Carlos Berlanga, la Movida pintada
El icono del pop espa?ol quiso ser, ante todo, pintor. Una exposici¨®n a los 20 a?os de su muerte reivindica su papel protagonista en el efervescente panorama pl¨¢stico de los ochenta
Podr¨ªa decirse que Carlos Berlanga (Madrid, 1959-2002) fue un genio a su pesar. Un talento innato para la creaci¨®n, que brotaba de manera espont¨¢nea y que, sin embargo, contrastaba con su tendencia autodestructiva y un car¨¢cter hipersensible e inseguro que le fren¨® para profundizar en sus m¨²ltiples aptitudes art¨ªsticas. Exactamente as¨ª lo defini¨® el director de cine Pedro Almod¨®var, para quien firm¨® el cartel de su pel¨ªcula Matador: ¡°Esa incre¨ªble facilidad impidi¨® que creciera en ¨¦l la idea de disciplina que todo artista necesita para ara?ar sus l¨ªmites¡±.
Si no los ara?¨®, s¨ª supo acercarse a ellos, otear el abismo desde el filo del acantilado. Fundador junto a Alaska y Nacho Canut de grupos referenciales en la Movida madrile?a como Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides y Alaska y Dinarama, Carlos Berlanga expandi¨® los l¨ªmites art¨ªsticos de su padre, el cineasta Luis Garc¨ªa Berlanga, hacia la m¨²sica con letras que escrib¨ªa de una vez, casi distra¨ªdo, a veces en servilletas en un bar, hasta convertir esas improvisaciones en himnos atemporales como Perlas ensangrentadas, A qui¨¦n le importa, C¨®mo pudiste hacerme esto a m¨ª¡
No obstante, todo el que lo conoci¨® ¡ªy as¨ª lo reconoc¨ªa ¨¦l mismo¡ª supo que siempre fue m¨¢s pintor que m¨²sico, aunque esta ¨²ltima faceta lo catapultara a una gloria que no decae con el paso del tiempo y de su muerte prematura a los 42 a?os. ¡°Dibujaba compulsivamente sobre cualquier papel, mientras charl¨¢bamos¡±, asegura el artista Pablo Sycet, amigo y poseedor de un legado de m¨¢s de 200 obras del malogrado creador. Sycet es el comisario de la exposici¨®n Carlos Berlanga. El eterno retorno, que puede verse estos d¨ªas en el convento de Santa Clara en Sevilla (y hasta el 5 de marzo de 2023) en lo que supone un homenaje a ¡°su talento multidisciplinar, capaz de pintar obras fascinantes y de componer un hit en 10 minutos con una guitarra a la que le faltaba una cuerda, o dar vida en c¨®mic a personajes tan irrepetibles como Elena Nito, Paul Vazo, o Nylon de Kooning¡±.
En El eterno retorno hay varios ejemplos de esa inmediatez: ¡°Por ejemplo, cuando se acercaba a merendar y echar la tarde conmigo y otros amigos, cog¨ªa las invitaciones a exposiciones de otros artistas que me hubieran llegado por correo ese mismo d¨ªa y las interven¨ªa¡±, relata Sycet, director asimismo de la Fundaci¨®n Olontia de Arte Contempor¨¢neo, que custodia la obra pl¨¢stica de Carlos Berlanga junto con otros creadores pl¨¢sticos referenciales de la efervescente d¨¦cada de los ochenta en Espa?a.
¡°Comenc¨¦ a coleccionar su obra pr¨¢cticamente desde que nos conocimos ¡ªrecuerda el comisario¡ª, porque me gustaba mucho esa manera tan talentosa y particular de inspirarse en sus devociones ¡ªDal¨ª, Picasso, Cocteau, Stuart Davis, Matisse¡ª para incorporarlas a sus obras¡±.
Entre las piezas m¨¢s antiguas que se muestran en Sevilla destaca el cuadro in¨¦dito hasta hoy ¡ªe inacabado¡ª Una dama a cuatro manos, pintado a medias con su padre a mediados de los setenta, o una preciosa piedra pintada y barnizada de 1977, que realiz¨® ¡°para venderla en el puesto que pon¨ªa cada domingo con Nacho Canut en el Rastro de Madrid, donde conocieron a Alaska¡±, recuerda Sycet. Llega en su recorrido hasta un cuarto de siglo despu¨¦s con sus pinturas y collages postreros, realizados en los ¨²ltimos meses de 2001, el ¨²ltimo invierno de su vida, para la que ser¨ªa su presentaci¨®n en la edici¨®n de 2002 de la Feria Arco en Madrid, dentro del estand de la galer¨ªa Palace de Granada. ¡°Fue una actividad que nunca abandon¨® y se prolong¨® hasta el final de sus d¨ªas¡±.
La muestra se completa con las aportaciones de la colecci¨®n privada de Pedro Almod¨®var, que ha cedido unos coloristas acr¨ªlicos sobre lienzo y piezas en papel, y recupera su ¨²nica escultura conocida, de 1995, realizada sobre madera. Pero Carlos Berlanga, como miembro de esa gran familia, ese proyecto colectivo que fue la Movida, no camina solo en esta exposici¨®n. Sus obras est¨¢n acompa?adas por dos grandes bloques tem¨¢ticos: por una parte, un conjunto de retratos protagonizados por el propio Berlanga y realizados por los fot¨®grafos m¨¢s conocidos de su generaci¨®n: Alberto Garc¨ªa-?lix, Javier Vallhonrat, Jaime Gorospe y Pablo P¨¦rez-M¨ªnguez, entre otros; y por otra, una selecci¨®n de m¨¢s de 30 obras de un conjunto de artistas que compartieron momentos de su vida personal y creativa: Alaska, Pedro Almod¨®var, Nacho Canut, Juan Carlos Eguillor, Fabio McNamara, Carmen Santonja o Gloria Van Aerssen.
Como curiosidad, un cuadrito de peque?o formato firmado por Guillermo P¨¦rez Villalta que deb¨ªa haber servido de portada del disco Deseo carnal (Alaska y Dinarama, 1984) pero que fue finalmente excluido y se exhibe ahora por primera vez. ¡°El disco se iba a llamar en origen De sol a sol, por lo que Guillermo se inspir¨® en ese motivo. El cambio de t¨ªtulo oblig¨® a cambiar el arte gr¨¢fico y dejar in¨¦dita la ilustraci¨®n¡±, explica el comisario.
El cartel de Matador, un retrato de Alaska titulado sencillamente Olvi (1994), lienzos de t¨ªtulos tan poperos como El esp¨ªritu Chanel y la obra seriada Personajes en paisaje metaf¨ªsico, de noviembre de 2001, su ¨²ltima producci¨®n, consiguen en esta exposici¨®n ¡°ganar una batalla m¨¢s despu¨¦s de su marcha¡± en la reivindicaci¨®n del estatus de Carlos Berlanga como artista pl¨¢stico. ¡°Por fin parece que comienza a cumplirse su ¨²ltimo sue?o: que su labor como pintor e ilustrador fuera reconocida con el mismo poder de convicci¨®n que su talento para componer melod¨ªas inolvidables¡±.
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