Eduardo Mendoza: ¡°No hay ¨¦pica; estamos en casa esperando a que pase el chaparr¨®n¡±
El escritor analiza desde su casa de Barcelona la crisis actual: ¡°Claro que he tenido miedo, otra cosa es exteriorizarlo y hacer con eso literatura¡±
Cuando Eduardo Mendoza (Barcelona, 77 a?os) public¨® La verdad sobre el caso Savolta Juan Garc¨ªa Hortelano escribi¨® en el segundo n¨²mero de EL PA?S, el 5 de mayo de hace 44 a?os, que ser¨ªa bueno que ¡°monopolizados por la estad¨ªstica¡± leyeran a aquel nuevo novelista que hab¨ªa afrontado una historia de pistoleros, patriotas y anarquistas que viv¨ªan los restos de una guerra y se acercaban a otras de dimensiones pand¨¦micas, la guerra civil espa?ola y la II Guerra Mundial. Muchos a?os despu¨¦s, Mendoza (Premio Cervantes de 2016) public¨® El rey recibe (Seix Barral, 2018), donde recorre las distintos hechos (guerras y plagas) que lo tuvieron a ¨¦l mismo como testigo en el convulso siglo XX. Vive estos a?os de su madurez en Londres, pero pasa el confinamiento en su ciudad, Barcelona, donde naci¨® en medio de la Segunda Guerra Mundial. Sobre este tiempo de pandemia, el autor de Sin noticias de Gurb (ficci¨®n dist¨®pica nacida en este peri¨®dico), nos habl¨® desde su casa, por FaceTime.
Pregunta. En El rey recibe recorre usted guerras y plagas (como el sida). En esa sucesi¨®n de hechos, ?qu¨¦ lugar ocupar¨ªa lo que nos pasa ahora?
Respuesta. Lo pienso desde hace mucho tiempo. Lo curioso ser¨¢ c¨®mo lo veremos cuando tengamos un poco de perspectiva, cuando no estemos metidos en esta situaci¨®n tan extra?a. Nunca hab¨ªamos imaginado una cosa as¨ª. Hab¨ªamos imaginado guerras, sunamis, terremotos, pero estar encerrados en casa, ir por la calle con mascarillas, no poder tocar nada ni a nadie¡, esa es una situaci¨®n muy extra?a. Desde los pol¨ªticos a las personas normales, yo incluido, le estamos dando una dimensi¨®n ¨¦pica que no tiene. Ha habido conductas abnegadas, admirables, pero lo que se dice ¨¦picas..., ¨¦picas no las hay. Estamos metidos en casa, esperando que pase el chaparr¨®n, como animalitos que se esconden en la c¨¢scara aguardando a que el mal se vaya. Imagina qu¨¦ dir¨¢n los que vengan: hubo una ¨¦poca en que la gente se meti¨® en casa, escrib¨ªan unos diarios de confinamiento que realmente no val¨ªan nada, y estaban a la espera de lo que pudiera suceder, que en realidad desconoc¨ªan. La incertidumbre que se plantea es en qu¨¦ consiste perder y en qu¨¦ consiste ganar. Perder es f¨¢cil de decirlo, porque es morir. Pero, ?en qu¨¦ consiste ganar? Vamos a ganar, se dice, pero ?qu¨¦ vamos a ganar? No sabemos. Es una batalla bien extra?a esta, bien extra?a.
P. Ya se dice menos, pero hubo un tiempo en el que se comentaba que ¨ªbamos a salir mejores de esto.
R. S¨ª, ¡°nada volver¨¢ a ser como antes¡±. Yo creo que todo volver¨¢ a ser como antes una vez que nos hayamos olvidado de esto. Ha habido cosas mucho m¨¢s tremendas, como guerras y otras plagas, y al cabo del tiempo se han olvidado y los enemigos se han vuelto amigos y la gente ha vuelto a re¨ªr y a disfrutar. No cambiar¨¢ la naturaleza humana por la covid-19.
Desde los pol¨ªticos a las personas normales, yo incluido, le estamos dando una dimensi¨®n ¨¦pica que no tiene. Ha habido conductas abnegadas, admirables, pero lo que se dice ¨¦picas..., ¨¦picas no las hay
P. Vive o ha vivido en pa¨ªses prestigiosos, como el Reino Unido, donde ahora reside, y Estados Unidos. Ambos est¨¢n en cuesti¨®n, despu¨¦s de ser tenidos como potencias capaces de afrontarlo todo.
R. Esto ha servido para aprender muchas cosas, algunas de las cuales algunos que hemos vivido en esos sitios ya sospech¨¢bamos. Sabemos que son gigantes con pies de barro. Gigantes, a pesar de todo; los dem¨¢s son enanos con pies de barro. Algo que me ha sorprendido mucho ha sido la falta de material, de mascarillas, de guantes. La potencia industrial tremenda que tienen Estados Unidos, el sudeste asi¨¢tico, Jap¨®n, no ha sido capaz de fabricar unas mascarillas de papel con una goma y unos guantes de usar y tirar. Esto quiere decir que las cosas no son como nos las imagin¨¢bamos, que la industria no es tan poderosa. Esa es una sorpresa muy grande: ?por qu¨¦ faltaba material? ?Por qu¨¦ durante dos meses hemos estado as¨ª en un mundo de tan alta tecnolog¨ªa? Qu¨¦ cosa m¨¢s curiosa: se puede hacer un portaviones en una semana y no se pueden hacer mascarillas.
P. Cuando public¨® Mauricio y las elecciones primarias, Agust¨ª Fancelli le dijo en EL PA?S que usted no renuncia nunca a su humor corrosivo, pase lo que pase. ?Lo que ha vivido en la Inglaterra de Boris Johnson ha sacado a flote ese humor suyo?
R. Boris Johnson es un payaso; inteligente, ambicioso, astuto, pero un payaso de vocaci¨®n. No lo puede evitar, tiene que hacer el payaso. Enfrentado a una situaci¨®n as¨ª, la combinaci¨®n payaso y drama es explosiva. Trump es otra cosa. Es un payaso m¨¢s corrosivo, con un trasfondo peor. Es un producto de una sociedad fr¨ªvola, y es un hombre de una extraordinaria frivolidad. Lo dijo: ¡°Por aqu¨ª no pasar¨¢ el virus¡±. Todo esto es digno de Chaplin, de Buster Keaton, de este tipo de personajes. Pero, claro, puede tener consecuencias muy graves para la cadena del poder, porque afecta a quienes est¨¢n en puestos de responsabilidad ya que las cosas funcionan solas. En el momento en el que hay que tomar las riendas no tienen ni idea, ni idea.
P. Desde el punto de vista particular, ?a usted le ha satisfecho haber pasado el confinamiento en Espa?a?
R. Es lo que eleg¨ª. Estaba en Inglaterra cuando empez¨® el confinamiento y pens¨¦ que la cosa no ser¨ªa corta, que adem¨¢s yo era una de las personas que est¨¢ en situaci¨®n de riesgo, por la edad, y pens¨¦ que pasara lo que pasara estar¨ªa mejor en Espa?a, m¨¢s protegido y con m¨¢s recursos. Sal¨ª corriendo, en uno de los ¨²ltimos aviones en que se permiti¨® el viaje sin mayor dificultad, con mascarilla. Estoy muy contento de haber venido a Espa?a, y de estar en mi casa, en Barcelona. Lo que se llaman ¡°productos de proximidad¡± aqu¨ª son mejores.
?Por qu¨¦ durante dos meses hemos estado as¨ª en un mundo de tan alta tecnolog¨ªa? Qu¨¦ cosa m¨¢s curiosa: se puede hacer un portaviones en una semana y no se pueden hacer mascarillas
P. ?C¨®mo ha visto la gesti¨®n de este mal entre nosotros, no solo en el ¨¢mbito pol¨ªtico, sino tambi¨¦n en la ciudadan¨ªa?
R. No tengo elementos de juicio. Los pol¨ªticos han hecho lo que buenamente pod¨ªan en una cosa de la que no sab¨ªan nada. Quiz¨¢ su fallo ha sido no saber explicarlo bien, no saber confesar que no hay soluciones f¨¢ciles y que nadie sabe muy bien lo que tiene que hacer. A nivel ciudadano creo que el comportamiento ha sido muy bueno. Pero tengo una visi¨®n muy limitada: mis amigos, mi barrio, todo esto es ejemplar, todos se comportan aqu¨ª como alumnos aventajados. No s¨¦ qu¨¦ ocurre en otros grupos y comunidades m¨¢s apretadas, m¨¢s necesitadas, en condiciones m¨¢s precarias. Deduzco que el comportamiento ha sido bueno. Siempre hemos sido bastante disciplinados, m¨¢s de lo que parece. Nos dicen que no fumemos y no fumamos. Nos dicen que no salgamos de casa y no salimos.
P. Aqu¨ª el disenso pol¨ªtico es m¨¢s r¨ªspido que el se produce en otros pa¨ªses. ?Lo percibe as¨ª?
R. Creo que empez¨® la cosa bien, con una cierta solidaridad, con el deseo de colaborar todos por el bien com¨²n. Poco a poco esto se ha ido desgastando y volvemos a los enfrentamientos, a sacar partido. La historia los juzgar¨¢. Por ejemplo, en el caso de Portugal parece que es ejemplar lo que ocurre; en Inglaterra siempre ha habido un cierto patriotismo en el mejor sentido de la palabra: que salga el pa¨ªs adelante, ya habr¨¢ momento de pelearse. Ellos han pasado muchas guerras y no han tenido guerras civiles recientes. Est¨¢n acostumbrados a trabajar juntos. Nosotros tenemos cosas muy buenas, mejores que las que tienen los ingleses, somos m¨¢s amables y generosas, pero como colectivo somos peleones, no tenemos sentido de lo que Jos¨¦ Antonio [Primo de Rivera] llamaba ¡°unidad de destino en lo universal¡±. No le hicimos ning¨²n caso al pobre Jos¨¦ Antonio¡
P. Tanto en la escrituras como en lo humano, hasta en su forma de vestir, usted siempre ha dado sensaci¨®n de aplomo, como si f¨ªsicamente le resbalaran las cosas. En este caso, y no solo por los riesgos de la edad, sino por los hechos mismos, ?usted ha sentido miedo?
R. Miedo lo he tenido y lo sigo teniendo. Lo tengo por m¨ª mismo, porque pienso que en cualquier momento, por la cosa m¨¢s simple e imprevisible, puedo agarrar la enfermedad y no contarlo. Y dejar interrumpido lo que estoy haciendo, lo que estoy leyendo, ?incluso no llegar a saber c¨®mo acabar¨¢ LaLiga! Cosas que parecen muy tontas hasta que realmente te enfrentas con ellas. La de cosas que no has hecho, los planes que ten¨ªas. Por supuesto, tengo mucho miedo por las personas que me rodean, por las personas que quiero. Muchos amigos o conocidos que hubieran vivido m¨¢s a?os y que se han ido r¨¢pidamente por el coronavirus, una muerte fea y triste. Claro que he tenido miedo, otra cosa es exteriorizarlo y hacer con eso literatura.
Sal¨ª corriendo [de Inglaterra, donde vive], en uno de los ¨²ltimos aviones, con mascarilla. Estoy muy contento de haber venido a Espa?a, y de estar en mi casa, en Barcelona. Lo que se llaman ¡°productos de proximidad¡± aqu¨ª son mejores
P. ?Y qu¨¦ hace un hombre de ficciones como usted con todos estos materiales? ?Qu¨¦ pasa por su cabeza?
R. Soy muy distinto de los periodistas, no tengo ese esp¨ªritu. Con la realidad inmediata casi nunca se me ocurre hacer nada. Siempre estoy hablando de historias pasadas. Desde el punto de vista del presente, con la perspectiva actual, pero siempre de historias pasadas. Con esto que pasa ahora, en vez de observar soy observado por la realidad y ya veremos lo que pasa m¨¢s adelante.
P. Cuando empez¨® todo esto hubo quienes se dirigieron a usted para que resucitara a Gurb y este observara, como usted dice, a los observados.
P. Me hace siempre mucha gracia esto que ocurre con Gurb. Es un personaje que me persigue, me acompa?a, al que tengo mucho cari?o, pero que es casi independiente de mi, porque as¨ª lo considera la gente. Lo que me ped¨ªan no era que yo escribiera, sino que yo volviera a llamar a este personaje para que ¨¦l viniera y dijera lo que tuviera que decir. Pero esto es muy absurdo. Yo no puedo ahora repetir una cosa en circunstancias muy distintas. Yo soy otro, lo que pasa es otra cosa. Gurb ya se ha convertido en un personaje independiente, tengo su n¨²mero de tel¨¦fono, pero nada m¨¢s.
P. Si se sentara con ese personaje seguro que le hubiera dado humor a este tiempo. ?Falta humor ahora?
R. No, no. Yo creo que hay una buena dosis de humor. Precisamente es algo que caracteriza a esta situaci¨®n. La invasi¨®n de chistes que llegan por los distintos medios, gente que hace minipel¨ªculas¡, nadie me manda cosas tr¨¢gicas. A veces me llega alguien cantando un aria, pero en general son bromas, chistes, historias divertidas de parejas hartas de confinar, recetas de cocina. ?Lo que hemos aprendido de cocina! El humor es siempre la cara oculta de los miedos, de problemas¡ Responde a una realidad del encierro, de las convivencias forzosas en unos espacios reducidos, en un tiempo para el que nadie estaba preparado. Londres es museos, teatro, bares, ?y solo puedes ver pajaritos!
P. ¡°Las ciudades son las grandes protagonistas de nuestras vidas¡±, le dec¨ªa usted tambi¨¦n al compa?ero Fancelli. Y ahora vive encerrado en Barcelona, una ciudad que es como un ombligo sin ventanas.
R. No s¨¦ lo que est¨¢ pasando, no s¨¦ qu¨¦ pasa en mi barrio, aqu¨ª al lado. Yo soy una persona que va a las ciudades y trata de ocuparlas en toda la extensi¨®n. Voy a barrios que no conozco, me meto en bares a los que no he entrado nunca¡ Me gusta el fen¨®meno ciudad. Pero ahora no s¨¦ qu¨¦ pasa a 300 metros de mi casa, Barcelona vac¨ªa, Barcelona sin turistas. Hoy me dec¨ªan que hay restaurantes y bares que han puesto el cartelito de ¡°en alquiler¡±, porque ya han cerrado antes de pasar a la primera fase. ?En qu¨¦ se convertir¨¢ Barcelona, una ciudad que ha vivido precisamente de venderse a s¨ª misma? No lo s¨¦, es una gran inc¨®gnita.
Pero cuando hay un momento de necesidad el salto que hay entre tener y no tener es tremendo. ?C¨®mo vive esta situaci¨®n la gente sin medios y c¨®mo la vive gente con medios, con casas grandes, con una bodega bien surtida?
P. Dec¨ªa usted, al hablar de El rey recibe, que las plagas y conflictos del siglo XX pasaron una enorme factura. ?Imagina la factura de este tiempo?
R. Una cosa de la que no se habla mucho es de c¨®mo resucitan las diferencias sociales, c¨®mo han pasado esta situaci¨®n los ricos y los pobres. Una diferencia abismal. Mientras la vida es normal, se disimula un poco, porque todo el mundo tiene sus compensaciones. Pero cuando hay un momento de necesidad el salto que hay entre tener y no tener es tremendo. ?C¨®mo vive esta situaci¨®n la gente sin medios y c¨®mo la vive gente con medios, con casas grandes, con una bodega bien surtida, con una despensa llena, con dinero del que echar mano hasta que las cosas vuelvan a funcionar? No s¨¦ si las revoluciones salen de estas situaciones o no.
P. Siempre se ha mostrado atento y cr¨ªtico a la realidad del periodismo. Este tiempo ha sido tambi¨¦n el tiempo de los periodistas. ?C¨®mo ve usted este instrumento social que es la prensa hoy?
R. Una de las cosas que nos ha ense?ado esta situaci¨®n es el valor de la prensa, de la informaci¨®n. En ¨¦pocas de m¨¢s inercia el peri¨®dico era un entretenimiento de las ma?anas. Ahora es lo primero que se mira, antes de desayunar, antes de lavarse la cara. A ver si ha mejorado, o si ha empeorado la situaci¨®n¡ Cuando salgo a aplaudir no solamente aplaudo a los sanitarios, sino a mucha m¨¢s gente. A los que hacen que no falte comida en los supermercados. Y tambi¨¦n a los periodistas, que est¨¢n ah¨ª cada ma?ana y que me est¨¢n dando a cada momento lo que necesito para saber. Yo creo que los periodistas se hab¨ªan relajado un poco y ahora han estado otra vez a la altura. El periodismo ha cumplido y sigue cumpliendo y hay que ponerle buena nota.
Toda esa cuesti¨®n de los nacionalismos, que han estado tan presentes, ahora est¨¢n un poquito por ah¨ª, perdidos. Pero ya volver¨¢n, porque estas cosas no se apagan tan f¨¢cilmente.
P. La verdad sobre el caso Savolta es sobre lo que ocurre despu¨¦s de una guerra y antes de que ocurran otras. Cuando se reedit¨® este libro en 2015, celebrando 40 a?os desde su publicaci¨®n en 1975, estaba en efervescencia el asunto de la independencia de Catalu?a. Usted dijo: ¡°No entiendo lo que pasa, no veo a d¨®nde va, me preocupa. Me da miedo¡±. Ahora tantas cosas parecen desvanecerse¡
R. El vuelco que han dado noticias que parec¨ªan graves y que estaban en primera p¨¢gina y ahora est¨¢n en la p¨¢gina 20 o en los crucigramas¡ Toda esa cuesti¨®n de los nacionalismos, que han estado tan presentes, ahora est¨¢n un poquito por ah¨ª, perdidos. Pero ya volver¨¢n, porque estas cosas no se apagan tan f¨¢cilmente. Pero, de momento, se han quedado un poco en segundo t¨¦rmino.
P. ¡°Felizmente insatisfecho¡± se declaraba usted tras el premio Cervantes. ?Y ahora?
R. Cada vez menos insatisfecho. He tenido mucha suerte, y la sigo teniendo. He visto tanta gente que no ha tenido suerte, o que no la tiene, y que ha pasado por cosas tan dram¨¢ticas. No he vivido toda mi vida de cumplea?os feliz, pero he tenido una gran suerte. Este es un balance de nota bastante alta, como la que le doy a los periodistas.
P. Tras su Cervantes en 2016 dec¨ªa que entonces un hueco grande que sent¨ªa era no poder llamar a su agente, Carmen Balcells [fallecida en 2015]. Ella representaba, como Hortelano, como Juan Benet, como aquellos veteranos, una ¨¦poca de a?orada calidad¡
R. De la calidad de este tiempo hablar¨¢n los que vengan luego. ?A lo mejor nosotros somos los Hortelano y Benet de estos tiempos, qui¨¦n sabe! En mi caso particular, tuve una suerte muy grande: conoc¨ª a toda esa gente. En cuanto a Carmen Balcells¡ Vivir en su tiempo y cerca de ella era como haber nacido en casa de millonarios, era un lujo reservado a muy pocos, era un lujo mayor que tener un yate. Hay en su agencia gente magnifica, que sigue ah¨ª muy atenta, aunque ahora ya no estoy construy¨¦ndome una carrera y construy¨¦ndome a mi mismo. Ahora estoy, digamos, hecho o en proceso de deshacer. Tener a?os significa que hay cosas que ya tienes hechas, que no las tienes que volver a hacer.
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