Pa¨ªses Bajos revisa sus Colecciones Reales en busca de obras de arte de origen colonial
La investigaci¨®n est¨¢ auspiciada por los reyes, Guillermo y M¨¢xima, que apoyan la devoluci¨®n de piezas que pertenecen a la Casa de Orange y fueron expoliadas desde Indonesia, Surinam o los territorios en el Caribe
El arte procedente de antiguas colonias de Pa¨ªses Bajos, como Surinam (en Sudam¨¦rica), Indonesia y lo que fueron las Antillas Neerlandesas (Caribe) constituye un patrimonio que suma unas 450.000 piezas. Guardado en su mayor¨ªa en los museos nacionales holandeses, tiene una derivaci¨®n en las Colecciones Reales de la casa de Orange. En su caso, se trata de un conjunto privado compuesto en su mayor¨ªa de lo que se consideran regalos, pero cerca de 10.000 objetos pueden tener lazos coloniales. A instancias de los reyes, Guillermo y M¨¢xima, un equipo de expertos se dispone a investigar el origen de esas piezas y c¨®mo fueron reunidas. La pareja real no quiere tener obras expoliadas que pudieron haber sido obtenidas bajo amenazas, y esperan que el estudio despeje dudas sobre la legalidad de su posesi¨®n.
Conservada en palacios y archivos, la colecci¨®n privada de la familia real holandesa se form¨® a finales del siglo XIX. En ella hay desde pinturas y manuscritos a cer¨¢mica o muebles. Rudi Ekkart, historiador del arte y experto en arte saqueado por los nazis, lidera la comisi¨®n independiente encargada de revisarla y se?ala que ¡°el apartado colonial incluye sobre todo obsequios¡±. En conversaci¨®n telef¨®nica a?ade: ¡°Tendremos que distinguir entre los que fueron hechos de forma voluntaria y los que llegaron bajo presi¨®n¡±. Lo primero que har¨¢ su equipo es ¡°trazar su origen en el propio archivo de la familia real¡±. ¡°Hay que saber cu¨¢ndo y c¨®mo llegaron, y qui¨¦n los hizo. Tal vez debamos consultar los archivos de Indonesia, Surinam y en el Caribe [Aruba, San Mart¨ªn, Curazao, Bonaire, San Eustaquio y Saba]. No creemos que haya cosas de colonias anteriores, como Brasil¡±, dice. Tambi¨¦n analizar¨¢n los regalos enviados por militares que participaron en aquellas guerras y los remitidos por otros reinos europeos. El periodo colonial holand¨¦s se prolong¨® entre los siglos XVII y XX, hasta los distintos procesos de independencia. Brasil fue tambi¨¦n un territorio colonial entre 1630 y 1654.
Pasado similar de las monarqu¨ªas europeas
La mayor¨ªa de las monarqu¨ªas con un pasado similar tienen obras de esta clase en sus colecciones, ¡°por ejemplo, la familia real brit¨¢nica¡±, a?ade. ¡°No hay m¨¢s que pensar en su antiguo imperio en India. Por otro lado, hay diferencias. En B¨¦lgica, con territorios en ?frica, se ejerci¨® una presi¨®n tremenda en el Congo durante el reinado de Leopoldo II¡±, explica Ekkart. Los lazos familiares o de amistad entre la realeza tienen tambi¨¦n repercusiones en este contexto. ¡°Nos fijaremos en los regalos hechos por soberanos europeos que pudieran proceder de sus antiguas colonias¡±. En caso de se?alarse obras para su devoluci¨®n, ¡°habr¨¢ apoyo de los reyes Guillermo y M¨¢xima¡±.
A lo largo del siglo XIX, una parte de los regalos transportados a Pa¨ªses Bajos desde territorios coloniales fueron cedidos a los museos por los tres primeros reyes de Pa¨ªses Bajos: Guillermo I, II y III. Estuvieron en el trono, sucesivamente, entre 1815 y 1890, y las obras se guardan en centros p¨²blicos, como el Rijksmuseum o el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (ambos en ?msterdam). ?Qu¨¦ pasar¨¢ con estas piezas? ¡°Si bien hay que colaborar con los museos, ah¨ª la responsabilidad es suya y del Gobierno, que cuenta con un informe al respecto elaborado por el Consejo para la Cultura¡±, indica el historiador. En sus conclusiones, este organismo asesor indic¨® en octubre de 2020: ¡°El retorno del patrimonio cultural arrebatado entre el siglo XVIII y 1975 debe hacerse sin condiciones, siempre que lo pida el territorio de origen y se demuestre la fuerza ejercida¡±.
Aunque no forma parte del actual estudio, hay un s¨ªmbolo reconocible de la Casa de Orange apartado ya por el rey holand¨¦s. Es la Carroza Dorada, utilizada para acudir a la apertura del Parlamento y en grandes ceremonias, y que permanece fuera de servicio. Fue un regalo de la ciudad de ?msterdam para su bisabuela, la reina Guillermina, con motivo de su coronaci¨®n en 1898, pero tiene dos problemas: unos dibujos con una joven blanca que representa a la naci¨®n holandesa recibiendo el ¡°tributo de las colonias¡±, y su madera cubierta con pan de oro extra¨ªdo en minas de Surinam. En enero de este a?o, el soberano renunci¨®, por ahora, a su uso.
Desde el punto de vista oficial, el encargo recibido por el equipo de Ekkart proviene de la Fundaci¨®n de las Colecciones Hist¨®ricas de la Casa de Orange-Nassau (Shvon, en sus siglas neerlandesas). La investigaci¨®n se prolongar¨¢ por lo menos a?o y medio, y coincidir¨¢ en el tiempo con otro estudio encargado este diciembre por el soberano holand¨¦s. Quiere que se analice el papel de su familia en la historia colonial: la actitud y responsabilidad de sus antepasados ante un sistema que incorpor¨® el comercio de esclavos, generando una enorme riqueza en la metr¨®poli. Este trabajo tendr¨¢ una duraci¨®n de tres a?os y estar¨¢ a cargo de la universidad de Leiden, un centro acad¨¦mico que cuenta con los principales especialistas del pa¨ªs en la Historia holandesa.
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