El sombr¨ªo historial represivo de Egipto marca el inicio de la cumbre del clima de la ONU
Grupos de derechos humanos llevan meses alertando de las alarmantes condiciones y restricciones en las que se celebrar¨¢ la COP27 y piden que se exija una apertura a El Cairo
La cumbre de la ONU sobre cambio clim¨¢tico que se celebra desde el domingo hasta el d¨ªa 18 en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij podr¨ªa ser un congreso clave para el sur global. El evento se ha enmarcado como la COP de ?frica, y muchos pa¨ªses y grupos ecologistas quieren situar en el centro del debate una cuesti¨®n urgente y espinosa: la responsabilidad hist¨®rica de los pa¨ªses ricos en el cambio clim¨¢tico y su deuda con los pa¨ªses en desarrollo, que a menudo son los m¨¢s afectados a pesar de que su contribuci¨®n haya sido m¨ªnima. Sin embargo, organizaciones de derechos y activistas, y m¨¢s recientemente un grupo de expertos de la ONU, llevan meses alertando del dilema que representa celebrar esta cita, conocida como la COP27, en un pa¨ªs con un dilatado historial de violaciones de derechos humanos, draconianas restricciones a la sociedad civil, persecuci¨®n sistem¨¢tica de voces cr¨ªticas, y severas limitaciones a la prensa y a la libertad acad¨¦mica.
¡°Hay una correlaci¨®n directa entre el espacio que tiene la gente para discutir y exigir mejores pol¨ªticas y el ¨¦xito de [este tipo de] negociaciones¡±, se?ala Richard Pearshouse, director de la divisi¨®n de medio ambiente y derechos humanos de Human Rights Watch, y a?ade: ¡°No vamos a conseguir pol¨ªticas clim¨¢ticas ambiciosas sobre el fin de la financiaci¨®n de subsidios a los combustibles, la descarbonizaci¨®n de las industrias intensivas o el impacto del clima sobre los grupos m¨¢s vulnerables sin activistas, periodistas, grupos ecologistas y cient¨ªficos independientes que puedan subrayar la urgencia de estos asuntos¡±.
Uno de los aspectos de la cumbre que m¨¢s cr¨ªticas ha recibido ha sido el lugar que la va a alojar, ya que Sharm el Sheij es una ciudad de dif¨ªcil acceso para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n egipcia, pues la urbe se sit¨²a en el sur de la pen¨ªnsula del Sina¨ª, muy lejos de los grandes centros urbanos del pa¨ªs. Estas caracter¨ªsticas la han convertido en la opci¨®n predilecta de las autoridades egipcias para albergar conferencias internacionales exentas de movilizaciones sociales como contracumbres y protestas, muy habituales durante estos encuentros por el clima.
Para la COP27, el gobernador del Sur del Sina¨ª, Jaled Fouda, afirm¨® en una entrevista con la cadena local Sada Elbalad que han habilitado un espacio ¡°chic¡± en Sharm el Sheij para celebrar protestas. Pero avanz¨® que solo podr¨¢n acceder quienes se hayan registrado, y las directrices del lugar limitan las horas de acceso de diez de la ma?ana a cinco de la tarde. ¡°El espacio designado para protestas por las autoridades egipcias es una broma¡±, desliza Bahey eldin Hassan, director del Instituto de Estudios de Derechos Humanos de El Cairo. ¡°El enfoque de las autoridades egipcias sobre activismo y espacio c¨ªvico es sencillamente demasiado represivo como para permitir que se celebre una COP tradicional¡±, agrega.
En los d¨ªas previos al inicio de la cumbre, las autoridades han detenido al menos a 138 personas en distintas gobernaciones a ra¨ªz de una vaga llamada en las redes sociales que convoca a los egipcios a manifestarse por la situaci¨®n en el pa¨ªs el d¨ªa 11 de noviembre, coincidiendo con la COP27, seg¨²n han documentado 12 grupos de derechos locales. Otra de las medidas que ha generado quejas por limitar la accesibilidad a la conferencia ha sido un ¡°aumento coordinado¡± de las tarifas de hotel en Sharm el Sheij por las autoridades, seg¨²n ha explicado un grupo de expertos de la ONU, adelant¨¢ndose al inicio de la cumbre. Ante las cr¨ªticas recibidas, los organizadores han habilitado finalmente alojamientos m¨¢s asequibles, pero algunos activistas lamentan que se ha actuado demasiado tarde.
Por otro lado, al menos a cinco organizaciones egipcias independientes que llevan a?os en el punto de mira de las autoridades se les ha bloqueado el acceso a la cumbre. En este sentido, las acreditaciones a las COP pueden conseguirse por dos v¨ªas: solicitando el estatus de observador al ¨®rgano de la ONU responsable de estos eventos (la UNFCCC), o mediante admisiones ¨²nicas abiertas a organizaciones del pa¨ªs anfitri¨®n gestionadas en primera instancia a trav¨¦s del Gobierno.
Egipto recibi¨® el encargo de acoger la COP27 en noviembre de 2021, pero los plazos imposibilitaron que la sociedad civil del pa¨ªs llegara a tiempo de recibir el estatus de observador. Y seg¨²n ha explicado a EL PA?S en condici¨®n de anonimato un miembro de una de las organizaciones apartadas, el proceso extraordinario por el que el Gobierno ha permitido que varios grupos pidan la admisi¨®n ¨²nica solo se ha abierto a organizaciones elegidas a dedo. ¡°Por eso la COP27 va a estar llena de ONG controladas por el Gobierno¡±, se?ala. La lista de ONG admitidas por la UNFCCC incluye a 36 de Egipto, y solo una parece tener el estatus de observadora. El ministerio de Exteriores egipcio y la Presidencia de la COP27 no han contestado a las solicitudes de este medio para conocer su postura. Y la UNFCCC no ha aclarado si pueden garantizar que no se excluya a algunos grupos de la sociedad civil por motivos pol¨ªticos.
Los d¨ªas previos a su inicio, la COP27 ha ido adquiriendo tintes a¨²n m¨¢s orwellianos. La aplicaci¨®n m¨®vil oficial para el evento que ha desarrollado el Gobierno, por ejemplo, solo permite registrarse facilitando datos como el n¨²mero de tel¨¦fono y el de pasaporte. Y sus t¨¦rminos y condiciones detallan que la aplicaci¨®n podr¨ªa usar informaci¨®n como datos de localizaci¨®n y el acceso a la c¨¢mara, las fotos y el wifi por motivos de seguridad.
En esta l¨ªnea, el gobernador Fouda explic¨® en la anterior entrevista con Sada Elbalad que, bajo el pretexto de controlar a los conductores, han equipado 500 taxis en Sharm el Sheij con c¨¢maras que registran imagen y audio y que conectan con un centro de seguridad.
Los temores por este af¨¢n de vigilancia tienen adem¨¢s un precedente. En 2019, una cumbre en Sharm el Sheij de la Comisi¨®n Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, el principal ¨®rgano de la Uni¨®n Africana sobre derechos humanos, ya fue criticada por miembros de algunos grupos asistentes por las restricciones e intimidaciones recibidas.
¡°Normalmente, los Estados que acogen [sesiones de] la Comisi¨®n Africana suelen ser muy receptivos¡±, explica Diana Gichengo, que estuvo presente como miembro de la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Kenia (KHRC). ¡°As¨ª que en Egipto no esper¨¢bamos ese nivel de vigilancia e incluso agresividad de los agentes de seguridad¡±, a?ade la investigadora, que afirma que solo percibieron un cambio despu¨¦s de que los delegados expresaran su malestar.
Llamadas a la solidaridad
En un intento de aprovechar la atenci¨®n internacional que est¨¢ acaparando Egipto a ra¨ªz de la cumbre, 12 organizaciones de derechos del pa¨ªs han formado una coalici¨®n ad hoc para subrayar la necesidad de conectar justicia clim¨¢tica y libertades pol¨ªticas, pedir una COP27 inclusiva, y exigir la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos y el fin de la represi¨®n. El caso que m¨¢s inquietud genera es el del activista Alaa Abdelfat¨¢, uno de los presos pol¨ªticos m¨¢s conocidos del pa¨ªs, que lleva m¨¢s de 200 d¨ªas en huelga de hambre y que ha anunciado que cuando arranque la cumbre dejar¨¢ tambi¨¦n de ingerir agua.
Una petici¨®n que re¨²ne las anteriores demandas ha sido firmada por m¨¢s de 300 organizaciones y 1.000 individuos. Entre quienes han mostrado su apoyo figuran grupos como Amnist¨ªa Internacional y la Red de Acci¨®n Clim¨¢tica (CAN), y activistas como Greta Thunberg y Naomi Klein. Pero otros, como Greenpeace, han rechazado sumarse.
¡°Que Egipto acogiera la COP27 siempre iba a suponer un dilema moral para la comunidad de la justicia clim¨¢tica, y est¨¢ claro que durante meses se ha mantenido una conversaci¨®n sobre c¨®mo abordarlo¡±, se?ala el director de cine Omar Robert Hamilton, primo de Abdelfat¨¢ y activo en la campa?a. ¡°La propuesta de la coalici¨®n ha sido galvanizadora y clarificadora, y al final ha forzado esa conversaci¨®n a un ¨¢mbito m¨¢s p¨²blico¡±, concluye.
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