Los museos buscan rentabilizar su presencia en la Red
La pandemia ha descuadrado las cuentas de los centros, pero ha impulsado su presencia en Internet. El reto es crear un nuevo modelo de negocio digital
Los autobuses con miles de turistas diarios han desaparecido y tardar¨¢n en volver. La OCDE ha pronosticado una disminuci¨®n del 70% en el movimiento de viajeros en 2020. Si tenemos en cuenta que el turismo cultural representa el 40% del total europeo, y que cuatro de cada diez visitantes eligen su destino en funci¨®n de su oferta cultural, seg¨²n la propia OCDE, los museos encaran una reducci¨®n dram¨¢tica de sus ingresos a largo plazo. A ello hay que sumar los posibles recortes en las ayudas p¨²blicas. Tampoco se espera que los ingresos por entradas, tienda y cafeter¨ªa se recuperen hasta 2021. ¡°Existe una necesidad urgente de financiaci¨®n para garantizar el funcionamiento diario de los museos y las buenas condiciones laborales de sus empleados¡±, asegura el presidente del Consejo Internacional de Museos (ICOM), Alberto Garlandini. Y eso incluye volver la vista hacia las p¨¢ginas web de los centros para sacarles rentabilidad.
Esa idea estaba recogida en una carta filtrada del ministro de Cultura brit¨¢nico, Oliver Dowden, a los museos, en la que exig¨ªa a los directores de las instituciones ¡°adoptar un enfoque lo m¨¢s comercial posible¡±, para ¡°maximizar las fuentes alternativas de ingresos¡±. Su Gobierno ha destinado una cantidad muy significativa ¡ª110 millones de euros¡ª para que los 15 museos nacionales superen la crisis sanitaria. En el escrito, Dowden se?ala la necesidad de ¡°monetizar ofertas digitales¡±, en alusi¨®n a la creaci¨®n de muros de pago similares a los de los diarios, en las webs de los museos p¨²blicos, que durante el confinamiento invirtieron en su promoci¨®n digital.
¡°Los museos van a tener que adaptarse y diversificar sus ingresos¡±, cuenta Garlandini, que se muestra favorable a este cambio de modelo. El experto imagina algunas soluciones para un territorio pendiente de explorar, acelerado por la pandemia y la crisis de los espacios p¨²blicos: ¡°Desde muros de pago para exposiciones en l¨ªnea, contenido exclusivo, aplicaciones o suscripciones, hasta estrategias freemium para recursos en l¨ªnea o cursos de aprendizaje¡±, a?ade el presidente de ICOM.
Durante el confinamiento, la asociaci¨®n, con base en Alemania, The Network of European Museums Organisations (NEMO) public¨® un estudio sobre el impacto de la covid-19 en el que se revelaba que una gran parte de los encuestados estudiaban c¨®mo generar ingresos mediante ofertas digitales. ¡°La idea de Dowden no es mala, hay que encontrar nuevas fuentes de ingresos, pero lo primero es la accesibilidad y la inversi¨®n en los museos para ofrecer experiencias en l¨ªnea¡±, explica Julia Pagel, secretaria general de NEMO. Tambi¨¦n alerta de que la mayor¨ªa de los museos europeos todav¨ªa tienen pendiente su transformaci¨®n digital.
Esta expansi¨®n digital de los beneficios en tiempos de crisis podr¨ªa chocar con el mandato de la accesibilidad. En Espa?a es un derecho reconocido en el art¨ªculo 44 de la Constituci¨®n. Por eso fuentes del Museo Nacional Reina Sof¨ªa indican que no se han planteado poner en marcha una web con contenidos de pago: ¡°Como instituci¨®n y servicio p¨²blico se intentar¨¢ siempre lograr la mayor accesibilidad, con el m¨ªnimo coste para el p¨²blico¡±. Julia Pagel no es partidaria de que el alcance econ¨®mico determine esta expansi¨®n, y cita el art¨ªculo 27 de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos de la ONU (1948), que proclama el de todo ciudadano a participar en los museos. Recuerda que son instituciones sin ¨¢nimo de lucro y al servicio de la sociedad, que deben esforzarse por la inclusi¨®n y la accesibilidad.
El caso del Prado
El museo debe identificar el valor a?adido ¨²nico de su oferta digital y el Prado parece haberla encontrado durante el cierre del museo: el n¨²mero de visitas a la web se increment¨® en casi un 250% y super¨® los 12 millones durante el confinamiento. ¡°Este crecimiento ha sido gratuito y ahora debemos conseguir que el visitante virtual participe econ¨®micamente. Tenemos la voluntad de hacer ese cambio y encontrar una estrategia digital de pago¡±, explica Javier Solana, presidente del patronato de la instituci¨®n.
El presidente de ICOM cree que el objetivo de esta revoluci¨®n digital del pago deber¨ªa fundarse en un equilibrio entre accesibilidad y rentabilidad, sin olvidar la financiaci¨®n p¨²blica, porque ¡°un cambio de modelo de negocio por s¨ª solo no salvar¨ªa a los museos del colapso financiero¡±, indica Garlandini. A Javier Mart¨ªn Cavanna, director de la Fundaci¨®n Compromiso y Transparencia, le parece que fortalecer la sostenibilidad econ¨®mica es una ¡°estrategia inteligente¡±. ¡°No veo inconveniente en las ofertas premium si no se desv¨ªan de su misi¨®n de hacer accesible su oferta¡±, sostiene Cavanna.
Pagar por ver es una l¨ªnea de financiaci¨®n m¨¢s y es ¡°apropiada¡±, cree Jordi Tresserras (vicepresidente de ICOMOS), si lo que se ofrecen son programas de formaci¨®n o experiencias culturales, educativas, como los tours virtuales con un experto. Estos servicios los puso en marcha el pasado mayo el Digimuseo de Finlandia. ¡°La financiaci¨®n digital es una oportunidad que no debemos desperdiciar¡±, indica Tresserras. La presidenta del Instituto de Arte Contempor¨¢neo (IAC), Marta P¨¦rez Ib¨¢?ez, recuerda que durante el confinamiento ¡°la cultura ha regalado mucho contenido y en alg¨²n momento debe pensar en rentabilizarlo¡±.
Aunque todav¨ªa no hay experiencias de ¨¦xito en el pay per view (PPV), ¡°hay espacio para ellas¡±, dice Julia Pagel. ¡°En algunos pa¨ªses ya se est¨¢n apoyando proyectos piloto y modelos de negocio para desarrollar soluciones de pago. No se trata de ocultar la colecci¨®n detr¨¢s de un muro de pago, sino de crear servicios y valor agregado significativo y divertido¡±, a?ade la secretaria general de NEMO. Y se?ala la experiencia del Van Abbemuseum, en Eindhoven (Pa¨ªses Bajos), uno de los pocos que han abierto este canal de financiaci¨®n, para permitir la visita desde casa, por el precio de una entrada (13 euros). ¡°Quisimos asistir a las personas enfermas que, por ejemplo, no pueden moverse de su cama¡±, indican fuentes del centro. Un robot es manejado por el visitante, que recorre las salas acompa?ado por un gu¨ªa.
Babelia
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