La sequ¨ªa desploma la generaci¨®n hidroel¨¦ctrica hasta su nivel m¨¢s bajo en tres d¨¦cadas
En lo que va de a?o, los saltos de agua convencionales aportan la mitad de energ¨ªa que en 2021. Las centrales de ciclo combinado, obligadas a quemar m¨¢s gas para compensar esa merma
Los tent¨¢culos de la sequ¨ªa son casi infinitos. M¨¢s all¨¢ del obvio impacto sobre la fauna, la flora y los cultivos, la ausencia prolongada de precipitaciones y el bajo nivel de los embalses tambi¨¦n tienen una clar¨ªsima derivada energ¨¦tica: la generaci¨®n hidroel¨¦ctrica se ha hundido hasta m¨ªnimos de tres d¨¦cadas en Espa?a y amenaza con agravar la crisis europea de precios energ¨¦ticos.
Los embalses de Espa?a est¨¢n en estos momentos al 37,9% de su capacidad. Hace falta retroceder hasta 1995 para encontrar una situaci¨®n tan mala a estas alturas. Pero esta coyuntura ¡ªcon unos niveles de llenado de los pantanos muy por debajo de lo normal¡ª se arrastra desde mucho antes del verano, lo que ha supuesto que algunas cuencas del pa¨ªs, como la del Guadalquivir, arrastren importantes restricciones al regad¨ªo ya y, en algunas zonas, problemas en el abastecimiento urbano. Adem¨¢s, menos agua embalsada significa, tambi¨¦n, una menor capacidad de utilizaci¨®n de los saltos: entre el 1 de enero y el 15 de agosto, la producci¨®n de electricidad de estas centrales fue de menos de 11.400 gigavatios hora (GWh), la cifra m¨¢s baja desde 1992 y la mitad que la media para esa fracci¨®n del a?o desde entonces. A estas alturas de agosto, el a?o pasado las centrales hidroel¨¦ctricas hab¨ªan generado casi 22.600 GWh, pr¨¢cticamente el doble que ahora.
La brutal ca¨ªda en la aportaci¨®n de la hidr¨¢ulica (-49,6% interanual, seg¨²n los datos de Red El¨¦ctrica de Espa?a) y, en mucha menor medida, las de la solar t¨¦rmica (-8%) y la e¨®lica (-0,8%), arrastran consigo al conjunto de la generaci¨®n renovable, que no logra compensar el notable impulso de la solar fotovoltaica (+37%) y cae m¨¢s de un 8% desde principios de a?o. Todo, a pesar del sustancial crecimiento de la capacidad instalada. Y en una matriz el¨¦ctrica como la espa?ola, en la que los ciclos combinados son casi siempre los encargados de cubrir la brecha entre la generaci¨®n no gestionable ¡ªla renovable¡ª y la demanda, el descenso en la producci¨®n hidroel¨¦ctrica se traduce irremediablemente en un aumento en la generaci¨®n con gas natural, con un coste econ¨®mico mayor y un incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Golpe sobre los precios
El impacto sobre los precios ser¨¢ especialmente sustancial a partir del oto?o, cuando la generaci¨®n de electricidad con agua aumenta y marca el precio marginal (el que fija el coste de la luz para todas las fuentes que vierten en el mercado). ¡°En los meses de verano ning¨²n a?o se produce mucho con agua y las tecnolog¨ªas que marcan el precio marginal son otras. Desde octubre, en cambio, s¨ª afectar¨¢¡±, augura el analista energ¨¦tico Ignacio Gistau.
El tope al gas, el mecanismo que los gobiernos de Espa?a y Portugal han sacado adelante con el visto bueno de Bruselas y que fija un techo m¨¢ximo de precio en este combustible para la generaci¨®n de electricidad, permite reducir sustancialmente ese futuro impacto. Pero el amortiguador es solo parcial: donde s¨ª se notar¨¢, y no poco, es en la compensaci¨®n que lleva aparejada el mecanismo. Cuanta m¨¢s electricidad se produce con gas, mayor es ese ajuste, que tambi¨¦n abonan los consumidores.
¡°A corto plazo nos viene particularmente mal porque nos obliga a generar m¨¢s con gas, que es el colch¨®n para cubrir la demanda. El tope nos protege en una cierta medida, pero no dejaremos de pagar el sobrecoste de las centrales t¨¦rmicas utilizadas¡±, apunta Luis Atienza, expresidente de REE. Agosto es un mes de consumo bajo, por las vacaciones, pero a partir de septiembre, ¡°si no ha llovido antes, la compensaci¨®n va a crecer y se puede comer gran parte del beneficio del tope al gas¡±, sintetiza Gistau. ¡°Y el problema que puede haber es que los ciclos combinados no puedan cubrir todo el hueco que deja la hidroel¨¦ctrica, lo que obligar¨ªa a tirar de cogeneraci¨®n, m¨¢s costosa y que ahora est¨¢ pr¨¢cticamente parada¡±.
Los bombeos, al margen
La sequ¨ªa no afecta de una manera sim¨¦trica a toda la generaci¨®n hidroel¨¦ctrica. Las centrales reversibles, o de bombeo, aquellas que se valen de un circuito cerrado para turbinar el agua y obtener electricidad, quedan pr¨¢cticamente al margen: salvo por las p¨¦rdidas derivadas de la evaporaci¨®n, en su caso el recurso es infinito una vez que han conseguido llenar sus instalaciones. Esa realidad se refleja en las cifras: frente al descenso de generaci¨®n de la hidroel¨¦ctrica cl¨¢sica, la turbinaci¨®n crece casi un 15%.
¡°El bombeo no consume recurso h¨ªdrico y va a ser una pieza fundamental en los sistemas el¨¦ctricos del futuro. Aporta tanto flexibilidad como almacenamiento de energ¨ªa y, si se potencia, podr¨ªa permitir sustituir lo que periodos de sequ¨ªa m¨¢s prolongados te van a quitar en las grandes centrales hidroel¨¦ctricas¡±, apunta Atienza. ¡°Deber¨ªamos hacer un gran plan para impulsarlo, estableciendo el esquema retributivo que permita una recuperaci¨®n de la inversi¨®n con certidumbre. Cuanta m¨¢s e¨®lica y solar haya en el sistema, m¨¢s vamos a necesitarla¡±.
El expresidente de REE introduce, adem¨¢s, una segunda reflexi¨®n de medio y largo plazo: ¡°En un entorno futuro de menor disponibilidad de agua, ser¨¢ fundamental aprovechar los picos de generaci¨®n renovable para desalar. La electricidad va a ser muy barata en las horas de mucho sol y/o mucho viento, y podremos utilizar esos momentos para almacenar agua destinada a consumo humano, regad¨ªo o generaci¨®n hidroel¨¦ctrica; eso nos permitir¨¢ tanto resolver los problemas de disponibilidad de agua en las zonas m¨¢s secas como dar una flexibilidad adicional al sistema el¨¦ctrico¡±.
Fen¨®meno europeo
El zarandeo de la sequ¨ªa sobre el sector el¨¦ctrico no es un elemento ¨²nicamente espa?ol. En pa¨ªses menos acostumbrados a fases prolongadas de escasez de agua, como Francia o Alemania, este fen¨®meno est¨¢ haciendo estragos. En el primer caso, el mayor impacto es el que est¨¢n sufriendo las centrales at¨®micas, que necesitan agua para sus procesos de refrigeraci¨®n. ¡°Hay un precedente, en 2000 o 2001, cuando la sequ¨ªa afect¨® mucho a la nuclear francesa. Pero, a diferencia de ahora, fue un periodo mucho m¨¢s corto¡±, apostilla Gistau.
En Alemania, el problema es otro. Con el cauce de los r¨ªos Rin y Elba ¡ªsus dos principales v¨ªas fluviales¡ª en m¨ªnimos, las barcazas que transportan petr¨®leo y, sobre todo, carb¨®n, lo est¨¢n teniendo mucho m¨¢s dif¨ªcil para alcanzar su destino. En algunos casos, los armadores se est¨¢n viendo forzados a hacer el trasiego en buques de menor calado, que s¨ª pueden navegar en estas condiciones. Este cambio obligado encarece los fletes y, por tanto, tambi¨¦n el precio de ambas materias primas energ¨¦ticas.
Futuro m¨¢s complicado
?Y qu¨¦ nos espera en el futuro? El IPCC, el panel internacional de cient¨ªficos que sienta las bases del conocimiento cient¨ªfico sobre el cambio clim¨¢tico, advierte de que ¡°los riesgos en la disponibilidad f¨ªsica de agua¡± seguir¨¢n aumentando a medio y largo plazo en todas las regiones. Y, cuanto mayor sea el calentamiento que se alcance (en estos momentos, la temperatura media del planeta es 1,1 grados Celsius mayor respecto a los niveles preindustriales), mayores ser¨¢n esos riesgos. Debido a la reducci¨®n de los glaciares y de la nieve en el planeta, los cient¨ªficos pronostican una disminuci¨®n de ¡°la disponibilidad de agua para la agricultura, la energ¨ªa hidroel¨¦ctrica y los asentamientos humanos¡±. Y como consecuencia de los cambios en las precipitaciones y esa menor disponibilidad de agua se producir¨¢ una reducci¨®n de la productividad en el sector alimentario y energ¨¦tico.
Eso son las tendencias globales, pero cuando se baja al detalle para la regi¨®n mediterr¨¢nea, la situaci¨®n se complica a¨²n m¨¢s. ¡°En el sur de Europa, m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n estar¨¢ expuesta a la escasez de agua si se llega a los dos grados¡± de calentamiento, expone el IPCC. Si se alcanzan los tres grados, el riesgo se duplicar¨¢ y se esperan ¡°p¨¦rdidas econ¨®micas significativas en sectores dependientes del agua y la energ¨ªa¡±. Por cada grado de aumento, en el Mediterr¨¢neo se prev¨¦ una reducci¨®n del 4% de las lluvias.
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