Laurence Rees, autor de un libro que compara a los dos tiranos: ¡°Era m¨¢s inc¨®modo estar en presencia de Stalin que de Hitler¡±
El estudioso brit¨¢nico apunta que Putin sigue la tradici¨®n rusa del l¨ªder fuerte en la l¨ªnea del dictador sovi¨¦tico
Apasionante nuevo libro de Laurence Rees: un estudio comparativo entre Hitler y Stalin que arroja nueva luz sobre ambos tiranos y sus reg¨ªmenes, dos de los m¨¢s sanguinarios de la historia. El investigador brit¨¢nico de 64 a?os, muy popular por sus documentales hist¨®ricos y sus libros sobre el III Reich, el estalinismo y la Segunda Guerra Mundial, basa Hitler y Stalin (Cr¨ªtica, 2022) especialmente en los testimonios directos de gente que vivi¨® bajo las dos dictaduras y en muchos casos conoci¨® a los dos d¨¦spotas. El deseo de escribir este libro nace, se?ala en una entrevista con este diario su autor, de las historias fascinantes que contaban todos estos testigos. Rees matiza que a pesar de parecer muy similares sus reg¨ªmenes, en su personalidad individual los dos dictadores eran muy distintos.
El libro, que se publica en la estela del ya cl¨¢sico estudio de 1991 del gran Alan Bullock Hitler y Stalin: vidas paralelas (edici¨®n en castellano en Kailas, 2016) y ofrece material in¨¦dito, se centra en el per¨ªodo de 1939 a 1945 aunque se explican datos biogr¨¢ficos de Stalin (1878-1953) y Hitler (1889-1945). Ambos proced¨ªan de los m¨¢rgenes de sus sociedades respectivas y de familias corrientes: Y¨®sif Stalin (en ruso ¡°hombre de acero¡±, en realidad se apellidaba Dzhugashvili) era georgiano e hijo de un zapatero, y Adolf Hitler naci¨® en una ciudad austriaca fronteriza de Alemania y su padre era inspector de aduanas. Ambos progenitores se daban a la bebida y pegaban a sus hijos, apunta Rees, que advierte que no hay que sacar conclusiones f¨¢ciles de esos parecidos ni sobre todo pensar que hubo algo inexorable en que Hitler y Stalin alcanzaran el poder.
Pregunta. ?En presencia de cu¨¢l de los dos nos hubi¨¦ramos sentido m¨¢s inc¨®modos?
Respuesta. Sin duda ante Stalin. He conocido a mucha gente que luch¨® por Alemania en la guerra y que trataron con Hitler personalmente y nunca sintieron miedo en su presencia (y su testimonio est¨¢ refrendado por los relatos de otros que se encontraron con el dictador nazi). Hitler incluso permit¨ªa que le llevaran la contraria en las reuniones. Aunque ciertamente se enfadaba y gritaba histri¨®nicamente, muy raramente alguien abandonaba la habitaci¨®n aterrorizado y temiendo por su vida. Stalin era muy diferente. Era muy suspicaz y capaz de eliminar incluso a los que le eran leales si pensaba que pod¨ªan ser una amenaza. Stephan Mikoyan, el piloto de pruebas hijo del dirigente Anast¨¢s Mikoy¨¢n y sobrino del dise?ador de los Mig, que creci¨® en el Kremlin, me dijo que Stalin miraba a los ojos cuando hablaba y si t¨² no lo hac¨ªas pod¨ªa sospechar que le estabas enga?ando, y entonces pasaban cosas de lo m¨¢s desagradable. Stalin era adem¨¢s muy sigiloso y astuto.
P. ?En qu¨¦ se parec¨ªan m¨¢s Hitler y Stalin y en qu¨¦ menos?
R. Obviamente, los dos eran criminales de guerra y dictadores despiadados que despreciaban todos los valores democr¨¢ticos que tenemos por m¨¢s sagrados. Y los dos odiaban a Polonia. Pero m¨¢s all¨¢ de eso compart¨ªan una cualidad vital: ambos cre¨ªan que hab¨ªan descubierto el secreto de la existencia. Por supuesto, cre¨ªan en cosas diferentes. Hitler buscaba crear una sociedad racista y antisemita y tomar el este de Europa y en el proceso matar a millones de personas; y Stalin cre¨ªa en las ense?anzas de Marx y Lenin y quer¨ªa imponer el comunismo en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ?l tambi¨¦n estaba dispuesto a matar a millones en la consecuci¨®n de su objetivo. Ambos ten¨ªan la visi¨®n de una utop¨ªa, pero sus utop¨ªas supon¨ªan destruir a un enorme n¨²mero de personas. No eran similares en la naturaleza de sus cr¨ªmenes. A¨²n creo que el Holocausto es un crimen singular en la historia. Lo que no significa decir que Stalin no fuera un criminal de guerra despreciable. Ciertamente lo era, como muchos ejemplos del libro demuestran.
P. Nunca se vieron personalmente. Algo que parece raro en este mundo nuestro tan interconectado. ?Qu¨¦ hubiera pasado de encontrarse?
R. Creo que se hubieran llevado muy bien. Lo digo en base a un estudio de las negociaciones para el pacto nazi-sovi¨¦tico de 1939 que muestra qu¨¦ buena fue la relaci¨®n entre Stalin y la delegaci¨®n nazi. Acabaron incluso con una fiesta tras la firma. Y pocas semanas m¨¢s tarde en una enorme recepci¨®n en el Kremlin un importante diplom¨¢tico alem¨¢n subray¨® la excepcional ¡°calidez de la atm¨®sfera¡± cuando Molotov hizo un brindis por Hitler. Ideol¨®gicamente tan diferentes como eran, Hitler y Stalin cre¨ªan ambos que lo que importaba era tener el poder de hacer cumplir su voluntad. Todo lo dem¨¢s era palabrer¨ªa. As¨ª que s¨ª, se habr¨ªan llevado bien.
P. Ha dicho que el Holocausto es un crimen incomparable en lo singular de su horror. ?Zanja eso la discusi¨®n acerca de qui¨¦n era peor, si Hitler o Stalin?
R. Tengo un gran problema con la palabra ¡°peor¡± en este tipo de contexto. Como digo en el libro, no hay balance comparativo del horror. El sufrimiento es el sufrimiento donde quiera que lo encontremos y nunca dir¨¦ que un sufrimiento es ¡°peor¡± que otro en el contexto de los cr¨ªmenes de esos dos tiranos. Pero s¨ª, creo que el Holocausto es un crimen singular en la historia y es conceptualmente diferente de todo lo que Stalin intent¨®. Sin embargo, como demuestro en el libro, las acciones de Stalin presidiendo la hambruna masiva en Ucrania en los a?os treinta y la deportaci¨®n como castigo de comunidades ¨¦tnicas enteras, adem¨¢s de otros repulsivos ejemplos, prueban que ¨¦l mismo fue un criminal asesino.
P. ?Qu¨¦ juicio hace de ambos como l¨ªderes militares?
R. Hitler era un jugador. Y lo admit¨ªa. Su apuesta invadiendo el oeste de Europa en mayo de 1940, enviando tanques a trav¨¦s de las Ardenas en un ataque sorpresa, sin duda le sali¨® bien. Esta incre¨ªble victoria, la conquista de los Pa¨ªses Bajos y Francia en cuesti¨®n de semanas, es posiblemente una de las m¨¢s asombrosas campa?as militares de la historia. Pero lo mismo que hizo vencer entonces a Hitler, su habilidad para apostar, llevar¨ªa a su ca¨ªda durante la invasi¨®n de la URSS del a?o siguiente. Esa vez sobrestim¨® la habilidad de las fuerzas alemanas de cumplir sus objetivos. Y el resultado cuatro a?os despu¨¦s fue la derrota de Alemania. Stalin no era nada parecido a un comandante aventurero. En muchos aspectos, al inicio del conflicto, fue uno de los m¨¢s incompetentes l¨ªderes militares de la historia. Una serie de decisiones que tom¨® mientras los alemanes avanzaban en su invasi¨®n casi hace que la URSS perdiera la guerra. Solo luego, cuando empez¨® a nombrar l¨ªderes bas¨¢ndose en el talento en vez de en la servil devoci¨®n a ¨¦l, pudo el Ej¨¦rcito Rojo prosperar.
P. ?Qu¨¦ hubiera hecho Hitler con Stalin si hubiera ganado la guerra y lo hubiera capturado?
R. ?Dios m¨ªo, vaya pregunta! Simplemente no puedo imaginarlo. Por mucho respeto a rega?adientes que tuvieran uno por otro como camaradas dictadores (respeto que les permiti¨® acordar un pacto en 1939), Hitler a¨²n ten¨ªa la opini¨®n, como escribi¨® en el Mein Kampf, de que ¡°los dirigentes actuales de Rusia son delincuentes comunes manchados de sangre¡± y ¡°la escoria de la humanidad¡±. As¨ª que la mente alucina ante lo que Hitler habr¨ªa hecho de capturar a Stalin despu¨¦s de luchar lo que el l¨ªder nazi dijo que era una ¡°guerra de aniquilaci¨®n¡±.
P. ?La diferencia fundamental entre ellos es que Hitler era un l¨ªder carism¨¢tico?
R. S¨ª, es una diferencia clave. Stalin era en cambio una criatura burocr¨¢tica y sab¨ªa que no era irremplazable. Hitler no ten¨ªa un Lenin antes. Pero creo que otra diferencia importante es que Hitler ten¨ªa esa salvaje ambici¨®n de rehacer Europa y conquistar la Uni¨®n Sovi¨¦tica hasta el r¨ªo Volga, mientras que Stalin era mucho m¨¢s cauteloso en sus objetivos expansionistas.
P. ?Era m¨¢s interesante Hitler que Stalin?
R. En la comparaci¨®n destaca la inmensidad y vehemencia de la visi¨®n racista de Hitler. Esa visi¨®n jug¨® un papel determinante en tres de las tres decisiones con m¨¢s consecuencias que tom¨®: invadir Polonia, que provoc¨® la Segunda Guerra Mundial; invadir la URSS, que desat¨® la parte m¨¢s sangrienta del conflicto, y asesinar a los jud¨ªos. Stalin no ten¨ªa esas ambiciones. Y se expresaba en t¨¦rminos puramente pr¨¢cticos y no con m¨¢ximas seudofilos¨®ficas como Hitler. Pero eso no significa necesariamente que Stalin sea un personaje menos interesante. En uno o dos aspectos es m¨¢s fascinante, especialmente en un examen de la naturaleza de su paranoia. Tambi¨¦n estaba dispuesto a re¨ªrse de s¨ª mismo, algo que Hitler nunca hizo.
P. ?Qu¨¦ diferencias hay en el trato que daban a sus aliados?
R. Esa es una de las grandes sorpresas de mi investigaci¨®n. No me hab¨ªa dado cuenta de cu¨¢nto hab¨ªan llegado a respetar a Stalin como negociador algunos estadistas aliados. Anthony Eden, por ejemplo, lleg¨® a la conclusi¨®n de que era uno de los m¨¢s impresionantes operadores pol¨ªticos con los que se hab¨ªa encontrado. Dijo que si tuviera que formar un equipo de negociaciones Stalin ser¨ªa su primera opci¨®n. Era despiadado, pero sab¨ªa cu¨¢l era su prop¨®sito. No malgastaba una palabra, nunca explotaba, ten¨ªa un car¨¢cter glacial y rara vez se irritaba. Hitler era muy distinto. Mientras Stalin era tranquilo y observador en las reuniones, Hitler era ruidoso y verboso. De hecho, uno de los peligros de tener una reuni¨®n con ¨¦l, como descubri¨® Mussolini, era que pod¨ªa ser dif¨ªcil llegar a decir una palabra. ¡°Hitler habla y habla y habla¡±, escribi¨® Ciano en su diario en 1942, ¡°y Mussolini sufre¡±. Obviamente la habilidad ret¨®rica de Hitler le fue crucial en su ascenso al poder, pero es dif¨ªcil ver esa como su mejor cualidad en la relaci¨®n con sus aliados. Importaba m¨¢s c¨®mo de poderosa era Alemania en un momento dado. Por ejemplo, Hitler us¨® todos sus atributos ret¨®ricos para conseguir que Franco se sumara a la guerra, pero no tuvo efecto. Si Franco hubiera estado seguro de que los alemanes ganar¨ªan la guerra, quiz¨¢ hubiera tomado otra decisi¨®n. De la misma manera, aunque Stalin era un brillante negociador, de nada le habr¨ªa servido si el Ejercito Rojo no hubiera sido tan poderoso.
P. M¨¢s all¨¢ de las relaciones con sus respectivas parejas, ?ten¨ªan una visi¨®n diferente de las mujeres? Stalin las permiti¨® combatir. ?Podemos ver eso como una forma de empoderamiento femenino?
R. S¨ª, cada uno ten¨ªa una forma diferente de ver el papel de la mujer en la guerra. Para los nazis las mujeres eran principalmente esposas y madres mientras que los sovi¨¦ticos las dejaron combatir en primera l¨ªnea como conductoras de tanque o pilotos de caza. Puede que eso sea una forma de empoderamiento femenino, pero problem¨¢tica. Conoc¨ª a veteranas que me hablaron del terrible acoso sexual que tuvieron que soportar de sus colegas masculinos, particularmente de los mandos.
P. ?Eran distintas las relaciones de Hitler y Stalin con la cultura?
R. Los dos buscaron imponer un control estricto en todas las formas de la cultura. No hab¨ªa nada como libertad de expresi¨®n art¨ªstica en ninguno de los dos reg¨ªmenes. Esa es una de las razones, a veces olvidada visto lo espantoso de los cr¨ªmenes que cometieron, de por qu¨¦ los dos eran tan detestables.
P. ?Por qu¨¦ Hitler sufri¨® atentados y Stalin no?
R. Interesante pregunta: habr¨ªa que escribir un libro para contestarla. B¨¢sicamente, porque un criminal sentido de la paranoia ?puede tener algunos beneficios! Stalin sospechaba tanto de todos a su alrededor que un ataque como el atentado con bomba del 20 de julio de 1944 contra Hitler nunca pod¨ªa suceder. Hitler confiaba en los que le rodeaban mucho m¨¢s que Stalin. Y pag¨® el precio por eso cuando el conde Von Stauffenberg trat¨® de hacerlo volar por los aires.
P. Explica en su libro que ambos vest¨ªan con discreci¨®n, pero que Stalin no se puso la ropa de militar hasta que vio que la guerra se pod¨ªa ganar. Hitler lo hizo desde el principio.
R. Hitler estaba mucho m¨¢s seguro de sus credenciales militares que Stalin. Una parte clave del reclamo de Hitler a inicios de los a?os veinte fue su imagen de simple soldado que hab¨ªa ganado la Cruz de Hierro en la I Guerra Mundial y as¨ª probado su valor. Stalin, por su parte, nunca sirvi¨® como soldado. Fue comisario pol¨ªtico en el Ejercito Rojo, cierto, pero incluso en ese papel limitado no tuvo una gran actuaci¨®n. Sin embargo, Stalin pens¨® que era vital actuar como l¨ªder militar. Al inicio de la guerra, como he dicho, eso casi llev¨® a la cat¨¢strofe a su pa¨ªs. Despu¨¦s, cuando empez¨® a vestir el uniforme de General¨ªsimo, rango que no se ve¨ªa desde las guerras napole¨®nicas, creo que se trataba m¨¢s de intentar proyectar la ilusi¨®n de que ¨¦l hab¨ªa sido el genio responsable de la victoria del Ej¨¦rcito Rojo, algo que estaba lejos de la verdad.
Stalin, Ucrania y Putin
P. En el libro se habla de la controvertida relaci¨®n de Ucrania con los alemanes durante la invasi¨®n nazi. ?Qu¨¦ opina de que Putin haya tratado el tema y de la forma en que lo ha hecho?
R. Es una historia compleja, y una que Putin busca distorsionar a efectos de propaganda. En resumen, s¨ª, es cierto que ciertos nacionalistas ucranianos inicialmente pensaron en 1941 que la invasi¨®n alemana pod¨ªa beneficiarlos. Y tambi¨¦n que algunos ucranianos tomaron parte en pogromos contra los jud¨ªos, el m¨¢s infame en Lviv. Pero los nacionalistas ucranianos comprendieron r¨¢pidamente que los alemanes no iban a ofrecerles la independencia y una guerra de partisanos se desarroll¨® en el pa¨ªs. Putin se ha enganchado a eso porque llamarle a alguien nazi se ha convertido en un insulto corriente. Pero omite mencionar que Stalin bebi¨® felizmente en honor de Hitler en 1939. ¡°Porque s¨¦ lo mucho que el pueblo alem¨¢n ama a su F¨¹hrer¡±, dijo, ¡°quiero beber a su salud¡±. Putin no menciona el apoyo de Stalin a Hitler al inicio de la Segunda Guerra Mundial porque, claro, eso no cuadra con la versi¨®n de la historia que le conviene. Ese es el problema de la relaci¨®n que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos tienen con la historia. Independientemente de las complejidades de esta historia, la idea de que los actuales l¨ªderes de Ucrania son nazis es no solo rid¨ªcula sino, dado el hecho de que el presidente Zelenski es jud¨ªo, absolutamente despreciable.
P. Menciona en su libro la relativa vindicaci¨®n que hace el l¨ªder ruso de Stalin. ?Hay algo de Stalin en Putin? ?Arroja alguna luz la sombra de Stalin en la actual crisis entre Rusia y Ucrania?
R. Putin afirma que es un aplicado estudiante de la Segunda Guerra Mundial y de Stalin. Y aunque Putin ha reconocido algunos de los cr¨ªmenes de Stalin, est¨¢ claro que ve el liderazgo de Stalin de la URSS y la victoria del Ej¨¦rcito Rojo como uno de los momentos definitivos de la historia de Rusia. Es por eso que est¨¢ determinado a vilipendiar a aquellos historiadores que ponen el foco en los aspectos menos gloriosos de la guerra, como el enorme n¨²mero de violaciones cometidas por los soldados del Ej¨¦rcito Rojo en su avance en Alemania y, como he mencionado, el pacto nazi-sovi¨¦tico de 1939. Putin se parece a Stalin en algunos aspectos, especialmente en que ambos quieren mostrarse a s¨ª mismos como el arquet¨ªpico ¡°hombre fuerte¡± de la tradici¨®n rusa. Es m¨¢s, la ideolog¨ªa de Putin, hasta donde tenga una, se basa en un anhelo de recuperar el poder que pose¨ªa la extinta URSS. En 2005 dijo que la ruptura del imperio sovi¨¦tico fue la mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica del siglo. Como muchos rusos, Putin ve Ucrania como el peque?o hermano con estrechos lazos hist¨®ricos con Mosc¨². Como orgulloso, obsesivo nacionalista ruso, la idea de una Ucrania democr¨¢tica en la UE y la OTAN es anatema para ¨¦l. Putin puede pretender que est¨¢ actuando estrat¨¦gicamente al invadir Ucrania, pero yo creo que est¨¢ actuando emocionalmente. Esa es una de las razones por las que la empresa puede fracasar. Tenemos que darnos cuenta de que Putin est¨¢ luchando en Ucrania por su lugar en la historia como un l¨ªder ruso fuerte en el modelo de Stalin e Iv¨¢n el Terrible. Si le parece que ese legado va a ser negado y humillado, peor a¨²n si teme que va a ser depuesto, ?qu¨¦ har¨¢? No lo s¨¦, pero solo conf¨ªo en que haya rusos racionales a su alrededor que no quieran que Rusia se rompa para encubrir sus fracasos.
Babelia
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