¡°Los arquitectos tambi¨¦n pueden cometer un crimen de guerra en una mesa de dibujo¡±
Eyal Weizman lidera el colectivo interdisciplinar Forensic Architecture. Entre el arte y el activismo, trabaja por esclarecer cr¨ªmenes de Estado y es candidato al Premio Turner
La agencia Forensic Architecture podr¨ªa definirse, seg¨²n su fundador, como ¡°un cruce entre un despacho de arquitectos y una Redacci¨®n¡±. Eyal Weizman (Haifa, Israel, 1970) lo puso en marcha a principios de esta d¨¦cada como una oficina de investigaci¨®n asociada a Goldsmiths, Universidad londinense en la que es profesor. Su trabajo analiza con la minuciosidad de un forense violaciones de los derechos humanos, actuaciones extrajudiciales u otros hechos acontecidos en la zona oscura de los cr¨ªmenes de Estado; ya sea la desaparici¨®n forzosa de los 43 estudiantes de la Escuela Rural de Ayotzinapa, en Iguala (M¨¦xico); el uso de las armas qu¨ªmicas en Siria; o el asesinato de un palestino beduino que el Gobierno israel¨ª quiso hacer pasar como leg¨ªtima defensa ante un ataque terrorista.
En la agencia trabajan unas 20 personas, entre arquitectos, reporteros de investigaci¨®n, cineastas, desarrolladores inform¨¢ticos, abogados de derechos humanos, arque¨®logos y cient¨ªficos. Cada cual aporta su saber en la construcci¨®n de un edificio de pruebas que luego son usadas en Parlamentos, tribunales, comisiones de la verdad o peri¨®dicos. Tambi¨¦n se exponen en centros de arte como el Macba de Barcelona, el MUAC de Ciudad de M¨¦xico o la Documenta de Kasel, con el consiguiente debate sobre si se trata o no de arte. ?Y la arquitectura del nombre? ¡°Construimos maquetas para contar una historia y ofrecer una verificaci¨®n viable, porque el crimen siempre es m¨¢s largo y duradero que el instante en el que se produce. Hacemos arqueolog¨ªa del presente¡±, explic¨® Weizman durante una entrevista el jueves por la noche, antes de ofrecer la conferencia inaugural del festival Tentacular, que indaga hasta el s¨¢bado en el Matadero de Madrid sobre la intersecci¨®n de tecnolog¨ªa, pensamiento cr¨ªtico y nuevas formas de vida digital.
En galer¨ªas y bienales presentan su trabajo con el formato de la instalaci¨®n, en la que el visitante se encuentra maquetas, murales de datos, reconstrucciones de v¨ªdeo en 3D o entrevistas con v¨ªctimas, testigos y expertos, que aspiran a esclarecer los hechos. ¡°En estos tiempos de posverdad, en el que las pruebas son tan esquivas, controvertidas y contaminadas pol¨ªticamente, buscamos construir un modelo de verificaci¨®n. Las fake news no son nuevas para nadie que haya trabajado en una zona de guerra. La ocupaci¨®n de Palestina, por ejemplo, es una enorme fake news. Niegan que sea una ocupaci¨®n. Y niegan la violencia. Gracias a Trump y otros, esas t¨¦cnicas de falseamiento se han globalizado. Lo peor es que no persiguen que el p¨²blico piense una cosa o la otra, sino aniquilar la posibilidad de la verificaci¨®n, que no es lo mismo que la verdad. A nosotros nos han acusado de manipuladores, mentirosos e izquierdistas desde los rusos hasta Bachar el Asad, el Estado de Israel o el partido democristiano alem¨¢n¡±.
Arquitecto de formaci¨®n con un marcado perfil de intelectual p¨²blico ¡ªen espa?ol se han traducido dos libros suyos: La calavera de Mengele. El advenimiento de una est¨¦tica forense?(Sans Soleil, 2015) y A trav¨¦s de los muros. C¨®mo el ej¨¦rcito israel¨ª se apropi¨® de la cr¨ªtica posmoderna y reinvent¨® la guerrilla urbana?(Errata Naturae, 2012)¡ª, se ha inventado el neologismo contraforense para definir lo que hace. ¡°Cuando se produce un crimen, acordonan la zona y el Estado manda a sus expertos. A nosotros no nos permiten el acceso al per¨ªmetro, as¨ª que operamos desde fuera, con filtraciones, v¨ªdeos de las redes sociales o testimonios¡±. Ese modus operandi los emparenta con asociaciones como Wikileaks, sobre la que dice: ¡°Respetamos mucho su trabajo y creemos que es indispensable, pero el problema con sus datos es que nadie hace la verificaci¨®n posterior. La parte leak es espl¨¦ndida. La parte wiki no tanto. Nosotros completamos eso. Somos capaces de manejar decenas de miles de datos y de cruzarlos. Ninguna mente, ni siquiera la del mejor detective, puede hacer eso sobre el corcho de la comisar¨ªa¡±. Durante la conferencia, Weizman pondr¨¢ varios ejemplos, como aquella vez que combinaron fotograf¨ªas subidas a Facebook por los soldados, im¨¢genes de sat¨¦lite y planos en tres dimensiones para probar la existencia de un centro de torturas estadounidense en Camer¨²n, dentro de la guerra contra el grupo terrorista Boko Haram.
La decisi¨®n de dar salida en los museos a su activismo pol¨ªtico les ha colocado en un interesante lugar, en el que son desde?ados ¡°desde el mundo del arte como forenses¡±, mientras que en los tribunales sospechan de sus pruebas en tanto que obras de arte. A la pregunta de si entiende el riesgo que corre de desactivar su discurso al mezclarlo con el arte contempor¨¢neo, capaz de banalizar por la v¨ªa de la est¨¦tica hasta las cuestiones m¨¢s peliagudas, Weizman responde: ¡°Hay un peligro de fetichizaci¨®n innegable. Pero sigo creyendo que la mejor versi¨®n de ese mundo ofrece un entorno cr¨ªtico, un lugar en el que pensar sobre el presente. Exponer la pieza sobre Ayotzinapa en M¨¦xico hizo avanzar la investigaci¨®n judicial. Es un juego complicado, pero merece la pena jugarlo¡±.
Contradicciones
Esas contradicciones les han hecho tambi¨¦n finalistas del Turner, tal vez el premio de arte actual m¨¢s famoso del mundo. ¡°Cuando supimos que nos hab¨ªan elegido, declar¨¦ que prefer¨ªa ganar casos a ganar premios. Muchos pensaron que hab¨ªa sido irrespetuoso con la instituci¨®n. Tengo sensaciones ambiguas. Por un lado, veo la oportunidad de colocar en un lugar visible nuestro trabajo y eso es bueno. Por el otro, entiendo las cr¨ªticas. La noticia dio munici¨®n a nuestros detractores, pero las 25.000 libras nos vendr¨ªan bien para seguir investigando¡±. En el ¨²ltimo informe de Art Review, Weizman ocupa el puesto n¨²mero nueve en la lista de los 100 personajes m¨¢s influyentes del arte.
Pese a eso, Forensic Architecture no est¨¢ en el mercado, aunque a veces las instituciones les compran las piezas que exponen. ¡°Desear¨ªa recibir alg¨²n d¨ªa la oferta de un coleccionista privado solo por el placer de decirle que no¡±. La agencia cuenta con fondos de la UE, aportaciones de fundaciones y el dinero de becas para proyectos sobre tecnolog¨ªa y derechos humanos. Tambi¨¦n trabajan, ¡°en unas dos terceras partes de los casos¡±, ¡°como los detectives privados¡±, por encargo de asociaciones, tambi¨¦n ONG, que buscan pruebas para presentar en los tribunales. No toda su producci¨®n acaba en una galer¨ªa. ¡°A veces entregamos al cliente un mont¨®n de carpetas llenas de papeles. Y hay veces que no nos interesa acudir a los tribunales, como en Israel, donde creemos que la ley est¨¢ al servicio de la dominaci¨®n de los palestinos¡±.
Cuando Weizman viv¨ªa all¨ª, empez¨® su labor en asociaciones de derechos humanos. ¡°En los territorios ocupados me di cuenta de lo importante que es el urbanismo como instrumento de conflicto. Tambi¨¦n los arquitectos y urbanistas pueden cometer un crimen de guerra en una mesa de dibujo, por c¨®mo dise?an las casas. Decid¨ª hacer un mapa detallado de los asentamientos, porque no exist¨ªa¡±. Del pensador palestino-estadounidense Edward Said aprendi¨® que urg¨ªa hacer una ¡°cartograf¨ªa alternativa de esos lugares y de esa gente¡±. Cuando estall¨® la revoluci¨®n de las redes sociales, le surgi¨® la idea de lo contraforense. Antes de su actual misi¨®n, tambi¨¦n se dedic¨® a construir, aunque no tiene previsto volver a hacerlo. ¡°No tengo nada contra la arquitectura, pero ahora lo que me interesa es emplear el potencial que esa disciplina lleva desperdiciando hace tiempo en nombre del dise?o¡±.
Babelia
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