Los ingredientes de la inteligencia humana
La encefalizaci¨®n, el mayor tama?o del cerebro humano respecto a otros primates, probablemente se debi¨® a la dieta, el uso de herramientas y la vida grupal
Cuando hace algunos a?os mi esposa y yo visitamos al eminente neurocient¨ªfico evolutivo John Morgan Allman en su laboratorio del Instituto Tecnol¨®gico de California (Caltech), lo primero que hizo fue abrir un frigor¨ªfico y mostrarnos un impresionante cerebro fresco de elefante de unos 4 kilos de peso. Asombrados, no perdimos la ocasi¨®n de preguntarle a tan acreditada autoridad si la inteligencia depende del tama?o del cerebro.
El cient¨ªfico de Caltech nos explic¨®, que, aunque los humanos, las marsopas, los elefantes y las ballenas, todos ellos considerados de alta inteligencia, son los animales que tienen los cerebros m¨¢s grandes, en la naturaleza son mucho m¨¢s abundantes los cerebros peque?os que los grandes, lo que parece contradecir la teor¨ªa darwiniana de la selecci¨®n natural de los m¨¢s aptos, pues los cerebros grandes, al hacer posible una mayor inteligencia y capacidad adaptativa, deber¨ªan abundar en la naturaleza. Pero resulta que los cerebros grandes tardan mucho en desarrollarse y madurar (9 meses de gestaci¨®n en los humanos), consumen mucha energ¨ªa (m¨¢s del 20 % de la de los humanos) y son muy complejas su anatom¨ªa y las conexiones internas entre sus neuronas, todo lo cual puede haber dificultado su expansi¨®n y multiplicaci¨®n.
Aunque las presiones ambientales y evolutivas no han sido las mismas en todos los casos, el tama?o del cerebro est¨¢ tambi¨¦n condicionado por el tama?o del cuerpo de cada especie animal. Las de mayor tama?o tienen tambi¨¦n mayores cerebros. Esa es la regla general, pero la sorpresa evolutiva en los mam¨ªferos la damos los humanos, ya que nuestro cerebro es bastante mayor de lo que deber¨ªa ser si su desarrollo hubiera seguido esa misma regla; es decir, si el cerebro humano pesara lo que le corresponde en relaci¨®n al tama?o cuerpo de nuestra especie. ?A qu¨¦ pudo deberse ese particular crecimiento?
La sorpresa evolutiva en los mam¨ªferos la damos los humanos: nuestro cerebro es bastante mayor de lo que deber¨ªa ser
El tama?o del cerebro de los primitivos hom¨ªnidos evolucion¨® de manera bastante r¨¢pida, triplic¨¢ndose en los ¨²ltimos mill¨®n y medio de a?os. La dieta alimentaria, el uso de herramientas, la socializaci¨®n y la vida grupal de esos hom¨ªnidos son factores importantes que, entre otros, debieron promover la activaci¨®n de los genes que hicieron que el cerebro humano creciera m¨¢s de lo esperable respecto a otros mam¨ªferos o primates. Esa diferencia en el desarrollo del cerebro respecto a la regla general es el llamado coeficiente de encefalizaci¨®n, mayor en nuestra especie que en cualquier otra y muy relacionado con la inteligencia.
Pero eso no es todo, porque el desarrollo y n¨²mero de neuronas de la corteza cerebral es tambi¨¦n causante principal de la mayor inteligencia de los humanos respecto a especies animales con un cerebro mayor. Al compararlas observamos que especies como el macaco Rhesus, cuyo cerebro pesa unos 70 gramos, tiene alrededor de 1,7 miles de millones de neuronas en su corteza cerebral, cifra que sube a 5,6 miles de millones en el elefante africano con un cerebro de unos 3 kilos, y a 9,1 miles de millones en el gorila occidental, cuyo cerebro pesa unos 380 gramos. Incluso as¨ª, nada que ver con la mayor e impresionante cifra de 16,3 miles de millones de c¨¦lulas nerviosas que tenemos los humanos en la corteza cerebral siendo el peso total de nuestro cerebro de unos 1350 gramos. Adem¨¢s, no es solo el n¨²mero de neuronas de la corteza cerebral lo que nos hace m¨¢s inteligentes, sino tambi¨¦n la compleja ramificaci¨®n de esas neuronas y sus interconexiones. El humano, podr¨ªamos decir, tiene un cerebro menos grande, pero m¨¢s compacto o menos esponjoso que el de otras especies como los elefantes o las ballenas.
La regi¨®n que m¨¢s se beneficia evolutivamente de ese particular crecimiento es la corteza prefrontal, situada en la parte m¨¢s anterior del cerebro y relacionada con las funciones intelectuales superiores, como el razonamiento, la soluci¨®n de problemas y la toma de decisiones. Esa corteza es mayor en el cerebro humano que en el de cualquier otra especie y ahora sabemos que en ella se expresan muchos genes que no lo hacen tan profusamente en otras partes del cerebro. En un meticuloso y reciente trabajo, Mikihito Shibata y otros investigadores de varias universidades han observado que esa m¨²ltiple expresi¨®n gen¨¦tica, causante posiblemente de las provechosas relaciones de esa corteza con otras partes del cerebro, podr¨ªa estar evolutivamente regulada por el ¨¢cido retinoico, una sustancia derivada de la vitamina A que es tambi¨¦n m¨¢s abundante en el cerebro humano que en cualquier otro.
El macaco Rhesus, con 1,7 miles de millones, el elefante africano, con 5,6 miles de millones, o el gorila, con 9,1 miles de millones, se quedan lejos de los 16,3 miles de millones de c¨¦lulas nerviosas que tenemos los humanos en la corteza cerebral
A un nivel no ya de especie, sino de individuos particulares, en 2004 los investigadores norteamericanos Jeremy Gray y Paul Thompson publicaron un ic¨®nico trabajo comparando datos m¨²ltiples (gen¨¦ticos, psicom¨¦tricos y cognitivos, adem¨¢s de neuroim¨¢genes). La investigaci¨®n puso de manifiesto que los gemelos monocig¨®ticos, al compartir el 100 % de sus genes, presentan vol¨²menes de sustancia gris en la corteza prefrontal mucho m¨¢s parecidos entre ellos que los dicig¨®ticos, que solo comparten el 50 % de sus genes, lo que nos dice que al menos una parte de la inteligencia de cada persona es gen¨¦ticamente heredada de sus progenitores.
No obstante, la heredabilidad total de la inteligencia observada en la mayor¨ªa de los estudios con gemelos se ha mostrado comprendida entre el 40 y el 80 %. Es decir, que, en cualquier caso, nunca heredamos toda la inteligencia que tenemos, solo una parte importante. Lo que significa que siempre hay un factor ambiental, sea la alimentaci¨®n, el lugar donde nos criamos y vivimos, la educaci¨®n que recibimos o todo ello a la vez, complementario del factor gen¨¦tico y determinante de la inteligencia de cada persona.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sue?o, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, ser¨¢n analizados en la convicci¨®n de que saber c¨®mo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las dem¨¢s personas.
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