El terror vivido en la sala Bataclan conmociona la Berlinale con ¡®Un a?o, una noche¡¯, de Isaki Lacuesta
La adaptaci¨®n del libro del espa?ol Ram¨®n Gonz¨¢lez, superviviente del ataque, lleva a la pantalla el dolor y las diferentes formas de encarar el recuerdo de hechos terribles
En el aire flotaban part¨ªculas visibles por la luz de los focos. Era p¨®lvora que, mezclada con sangre, ol¨ªa a muerte. El p¨²blico que aquel 13 de noviembre de 2015 asist¨ªa a un concierto en la sala parisiense Bataclan devino en v¨ªctimas de un atentado terrorista. Hab¨ªa unos 1.500 espectadores, tres yihadistas del Estado Isl¨¢mico asesinaron a 130 de ellos. Actuaba la banda Eagles of Death Metal. La leyenda dice que en ese momento interpretaban una canci¨®n, Kiss the Devil, sobre el diablo. De aquel terror vivido en Par¨ªs levant¨® testimonio Paz, amor y death metal (Tusquets), de Ram¨®n Gonz¨¢lez, superviviente espa?ol, que ten¨ªa 30 a?os en el momento de la masacre. Ese libro ha sido la base del guion de Isa Campo, Isaki Lacuesta y Fran Araujo para Un a?o, una noche, la pel¨ªcula de Lacuesta que ha conmocionado este lunes en su estreno la Berlinale, donde compite en la secci¨®n oficial.
Al contrario que los trabajos anteriores de Lacuesta (Girona, 46 a?os), doble ganador de la Concha de Oro de San Sebasti¨¢n por Los pasos dobles y Entre dos aguas, la pel¨ªcula ha nacido de un encargo, el del productor Ram¨®n Campos (impulsor de series tan exitosas como Velvet, Las chicas del cable o Fari?a), de la empresa Bamb¨², que ten¨ªa los derechos del libro y que, aunque lleva a?os haciendo cine, con el filme de Lacuesta sube de escal¨®n. Lo mismo le pasa al director, que por primera vez cuenta con presupuesto de grandes hechuras para un rodaje realizado en Par¨ªs (incluida la misma puerta de la sala Bataclan) y Barcelona (se reprodujo el concierto en la sala Apolo). ¡°Ser¨¢ un encargo, pero me lo he tomado como propio. Los cineastas cl¨¢sicos trabajaban as¨ª, aunque no quiero compararme con ellos¡±, explica Lacuesta.
Un a?o, una noche ha llevado a la ficci¨®n, en parte, a los protagonistas: lo es Ram¨®n, al que encarna el argentino Nahuel P¨¦rez Biscayart. Su pareja en pantalla es C¨¦line (No¨¦mie Merlant), versi¨®n francesa de la real, que es argentina. Si la primera parte de la pel¨ªcula pivota sobre Ram¨®n, la segunda vira hacia C¨¦line, lo que abre un debate a diversas interpretaciones y miradas ante los hechos. ¡°Ha sido el guion m¨¢s complejo que hemos escrito. Por lo delicado del tema y porque ten¨ªamos que cambiar la estructura manteni¨¦ndonos fieles a lo que Ram¨®n contaba y a lo que vivieron¡±, reflexiona el director, que confiesa que estuvieron casi dos a?os puliendo el guion. ¡°Siempre me preocup¨® la opini¨®n de Ram¨®n, que entendiera que hab¨ªa elementos de su libro que hab¨ªa que cambiar. En Ram¨®n y C¨¦line hemos proyectado cosas de otros supervivientes, y a ella la hicimos francesa porque nos permit¨ªa distintos sentimientos ante la posibilidad de huida de Par¨ªs, de mudarse a Espa?a, e incluso de reflexionar sobre a qui¨¦n van dirigidos los atentados terroristas¡±.
Lacuesta insiste en alabar a los actores. ¡°Un espectador nunca sabr¨¢ lo bien que han estado en el rodaje¡±. Nadie pone en duda la calidad de P¨¦rez Biscayart (120 pulsaciones por minuto, El profesor de persa), aunque en la Berlinale ha emocionado especialmente la profundidad que da a C¨¦line No¨¦mie Merlant (Curiosa, Retrato de una mujer en llamas, Par¨ªs distrito 13). ¡°Ella articula la sensaci¨®n francesa de herida a¨²n abierta¡±, como est¨¢ contando Emmanuel Carr¨¨re en las cr¨®nicas semanales en EL PA?S sobre el juicio a los terroristas supervivientes, ¡°y que han subrayado nuestros amigos franceses¡±. ¡°Es curioso que en las Ramblas de Barcelona [donde tambi¨¦n hubo un atentado terrorista] no haya quedado ese sentimiento, sino que el duelo se cerr¨® antes. No s¨¦ por qu¨¦. Puede que porque en Par¨ªs ocurri¨® en sitios a priori destinados al placer, como son una sala de conciertos o las terrazas de bares, y eso ha aumentado el eco social y ha motivado que gente que conozco haya abandonado la capital francesa¡±.
Una experiencia vital desde dos puntos de vista
El cineasta saca el mejor partido de su estilo en las secuencias de la cotidianidad de los protagonistas, en reflejar la creciente complicidad de una pareja que empieza y en c¨®mo un hecho casi inimaginable ¡ªser v¨ªctima de un atentado en un concierto en Par¨ªs¨D deja huellas tan diferentes en ambos. O al menos en c¨®mo lo degluten, verbalizan y sienten. ¡°Llevo m¨¢s de una d¨¦cada haciendo un documental sobre ETA y al principio ya aprend¨ª que no existen colectivos, que no hay respuestas homog¨¦neas entre los supervivientes. Se cumple el t¨®pico de que cada persona es un mundo¡±, cuenta. ¡°Es perturbador comprender que dos personas que han estado juntas en un mismo camerino¡±, temiendo que de repente se abra la puerta y el tableteo del kal¨¢shnikov anuncie su muerte, ¡°salgan con experiencias completamente distintas. Es que los cuatro recuerdan de forma opuesta la luz de aquel camerino¡±. Por los cuatro se refiere a la pareja protagonista y la de sus amigos, a los que interpretan Quim Guti¨¦rrez y Alba Guilera. ¡°Todav¨ªa hoy discuten sobre c¨®mo recuerdan ese espacio¡±.
Dos detalles curiosos de Un a?o, una noche. La pareja, tras el ataque, viaja a Espa?a para visitar a la familia de Ram¨®n. Ah¨ª aparecen Natalia de Molina, Enric Auquer y C. Tangana, que debuta como actor. ¡°Sale poco, pero tengo clar¨ªsimo que va a hacer m¨¢s cine, y no solo como actor. Es muy inteligente, seguro que dirigir¨¢¡±, explica Lacuesta. Lo segundo es una camiseta con el lema del grupo de rock del cineasta, Los Mariachis de la Nada, que toma su nombre de una definici¨®n del cr¨ªtico de EL PA?S Carlos Boyero sobre Lacuesta y otros directores. ¡°Me parece una de las expresiones m¨¢s bellas publicadas en un texto period¨ªstico¡±.
Solo se ve realmente unidos a Ram¨®n y a C¨¦line en la secuencia inicial, cuando vuelven a casa andando bajo una manta t¨¦rmica y ven pasar autobuses con otros supervivientes. ¡°Me preocup¨® mucho filmar el atentado, porque la relaci¨®n posterior ya la he tocado en otros trabajos. Nunca, en cambio, hab¨ªa rodado una representaci¨®n de violencia tan bestial, y que te lleva a uno de los grandes dilemas morales y est¨¦ticos: ?qu¨¦ muestras, qu¨¦ no? Conversamos mucho con la directora de fotograf¨ªa, Irina Lubtchansky, sobre ello¡±. Porque es la hija de William Lubtchansky, tambi¨¦n director de fotograf¨ªa y colaborador habitual de Claude Lanzmann, el realizador que m¨¢s ha profundizado en el Holocausto jud¨ªo. ¡°Decidimos ni mostrar heridas de bala ni a los terroristas¡±. Y por eso el cineasta define as¨ª su filme: ¡°Es la pel¨ªcula de alguien que ha visto lo que no quisiera ver confrontado con alguien que dice no haber visto algo, cuando en realidad s¨ª lo hecho. Y ah¨ª hay dos viajes. La forma de la pel¨ªcula nace de sus estados emocionales, no de m¨ª como creador¡±.
El otro riesgo que encar¨® Lacuesta fue que se se?alara qu¨¦ hac¨ªa un cineasta espa?ol contando un atentado en Francia. ¡°Al principio s¨ª nos lo preguntaron. No tanto por lo de espa?ol, sino por lo reciente de la herida. Ram¨®n escribi¨® muy r¨¢pido su libro por miedo a olvidar, algo que siente que le est¨¢ pasando, por cierto; y esa rapidez hizo que hubiera antes una pel¨ªcula. Hab¨ªa un miedo que cuando filmamos ya se hab¨ªa diluido y hoy se han rodado varios largometrajes sobre el tema¡±. Y apunta: ¡°En el atentado de Niza de 2016, por ejemplo, murieron personas de 52 nacionalidades, y eso lo hemos incluido en la historia. Porque son temas que nos interpelan a todos¡±.
Babelia
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