Emma Cline: ¡°Nadie es un monstruo las 24 horas del d¨ªa, ni siquiera Harvey Weinstein¡±
La autora estadounidense, que se revel¨® con ¡®Las chicas¡¯, regresa con una novela breve donde se mete en la piel del productor ca¨ªdo en desgracia mientras espera la sentencia de su juicio
A los 25 a?os, Emma Cline (Sonoma, California, 31 a?os) se gan¨® la fama al recibir la cifra astron¨®mica de dos millones de d¨®lares por escribir sus primeros tres libros. Empez¨® por Las chicas, novela libremente inspirada en la matanza perpetrada por el clan de Charles Manson. En lugar de interesarse por el psic¨®pata, como tantos otros antes que ella, la autora estadounidense tom¨® la inhabitual decisi¨®n de centrarse en las j¨®venes que formaron parte de su secta, c¨®mplices de cr¨ªmenes atroces con sonrisa angelical, que fueron verdugos pero tambi¨¦n v¨ªctimas, ni?as p¨²beres bajo su yugo psicol¨®gico. Cline se meti¨® en asuntos que no tardar¨ªan en conquistar un lugar central en el debate p¨²blico, como las agresiones sexuales y los abusos de poder. Cuando se public¨® el libro en 2016, solo unos meses antes de que estallara el Me Too, no eran tan corrientes como hoy.
¡°Me encontr¨¦ incluso con cierta resistencia. Me dec¨ªan que mi retrato era muy extremo, que eso pasaba en los sesenta, pero que todo hab¨ªa mejorado mucho desde entonces. Una de las cosas que me interesaba decir era, precisamente, que todo aquello no termin¨® en esa d¨¦cada¡±, recuerda Cline por videollamada desde su luminoso dormitorio en el barrio de Silver Lake, en Los ?ngeles. La irrupci¨®n del caso Weinstein, solo un a?o m¨¢s tarde, cre¨® un cambio en la temperatura cultural y valid¨® su punto de vista. No es pura casualidad que su nuevo libro, Harvey (Anagrama), se interese por el productor ca¨ªdo en desgracia. Este relato breve fue escrito durante su juicio por violaci¨®n y delito sexual en 2020, sin que Cline tuviera claro cu¨¢l ser¨ªa el desenlace. ¡°Le¨ª un art¨ªculo, creo que en The New York Times, que contaba c¨®mo esperaba Weinstein el veredicto: en casa de un amigo, busc¨¢ndose a s¨ª mismo en Google y viendo muchas series de Netflix. Me pareci¨® pat¨¦tico y humano¡±, recuerda la autora.
Cline decidi¨® indagar en la vulnerabilidad del personaje, pese a los peligros que esa iniciativa acarreaba, como una identificaci¨®n excesiva o una empat¨ªa rayana en la justificaci¨®n. Todo el libro camina, a prop¨®sito, por esa cuerda floja. ¡°Entiendo la voluntad de describir a las personas como h¨¦roes o villanos. A todos nos gusta el binarismo, el blanco y el negro. Nuestros cerebros disfrutan con esas categorizaciones. Pero yo no soy legisladora, no estoy a cargo de crear una ley sobre acoso sexual en el trabajo. Lo que soy es novelista y, como tal, debo explorar todos los grises¡±, se explica Cline. ¡°La ficci¨®n nunca puede estar sujeta a un escrutinio moral, porque no funciona con las normas con las que operamos como sociedad. Y eso es lo que me parece genial respecto a ella¡±.
Harvey es una pieza de c¨¢mara que transcurre en las 24 horas anteriores al anuncio de la sentencia, mientras Weinstein ¡ªapellido que la autora nunca menciona, prefiriendo usar solo su nombre de pila¡ª aguarda el final en una casa prestada. En 100 p¨¢ginas escasas, la confianza inicial del protagonista¡ª¡±?C¨®mo no lo iban a absolver? Est¨¢bamos en Am¨¦rica¡±, reza Cline en la segunda p¨¢gina¡ª va cediendo espacio a la desesperanza a medida que el protagonista entiende que se ha quedado solo. El pensamiento que m¨¢s ocupa a Weinstein, en pleno autoenga?o respecto a sus actos, es una futura adaptaci¨®n de Ruido de fondo, la novela inadaptable de Don DeLillo, que precisamente es su vecino en su hogar provisional en Connecticut (White Noise es tambi¨¦n el t¨ªtulo original del texto de Cline, publicado por The New Yorker en junio de 2020). Con ¨¦l volver¨¢ a la primera l¨ªnea cuando el jurado lo declare inocente. Salvo si¡
Cline no cree que indagar en los resortes psicol¨®gicos de Weinstein sea un ejercicio peligroso. ¡°Escribir sobre una persona por la que no siento empat¨ªa o inter¨¦s no me interesa como reto. Si voy a escribir sobre alguien es porque veo en ¨¦l a un ser humano con muchas caras distintas, las mismas que tengo yo. Nadie es un monstruo las 24 horas del d¨ªa, ni siquiera ¨¦l¡±, rebate. La autora nunca quiso relativizar los hechos que se le imputaban. ¡°Me parece estupendo que la gente pague por haber causado dolor a los dem¨¢s. Pero, una vez m¨¢s, ese no es mi trabajo. En realidad, la ficci¨®n no es una buena herramienta para el activismo. Las dos cosas est¨¢n muy bien, pero mejor por separado. He apoyado al Me Too, pero eso no tiene que ver con mi escritura. La pol¨ªtica exige trazar l¨ªmites y, por ese motivo, no es un espacio en el que yo pueda operar como autora. Si empezamos a plantearnos si un autor ¡ªo, peor, un personaje¡ª tiene una moral ejemplar, es el final¡±.
Am¨¦rica est¨¢ podrida
Las p¨¢ginas de Las chicas desprend¨ªan una tensi¨®n permanente entre la candidez de sus j¨®venes protagonistas, la belleza del paisaje californiano y la exquisitez de la propia prosa con un sentimiento oscuro y ominoso que los acechaba. En Harvey vuelve a aparecer esa ambivalencia en la descripci¨®n que Cline hace de un mundo lleno de riqueza y celebridad, pero que est¨¢ podrido por dentro. ¡°Hay algo muy inquietante en el coraz¨®n de Am¨¦rica. Es un lugar bell¨ªsimo y magn¨¦tico, pero esconde una fealdad que ha sido reprimida durante mucho tiempo y que ahora sale a la superficie con acontecimientos como Black Lives Matter¡±, se?ala Cline. ¡°Para mucha gente, es dif¨ªcil aceptar que pueda ser un lugar maravilloso y, a la vez, esconder esa podredumbre en su interior¡±.
Su nuevo libro de relatos, Daddy, que Anagrama publicar¨¢ en los pr¨®ximos meses, vuelve a estar repleto de varones maduros con comportamientos poco ejemplares. ¡°Me interesa hablar de esa generaci¨®n de hombres que debe encontrar su lugar en un mundo que ha cambiado y en el que siente que ya no encaja¡±, afirma Cline. En una conversaci¨®n reciente con el director Brian de Palma, publicada por la revista Interview, la escritora admiti¨® tener una relaci¨®n dif¨ªcil con su padre, aunque prefiere no adentrarse en ello en la entrevista y solicita amablemente pasar a la siguiente pregunta. ?Viene de ah¨ª su inter¨¦s por la generaci¨®n de los boomers? ¡°No creo que sea necesaria la experiencia familiar, basta con observar a tu alrededor. Las cosas han cambiado mucho en un periodo de tiempo muy corto. Cosas que eran normales hace cinco a?os ahora resultan totalmente inaceptables. Y existe toda una generaci¨®n, de hombres como de mujeres, desorientada y alienada por esa nueva cultura¡±, responde Cline.
La escritora no cree que el ser humano sea bueno por definici¨®n. ¡°Si somos buenos, es por pura suerte moral¡±, bromea. ¡°Somos buenos porque las fuerzas del universo nos han ahorrado la oportunidad de comportarnos mal, porque hemos tenido la buena suerte de conducir borrachos sin matar a nadie al volver a casa. No creo que la gente sea malvada por defecto, pero todos somos capaces de ejercer el mal. Eso es lo que a muchos les resulta intolerable y lo que engendra esas descripciones caricaturescas de personajes como Weinstein, como si fueran totalmente distintos a nosotros, como si no pertenecieran a nuestra especie¡±. Sus libros recuerdan que s¨ª forman parte de ella. ?Cualquier persona podr¨ªa acabar actuando como su inc¨®modo protagonista? ¡°No necesariamente de la misma manera, pero, si se dan las circunstancias adecuadas, si uno se beneficia de d¨¦cadas y d¨¦cadas de poder y dinero, me parece hip¨®crita considerar que lo suyo fue solo una anomal¨ªa¡±.
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