A la caza de Dr¨¢cula en Dubl¨ªn
El Bram Stoker Festival permite vivir intensas experiencias en torno al rey de los vampiros y su creador, y rastrear las huellas de ambos en la capital irlandesa
Puede parecer raro seguir el rastro ensangrentado de Dr¨¢cula en Dubl¨ªn, una ciudad que se asocia m¨¢s con Joyce, Beckett o Michael Collins. Lo l¨®gico ser¨ªa darle caza en sus predios transilvanos o en los escenarios ingleses de sus rojas andanzas (Whitby y Londres). Pero es en la capital irlandesa, la ciudad donde naci¨® y vivi¨® su juventud el padre literario del vampiro, Bram Stoker (1840-1912), y donde forj¨® muchas de sus obsesiones literarias, donde se celebra anualmente una de las citas inexcusables para los fans del tenebroso conde y de la novela que le insufl¨® vida inmortal.
El Bram Stoker Festival, que lleva ya una d¨¦cada y cuya ¨²ltima edici¨®n, acabada el lunes, ha coincidido muy adecuadamente con las festividades de Halloween y de manera menos pertinente (aunque Stoker fue un extraordinario deportista, como Beckett, por cierto) con la Marat¨®n de Dubl¨ªn, ha permitido vivir intensas experiencias en torno al rey de los no muertos y su creador. Entre ellas, una interesant¨ªsima sesi¨®n deconstructiva de Dr¨¢cula (1897) a cargo del sobrino biznieto del escritor, Dacre Stoker, autor de una continuaci¨®n de la novela y especialista en la obra de su ancestro; una lectura dramatizada de los primeros cap¨ªtulos del libro en el prestigioso Abbey Theatre, o la representaci¨®n de Revenant, un inquietante mon¨®logo sobre vampirismo. Adem¨¢s, emocionantes recorridos por lugares relacionados con la vida y la obra de Bram Stoker, como dependencias del Trinity College, donde estudi¨®; la g¨®tica y tan evocadora Marsh Library, donde se document¨® sobre brujer¨ªa y al parecer pill¨® su primer mapa de Transilvania, o el cementerio en el que se enterraban los suyos, y donde est¨¢ la tumba de Sheridan Le Fanu, ¡°el pr¨ªncipe invisible de Dubl¨ªn,¡± autor de Carmilla, ese precedente femenino y austriaco de Dr¨¢cula. Tambi¨¦n, conferencias, debates, proyecciones y actividades para todos los p¨²blicos como desfiles (la tradicional Macnas Parade, este a?o centrada en una mujer-lobo recolectora de huesos), cosplay tem¨¢tico (ojo, no equivocarse con el disfraz de personaje del Ulises, es otro d¨ªa) y la feria Stokerland, donde las familias han podido disfrutar juntas los escalofr¨ªos vamp¨ªricos (subir a un carrusel a tiro de piedra del cementerio de la catedral de Saint Patrick, comprar incienso de turba para ahuyentar a los malos esp¨ªritus, una figurita de Vlad el Empalador o un rayador de ajo, y maquillar a los ni?os como si salieran del saco de Dr¨¢cula o de D¨¦jame entrar). En suma, el gran festival del fangs-tastic, como lo ha bautizado ingeniosamente alguien juntando fant¨¢stico y colmillos.
Vitalmente, recorrer las sugerentes calles de Dubl¨ªn, que pueden resultar tan maravillosamente melanc¨®licas, siguiendo un tenebroso itinerario Bram Stoker de dark tourism, con cada sombra convertida en un ala o una capa negras, proporciona un chute de emociones digno de una buena transfusi¨®n. Es como pasear por Jerusalem¡¯s Lot entre pintas de cerveza y acordes de guitarra. De lo mejor de la experiencia del festival, organizado por el Ayuntamiento de la ciudad, la muy variada gente que te encuentras en las actividades: curiosos, especialistas, rom¨¢nticos y frikis de a¨²pa. Un buen sitio para hacer amistades largas al saludo de ¡°la sangre es vida¡± y con las que debatir si el castillo de Dr¨¢cula est¨¢ inspirado en el transilvano de Bran o en el escoc¨¦s de Slains (m¨¢s en este ¨²ltimo: Stoker pas¨® unas vacaciones al lado en Cruden Bay).
??Dacre?!, ?Dacre Stoker! ¡°Ni m¨¢s ni menos¡±, responde el interpelado cuando te lo encuentras por casualidad el primer d¨ªa del festival y le llamas por su nombre. Estamos en el patio del Castillo de Dubl¨ªn, bajo la sombra de la Record Tower, la ¨²nica torre que se conserva de la fortaleza medieval. Se acuerda Dacre de que nos conocimos en 2009 cuando public¨® su contundente ¡ªsexo y violencia a espuertas¡ª secuela Dr¨¢cula, el no muerto (Ediciones Roca). Desde entonces su actividad draculiana ha ido en aumento exponencial y en la actualidad encabeza tours tem¨¢ticos ¡°de fact y fiction¡±, precisa, por todos los escenarios relacionados con el vampiro, Transilvania, Whitby¡, rueda documentales, escribe y es uno de los gestores de la propiedad intelectual de su antepasado y uno de los principales investigadores de su legado (adem¨¢s de un habitual del festival). Se le ve en forma, tiene 65 a?os pero, como Bram, ha sido un atleta de primera, pentatleta ol¨ªmpico. Hablamos de la reciente pel¨ªcula El ¨²ltimo viaje del Dem¨¦ter, basada en el s¨¦ptimo cap¨ªtulo de Dr¨¢cula, el viaje del conde en barco de Varna a Inglaterra, que le parece ¡°fenomenal¡± y ¡°terror¨ªfica¡±. Y me env¨ªa a ver algo que ha descubierto su mujer en el otro lado del patio: la placa que recuerda que Bram Stoker trabaj¨® durante a?os (de 1866 a 1878, cuando se traslad¨® definitivamente a vivir a Londres) en el castillo, como funcionario p¨²blico, y que est¨¢ ilustrada con un retrato del escritor ?y un dibujo de Dr¨¢cula!, el primer encuentro directo con el conde aqu¨ª en Dubl¨ªn. Est¨¢ representado con capa y frac a lo Bela Lugosi y perturbadores dedos de largas u?as, bajo el perfil del castillo.
Uno de los pasatiempos de estos d¨ªas ser¨¢ precisamente ir encontrando referencias a Dr¨¢cula o vamp¨ªricas por la ciudad, en la que son omnipresentes los carteles y banderines del festival (color sangre), y donde por contagio todo parece te?irse de rojo. Era esperable que, coincidiendo con el festival, todas las librer¨ªas de la ciudad exhiban de manera destacada ediciones de Dr¨¢cula, pero lo es menos encontrarte con un bar que se llama Bite of Life, otro Quick Bite y una tienda Multi Bite; o con una peque?a escultura de un vampiro, tan parecido al tradicional Oswald, ¡°el viajero nocturno¡±, en la exposici¨®n permanente sobre Yeats en la National Library of Ireland (visita siempre obligada). O con un taxista que haya le¨ªdo tres veces Dr¨¢cula y cite pasajes mientras vamos a Clontarf a ver la casa de la familia Stoker (15 de Marino Crescent) donde naci¨® y vivi¨® de joven el escritor. Qu¨¦ decir del tipo con puntiagudas orejas vamp¨ªricas (confiemos que fueran postizas) sentado tan tranquilo en la charla Bram and Beyond: the irish supernatural.
En esa charla, concurrid¨ªsima (unas doscientas personas), edici¨®n especial en directo de un popular podcast dedicado la historia de Dubl¨ªn, Three Castles Burning, el popular historiador Donald Fallon y el editor Brian J. Showers, de Swan Press, acompa?ados por la actriz Kathy Rose O¡¯Brien, que le¨ªa muy emotivamente pasajes de los libros que se iban mencionado, han recordado la importancia de la tradici¨®n fant¨¢stica y de terror en Irlanda (digna de Transilvania) y su influencia en Stoker y en Dr¨¢cula. Aunque el autor escribi¨® su m¨¢s famosa novela en Inglaterra (adonde se traslad¨® en 1978, tras casarse con la antigua novia de Oscar Wilde, una chica sufrida que luego se revel¨® de armas tomar), se llev¨® de su tierra, y de Dubl¨ªn, muchas cosas que contribuyeron a su creaci¨®n. Lo apunt¨® ya en su ¡°biograf¨ªa secreta¡± de Stoker, Algo en la sangre (Es Pop Ensayo, 2017) David J. Skal. Entre ellas las criaturas sobrenaturales del folclore celta, las figuras de demonios populares y la tradici¨®n de la calesa negra conducida por un muerto viviente, que parece haber hecho el viaje completo de Sligo a Borgo Pass.
Fallon y Showers han subrayado la importancia que tuvieron asimismo para el ni?o Bram Stoker (postrado adem¨¢s en cama a causa de una enfermedad hasta los siete a?os) los relatos macabros que le contaba su madre sobre la plaga de c¨®lera que se abati¨® sobre Irlanda en 1832 y que ella vivi¨®. Han puesto en relaci¨®n la obra de Stoker con la de autores como Le Fanu, Dorothy Macardle o Katharine Tynan (amiga de Yeats, al que dio calabazas y no de Halloween precisamente) y de la que O¡¯Brien ley¨® las preciosas l¨ªneas ¡°?era ella una chica o era un fantasma?¡± mientras un beb¨¦ romp¨ªa a llorar al fondo de la sala como si Lucy Westenra siguiera deambulando hambrienta por Hamstead.
De lo m¨¢s interesante ha sido la actividad interactiva de Dacre Stoker, titulada Dissecting Dracula, en la que una docena de participantes (mayor¨ªa femenina) nos hemos sentado alrededor en varias mesas adornadas con velas, telara?as y calabazas para analizar y comentar el material sobre la novela que nos proporcionaba el estudioso (que luc¨ªa una imposible camisa estampada con portadas de ediciones de Dr¨¢cula). Se trataba de facs¨ªmiles de p¨¢ginas del diario de Stoker y de notas manuscritas para su obra con importantes claves para entender el proceso creativo, incluidos el exhaustivo trabajo de documentaci¨®n y los cambios en la trama (y hasta en el t¨ªtulo que pas¨® de El no-muerto a Dr¨¢cula). Entre los textos, sobre los que Dacre nos hac¨ªa preguntas como en un examen (suerte que pod¨ªas copiar a la chica canadiense de al lado), horarios exactos de trenes para el viaje de Harker, personajes que desaparecieron en la redacci¨®n definitiva (hab¨ªa un detective), cambios de localizaci¨®n (Dover por Whitby), noticias relacionadas con la trama (el naufragio del barco ruso Dimitri en Whitby, 50 exhumaciones por sospechas de vampirismo en Inglaterra), consideraciones sobre el vulcanismo de la zona del castillo de Dr¨¢cula (la novela deb¨ªa acabar con una erupci¨®n), mapas anotados, p¨¢ginas con las propiedades y poderes del vampiro, supersticiones transilvanas, necromancias¡ una delicia, vamos; incluso hay un apunte sobre la polilla Esfinge de la calavera, Acherontia artropos, para alimentaci¨®n de Renfield, el siervo lun¨¢tico de Dr¨¢cula (Dacre record¨® que esa mariposa aparece como marca del asesino en la boca de sus v¨ªctimas en El silencio de los corderos).
El s¨¢bado, un grupo de veinte personas, de nuevo mayor¨ªa mujeres, esper¨¢bamos bajo el campanario del Trinity para el Bram Stoker Tour. ?ramos un conjunto abigarrado que inclu¨ªa a una pareja estadounidense con sombreros vaqueros al estilo de Quincey Morris, el tejano de Dr¨¢cula, pretendiente de Lucy y ca¨ªdo en la lucha final con el vampiro; una francesa, Katia, colaboradora de vampirisme.com y que nos record¨® la feria de vampiros que se prepara en Francia en 2024 (imposible no pensar en el Armand de Entrevista con el vampiro), un chico con el pelo verde y la activa escritora rumana Daniela Stoian (D. S. Crowe), autora de una trilog¨ªa sobre Dr¨¢cula que arranca con I, Dracula (disponible en Amazon). S¨®lo nos faltaban Van Helsing y las estacas. El tour, guiado por una voluntariosa estudiante de la universidad, nos llev¨® a las dependencias de la College Historical Society (The Hist), a la que perteneci¨® Stoker, y a conocer facetas de su vida en el Trinity. Tambi¨¦n a descubrir que la Bram Stoker Room est¨¢ cerrada con llave.
Con estas experiencias cada jornada, no era raro tener sue?os raros, m¨¢s a¨²n si tu hotel estaba directamente encima del patio de la Brigada de Bomberos de Dubl¨ªn, con coches saliendo toda la noche y haciendo del reposo nocturno algo tan azaroso como la estancia de Jonathan Harker en el castillo de Dr¨¢cula. En este caso era m¨¢s probable que te entraran tres bomberos que las novias del conde.
En el festival se ha puesto de relieve especialmente el inter¨¦s de Stoker por el teatro (ejerci¨® de cr¨ªtico y una de las relaciones m¨¢s importantes de su vida y decisiva en la creaci¨®n de Dr¨¢cula fue la que tuvo con el actor Henry Irving, uno de los m¨¢s famosos de su ¨¦poca, al que conoci¨® cuando actuaba en Dubl¨ªn, del que se convirti¨® luego en mano derecha y por el que fue de alguna manera vampirizado). Las funciones de Revenant, obra multipremiada con toques de comedia negra en la que un cineasta se enfrenta a la perturbadora presencia de un actor que acaba siendo un vampiro, han sido de lo m¨¢s se?alado en el festival. El espect¨¢culo es un mon¨®logo creado y dirigido por Stuart Roche e interpretado espl¨¦ndidamente por Patrick O¡¯Donnell, que encarna tanto al director de una peli de zombies ambientada en la Gran Hambruna irlandesa (1845-1849) y que se rueda en la costa de Mayo como a su protagonista, el misterioso Vardell. El escenario de la representaci¨®n, la sala subterr¨¢nea del Smock Alley Theatre, el teatro m¨¢s antiguo de Dubl¨ªn (era el viejo Thatre Royal at Smock Alley de 1662), resucitado despu¨¦s de 350 a?os tras haber quedado reducido a un almac¨¦n decr¨¦pito, a?ade un plus de emoci¨®n. Parece que est¨¦s en las entra?as de la abad¨ªa de Carfax con los ata¨²des del conde.
La otra gran propuesta teatral, saldada con enorme ¨¦xito, ha sido Dracula: a journey into darkness, la lectura de los seis cap¨ªtulos iniciales del libro a cargo del actor Andrew Bennett con la voz de Barry McGovern como el conde. ¡°La puesta en escena tiene mucho de performance, con m¨²sica de canciones tradicionales y efectos sonoros¡±, me explica ante una taza de te la directora (y conocida actriz) Joan Sheehy. ¡°La principal instrucci¨®n que he dado a los actores ha sido no tratar de mostrar el horror demasiado pronto¡±. En el cap¨ªtulo 1, Jonathan est¨¢ confiado y le divierten el miedo y las supersticiones de la gente local. En el 2, Dr¨¢cula es un encantador, curioso y bien informado anfitri¨®n. Es en los cap¨ªtulos 3 y 4 cuando el hu¨¦sped del conde empieza a asustarse, y mucho¡±. Sheehy, especialista en llevar materiales narrativos al teatro, tiene experiencia con Dr¨¢cula: en 2017 mont¨® la obra Whitby, sobre la llegada del Dem¨¦ter, el barco en que viaja el vampiro, a partir del diario del capit¨¢n de la novela. Le fascina en la obra de Bram Stoker la obsesi¨®n con la modernidad que manifiesta el conde y la brecha cultural que eso abre entre ¨¦l y los campesinos transilvanos. Dice de Dr¨¢cula que es ¡°terrible pero fascinante, y ah¨ª radica parte de su perdurabilidad¡±. Considera la novela ¡°una gran historia contada de una forma que arrastra¡±. Con una infancia rural irlandesa en el condado de Limmerick, la directora entiende mucho la influencia en Stoker de los cuentos de fantasmas y resucitados de la tierra. Del propio autor considera que tuvo la desgracia de crear un personaje apabullante y universal que le hizo sombra. ¡°Fue v¨ªctima de Dr¨¢cula¡±, se?ala.
Una actividad en la National Gallery (la visita con dos vampiras que cuestionaban el arte moderno) permiti¨® descubrir otra presencia inesperada de Dr¨¢cula: obviamente ¡ªpara cualquier bramstokeriano que se precie¡ª es el conde el an¨®nimo personaje que aparece en el macabro cuadro del artista de Cork Daniel Macdonald Figures by a coffin (1840), un pavoroso pero aristocr¨¢tico individuo con aire de Nosferatu, arrodillado ante un ata¨²d sobre el que pueden verse varias calaveras. La visita al museo permite otro encuentro imprevisto, con un cuadro maravilloso de una pareja medieval despidi¨¦ndose en la escalera de una torre. ?l podr¨ªa ser el voivoda Vlad y ella el amor que lo redimir¨¢ v¨ªa Coppola tras oc¨¦anos de tiempo. Son, claro, los personajes de The meeting on the turret stairs (1864), la rom¨¢ntica acuarela de Frederick William Burton, que por su fragilidad s¨®lo se exhibe una hora los jueves y otra (como hoy) los domingos. Es f¨¢cil evocar en su arrebatadora atm¨®sfera el fin del conde reducido a cenizas bajo el cuchillo de Jonathan Harker, el vampiro con una ins¨®lita expresi¨®n de paz final en el rostro. Su castillo destacado en el rojizo cielo mientras la luz del atardecer ilumina cada piedra de sus rotas almenas. Un bonito regalo de despedida de Bram Stoker, de Dubl¨ªn y de Dr¨¢cula.
Babelia
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