Sor Juana In¨¦s de la Cruz, exponente literario y educativo del Siglo de Oro espa?ol
La religiosa mexicana fue una erudita autodidacta que desafi¨® los privilegios de los hombres y se convirti¨® en una de las escritoras m¨¢s prol¨ªficas del siglo XVII
En el M¨¦xico del siglo XVII, entonces conocido como Nueva Espa?a, el acceso a la?educaci¨®n y la curiosidad por el aprendizaje eran dos aspectos celosamente?reservados y guardados por el clero masculino que, una vez m¨¢s, exclu¨ªa a las?mujeres. Mucho antes de la lucha de clases y de los derechos universales, una?mujer, religiosa para m¨¢s se?as, sor Juana In¨¦s de la Cruz, eligi¨® desafiar esta?situaci¨®n de desigualdad y lo hizo con las mismas armas: la educaci¨®n, la erudici¨®n?y la escritura.
Tanto destac¨® sor Juana In¨¦s de la Cruz en el campo literario que, 322 a?os?despu¨¦s de su muerte, su trabajo y su legado siguen siendo reconocidos a nivel?nacional e internacional a pesar de no tenerlo nada f¨¢cil, ya que tuvo que?enfrentarse hasta con los religiosos con quienes convivi¨® porque no se ve¨ªa bien?que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.
Sobre Juana In¨¦s Ram¨ªrez de Asbaje y Ram¨ªrez de Santillana, que era su verdadero?nombre, no est¨¢ clara la fecha de su nacimiento, aunque se cita como m¨¢s?probable el 12 de noviembre de 1651, si bien hay fuentes que fijan la fecha en?1648. Fue hija de la criolla Isabel Ram¨ªrez y del capit¨¢n de origen vizca¨ªno Pedro?Manuel de Asbaje y Vargas Machuca, quienes se conocieron en San Miguel?Nepantla, Estado de M¨¦xico, y donde nacieron sus tres hijas: Mar¨ªa, Josefa y Juana
In¨¦s.
Sor Juana In¨¦s de la Cruz fue una ni?a prodigio, ya que aprendi¨® a leer y a escribir a los tres a?os,?a los ocho ya escribi¨® su primera loa eucar¨ªstica y aprendi¨® lat¨ªn en solo 20?lecciones. Estudiaba en la biblioteca de su abuelo en la Hacienda de Panoayan, algo?de por s¨ª ya llamativo en un tiempo en el que las mujeres no ten¨ªan acceso a la?educaci¨®n ni a la cultura.
En 1659 se traslad¨® con su familia a la capital mexicana, donde ya destacaba por?su talento y precocidad. A los 14 a?os, la adolescente Juana In¨¦s fue nombrada?dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebasti¨¢n de Toledo. Por sus aptitudes, fue apadrinada por los marqueses de Mancera y brill¨® en la corte?virreinal de Nueva Espa?a por su erudici¨®n, su viva inteligencia y su habilidad para?componer poemas.?
A pesar de la fama que ya ten¨ªa Juana In¨¦s, en 1667 ingres¨® en un convento de las Carmelitas descalzas de M¨¦xico, al parecer invitada por su confesor, el poderoso jesuita Antonio N¨²?ez de Miranda. Sin embargo, solo estuvo cuatro meses y lo abandon¨® por problemas de salud. Dos a?os despu¨¦s ingres¨® en un convento de la Orden de San Jer¨®nimo, donde realiz¨® los votos perpetuos y permaneci¨® el resto de su vida. Atendiendo a sus escritos, parece que pudo m¨¢s el convento a la vocaci¨®n matrimonial para poder seguir disfrutando y cultivando sus aficiones intelectuales: "Vivir sola... no tener ocupaci¨®n alguna obligatoria que embarazase la libertad de?mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis?libros¡±, escribi¨®.
Su celda se convirti¨® en punto de encuentro y reuni¨®n de escritores, poetas,?fil¨®sofos e intelectuales de la ¨¦poca, incluidos el nuevo virrey, Tom¨¢s Antonio de la?Cerda, marqu¨¦s de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de?Paredes, con quienes le uni¨® una profunda amistad. En ella tambi¨¦n llev¨® a cabo?experimentos cient¨ªficos, reuni¨® una nutrida biblioteca con m¨¢s de 4.000 vol¨²menes?gracias a los cuales adquiri¨® conocimientos de teolog¨ªa, astronom¨ªa, pintura,?lenguas, filosof¨ªa,¡ compuso obras musicales y escribi¨® una extensa obra que?abarc¨® diferentes g¨¦neros, desde la poes¨ªa y el teatro hasta op¨²sculos filos¨®ficos y?estudios musicales.
Durante una d¨¦cada sor Juana In¨¦s de la Cruz aprendi¨® rodeada de lo m¨¢s granado?de la cultura mexicana masculina y poco a poco molde¨® su estilo de escritura, que?vari¨® de lo filos¨®ficamente serio a irreverentemente c¨®mico, muy al l¨ªmite de lo?profano.
Una primera enfermedad del tifus la puso en verdadero peligro en 1671, pero su?buena relaci¨®n con la Corte le permiti¨® contar siempre con todo tipo de ayuda y le?facilit¨® escribir m¨¢s cada d¨ªa. En 1676 se publicaron algunos de sus villancicos que?continuar¨ªa escribiendo hasta 1691.
En 1680 compuso el ¡®Arco Triunfal del Neptuno¡¯, aleg¨®rico de sus virreyes amigos,?los marqueses de la Laguna. A partir de este momento, la fama de sor Juana y su?madurez en las letras van llegando del mismo modo que los apoyos econ¨®micos?para sus proyectos personales y conventuales.
Los poemas de sor Juana In¨¦s la iban consagrado m¨¢s que como monja como una?poeta de la vida, del amor y de los requiebros de los desamores, pero adem¨¢s de?su poes¨ªa, escribi¨® dos comedias de teatro, 'Los empe?os de una casa' y 'Amor es?m¨¢s laberinto'.
En 1690 los escritos de sor Juana In¨¦s fueron tachados de demasiado mundanos,?por lo que el obispo de la ciudad de Puebla le aconsej¨® que se centrara en la?religi¨®n y dejara los asuntos seculares a los hombres. La contestaci¨®n de sor Juana?fue escribir ¡®La Respuesta a sor Filotea de la Cruz¡¯, un manifiesto que defiende el?derecho de la mujer a la educaci¨®n y en el que cit¨® a un famoso poeta aragon¨¦s?para reivindicar el papel femenino en el conocimiento y la educaci¨®n: ¡°Uno puede perfectamente filosofar mientras se cocina la cena¡±.
'La Respuesta' es tambi¨¦n una bella muestra de la prosa de sor Juana In¨¦s y?contiene abundantes datos biogr¨¢ficos a trav¨¦s de los cuales podemos concretar?muchos rasgos psicol¨®gicos de la religiosa. Sin embargo, a pesar de la?contundencia de su r¨¦plica, la cr¨ªtica del obispo de Puebla la afect¨® tanto que?vendi¨® su biblioteca y todo cuanto pose¨ªa, destinando lo obtenido a beneficencia y consagr¨¢ndose por completo a la vida religiosa.
El 8 de febrero de 1694 Sor Juana In¨¦s de la Cruz ratific¨® sus votos religiosos, pero el 17 de?abril de 1695, a las tres de la ma?ana, muri¨® v¨ªctima de la enfermedad epid¨¦mica?de la ¨¦poca, el tifus. Muri¨® mientras ayudaba a sus compa?eras enfermas durante?la epidemia que asol¨® M¨¦xico ese a?o.
Sor Juana In¨¦s de la Cruz fue sepultada en el coro bajo de la iglesia del templo de?San Jer¨®nimo, donde en la actualidad se asienta la Universidad Claustro de Sor?Juana, en esta capital.
Gracias a sor Juana In¨¦s de la Cruz, cuya obra sigue vigente y siendo una?referencia, la poes¨ªa del Barroco alcanz¨® con ella su momento culminante y al mismo?tiempo introdujo elementos que? anticipaban a los poetas de la Ilustraci¨®n del siglo?XVIII.
Babelia
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