falta es evidencia arqueol¨®gica de ese encuentro. En la pen¨ªnsula ib¨¦rica no hay un yacimiento en el que se demuestre que hubo contacto social entre ambas especies. ?D¨®nde y c¨®mo fue ese contacto? ?C¨®mo estamos tan seguros de que los ¨²ltimos neandertales de la pen¨ªnsula ib¨¦rica no estaban desesperados y cuando entraron los Homo sapiens se conocieron y hubo unos siglos de contacto en los que aprendieron tecnolog¨ªa nueva? ?C¨®mo puedes descartar eso?¡±.
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