Estela Gonzalo: ¡°Hay un grado sorprendente de soledad¡±
Al frente de la Biblioteca Eugenio Tr¨ªas, en El Retiro, trabaja para combatir con lectura la soledad no deseada
Las nietas de Eugenio Tr¨ªas, hijas del editor David Tr¨ªas, la llaman ¡°la biblioteca del abuelo¡±. ?ngel Gabilondo, tambi¨¦n fil¨®sofo como el intelectual que le da nombre a este lugar en el que los libros est¨¢n siempre disponibles, ha dicho que ¡°tiene el aire de una biblioteca escandinava¡±, y de hecho va a hermanarse con la tambi¨¦n transparente biblioteca de Oslo, una de las mejores del mundo. Fue inaugurada el 29 de abril de 2013, dos meses despu¨¦s del fallecimiento del fil¨®sofo que le da nombre, nacido en Barcelona en 1942. La dirige Estela Gonzalo (Madrid, 61 a?os) desde que se fund¨®, hace 10 a?os. Tiene numerosos premios por la naturaleza de su actividad, ¡°y casi todos nos los han dado en Barcelona¡±. Trabaja, por ejemplo, para combatir a trav¨¦s de la lectura la soledad no deseada¡
Pregunta. Mucha gente sola¡
Respuesta. S¨ª, y nosotros salimos a su encuentro. Vemos que hay mucha gente que tiene problemas, y nosotros les ofrecemos la posibilidad de los libros. Hay un grado sorprendente de soledad, y muchos suicidios. A los solitarios los acercamos, los traemos, los valoramos. Ten¨ªamos un usuario que era conservador del Prado, y que muri¨® hace unos meses. Emilio Butrague?o lo conoc¨ªa, nos vino a ver, aquel se?or no ten¨ªa a nadie y quer¨ªa donar sus fondos a la biblioteca y su casa al museo. La pandemia ha dejado sola a much¨ªsima gente.
P. ?C¨®mo ayuda la biblioteca a los solitarios?
R. Tenemos un proyecto, La Biblioteca te acompa?a. Vamos a las residencias, a los centros de D¨ªa. Tenemos asociaciones que los ayudan a relajarse, les hacemos clubes de lectura, y les reservamos espacios para que vengan a los numerosos actos que tenemos. Lo que necesitan es que se les valore. Pens¨¦ que era gente m¨¢s mayor, pero nos hemos dado cuenta de que hay mucha gente joven sola y con serios problemas. La segunda causa de muerte juvenil en Espa?a es el suicidio. Gente que no sabe a d¨®nde acudir. Como la Biblioteca de Oslo, esta est¨¢ abierta todo el d¨ªa, es una plaza de la cultura, abierta s¨¢bados y domingos, en lugar de ir a cualquier otro sitio, aqu¨ª tienen tambi¨¦n su sitio los solitarios.
P. ?Qu¨¦ le ha dado a usted misma la biblioteca?
R. Llevo 35 a?os dirigiendo bibliotecas. Me han dado capacidad de conocer a los ni?os, a los escritores, tengo un equipo que cree en lo que hace, que contribuye a que la gente no se sienta n¨²mero, a que no se pierda su ¨¢nimo de vivir¡ Y este espacio es ¨²nico, atrae a gente que nunca ir¨ªa, es un escaparate en un parque extraordinario y aqu¨ª entran personas que nunca se acercar¨ªan a una biblioteca. Araujo y Nadal, los arquitectos que crearon el espacio, hicieron que esta fuera la puerta abierta de los libros.
P. Ha heredado el nombre de Eugenio Tr¨ªas, el gran fil¨®sofo.
R. Y la proximidad del barrio del Retiro, el parque, ha hecho que la gente la considere suya, un espacio ¨²nico que no es alejado ni monumental, sino que est¨¢ a pie de calle dentro de un lugar que es Patrimonio de la Humanidad. No somos un muro, y todas las ¨¢reas est¨¢n abiertas, tambi¨¦n mi despacho, donde la gente se sienta a leer. Y no es un lugar de silencios absolutos, y menos mal porque el silencio total es terrible. En la Biblioteca de Oslo hay m¨²sicos tocando en medio de los lectores. Tenemos una secci¨®n especial con los libros de Eugenio Tr¨ªas, trabajamos con muchos fil¨®sofos. La directora del Retiro ha puesto medidores: al parque entran al d¨ªa 110.000 personas, que son 160.000 los fines de semana. Es un espacio que te permite juegos que no son posibles en otras bibliotecas. Nos sirve como atracci¨®n y como radar. ?Somos una de las bibliotecas que m¨¢s presta de todo Madrid, 800 vol¨²menes al d¨ªa!
P. ?Y qu¨¦ lee usted?
R. Soy un poco antigua. Me gusta mucho Proust.
P. Eso no es antiguo, es eterno.
R. Y tambi¨¦n me gusta mucho Stefan Zweig, que me recuerda cosas que pueden volver a ocurrir, como le pas¨® a ¨¦l. Que nos volvamos m¨¢s intransigentes, y de ello hay amenazas. En la propia biblioteca hemos tenido un problema con un grupo de neonazis que nos pusieron esv¨¢sticas en todos los libros de jud¨ªos. A estos niveles estamos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.