Osad¨ªa carpetovet¨®nica

Los diez minutos finales de verdadera oda feminista, de reivindicaci¨®n del papel de la mujer en la historia, con el recuerdo de un buen pu?ado de nombres m¨ªticos a trav¨¦s de una original secuencia de corte musical, dejan un regusto menor amargo, pero no son capaces de arreglar el desastre carpetovet¨®nico de la primera hora y media de pel¨ªcula. Se supone que Manual de la buena esposa, ¨²ltimo trabajo del hasta ahora interesante director franc¨¦s Martin Provost, es una farsa sobre los ¨²ltimos coletazos de rancio conservadurismo en torno al papel de la mujer en la sociedad y en la familia francesas, antes de la explosi¨®n de Mayo del 68. Pero esa farsa ni tiene gracia en su comedia ni mantiene la necesaria cuota de credibilidad en sus situaciones. Para rematar, contiene una vertiente dram¨¢tica que encaja fatal con todo lo anterior porque cada tono va por un lado y cada interpretaci¨®n por el suyo.

Ambientada en una academia para se?oritas gestionada entre lo privado y lo religioso, que tiene como objetivo convertir a las adolescentes enviadas por sus padres en mujeres sumisas a sus maridos, guapas y educadas seg¨²n las m¨¢s rancias normas, Manual de la buena esposa va acompa?ada de dos tipos de actuaciones: las mujeres adultas, encabezadas por Juliette Binoche, est¨¢n pasadas de rosca, saineteras y gesticulantes; las chicas, sin embargo, en papeles de menor importancia, interact¨²an con las mayores desde registros naturalistas, y la combinaci¨®n de ambos m¨¦todos resulta incomprensible. Provost, director de pel¨ªculas notables como S¨¦raphine (2008) y Violette (2013), en las que daba a conocer a relevantes mujeres reales de la historia del arte hasta entonces esquinadas, y de la estimable Dos mujeres (2017), con unas excelentes Catherine Deneuve y Catherine Frot, parece perdido esta vez en su b¨²squeda de la comicidad.

En el trecho final, poco antes de la ¨²ltima secuencia musical, Provost, tambi¨¦n coguionista, inicia su particular empuje y lo inocula en sus mujeres: Binoche se pone unos pantalones y se atreve a tener un romance con un amor del pasado. Ambos son viudos. Acab¨¢ramos. Y lo cuenta como una doble osad¨ªa. En la Francia de 1968.