Neog¨®ticas: por qu¨¦ el horror m¨¢gico invade las narrativas del trauma
De ¡®Pobres criaturas¡¯ al nuevo ¡®True Detective¡¯, pasando por la explosi¨®n de escritoras latinas, el g¨¦nero se actualiza para reflexionar sobre la violencia y la subyugaci¨®n femenina
Una f¨¢bula g¨®tica que revisita el Frankenstein de Mary Shelley en modo liberaci¨®n femenina, la pel¨ªcula Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos, se ha convertido en uno de los fen¨®menos de la temporada y talism¨¢n de premios para su protagonista, Emma Stone. La nueva ...
Una f¨¢bula g¨®tica que revisita el Frankenstein de Mary Shelley en modo liberaci¨®n femenina, la pel¨ªcula Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos, se ha convertido en uno de los fen¨®menos de la temporada y talism¨¢n de premios para su protagonista, Emma Stone. La nueva True Detective que tanto odio mis¨®gino ha despertado en las redes es el nuevo g¨®tico del ?rtico, o as¨ª lo ha estipulado la maestra del g¨¦nero, la escritora Joyce Carol Oates (¡°Alaska en su ¡®temporada oscura¡¯ es ideal para visiones alucinatorias¡±, tuite¨® a prop¨®sito de la serie que ahora protagoniza Jodie Foster bajo la direcci¨®n y guion de Issa L¨®pez). La cr¨ªtica ha visto en las memorias de Britney Spears, un fen¨®meno editorial que vendi¨® m¨¢s de un mill¨®n de copias solo en su semana de lanzamiento, ¡°un descenso a los infiernos en forma de novela g¨®tica¡±. Hasta la actriz Kristen Stewart ahora defiende que la saga Crep¨²sculo que protagoniz¨® no era otra cosa que ¡°una narraci¨®n g¨®tica gay sobre la opresi¨®n y desear aquello que te destruye¡±.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando para que estos ¡°espejos negros de la ficci¨®n¡± ¡ªcomo la escritora Ana Llurba etiquet¨® a estas narrativas alternativas ¡ª hayan invadido las historias que reflexionan sobre el presente? Porque no solo pasa en series, pel¨ªculas, autobiograf¨ªas o revisiones de fen¨®menos culturales de la d¨¦cada pasada. Una nueva era g¨®tica lidera las ficciones del trauma contempor¨¢neo.
Desde Argentina (Mariana Enriquez, Samanta Schweblin, Ana Llurba, Fernanda Garc¨ªa Lao) a M¨¦xico (Fernanda Melchor) pasando por Venezuela (Michelle Roche Rodr¨ªguez), Ecuador (M¨®nica Ojeda, Natalia Garc¨ªa Freire) o Estados Unidos (Carmen Mar¨ªa Machado, Sarah Manguso) y llegando hasta Espa?a (Layla Mart¨ªnez, Purificaci¨® Mascarell), una legi¨®n de escritoras ha dado un paso m¨¢s all¨¢ del g¨®tico tradicional, del sure?o estadounidense y del latinoamericano del siglo pasado para explorar, cada una a su manera, la fragilidad humana a trav¨¦s del miedo, la alquimia y lo espectral. La mayor¨ªa usa el cuerpo femenino como paisaje de las violencias y los males del presente. Todas beben del terror y lo ¨ªntimo de nuestras pesadillas para buscar respuestas frente a la crueldad que nos rodea.
A cada territorio, una herida distinta
¡°Cuando hablamos de violencia, siempre estamos hablando de miedo y deseo. El g¨®tico ha explorado estas emociones y se ha expandido, ha mutado, hasta romper los esquemas del g¨¦nero de terror¡±, explica en un intercambio de correos M¨®nica Ojeda, la escritora que, tras ser finalista del National Book Award por Mand¨ªbula (Candaya, 2018), lidera el nuevo g¨®tico andino y publicar¨¢ en febrero la esperada Chamanes el¨¦ctricos en la fiesta del Sol (Random House).
Defensora de este giro como ¡°un trabajo de espeleolog¨ªa emocional¡±, la ecuatoriana asegura que lo que distingue a esta etapa es tratar al territorio como algo vivo y no como simple escenario. ¡°Cada sociedad tiene miedos particulares que responden a sus propias experiencias hist¨®ricas. El g¨®tico estudia la historia de una determinada geograf¨ªa, sus mitolog¨ªas, su oralidad, su forma de narrarse a s¨ª misma, sus traumas y sus heridas. En Ecuador, por ejemplo, las narraciones tradicionales de terror han estado vinculadas al colonialismo, al racismo y la exclusi¨®n en general¡±, defiende sobre un g¨¦nero que ya no busca provocar miedo en el lector, sino ¡°acercarlo a lo sublime¡±.
Su pr¨®xima novela, un paisaje alucinado retrofuturista donde una joven acude a un festival de m¨²sica en Guayaquil que congrega a miles de personas durante d¨ªas, no ser¨ªa la que es sin el despertar pol¨ªtico de su generaci¨®n. ¡°Ha habido un cambio en la recepci¨®n. Han pasado muchas cosas: los feminismos, el reconocimiento de que vivimos en sociedades neocoloniales con estructuras de violencia normalizadas, la creaci¨®n del t¨¦rmino ¡®femicidio¡¯. Antes tambi¨¦n se escrib¨ªa sobre la violencia y el miedo que esta infunde, pero nosotras nos hacemos preguntas distintas a las que se hac¨ªan los escritores en los a?os setenta. Nada tiene que ver El t¨²nel de S¨¢bato con El invencible verano de Liliana de Cristina Rivera Garza. Son planteamientos distintos a la hora de narrar la violencia¡±, defiende.
Reformular mitos
¡°El g¨®tico siempre ha girado en torno a la experiencia femenina, vivir bajo el dominio masculino y negociar tanto el amor como el miedo a los hombres. Al igual que en ¨¦pocas anteriores, las mujeres deben vivir con sus opresores y, en muchos casos, deben amarlos y confiar en ellos para ser felices¡±, destaca, a trav¨¦s del correo electr¨®nico, la directora de cine y ahora tambi¨¦n escritora Anna Biller. Tras convertir a su pel¨ªcula The Love Witch en una cinta de culto, acaba de debutar con la novela g¨®tica Bluebeard¡¯s Castle, una revisi¨®n del g¨®tico er¨®tico donde su protagonista, una escritora de ¨¦xito, compra un castillo al que se traslada con su reci¨¦n estrenado amante y all¨ª descubrir¨¢ lo malvado que es. Lo interesante de esta nueva ola de la que forma parte, explica, es a?adir complejidad a las supuestas v¨ªctimas de esas violencias: ¡°En estas nuevas narrativas la mujer es vista como una criatura compleja con enormes apetitos. Interiormente, es desordenada, grosera, loca y rebelde, aunque por lo general es convencionalmente atractiva y parece inofensiva por fuera¡±, destaca.
Algo similar sucede en Mireia, la novela de Purificaci¨® Mascarell, publicada originalmente en valenciano, ganadora del Lletraferit 2022 y traducida por ella misma al castellano en la editorial Dos Bigotes. All¨ª los arquetipos g¨®ticos se actualizan para revisar el mito de Lilith y los prejuicios sobre la femme fatale.
Mireia recupera las historias de los experimentos del hospital de la Salp¨ºtri¨¨re en el que fueron encerradas a la fuerza miles de mujeres marginales bajo el espect¨¢culo de la histeria femenina y denuncia el vampirismo intelectual que los pintores ejercieron sobre sus musas, como Elizabeth Siddal. Una reivindicaci¨®n de aquellas que pusieron en jaque el control masculino y que fueron violentadas por hacerlo.
Mascarell, v¨ªa email, asegura que lo g¨®tico se reinventa en cada generaci¨®n de autoras ¡°porque contiene la potencia de aquellos cuentos que las madres contaban alrededor del juego primitivo para prevenir a sus hijas de los peligros y los horrores que nos acechan¡±.
Hacia un feminismo g¨®tico
Con la angustia y el malestar como latido social de nuestro tiempo, tiene cierta l¨®gica que estas autoras y tem¨¢ticas hayan calado en la autoficci¨®n y en los ensayos que analizan el presente. Mar Garc¨ªa Puig, influenciada por El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins, reivindic¨® en La historia de los vertebrados (Random House, 2023) a todas las escritoras victorianas y sus historias de psiqui¨¢tricos para contextualizar la enajenaci¨®n femenina como reacci¨®n al control represivo de los cuerpos de las mujeres.
En el reciente ensayo Traumacore: cr¨®nicas de una disociaci¨®n feminista (Cielo Santo, 2023), la investigadora N¨²ria G¨®mez Gabriel se apoya en las autoras del nuevo g¨®tico latinoamericano y las teor¨ªas de Sarah Ahmed o Julia Kristeva para reivindicar un ¡°feminismo g¨®tico, desquiciado y melanc¨®lico¡± en esta era de incertezas y desorientaci¨®n social. Si las mujeres de hoy en d¨ªa viven agotadas y disociadas, defiende, es como reacci¨®n a la idea de un feminismo optimista, al mito de las mujeres hechas a s¨ª mismas con el que se ha disciplinado a toda una generaci¨®n de j¨®venes que creyeron, err¨®neamente, en la cultura del esfuerzo.
¡°La perspectiva goticista nos permite pensar c¨®mo nos relacionamos con las deformaciones y alteraciones de nuestros cuerpos y nuestras constantes vitales en clave feminista para exorcizar la culpa sist¨¦mica¡±, cuenta la comunicadora cultural, que se acerc¨® a las autoras g¨®ticas gracias a los talleres de la escritora Ana Llurba, a prop¨®sito de esta tangente que apuesta por hacer las paces con el malestar que arrastramos y transitar por sus propios tiempos de curaci¨®n. Ley¨¦ndola, no sorprende que exploten en paralelo todas estas series, pel¨ªculas y ficciones de horror g¨®ticas llenas de mujeres violentadas y alienadas. Espejos m¨¢gicos no tan deformados que nos devuelven un reflejo de nuestros anhelos y miedos.