En busca de la lanza perdida, un objeto sagrado con menos suerte que el Grial
Wagner y Hitler se interesaron por el arma con la que, seg¨²n la tradici¨®n cristiana, el centuri¨®n Longino perfor¨® el costado de Cristo en la cruz
La lanza tiene en general menos pedigr¨ª que la espada (de hecho, yo tengo varias espadas y s¨®lo tres lanzas, una de ellas obra del artista Jordi Gispert, hecha con una punta bant¨²), pero a menudo nos equivocamos no concedi¨¦ndole toda la enorme importancia que posee. Simb¨®licamente ¡ªve¨¢se el indispensable Diccionario de s¨ªmbolos de Cirlot (Siruela, 2022)¡ª la lanza es un arma de la tierra en contraposici¨®n a la espada, de car¨¢cter celeste. Representa el poder, la guerra y el sexo (masculino, obviamente). Se la relaciona con la rama, el ¨¢rbol y la cruz, y es un axis mundi, un eje que une lo de arriba y lo de abajo (se podr¨ªa decir que la espada tambi¨¦n, pero es m¨¢s cortita). La lanza era el atributo de Palas Atenea (que naci¨® completamente armada y agitando una en la mano), de la divinidad celta Lug (su lanza era flam¨ªgera y s¨®lo se apagaba si se la mojaba en sangre humana) y de Od¨ªn (la lanza Gungnir, que siempre daba en el blanco). La lanza de Wotan (el mismo Od¨ªn) juega un papel en El anillo del Nibelungo de Wagner y rompe la espada de Siegmund, aunque luego se la parte Sigfrido al dios, pero, en contrapartida, al h¨¦roe lo mata otra lanza, la de Hagen, o sea que lanza 2, espada 1. Importante lanza m¨ªtica es asimismo la de Aquiles, una lanza feroz que s¨®lo puede manejar ¨¦l (o Brat Pitt) y que representa su inhumanidad y su destino violento.
Hay muchos tipos de lanzas, entre ellas las largas sarissas con las que Filipo y Alejandro labraron sus conquistas, el pilum romano, la framea de los germanos, la lanza de torneo, recta como Ivanhoe; la pica, la alabarda, la quiang china (¡°reina de las armas¡±) o la japonesa yari. Y hay muchas lanzas africanas, como la assegai o la letal iklwa (onomatopeya de su sonido al desventrar) de los zul¨²es.
En todo este lanzado pre¨¢mbulo he omitido a prop¨®sito hablar de la que quiz¨¢ sea la m¨¢s importante de las lanzas, la lanza de las lanzas, la legendaria Lanza Sagrada que le clavaron a Cristo cuando estaba en la cruz, seg¨²n la tradici¨®n cristiana. Lo cuenta el evangelio de san Juan: un soldado ¡°le atraves¨® con su lanza el costado, y al instante sali¨® sangre y agua¡± (que simbolizan la doble naturaleza humana y divina de Jes¨²s). Jesucristo, se nos dice, ya estaba muerto y por eso no le rompieron las piernas como era costumbre para acelerar el deceso (la piadosa pr¨¢ctica conocida como crurifragium), sino que lo alancearon. Al soldado encargado se le ha puesto nombre de manera extra-b¨ªblica, en textos ap¨®crifos: Longino (no confundir con el hist¨®rico Cayo Casio Longino, uno de los asesinos de Julio C¨¦sar, ni con el autor de Lo sublime, y tampoco con el reloj), y se le ha ascendido a centuri¨®n, e incluso a santo. La lanza (Lancea Longini) se convirti¨® en un objeto sagrado y se conservan varias que pretenden ser la original.
Los nazis, que buscaron tantas cosas absurdas (como el martillo de Thor o el grial), no tuvieron que ir muy lejos para hacerse con la Lanza Sagrada, pues hab¨ªa una muy cerquita despu¨¦s del Anschluss (anexi¨®n de Austria), en el palacio Hofburg de Viena (en realidad, al parecer, una lanza carolingia del siglo VIII que pas¨® a ser parte de la regal¨ªa del sacro imperio romano germ¨¢nico y se usaba en las coronaciones). La lanza vienesa, que inclu¨ªa un clavo pretendidamente de la crucifixi¨®n, fue trasladada por orden de Hitler a N¨²remberg con otras insignias imperiales y puesta a buen recaudo despu¨¦s de hacerla aparecer en alg¨²n acto del partido, para estupefacci¨®n, imagino, de los SA m¨¢s cerveceros. Se ha especulado mucho con que la rama esot¨¦rica de los nazis (i. e. Himmler y su organizaci¨®n Ahnenerbe) contemplara la lanza como fuente de poder, pero en todo caso Hitler no se la dej¨® al Reichf¨¹hrer para que jugara a los arcanos SS en su castillo tem¨¢tico de Wewelsburg. Tras la guerra la Heilige Lance regres¨® a Viena y ah¨ª est¨¢.
Otra lanza supuestamente de Longino es la que se conserva en la bas¨ªlica de San Pedro en Roma y que provendr¨ªa de Jerusal¨¦n ¡ªdonde se la mostraba en el Santo Sepulcro como parte del kit (tambi¨¦n estaban la esponja y otros elementos menores de la crucifixi¨®n)¡ª. Habr¨ªa llegado a Italia de manera un poco turbia, como soborno del sult¨¢n Bayaceto al papa Inocencio VIII y un trozo habr¨ªa ido a parar a Par¨ªs. Otra Santa Lanza es la que se conserva en la capital religiosa de Armenia, Echmiadzin, y que habr¨ªa sido llevada all¨¢ por el ap¨®stol Tadeo. Se exhibe (s¨®lo la punta) en un museo y la ha visto hasta Xavier Moret. Una tercera lanza fue descubierta en la Edad Media en unas excavaciones en la iglesia de san Pedro en Antioqu¨ªa y su oportuno hallazgo alent¨® a los cruzados sitiados para romper el asedio musulm¨¢n, pero en siglo XVIII un cardenal romano, Prospero Lambertini, denunci¨® que era una falsificaci¨®n.
La Lanza Sagrada o Lanza del Destino, ha tenido menos ¨¦xito que el Santo Grial en la ficci¨®n (Indiana Jones s¨®lo la ha buscado en un c¨®mic), pero se han hecho varias pel¨ªculas sobre la reliquia. Una de ellas es el filme para televisi¨®n The Libraran: Quest for the Spear (2004) traducida en Espa?a en un alarde de imaginaci¨®n como En busca de la lanza perdida (como este art¨ªculo) y en el que aparece Kyle MacLachlan con cara de qu¨¦ hago yo aqu¨ª con lo bien que estaba con Nomi Malone en la piscina en Showgirls. En la peli, la lanza, que concede poderes sobrenaturales, est¨¢ rota en tres trozos, de los que Hitler, por suerte, s¨®lo consigui¨® uno. El ¨²ltimo se encuentra a desmano en Shangri-La.
M¨¢s interesante es la novela La lanza del destino, de Arnaud Delalande (DeBolsillo, 2010), en la que la lanza ¡°verdadera¡±, escondida por un templario (por supuesto), aparece en unas excavaciones en Megido y una oscura organizaci¨®n la roba para ?clonar a Cristo! mediante el ADN de los restos de sangre en la punta. A destacar la descripci¨®n que se hace del episodio del lanzazo, relatado con mucha intensidad a partir de unas supuestas memorias de Longino, que habr¨ªa desertado tras la experiencia en el G¨®lgota. Otra pel¨ªcula en la que sale la lanza es Constantine (2005), donde aparece al principio envuelta en una bandera nazi y juega luego un papel decisivo como elemento para desatar un poder infernal en la tierra. He visto que en internet se venden r¨¦plicas de esa lanza (muy parecida por cierto a la de Viena) por si alguien quiere intentar su propio ritual con o sin el arc¨¢ngel Gabriel (inolvidable Tilda Swinton).
Hay que se?alar que los nazis s¨ª buscaron (y encontraron) una importante lanza. Pero no era la de Longino, sino de verdad. En el tan interesante Hitler¡¯s Monsters: A Supernatural History of the Third Reich (Yale, 2018), el historiador Eric Kurlander recuerda que las SS robaron en 1939 en Polonia la Punta de lanza de Kovel, un arma prehist¨®rica que hab¨ªa sido hallada en el siglo XIX en lo que es ahora el noroeste de Ucrania. Himmler, Rosenberg, Hans Frank y el especialista en runas de las SS Wolfgang Krause (qu¨¦ ya es grupo de amigos) utilizaron durante la guerra contra la URSS en 1942 el objeto, que consideraban aportaba evidencia de una poblaci¨®n ¡°ur-germ¨¢nica¡± (primigenia) en la regi¨®n de Volhynia, para justificar reasentamientos de colonos alemanes y la expulsi¨®n de poblaciones eslavas y jud¨ªas.
Muy interesante es la asociaci¨®n de la lanza de Longino con el Grial. Ya Frazer hab¨ªa sugerido que la lanza era el elemento masculino, del que goteaba la sangre salv¨ªfica de Cristo, y la copa el femenino, donde se recog¨ªa. La ¡°lanza que sangra¡± de la leyenda art¨²rica ser¨ªa la de Longino: es la que se conservar¨ªa en el legendario Castillo del Grial y la que habr¨ªa herido al Rey Pescador / Amfortas, es decir la del poema de Wolfram von Eschenbach Parzival y la subsiguiente ¨®pera de Wagner Parsifal, que trata de la p¨¦rdida de la lanza por los caballeros del Grial, su recuperaci¨®n por el joven puro y la curaci¨®n del rey con la propia arma que le hiri¨®. Todo lo cual me recuerda que una vez, en tiempos en que estudiaba en el Institut del Teatre, aguant¨¦ una lanza ¡ªle llam¨¢bamos as¨ª a hacer de extra¡ª en el Liceo, haciendo de caballero muy menor en un Parsifal, precisamente. Al cabo de tres horas de ¨®pera era la lanza la que me aguantaba a m¨ª.
Y Parsifal y Wagner nos llevan al descubrimiento de otra lanza sagrada inesperada, la que ha creado ahora el mencionado Jordi Gispert (a¨²n reciente su exposici¨®n Parad¨ªs artificial en LAB 36, la ¨²nica en la que pod¨ªas intercambiar cualquier trasto met¨¢lico que tuvieras en casa por un colgante realizado por propio artista). Su lanza, muy distinta de la que hizo para m¨ª de estilo ¨¦tnico, es una personal interpretaci¨®n de la Lanza del Destino y ha sido realizada como parte de una instalaci¨®n, con motivo del aniversario del estreno de Parsifal en Barcelona, que incluye tambi¨¦n un escudo y el Grial (ambos obra asimismo de Gispert). El conjunto puede verse en el Club Wagner de la ciudad condal, espacio abierto a todos los seguidores del compositor y que impulsa Manel Bertran.
¡°He construido tres elementos, la lanza de Longino, el escudo con el aspecto de la hostia consagrada, y el c¨¢liz, el Santo Grial¡±, explica Gispert, que se refiere a esos elementos como ¡°el merchandising de Cristo¡±. Dado que ¨²ltimamente trabaja ¡°a martillazos¡± con aluminio para crear sus rutilantes y poderosas obras met¨¢licas, en las que a veces incrusta fragmentos de viejas postales tridimensionales de los setentas, Gispert parece un trasunto del herrero Mime. ?C¨®mo se hace una buena lanza? ¡°Bueno, el asta la he hecho puliendo un trozo de marco de puerta que encontr¨¦ por Sant Cugat y al que he dado textura de ¨¢rbol; la punta de hierro la he forjado yo mismo, a diferencia de la lanza que te hice a ti por tu cumplea?os, en la que insert¨¦ una hoja bant¨² aut¨¦ntica. ?El secreto de una lanza? Depende para qu¨¦ la quieras. Es buena la la madera de avellano, muy recta y que pesa poco. Por lo dem¨¢s, si es una lanza de guerra o de caza tiene sus caracter¨ªsticas propias¡±. El artista est¨¢ avezado no s¨®lo en la t¨¦cnica sino en el simbolismo de la lanza. ¡°Como ten¨ªa tiempo he visto muchas cosas en YouTube, mucha ¨®pera. Por cierto, todo lo del oro del Rin no se entiende sin la contraposici¨®n entre naturaleza e industria: una de las dos se jode. Wagner era grande, qu¨¦ t¨ªo, el ¨²nico que consigui¨® que le hicieran un teatro para representar s¨®lo sus obras, y lo hizo arruinando un reino, el de Ludwig II de Baviera. En ese sentido se puede decir que contribuy¨® decisivamente a la unificaci¨®n de Alemania¡±.
La original lanza de Gispert, de m¨¢s de dos metros, presenta una rama que brota del asta, como una forma de subrayar las ramificaciones de la leyenda, su fertilidad y la conexi¨®n simb¨®lica del arma con el ¨¢rbol. Curiosamente, en el Sigfrido de Wagner se dice que el mango de Gungnir (la lanza de Od¨ªn, ?recuerdan?), estaba hecho de un trozo del ¨¢rbol del cosmos, el m¨ªtico Yggdrasil. ¡°Quien la sostenga en sus manos sostendr¨¢, para bien o para mal, el destino del mundo¡±, reza la leyenda de la Lanza Sagrada. ?Qui¨¦n se puede sustraer a la emoci¨®n de empu?ar una? ¡°Shake a spear!¡±, como dec¨ªa, precisamente, Shakespeare, ¡°?agita la lanza!¡± Y deja el resto a los dioses.
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