Un enigma del siglo XIV a¨²n sin resolver
Expertos en arte celebran un congreso para tratar de explicar el significado de las misteriosas pinturas de la iglesia de Alaitza, ?lava, descubiertas hace 35 a?os
Varios caballeros y guerreros atacan un castillo. Un hombrecillo deja caer el peso de su cuerpo para ta?er las campanas de una inquietante iglesia en un espacio mural en el que hay ciervos, mujeres llevando unas copas, y unos extra?os seres ense?ando sus genitales. Un centauro sagitario se cuela en otra imagen de un sepelio, y en una esquina de ese escenario violento, pero a la vez lascivo y jocoso, una mujer da a luz, y otra puede estar siendo violada.¡°Las pinturas de la iglesia de Alaitza, en la llanada alavesa, son como un c¨®mic¡± describe el profesor de la UNED y doctor en Historia por la parisina ?cole des Hautes ?tudes en Sciences Sociales, de Par¨ªs, Jos¨¦ Javier L¨®pez de Ocariz.
¡°Pero un c¨®mic libertario pintado en el siglo XIV en una iglesia rom¨¢nica de finales del XIII¡±, puntualiza, remarcando solo una de sus muchas contradicciones. El coordinador de los tres tomos del Rom¨¢nico del Pa¨ªs Vasco no encuentra referencias ni nacionales ni internacionales para explicarlas. Este a?o se cumplen 35 a?os desde que el p¨¢rroco de la comarca, Juan Jos¨¦ Lecuona, retirara el retablo y la capa de cal que las cubr¨ªa para sorpresa de quienes las miran.
El pr¨®ximo d¨ªa 10 de noviembre, un grupo de expertos en arte medieval entre los que estar¨¢n los profesores de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, Ernesto Pastor, Fernando S¨¢nchez Aranaz, y el propio L¨®pez de Ocariz, intentar¨¢n desentra?ar algunos de sus secretos en una jornada que con respaldo de la Diputaci¨®n de ?lava y de la Llanada Alavesa, se celebrar¨¢ en Azilu, otro de los pueblos de la comarca.
Un tri¨¢ngulo extraordinario
La iglesia de Gazeo tambi¨¦n es del siglo XIII y sus pinturas del XIV, pero, estas s¨ª son una gu¨ªa para el buen cristiano. La Trinidad est¨¢ en el centro y la escena del juicio de las almas, con el arc¨¢ngel San Miguel de maestro de balanza, pesando los pecados y virtudes de quienes llegan al juicio final, sorprende. Junto a ¨¦l, Santa Marina se encarga de encadenar y pisar al demonio para que no incline la balanza. Un ¨¢ngel impide a los condenados entrar en el cielo con una espada de fuego. Est¨¢n destinados a ser engullidos por el infierno, representado por la Caldera de Pedro Botero, una inmensa olla donde se cuecen tres filas de, curiosamente, mujeres.
El pueblo de A?ua es el otro v¨¦rtice, con una elegante iglesia del nuevo g¨®tico. Las visitas, los fines de semana se reservan a trav¨¦s de la p¨¢gina web de ?lava Medieval: "Las tres joyas de la Llanada"
La fil¨®sofa e historiadora del arte, Isabel Mell¨¦n, de ?lava Medieval, la empresa que organiza las visitas a esa iglesia cerrada al culto y a las de Gazeo y A?ua, entre otras, lo resume: ¡°Todos los investigadores que han pasado por aqu¨ª, o que han visto las im¨¢genes, coinciden en que son extra?as, irreverentes y sin un encaje claro¡±.
Los frescos de la iglesia de Alaitza, a unos 20 kil¨®metros de Vitoria, casi en el arc¨¦n de la calzada romana que un¨ªa Burdeos con Astorga, fueron pintados con una t¨¦cnica muy sencilla en color rojo muy llamativo sobre un fondo claro y con una ingenuidad incre¨ªble. Los seres que deambulan por la b¨®veda de la iglesia de Alaitza parece que tienen antifaces y portan armamento como ballestas y bolas m¨¢s propios de representaciones del siglo XII, pero dif¨ªciles de encajar en una iglesia construida un siglo despu¨¦s. Tres ?peregrinos del Camino de Santiago? con cruces, avanzan en los laterales del ¨¢bside, al lado de varios caballeros montados que lucen sus estandartes.
Para a?adirle m¨¢s misterio, la iglesia de este peque?o pueblo se encuentra a menos de cuatro kil¨®metros de la de Gazeo, -este a?o celebra el 50 aniversario de su descubrimiento- pese a estar a a?os luz en las formas y colores de sus representaciones. Los murales que cubren el presbiterio de Gazeo, con la imagen de la trinidad en la parte alta y una terrible representaci¨®n del infierno y de los condenados, pueden encajarse en el g¨®tico lineal, apunta L¨®pez de Ocariz, a pesar de su iconograf¨ªa un tanto especial. Pero las pinturas de la parroquial de Alaitza son absolutamente ajenas al contexto formal e iconogr¨¢fico de ese periodo.
¡°Escapan a una clasificaci¨®n en los periodos usuales¡±, coincide Mell¨¦n. Algunos historiadores a?aden incertidumbre al buscar alg¨²n tipo de asociaci¨®n formal con el pasado o el futuro. Las im¨¢genes, que tienen m¨¢s que ver, en todo caso, con las esquem¨¢ticas figuras prerrom¨¢nicas que con las del siglo XIV, se han intentado vincular a alg¨²n acontecimiento hist¨®rico, como el paso por la Llanada alavesa de las tropas de Eduardo de Woodstock, llamado el Pr¨ªncipe Negro (primog¨¦nito del rey Eduardo III de Inglaterra) en 1367 acompa?ando al rey Pedro I, en v¨ªsperas del enfrentamiento en N¨¢jera con Enrique de Trast¨¢mara.
¡°No parece muy l¨®gico¡±, explica L¨®pez de Ocariz, que alguno de los soldados que permanecieron en torno a un mes en la comarca, entraran en la iglesia y la decoraran. El cronista de la Francia Medieval, Jean Froissart, explica sobre ese momento hist¨®rico, que las tropas se diseminaron en la llanada alavesa antes de la batalla, a ¡°catar viandas¡± y no a pintar iglesias.
Pero las contradicciones no acaban ah¨ª. Justo debajo de las pinturas hay una inscripci¨®n incompleta en lat¨ªn, en unas letras especialmente altas, que lejos de arrojar luz, complican m¨¢s su interpretaci¨®n. L¨®pez de Ocariz recita primero de memoria el latinajo, y despu¨¦s lo traduce: ¡°La inscripci¨®n tiene dos partes, una primera que coincide con un texto lit¨²rgico, parte de un himno al Corpus Christi, y el final en el que advierte de que ¡°por todas partes el infiero¡±. El problema es que esa leyenda, por su contenido no corresponde al mismo tiempo ni a la tem¨¢tica de las pinturas.
L¨®pez de Ocariz bromea con lo f¨¢cil que hubiera sido todo si, en vez de dejar cabos sueltos, el autor hubiera firmado en el ¨¢bside con una explicaci¨®n del porqu¨¦ de esa mezcla aparentemente incoherente de elementos. ¡°Parece el telediario de un d¨ªa de verano de hace 650 a?os¡±, describe el especialista alav¨¦s. "Digo de verano porque las guerras se hac¨ªan en verano¡±, puntualiza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.