Noticia bomba: la amenaza nuclear renace en libros, series y pel¨ªculas
Numerosos ensayos y t¨ªtulos de ficci¨®n reflejan las conexiones del momento actual con la Guerra Fr¨ªa en paralelo a la invasi¨®n de Ucrania
La pantalla la ocupa un cient¨ªfico que, con ojos como dos bombillas en todo su esplendor el¨¦ctrico, parece interrogarse a s¨ª mismo m¨¢s all¨¢ del tiempo. Es Robert Oppenheimer, que 48 a?os despu¨¦s de morir por un c¨¢ncer de garganta ¨Dbeb¨ªa y fumaba demasiado, le advirtieron los m¨¦dicos¨D lleva meses siendo el personaje cultural del momento. Christopher Nolan, director y guionista de la pel¨ªcula Oppenheimer, ganadora de siete Oscars el pasado 11 de marzo, dijo en una entrevista que el f¨ªsico estadounidense era el hombre m¨¢s importante del siglo XX porque con ¨¦l el ser humano obtuvo la capacidad de hacer saltar por los aires el planeta entero.
La espectacular notoriedad de sus vicisitudes cient¨ªficas, las traiciones pol¨ªticas y las trampas del espionaje sovi¨¦tico que vive el investigador neoyorquino y su equipo del Proyecto Manhattan ha sorprendido a muchos. Al fin y al cabo, es una pel¨ªcula para adultos en tiempos de franquicias de h¨¦roes juveniles, una cinta larga, oscura y sin posible final feliz que disecciona un asunto mortalmente serio.
Una de las claves de su ¨¦xito planetario es quiz¨¢s que enlaza fatalmente con la actualidad, cuando la guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto en Oriente Medio y las tensiones entre Estados Unidos y China por Taiw¨¢n retrotraen a un cierto aire de Guerra Fr¨ªa y su escalada armament¨ªstica. Vlad¨ªmir Putin lleva un tiempo amenazando con desatar un conflicto nuclear y este mismo mes el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, alert¨® sobre las crecientes tensiones geopol¨ªticas diciendo que ¡°la humanidad no puede sobrevivir a una secuela de Oppenheimer¡±.
Son tenebrosos ecos del pasado que se renuevan en el presente. ¡°S¨ª, siendo momentos muy diferentes, dir¨ªa que hay un cierto renacimiento de la Guerra Fr¨ªa. La idea de rearme y de la tensi¨®n de equilibrio, de temor a entrar en una confrontaci¨®n directa, llegando a un nivel de destrucci¨®n brutal¡±, reflexiona Mariano Aguirre, autor de Guerra Fr¨ªa 2.0. (Icaria, 2023). En su libro, Aguirre hace acopio de las grandes diferencias entre ¨¦pocas ¨Dahora las luchas entre pa¨ªses se dan entre diferentes tipos de capitalismos, sin rastro de socialismo o comunismo y entre una fragmentaria multipolaridad de bloques, m¨¢s compleja que la ecuaci¨®n Estados Unidos vs URSS de anta?o¨D pero subraya ciertas similitudes entre el periodo comprendido entre 1947 y 1991 y el actual. Est¨¢n los procesos de escalada y rearme, el enfrentamiento indirecto entre superpotencias con capacidad at¨®mica, las proxy wars o guerras por delegaci¨®n (como es el caso de la de Ucrania), recortes de libertades civiles brutales en Rusia y tambi¨¦n un cierto aire de cancelaci¨®n cultural en Occidente si se cuestiona, por ejemplo, la ampliaci¨®n del ¨¢rea de influencia de la OTAN.
Aguirre, miembro asociado del think tank londinense Chatham House, destaca tambi¨¦n las similitudes en la creciente importancia de las artes de la diplomacia, las negociaciones y contactos a puerta cerrada, en el intercambio de rehenes o en el influyente papel de ciertos medios de comunicaci¨®n. Ejemplos de este tipo de acciones ser¨ªan el intercambio de la superestrella de la NBA femenina Brittney Giner por un traficante ruso de armas, la situaci¨®n que ahora mismo vive Evan Gershkovich, periodista de The Wall Street Journal, prisionero desde hace un a?o en Rusia acusado de espionaje, o el caso de Estados Unidos filtrando a los medios que fuentes diplom¨¢ticas ya hab¨ªan advertido al Gobierno de Putin sobre la posibilidad de atentados en la capital, ocurrido en la sala Crocus, al noroeste de Mosc¨².
La bomba y usted
Fue el periodista George Orwell quien habl¨® por primera vez del concepto de Guerra Fr¨ªa como un cambio geopol¨ªtico radical, por la posibilidad de autodestrucci¨®n que conlleva la bomba at¨®mica. Escribi¨® sobre ello en un art¨ªculo publicado el 19 de octubre de 1945 en la revista Tribune, rescatado ahora por Byron Books en el libro T¨² y la bomba at¨®mica y otros escritos, de pr¨®xima aparici¨®n. En su ensayo, Orwell advierte que vivir a la sombra de la amenaza nuclear ¡°es una paz que no es una paz¡±, sino un nuevo paisaje b¨¦lico al que le puso nombre de Guerra Fr¨ªa, que ahora parece revivirse otra vez.
Esta atm¨®sfera se vive en informes p¨²blicos, en libros de no ficci¨®n y novelas. En 2023 el think tank Bruegel de Bruselas ya advirti¨® de que nos dirig¨ªamos hacia una nueva Guerra Fr¨ªa entre dos grandes bloques liderados, respectivamente, por Estados Unidos, la potencia hegem¨®nica, y China, la emergente. Por su parte, investigadores del Royal United Services Institute detectan que Rusia est¨¢ volviendo a algunos de los m¨¦todos de los a?os setenta y ochenta, involucrando agentes limpios en misiones de espionaje a largo plazo, tan apreciadas en Mosc¨² desde la ¨¦poca sovi¨¦tica, como fue el caso del robo de secretos at¨®micos por Klaus Fuchs del Proyecto Manhattan. Y desde el Real Instituto Elcano, el analista Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde advierte de que los ¨²ltimos movimientos que la OTAN parece que va a llevar a cabo ¡°nos retrotraen a tiempos que equivocadamente cre¨ªamos superados, con la ¨²nica salvedad de que, si antes habl¨¢bamos de la Uni¨®n Europea, ahora lo hacemos de Rusia¡±.
En cuanto a libros, a la publicaci¨®n de las obras de Aguirre y Orwell se suman Guerra Fr¨ªa. Una historia inacabada, de Carlos Sanz D¨ªaz y Jos¨¦ Manuel S¨¢ez Rotko, (S¨ªntesis), The New Cold War. The United states, Russia and China from Kosovo to Ukraine, de Gilbert Achcar, New Cold War (Atlantic Books), de Robin Niblett, y en breve, New Cold Wars. China¡¯s Rise, Russia¡¯s Invasion, and America Struggle to Defend the West, de David E. Sanger, periodista del The New York Times experto en seguridad. Tambi¨¦n est¨¢n novelas como Mi padre, un esp¨ªa ruso, de Alejandra Su¨¢rez (Ediciones B) o Esp¨ªa y traidor, de Ben Macyntire (Cr¨ªtica), o The Red Hotel: The Untold Story of Stalin¡¯s Disinformation War, de Alan Philps (Headline Books).
Realidades y ficciones
Ese viejo aire g¨¦lido revive tambi¨¦n en las pantallas, en juegos, series o pel¨ªculas. La franquicia de videojuegos Call of Duty triunfa con Call of Duty; Black Ops Cold War, ambientada en 1981, donde dos de sus personajes son Ronald Reagan y Mija¨ªl Gorbachov, y el protagonista es un supuesto esp¨ªa sovi¨¦tico que busca robar secretos nucleares estadounidenses. En las plataformas est¨¢ la serie documental Punto de inflexi¨®n. La bomba y la Guerra Fr¨ªa (Netflix, 2024) que en nueve cap¨ªtulos narra lo cerca que se lleg¨® a vivir un apocalipsis real en los a?os sesenta. En cuanto a los posibles apocalipsis de ficci¨®n, al estreno de Oppenheimer en 2023 se sum¨® Asteroid City, de Wes Anderson (Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes), ambientada en los a?os cincuenta, en el contexto de pruebas nucleares en el desierto estadounidense cercano a la frontera mexicana (aunque fue filmada en Chinch¨®n y Aranjuez).
¡°El 6 de agosto de 1945, en un abrir y cerrar de ojos el mundo cambi¨® por completo. Eso impact¨® de lleno en la cultura popular, y tambi¨¦n en los comics¡±, reflexiona Giovanni Pasco, analista cultural. Pasco, conocido tambi¨¦n como GO! el monitor geek en su canal de Youtube, especializado en la lectura sociopol¨ªtica de los comics, subraya que desde aquel lejano 1945 en Estados Unidos surgieron figuras de superh¨¦roes muy politizados, metidos de lleno en aquel presente b¨¦lico de la bomba y sus consecuencias en el planeta: Los cuatro fant¨¢sticos eran una familia expuesta a rayos c¨®smicos en un cohete cuando corr¨ªan para vencer a los comunistas en la carrera espacial, el Incre¨ªble Hulk era un cient¨ªfico expuesto accidentalmente a rayos gamma durante un ensayo, Spiderman fue un chico mordido por una ara?a radioactiva y The Watchmen ejemplifica una ficci¨®n dist¨®pica que retrotrae a la ¨¦poca de la Guerra Fr¨ªa, donde el mundo est¨¢ constantemente al borde de desastre nuclear. Y no se trata del pasado o futuro, sino del presente: todos estos son superh¨¦roes que a d¨ªa de hoy siguen siendo transmutados en pel¨ªculas o series.
Quiz¨¢s la Guerra Fr¨ªa nunca lleg¨® a apagarse del todo. Despu¨¦s de las 246.000 civiles muertos por las bombas Little Boy y Fat Man lanzadas en Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, despu¨¦s de que el enfrentamiento psicol¨®gico durante d¨¦cadas entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos llevara al servicio de defensa civil estadounidense a emitir cu?as por radio y televisi¨®n sobre c¨®mo comportarse en caso de ataque sovi¨¦tico (con las voces y las caras de Johnny Cash, Groucho Marx, o, uh, Boris Karloff), el miedo a la bomba y sus consecuencias geopol¨ªticas reaparece.
Barbara Moran, escritora estadounidense especializada en ciencia y autora de The Day We Lost the H-bomb (Presidio Press, 2009) sobre el accidente en Palomares, cree que la preocupaci¨®n cultural por la bomba va cambiando con el tiempo. Antes, en las pel¨ªculas ¡°tal vez hab¨ªa miedo a la radiaci¨®n, a las mutaciones y a la destrucci¨®n nuclear¡±, afirma, mientras ahora la gente parece estar m¨¢s ¡°preocupada por la debilidad humana, la traici¨®n y las consecuencias pol¨ªticas¡±.
Respecto a los l¨ªderes pol¨ªticos mundiales, se da la circunstancia de que su ligaz¨®n con los tiempos de la Guerra Fr¨ªa es muy estrecha. ¡°Para bien o para mal, Joe Biden fue formado en aquellos tiempos y conoce muy bien los potenciales peligros del enfrentamiento nuclear entre potencias nucleares, y Putin se molde¨® como esp¨ªa en los ¨²ltimos a?os de la Guerra Fr¨ªa, en los tiempos de declive y desaparici¨®n de la URSS¡±, subraya Aguirre.
Contra todo pron¨®stico, las intrigas entre esp¨ªas y la amenaza nuclear vuelven a estar de actualidad. Es algo que se antoja viejo, como de otro mundo. Como les dice el agente John Preston interpretado por Michael Caine en la pel¨ªcula El Cuarto Protocolo (John Mackenzie, 1987) a los diferentes jefazos de los servicios secretos, ante sus conspiraciones al calor del peligro at¨®mico: ¡°Ya va siendo hora de que os metan a todos en un puto museo¡±.
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