Disney lo quiere todo para s¨ª
La productora compra la Fox y sus grandes producciones arrasan en la taquilla de todo el mundo
2017 se recordar¨¢ como el a?o en que Hollywood meti¨® definitivamente en la agenda pol¨ªtica, social y empresarial del mundo la obligaci¨®n de no seguir desviando la mirada del machismo y del acoso sexual. El grito se hab¨ªa proferido con anterioridad y en muchos ¨¢mbitos de la vida, pero nada como la llamada f¨¢brica de sue?os para proyectarlo a todo el planeta. M¨¢s de 80 mujeres han denunciado el acoso sistem¨¢tico del todopoderoso Harvey Weinstein, uno de los grandes productores y distribuidores, acusado tambi¨¦n de violaci¨®n: desde conocidas actrices como Ashley Judd o Gwyneth Paltrow a trabajadoras an¨®nimas.
Su caso solo fue la primera pieza del domin¨® que cay¨® en una sucesi¨®n que se ha llevado por delante a Kevin Spacey (ha sido reemplazado en su ¨²ltima pel¨ªcula ya rodada, Todo el dinero del mundo, por Christopher Plummer) y a un directivo de Amazon, entre otras muchas ca¨ªdas que est¨¢n cambiando las pautas de comportamiento de la industria. Se impone la necesidad de tener un cine m¨¢s diverso, tanto de audiencia, como de protagonistas y cineastas.
La otra gran protagonista del 2017 en el mundo del cine, la robusta Disney, lleva a?os tratando de cumplir ese objetivo cara a la galer¨ªa. Las protagonistas de Star Wars son ahora mujeres; la pel¨ªcula m¨¢s taquillera del a?o es La Bella y la Bestia y Ava DuVernay dirige Un giro en el tiempo, superproducci¨®n de m¨¢s de 100 millones en la que han puesto sus esperanzas. La estrategia le funciona. Por segundo a?o consecutivo, la casa del rat¨®n copa, con la mitad de pel¨ªculas que los rivales (ocho grandes producciones espec¨ªficamente dirigidos a las familias), m¨¢s del 20% del mercado cinematogr¨¢fico en EE?UU, porque da al p¨²blico lo que pide, una y otra vez. Y el gigante sigue creciendo.
Despu¨¦s de reunir bajo el castillo de Cenicienta marcas infalibles como Pixar, Marvel y Star Wars, en 2017 Disney ha cerrado el trato que cambiar¨¢ Hollywood. La empresa de Bob Iger se ha hecho por 44.300 millones de euros con 21st Century Fox. En la casa de Disney entrar¨¢n as¨ª franquicias como Avatar, X-men, Los Simpson, Expediente X y El planeta de los simios. Si las plataformas antimonopolio dan luz verde al acuerdo en algo m¨¢s de un a?o, los seis grandes estudios de Hollywood pasar¨¢n a ser cinco.
El movimiento en el tablero no es, sin embargo, solo un ataque directo al modelo cl¨¢sico, sino tambi¨¦n una embestida contra Netflix. La compa?¨ªa de Ted Sarandos es la reina del moderno streaming y Disney no puede quedarse atr¨¢s. Quiere erigirse en la monarca que domine el antiguo sistema, aunque tambi¨¦n declarar la guerra a las plataformas online. La empresa, que ha anunciado que en 2019 lanzar¨¢ una plataforma de contenido propio, dispone ahora de un cat¨¢logo casi imbatible.
A golpe de talonario
Aunque tampoco Netflix ha aminorado la marcha. La plataforma suma 60 pel¨ªculas originales y espera doblar ese n¨²mero a golpe de talonario. Entre sus filas se encuentra, por ejemplo, Martin Scorsese. Internet no es el modelo que m¨¢s le gusta, pero solo ellos le daban el dinero necesario para reunir a Al Pacino, Robert de Niro y Harvey Keitel en The Irishman. Netflix ha protagonizado precisamente otro de los hitos en la cartelera espa?ola con Fe de etarras. Su segunda pel¨ªcula espa?ola ha tenido incluso un peque?o estreno en salas, si bien eso no sirvi¨® para arrastrar candidatura al Goya.
En un a?o marcado por el conflicto territorial y cultural en lo pol¨ªtico, la diversidad pluriling¨¹e de Espa?a ser¨¢ curiosamente protagonista de la noche de los premios espa?oles del cine, gracias a una pel¨ªcula en euskera, Handia (con 13 nominaciones); una en ingl¨¦s, La librer¨ªa (con 12) de Isabel Coixet, y otra en catal¨¢n, Verano 1993 (ocho), con la que su directora Carla Sim¨®n gan¨® en la Berlinale el premio a mejor opera prima. Dos directoras en primera fila que invitan, adem¨¢s, a plantear el mismo debate que se abre en Hollywood: la presencia de mujeres en el cine espa?ol sigue siendo casi tres veces menor que la del hombre. Una vez reconocido que la industria tiene problemas, es hora de pasar a los hechos.
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