Lacol: el colectivo catal¨¢n que marca tendencia internacional con su arquitectura contra la especulaci¨®n
La cooperativa barcelonesa explica los fundamentos del edificio de viviendas sostenibles La Borda, ganador del Premio Mies van der Rohe emergente
La cooperativa de arquitectura Lacol fue distinguida el pasado 26 de abril con el reputado Premio Mies van der Rohe emergente por un edificio de viviendas en el que casi lo de menos es la arquitectura. La Borda es el inmueble con estructura de madera m¨¢s alto levantado en la ciudad. Cuenta con una cubierta vegetal, placas fotovoltaicas ¡ªque acumulan buena parte de la energ¨ªa que emplean los inquilinos¡ª un comedor-cocina para celebraciones y dos habitaciones de invitados que comparten los 60 residentes, que no propietarios. Lo m¨¢s singular del proyecto es que supone una alternativa al funcionamiento del mercado inmobiliario.
El Ayuntamiento de Barcelona cedi¨®, a cambio de un alquiler anual durante 90 a?os, el uso del solar en el barrio de Sants. Los cooperativistas participaron en el dise?o y en la gesti¨®n. Cinco arquitectos de Lacol viven en el inmueble. Ellos mismos son tambi¨¦n una cooperativa con 13 integrantes que ¨Dy esto no es balad¨ª¨D consiguen llegar a fin de mes con un sueldo digno y pagando dignamente. El cambio urbano que proponen es m¨¢s social que arquitect¨®nico. ?Qu¨¦ buscan? Consideran que la ecolog¨ªa, la econom¨ªa y el cuidado social forman parte de la arquitectura y deben anteponerse a cualquier formalismo. Pol Massoni, uno de los integrantes de Lacol, y uno de los cinco con vivienda en La Borda, explica en esta entrevista los fundamentos del proyecto que les ha llevado a ganar el Mies van der Rohe.
Pregunta. ?Para hacer arquitectura con proceso participativo hay que ser de izquierdas?
Respuesta. No, pero obviamente hay una predisposici¨®n: la cultura de hacer participar a la ciudadan¨ªa en la toma de decisiones est¨¢ m¨¢s ligada a la izquierda que a otros sectores pol¨ªticos. El cooperativismo busca compartir la propiedad. Y eso es una transformaci¨®n social. Nosotros lo sentimos como una herramienta de cambio pol¨ªtico. Pero exclusividad no hay. Cuantos m¨¢s escuchemos a los otros, mejor estaremos todos.
P. ?La arquitectura de Lacol construye convivencia o identidad?
R. No hay que elegir entre una cosa y la otra. Hemos construido nuestra identidad a partir del trabajo com¨²n y la convivencia. Para nosotros lo que existe antes, o al margen del edificio, hace tambi¨¦n arquitectura. Con La Borda dec¨ªamos que todo el proceso de consultas y decisiones previas al dise?o del edificio ya hab¨ªa generado identidad. Hab¨ªa una comunidad antes de que existiera el edificio. Estamos convencidos de que la arquitectura va mucho m¨¢s all¨¢ del proyecto arquitect¨®nico y, por suerte, de los arquitectos. Nos gustar¨ªa que los arquitectos fu¨¦ramos m¨¢s abiertos como colectivo.
P. ?Lo aprendieron en la ETSAM (Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de Madrid) o la UPC (Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a) donde estudiaron?
R. En absoluto. Lo aprendimos en el barrio. Tuvimos la suerte de aterrizar en uno como Sants con una cultura de asociaci¨®n y cooperativismo. Fue por casualidad, cuando compart¨ªamos estudio como estudiantes.
Massoni es de Sant Boi. Cuando se mud¨® a Barcelona comenz¨® compartiendo piso con algunos compa?eros de Lacol ¨Dcasi ninguno es de la ciudad¨D y hoy vive con Cristina Gamboa, otra de las arquitectas de la cooperativa, en La Borda. ¡°La comuni¨®n que se gener¨® con el barrio hizo que nos vi¨¦ramos ¨²tiles como herramienta para conseguir vivir mejor¡±, explica.
Los primeros trabajos del estudio eran puro ingenio: sacar una habitaci¨®n m¨¢s de la altura de una casa. U ordenar un dormitorio con muebles sobre ruedas para aprovechar el espacio. Trabajaron con asociaciones de vecinos en la recuperaci¨®n de Can Batll¨®, una nave industrial con una larga historia de reivindicaci¨®n vecinal que hab¨ªa sido hist¨®ricamente desatendida y que contribuyeron a activar.
Lacol se implic¨® y aport¨® datos t¨¦cnicos ¡°igual que otros llevaban a?os aportando datos econ¨®micos¡±, explica Massoni. ¡°Aquello gener¨® v¨ªnculos con colectivos del barrio y nos sirvi¨® para entender necesidades de la gente que no hab¨ªamos aprendido durante la carrera¡±.
La cooperativa de viviendas se llama Borda. Una borda es una caba?a m¨ªnima de pastores, tambi¨¦n remite a estar en el barrio de La Bordeta, y finalmente: ¡°La ni?a borda es la que se queda sin casarse. La cooperativa quer¨ªa romper tab¨²es y lo hizo apostando por un nombre inc¨®modo¡±.
¡°La arquitectura es un mundo tan apasionante como lleno de precariedad. En los despachos se exige mucho y apenas se habla de dinero, como si no fuera necesario. Por eso supimos que ten¨ªamos que juntarnos y construir un despacho horizontal. Desde el principio entendimos que hab¨ªa que sumar diferencias, no uniformarlas. Hay socios que no tocan el AutoCAD [un programa inform¨¢tico de dise?o] y se dedican, siendo arquitectos, a estudiar la sociolog¨ªa de los proyectos¡±, contin¨²a Massoni.
Las 60 personas que viven en La Borda no son propietarios, sino usuarios, como el propio Massoni. Cuando el proyecto arranc¨®, en 2012 ,¡°lo primero no fue un dibujo, sino pensar c¨®mo podr¨ªamos vivir. Fuimos antes usuarios que arquitectos y eso nos ayud¨®. Tambi¨¦n haber sido promotores. Ten¨ªamos qu¨¦ decidir c¨®mo manejar un presupuesto. Y decidirlo como parte de una comunidad. Eso nos hizo ver la arquitectura desde necesidades y enfoques distintos. Nos ense?¨® que el arquitecto tiene una raz¨®n, pero hay otras¡±.
Massoni y los otros 59 cooperativistas de La Borda consiguieron del Ayuntamiento una cesi¨®n de uso del solar por 90 a?os. Luego el edificio construido con su dinero pasar¨¢ a ser propiedad del Ayuntamiento. ¡°Es un derecho de superficie. Y es la manera de garantizar que el suelo siempre sea p¨²blico. Lo que hace es delegar la promoci¨®n de una vivienda social a una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro¡±. A diferencia de las viviendas sociales, sus hijos no heredar¨¢n esta propiedad. No se puede vender. ¡°La propiedad fue la gran discusi¨®n de la cooperativa¡±, comenta Massoni. El edificio cost¨® tres millones de euros. Cada unidad de vivienda tuvo que aportar 18.000 euros ¨Dque se le devuelven cuando alguien se va de la cooperativa¨D. La mensualidad es de 500 euros de media. Y muchos servicios, como las lavadoras, son comunitarios. ¡°Eso permite aislarse del ruido, arreglarlas entre todos y bajar el consumo m¨ªnimo a un contrato de dos kilovatios por vivienda¡±.
La Bordeta es un barrio en transformaci¨®n. Es f¨¢cil ver grafiti y vandalismo en el parque junto a la vivienda. Pero se ha conseguido, no sin esfuerzo, que los habitantes de La Borda se sientan corresponsables del mantenimiento: hay turnos de limpieza. ¡°Cuanto m¨¢s cuidamos, menos pagamos¡±.
P. ?Ha ganado el Mies van der Rohe un proyecto o una idea?
R. Para nosotros, el edificio es solo una parte de la arquitectura, un resultado que hubiera podido ser otro. Entendemos que se premia una idea de transformaci¨®n y una idea de cooperativa. La situaci¨®n previa condiciona mucho m¨¢s la arquitectura que lo que pueda dise?ar luego el arquitecto.
El edificio, construido con estructura y forjados de madera de pino radiata ¨Dprocedente de bosques vascos¨D tiene pavimentos de hormig¨®n. Cost¨® 840 euros por metro cuadrado. ?Durar¨¢ 90 a?os? ¡°Est¨¢ pensado para eso¡±, se?ala Massoni. Y es cierto que hay estructura de madera en Venecia o en Madrid que llevan en pie m¨¢s que las de hormig¨®n. ¡°Por encima de una forma, el proyecto quer¨ªa ser asequible y dar servicio al problema de vivienda en la ciudad de Barcelona. Hicimos La Borda como manifiesto, para generar un modelo¡±. Hoy trabajan en varias promociones cooperativas con espacios polivalentes. Eso s¨ª, nada de piscina y p¨¢del. ¡°El objetivo no es hacer pisos de los que no salgas. Es hacer alojamientos para que puedas seguir yendo al gimnasio, a la biblioteca y a la plaza, haciendo vida de barrio. Los arquitectos nos equivocamos muchas veces poniendo exceso de barreras¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.