Banksy en Zara Home
Especialista en la doma de animales salvajes, el mercado se lo traga todo a condici¨®n de que sea inofensivo
En 1988 el artista estadounidense Chris Burden instal¨® en el Museo de Arte de Newport la escultura Sans¨®n, dos enormes vigas de madera colocadas contra los muros de carga como si fueran los brazos del h¨¦roe israelita. Mediante un mecanismo hidr¨¢ulico, la pieza se conectaba al torno de control de entrada, de modo que cada vez que un visitante acced¨ªa a la exposici¨®n las vigas presionaban sobre las paredes. Cuando se alcanzase el medio mill¨®n de visitas, el edificio se derrumbar¨ªa. A falta de una semana para la clausura, los bomberos desmantelaron la obra. ?La raz¨®n? Bloqueaba una salida de incendios.
Tres a?os m¨¢s tarde, Sans¨®n recal¨® en el vest¨ªbulo del C¨ªrculo de Bellas de Madrid como parte de El sue?o imperativo una colectiva de arte social que, por azar, coincidi¨® con la Guerra del Golfo. Poco despu¨¦s de la inauguraci¨®n, el torno se coloc¨® a tal distancia que era innecesario atravesarlo para entrar. En 2008 el artista vendi¨® la obra a un coleccionista brasile?o que, suponemos, no recibe a mucha gente en casa.
Especialistas en la doma de animales salvajes, el mercado y las instituciones se lo tragan todo a condici¨®n de que sea inofensivo. Y si no lo es, ellos se encargan de ponerle un marco y de vender camisetas. Ese es el drama del arte contempor¨¢neo: ser celebrado en lugar de perseguido. Creaciones cuyo significado reside en el contexto ¡ªsite specific¡ª y en la subversi¨®n terminan siendo objeto de merchandising. Si no quieres que te ensucien la fachada con una pintada, organ¨ªzale una exposici¨®n al grafitero.
Esa parece la l¨®gica que mueve una muestra como la que el propio C¨ªrculo dedica estos d¨ªas a Banksy, una de cuyas mayores virtudes es que no ha sido autorizada por ese enigm¨¢tico artista urbano al que andan colg¨¢ndole la autor¨ªa de todos los monolitos que aparecen por el mundo. Solo falta que encuentren en su poder la escultura de Richard Serra ¡ª38 toneladas¡ª que desapareci¨® del Reina Sof¨ªa en 1992. A la humillaci¨®n de que te conviertan en decoraci¨®n hay que a?adirle el desprop¨®sito de que consideren obra original ¨²nica una copia ejecutada con una plantilla, es decir, un trabajo intr¨ªnsecamente reproducible.
En su ¨²ltimo ensayo, Contra la igualdad de oportunidades, C¨¦sar Rendueles dedica unas p¨¢ginas a la relaci¨®n entre antagonismo cultural y elitismo social. All¨ª se?ala la existencia de formas de ¡°populismo cultural extremadamente condescendientes¡± dirigidas a dar un ¡°sello de legitimidad¡± a ¡°expresiones cotidianas que nunca han necesitado para nada de la alta cultura o del pensamiento acad¨¦mico¡±. Y afirma: ¡°No hay nada ileg¨ªtimo en teorizar u organizar exposiciones en torno a c¨®mics, series de televisi¨®n o m¨²sica popular como no hay nada ileg¨ªtimo en interpretar a la gaita un fragmento de la Rep¨²blica de Plat¨®n, pero lo primero contribuye a la cultura cotidiana tanto como lo segundo a la historia de la filosof¨ªa¡±. Nos vemos en el zoo. O en Zara.
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