Una megaestrella¡ 400 a?os despu¨¦s
Alcal¨¢ de Henares se colapsa en el D¨ªa del Libro y en los actos de homenaje a su m¨¢s c¨¦lebre ciudadano
?Fue el m¨¢s grande de los escritores? ?Gan¨® a pulso o fue una extravagante exageraci¨®n la inclusi¨®n en el DNI de la coletilla Pr¨ªncipe de los ingenios??Naci¨® de verdad en Alcal¨¢ de Henares Miguel de Cervantes Saavedra o lo hizo en Alc¨¢zar de San Juan (Ciudad Real), donde aseguran que tienen otra acta bautismal con ese nombre? ?Y fue en 1547, como rezan los papeles alcala¨ªnos de la iglesia de Santa Mar¨ªa la Mayor o sucedi¨® en 1558, como sostienen los defensores de la tesis manchega?
?Es el Quijote el mejor personaje parido en la historia de la literatura y sus andanzas junto al panzudo Sancho la mejor novela de nuestro tiempo y de todos los dem¨¢s? Para gustos se hicieron colores.
?Qu¨¦ hac¨ªa hoy, s¨¢bado, una cuadrilla de chinos haci¨¦ndose fotos a las diez de la ma?ana junto a la estatua de la pareja m¨¢s famosa de los libros? ?Y un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas haciendo cola para entrar a ver la supuesta morada de Rodrigo Cervantes y Leonor de Cortinas, padres de la criatura? ?Y la se?ora Luisa, vecina del casco antiguo de Alcal¨¢ desde hace 38 a?os ("pero nunca hab¨ªa venido a la casa de Miguel", ¡ªMiguel es Cervantes¡ª, "chico, no s¨¦, siempre la falta de tiempo") insisti¨¦ndole al c¨¢mara de Telecinco para que la sacara, y que la sacara guapa, adem¨¢s? ?Qu¨¦ llevar¨¢ en la cabeza una ni?a de cinco a?os, Nerea Popescu, de 1? B, por ejemplo (autora de uno de los miles de cuadernos que colgaban sobre el jard¨ªn de entrada a la casa natal del genio), cuando el profesor le pide que escriba sobre el Quijote?
?Por qu¨¦ cunde siempre la sensaci¨®n de que, en d¨ªa as¨ª, en estas ma?anas de Premio Cervantes, solo los susodichos premios Cervantes (como Fernando del Paso con su demoledor, bello e iconoclasta discurso) y sus familiares, am¨¦n de alg¨²n irredento de la causa, est¨¢n realmente interesados por lo que ocurre en el paraninfo complutense m¨¢s all¨¢ de recordar viejas amistades y rencillas, establecer futuras citas "porque nos tenemos que poner al d¨ªa" o simplemente cumplir con el cargo, ya seas rey, presidente en funciones o jefe de la oposici¨®n en funciones? ?Por qu¨¦ el guateque de cada 23 de abril es un acto social en lugar de literario?
Y ?por qu¨¦ tantos honores a la bandera, tanto legionario y tanto himno en un lugar de cuyo nombre ma?ana domingo ya casi nadie quiere acordarse? ?Se entiende que por la condici¨®n de soldado herido del homenajeado, y no hablamos de Fernando del Paso, sino del propio Cervantes, militar herido por un arcabuzazo en el brazo izquierdo cuando guerreaba en Lepanto a las ¨®rdenes de Juan de Austria?
?Por qu¨¦ no sabemos a ciencia cierta si la cara de Cervantes en el retrato oficial de Juan de J¨¢uregui es de verdad la cara de Cervantes?
Y despu¨¦s de tanta pregunta, al grano. No sabemos casi nada del manco de Lepanto m¨¢s all¨¢ de su libro inmortal y de ah¨ª tanta interrogante, pero la ¨²nica verdad es que Alcal¨¢ de Henares parec¨ªa una de esas cl¨¢sicas fotos de paso de cebra en Manhattan donde la gente no cabe. Terrazas llenas, los comerciantes sacando sus mercanc¨ªas a la calle en una reedici¨®n de la hist¨®rica aljama alcala¨ªna, las cig¨¹e?as al sol en sus torres puntiagudas y las casetas de la feria del libro atiborradas de visitantes, no es tan seguro que de compradores.
A eso de las once y cuarto, la corporaci¨®n municipal puso una corona en la estatua de Cervantes, en la plaza del mismo nombre, antigua Plaza del Mercado. El alcalde, Javier Rodr¨ªguez Palacios (PSOE), dijo dos cosas a los reunidos debajo del escritor, recortado en el cielo azul. Una: ¡°Esta corona la ponemos por acuerdo de todos los partidos pol¨ªticos¡±. Un consenso, m¨¢s literario, patrimonial y circunstancial que pol¨ªtico, pero consenso al cabo, lo que, visto el estado de cosas, hay que valorar en su justa medida. Dos: ¡°Y ahora pueden aplaudir¡±. Y la gente aplaudi¨®.
Nativos y for¨¢neos se agolpaban desde por la ma?ana en las vallas para ver pasar a los Reyes y al presidente Rajoy y a la presidenta Cifuentes ("?presidenta, guapa, que est¨¢s m¨¢s guapa sin maquillaje!", lanzaba una se?ora elegante; "?Rajoy, a ganar otra vez!", se desga?itaba un abuelete desde debajo de su visera y desde detr¨¢s de sus gafas ahumadas). La tuna, esa cosa ignota que pervive como pervive el carcharodon carcharias (tibur¨®n blanco) sin haber evolucionado en millones de a?os, canturreaba delante de Felipe VI y de do?a Letizia: ¡°Alcalaaaa¨¢ de Henareees, de la lengua y la cultura t¨² eres gloriaaaaa¡±.
Mariano Rajoy y Pedro S¨¢nchez se saludaron de manera digamos m¨¢s que adusta, y eso porque ejerci¨® de mediador el exministro de Educaci¨®n ?ngel Gabilondo.
El presidente en funciones y el Rey en plenas funciones hablaron de deportes durante el aperitivo en los jardines del paraninfo.
El director de la Real Academia de la Lengua, Dar¨ªo Villanueva, pronunci¨® una de las frases del d¨ªa, la m¨¢s literaria y la que m¨¢s a cuento ven¨ªa: ¡°El Quijote es un libro sapiencial que le dice a la vida de hoy lo que conviene hacer¡±. El director del Instituto Cervantes, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, reconoc¨ªa a media voz: ¡°Qu¨¦ d¨ªa tan bonito¡ 400 a?os de la muerte de Cervantes, s¨ª, pero tambi¨¦n 400 a?os de un entierro pobre: el suyo, porque cuando muri¨® no era la estrella que es hoy¡ la estrella era Lope de Vega¡±.
El camarero del mes¨®n Las cuadras de Rocinante, junto a la calle Mayor, colocaba los vasos y se afanaba en espera de la muchedumbre. Alcal¨¢ se colaps¨® en el homenaje a su hijo predilecto con conciertos, talleres, representaciones teatrales, exposiciones, mercadillos, lecturas p¨²blicas y yinkana en honor al alcala¨ªno universal, al soldado, novelista, poeta y dramaturgo que esto escribi¨® en el pr¨®logo de las Novelas ejemplares:
¡°Este que veis aqu¨ª, de rostro aguile?o, de cabello casta?o, frente lisa, y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte a?os que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca peque?a, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis¡¡±.
Babelia
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