Mauricio Sotelo y la Viena fin de siglo

Para muchos, seguro que Viena fin de siglo suena a la familia Strauss, Gustav y Alma Mahler, Gustav Klim, o acaso las vanguardias radicales de Loos -Ornamento y delito (1908)-, la segunda Escuela de Viena, Schoenberg, Wittgenstein, etc. Pero ha habido otro fin de siglo en Viena, el m¨¢s reciente y de nuevo con la m¨²sica en primer plano. Tenemos la suerte de que por all¨ª estuvo un m¨²sico madrile?o, Mauricio Sotelo (1961). En los ochenta se traslad¨® a la capital austriaca para estudiar m¨²sica y comparti¨® aventuras con gente que ahora parece, y es, historia. Por ejemplo, su amigo y colega Beat Furrer, con el que entr¨® a la Editorial Universal de Viena y con el que fue testigo de privilegio en la formaci¨®n de un grupo musical de alta especializaci¨®n, el Klangforum Wien. Empezaron dando conciertos en un ciclo del c¨¦lebre edificio La Sezession, lugar m¨¢gico que lo lanz¨® al mundo. Luego, la vida sigui¨®, pero Sotelo siempre ha sido el mejor embajador del Klangforum en Espa?a, as¨ª como estos han sido sus mejores c¨®mplices en no pocas de sus obras. Sotelo, por ejemplo, trajo al Klangforum al Teatro Real como orquesta de su ¨®pera, El p¨²blico, una operaci¨®n que dej¨® huella imborrable.

Este a?o, Mauricio Sotelo es el compositor residente del CNDM, un pu?ado de conciertos que est¨¢n ofreciendo un retrato de excepci¨®n del Sotelo creador. De estos conciertos, el que ofreci¨® Klangforum este lunes en el Auditorio 400, a?adi¨®, adem¨¢s, la faceta de Sotelo dirigiendo a su banda de amigos en las tres de sus obras programadas. Son obras del Sotelo m¨¢s abstracto, como indic¨® la music¨®loga Carmen Noheda en la presentaci¨®n, el m¨¢s centrado en la recreaci¨®n del sonido instrumental como materia preciosa de su trabajo. Dos de ellas eran un precedente y un consecuente: De imaginum, signorum et idearum compositiones I, del a?o 1994, y una reapropiaci¨®n de la obra con firma actual, II. Obra esta que era estreno absoluto y encargo del CNDM y del Klangforum. La m¨¢s antigua, escrita para ocho instrumentos (flautas, clarinetes, saxofones, violonchelo, contrabajo, piano y dos percusionistas) mostraba una preferencia por los sonidos graves que acompa?¨® a Sotelo en esos a?os, quiz¨¢ herencia del espectralismo, donde siempre las sonoridades graves articulaban un viaje vertical a los agudos.

Es curioso que la obra actual, su consecuencia, mantenga la misma plantilla, pero con el a?adido de un viol¨ªn y una viola, quiz¨¢ indicando que el pensamiento actual del m¨²sico ya puebla todo el registro desde la pr¨¢ctica de su propia escritura. Quiz¨¢ el momento m¨¢s espectacular de la obra fuera el impotente final, en el que un poderoso crescendo parec¨ªa querer abarcar una sonoridad casi mahleriana. Junto a estas obras, se escuch¨® su De magia, para saxos, piano y percusi¨®n, obra de muy buena factura que Sotelo escribi¨® para el Tr¨ªo Accanto en 1995 y a la que el tiempo le ha dado una solera especial.

Junto a Sotelo, el concierto reun¨ªa a tres compositores austriacos que redondeaban el retrato. De ellos, cobra especial relevancia el ya citado Beat Furrer (1954), que no es austriaco sino suizo, pero que ha hecho de Viena su casa. Su Klavierquartet consigui¨® que una combinaci¨®n cl¨¢sica sonara poderosamente moderna, desde la aspereza hasta la plenitud sonora. Tambi¨¦n estaba all¨ª Bernhard Lang, sutil y filigranero con una de sus obras dedicadas al concepto de repetici¨®n y diferencia de origen deleuziano. Y, c¨®mo no, la brillante Olga Neuwirth, que con un percusionista y electr¨®nica ofreci¨® una pieza plena de lirismo y emoci¨®n. La decena de m¨²sicos de Klangforum volvieron a dejar su marca como uno de los grandes grupos europeos de m¨²sica contempor¨¢nea.