El avi¨®n que captur¨® un submarino
Entre los episodios m¨¢s extraordinarios de la II Guerra Mundial est¨¢ el del bombardero brit¨¢nico que logr¨® la rendici¨®n en alta mar de un sumergible nazi, que sirvi¨® luego bajo bandera enemiga
Cuando me preguntan cu¨¢l es mi historia favorita de submarinos de la II Guerra Mundial -lo que desgraciadamente no sucede a menudo- suelo citar la del sumergible alem¨¢n U-570, capturado por un aeroplano brit¨¢nico en 1941. A ver si no es extraordinario que un avi¨®n aprese un submarino, no parece lo suyo. Pero es que, adem¨¢s, el U-570 fue incorporado a la flota enemiga, la Royal Navy, y naveg¨® durante un a?o bajo el pabell¨®n de esta, llegando incluso, en un duelo fratricida, a disparar sus torpedos contra otro sumergible alem¨¢n hermano (fall¨®, pero le dio un buen susto).
Esta segunda parte de la aventura del U-570 les resultar¨¢ familiar a muchos: se parece en parte al argumento de la pel¨ªcula de Hollywood U-571, protagonizada por Matthew McConaughy (y con un inesperado Jon Bon Jovi en el reparto), que explicaba la historia de un submarino alem¨¢n capturado por fuerzas navales de los EE UU en una audaz russe de guerre para arrebatarle la m¨¢quina de cifrado Enigma. El filme, en el que una tripulaci¨®n estadounidense se ve¨ªa obligada a navegar un buen rato en el sumergible nazi, no se basaba en realidad en la historia del U-570 (ni en la del verdadero U-571, ya que estamos) sino en la de otro submarino pescado (en realidad no por la USS Navy sino por los brit¨¢nicos), el U-110, que se hundi¨® cuando lo remolcaban tras la captura.
El U-570, que es a lo que ¨ªbamos -y perdonar¨¢n el baile de cifras, pero es que los alemanes, al rev¨¦s que brit¨¢nicos y estadounidenses, no pon¨ªan nombres a sus sumergibles-, no es el ¨²nico que fue atrapado en condiciones de seguir navegando, pues tambi¨¦n se captur¨®, en 1944, en buen estado el U-505 (actualmente en el Museo de la Ciencia de Chicago), pero s¨ª el ¨²nico submarino alem¨¢n que luch¨® en los dos bandos.
Lo rebautizaron HMS Graph y su captura y uso por el enemigo provocaron a Hitler, como puede suponerse, pues bueno era el F¨¹hrer cuando le quitaban algo, ya fuera el Bismarck o Par¨ªs, intensos ataques de rabia: exigi¨® a su marina que hundiera el submarino ipso facto y fusilara a su capit¨¢n. Esto ¨²ltimo no iba a ser posible de momento, puesto que el Kapitanleutnant Hans Rahmlow estaba preso de los brit¨¢nicos. Su comportamiento en la captura de su sumergible no fue muy heroico que digamos, por no calificarlo de chapucero. Un capit¨¢n no pod¨ªa dejar que atraparan su nave y los secretos tecnol¨®gicos que conten¨ªa. Y si lo hac¨ªa se esperaba que muriera lo m¨¢s wagnerianamente posible. Pero Rahmlow, detestado todav¨ªa hoy por los veteranos m¨¢s recalcitrantes, estaba muy verde: era su primer mando de buque (antes se ocupaba de artiller¨ªa costera que es un destino m¨¢s bien est¨¢tico) y su primera patrulla. No supo reaccionar a tiempo cuando al abrir la escotilla y salir a la torreta de su submarino tarareando se encontr¨® con un avi¨®n enemigo que se le echaba encima.
Era el Lockheed Hudson (un bombardero ligero y de observaci¨®n) S for Sugar, pilotado por el l¨ªder de escuadr¨®n James Herbert Thompson, que tuvo que pellizcarse ante la imagen de un sumergible alem¨¢n que emerg¨ªa justo debajo de su avi¨®n. ¡°Le pillamos como un pato gordo sentado¡±, describi¨® el aviador. Le lanz¨® unas cargas de profundidad y en el U-570 se desat¨® el p¨¢nico. Algunos tripulantes trataron de correr hacia el ca?¨®n de cubierta pero fueron cortados en seco por las ametralladoras del avi¨®n. Rahmlow adujo despu¨¦s que su nave hab¨ªa quedado da?ada e incapaz de sumergirse (luego se vio que no era as¨ª). El caso es que supuso que estaban perdidos y onde¨® bandera blanca.
En el avi¨®n quedaron estupefactos: se les hab¨ªa rendido un submarino, pero y ahora qu¨¦. Un cormor¨¢n se puede zambullir para cobrar un pez, pero un Lockeeed Hudson no. Permanecieron dando vueltas sobre el sumergible y dieron aviso por radio. Pronto aparecieron otros aviones, arrastreros armados y luego llegaron buques de guerra. ¡°Aquello parec¨ªa Picadilly Circus en hora punta¡±, recuerda Thompson en H. M. U-Boat, de John Drummond (W. H. Allen, 1958), que reconstruye con gran fuerza narrativa la historia. Una partida de abordaje lleg¨® al monstruo marino herido y se organiz¨® la evacuaci¨®n forzosa. A punta de pistola se impidi¨® que los alemanes que abandonaban el sumergible lo hundieran o se llevaran material estrat¨¦gico. Uno de los oficiales pidi¨® luego algo c¨¢ndidamente que le devolvieran su ejemplar de Mein Kampf (otro tripulante le¨ªa a bordo, en una muestra de lo ecl¨¦ctica que pod¨ªa ser la biblioteca de un submarino, Lo que el viento se llev¨®).
El bot¨ªn incluy¨® cosas m¨¢s interesantes, como los nuevos torpedos el¨¦ctricos, el giro-comp¨¢s Anschutz, el calculador de ataque, las radios de detecci¨®n de alta frecuencia y libros de c¨®digos, adem¨¢s de los mapas de los campos de minas del Atl¨¢ntico Norte: un da?o irreparable para el esfuerzo de guerra alem¨¢n. Donitz estaba desolado, acababa de perder esos d¨ªas a su tr¨ªo de ases, Kretschmer, Prien y Schepke, y ten¨ªa que darle la noticia de lo del U-570 a Hitler, que igual se mosqueaba y lo degradaba de almirante de los submarinos a cabo paracaidista.
Alguien, siempre hay gente con sensibilidad fetichista, incluso abordando un submarino nazi, se llev¨® de recuerdo la ense?a de batalla del sumergible y los binoculares del capit¨¢n (no fui yo pero podr¨ªa haberlo sido). Tras revisar el buque, los brit¨¢nicos concluyeron que el U-570 no ten¨ªa que haberse rendido. De hecho, en muy poco tiempo, tras remolcarlo a Islandia, lo pusieron a punto y lo botaron de nuevo con su nueva bandera y nombre. De paso le retiraron las tradicionales herraduras doradas de la buena suerte que llevaba incrustadas en la torreta, visto que de mucho no hab¨ªan servido. Supongo que tambi¨¦n quitaron las esv¨¢sticas y el preceptivo retrato de Hitler, como ahora algunos patronos y armadores catalanes est¨¢n quitando de sus veleros el del em¨¦rito dedicado, o lo usaron para tirar dardos.
El servicio del HMS Graph no fue muy lucido -deb¨ªan ir con mucho cuidado para que no los confundiera su propio bando-, pero sirvi¨® para poner de los nervios a Hitler que es de lo que se trataba. Ten¨ªa una fijaci¨®n morbosa con el submarino capturado y de repente en medio de una reuni¨®n preguntaba: ¡°?Y mi U-Boot?¡±, seguido de una pataleta. Seguro que pensaba que se lo hab¨ªan llenado de jud¨ªos y comunistas y colgado su retrato en el retrete (el retrete es un sitio particularmente malo en un submarino, una vez estuve en uno ruso, en el de un sumergible ruso quiero decir, y fue horrible, y eso que no nos lanzaron cargas de profundidad). Qui¨¦n sabe si la rabia por la perdida y usurpaci¨®n de su submarino no le desconcentr¨® para tomar decisiones acertadas con el Tirpitz; ah¨ª queda.
La historia del U-570, aparte de que al final al submarino lo dieron de baja -por los l¨®gicos problemas con los repuestos- y lo embarrancaron en una isla escocesa, para hacerlo servir luego de blanco de tiro, tiene un colof¨®n humano muy triste. La remojada tripulaci¨®n alemana fue a parar a un campo de prisioneros (en el distrito de los lagos) en el que a estos los mandaba el guapo as capturado Otto Kretschmer que quiz¨¢ para compensar su propio apresamiento -aunque ¨¦l hab¨ªa hundido su U-99- era terriblemente estricto. Someti¨® a los oficiales del submarino (el capit¨¢n fue ingresado m¨¢s tarde) a un consejo de guerra que consider¨® culpable de cobard¨ªa ante el enemigo al desgraciado segundo de a bordo, el teniente Bernhard Berndt, de 26 a?os, y lo conden¨® a ser fusilado. El cumplimiento de la sentencia deb¨ªa esperar a que los alemanes ganaran la guerra, pero Berndt se lo tom¨® muy mal. Le hicieron un bullying como solo lo pueden hacer un grupo de nazis presos. Tras pedir permiso para suicidarse y que no se lo concedieran, para redimirse propuso que le ayudaran a fugarse, localizar el U-570, que fondeaba no muy lejos, y sabotearlo. Fue un desastre. Lo descubrieron y lo mataron de un disparo cuando trataba de escapar. Lo enterraron bajo una simple cruz de madera en el bonito cementerio de Hawkshead, Lancashire (no lo busquen ahora, yo lo hice infructuosamente mientras realizaba un reportaje sobre los vikingos en la zona: lo trasladaron al Cementerio de Guerra Alem¨¢n de Cannock Chase, en Staffordshire).
Acabando de escribir estas l¨ªneas he descubierto -esto es un no parar- que los alemanes tambi¨¦n capturaron un submarino brit¨¢nico, el HMS Seal, averiado por una mina, ?y tambi¨¦n desde el aire!, aunque en este caso los art¨ªfices del apresamiento fueron dos hidroaviones Arado Ar. 196 (pilotados respectivamente por los tenientes Mehrens y Schmidt), que es m¨¢s f¨¢cil. El sumergible fue incorporado asimismo a la marina alemana, como U-B y bajo el mando de un veterano submarinista de la I Guerra Mundial, el capit¨¢n de nav¨ªo Bruno Mahn, pero se limit¨® a actividades de entrenamiento y propaganda, sin acciones de guerra.
Babelia
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