La misa en Si menor de Killer Mike: una velada de rap con orquesta sinf¨®nica
El artista, ganador de tres ¡¯grammies¡® con su ¨²ltimo ¨¢lbum, ofrece un recital especial junto a la National Symphony Orchestra de Washington
Dj¡¯s perezosos o, peor, demasiado borrachos, voces desafinadas, espect¨¢culos bochornosos... el aficionado al hip-hop en directo aprende r¨¢pido a lidiar con la decepci¨®n. De ah¨ª que la cita del pasado martes en el Kennedy Center de Washington, templo de la m¨²sica y las artes esc¨¦nicas a orillas del Potomac, fuera una ocasi¨®n especial: a Killer Mike, uno de los raperos m¨¢s relevantes del momento, lo acompa?¨® esa noche la National Symphony Orchestra.
El artista, referente del hip-hop de Atlanta, aprovech¨® al m¨¢ximo las posibilidades que incorporaba la invitaci¨®n de una instituci¨®n que ya hab¨ªa acompa?ado antes de otras estrellas del g¨¦nero, como Nas, Kendrick Lamar o Common. Adem¨¢s de la orquesta, que tradujo al lenguaje sinf¨®nico las bases de un repertorio centrado en la m¨²sica del ¨²ltimo disco de Killer Mike, Michael (2023), este se hizo acompa?ar por cinco cantantes vestidos con t¨²nicas, un pianista, que dobl¨® como organista, un bajista y un bater¨ªa, adem¨¢s de un coro de g¨®spel y un dj, que lanzaba los ritmos desde una mesa de mezclas sobre un altar de atrezo. En eso tambi¨¦n se distingui¨® el concierto del martes del cl¨¢sico espect¨¢culo de hip-hop, en el que los protagonistas suelen pasarlas canutas para llenar el espacio: con tanta gente como hab¨ªa sobre el escenario (por haber, hab¨ªa hasta un int¨¦rprete de signos), la capacidad movimientos del l¨ªder fue escasa.
La del altar no fue la ¨²nica referencia religiosa del espect¨¢culo, ni mucho menos la primera vez que el Kennedy Center echaba mano de la liturgia cristiana: el espect¨¢culo con el que en 1971 se inaugur¨® el complejo de artes esc¨¦nicas fue la misa (en lat¨ªn) con aire rockero que Leonard Bernstein compuso para la ocasi¨®n. Killer Mike plante¨® su velada como un homenaje a la iglesia y a la m¨²sica g¨®spel, dos elementos centrales en la experiencia y la cultura afroestadounidenses.
Hab¨ªa flores y un coro, y el cantante se refiri¨® a la misa del domingo como esencial en su educaci¨®n y en la forja de sus recuerdos, principal fuente de inspiraci¨®n de las rimas de su ¨²ltimo trabajo, que le ha valido tres premios Grammy, y tambi¨¦n un arresto la noche en la que los recibi¨®, tras un altercado con un guarda de seguridad ¡°demasiado celoso¡±. Michael era su primer trabajo en solitario tras 12 a?os durante los que se concentr¨® en su proyecto Run the Jewels, d¨²o de hip-hop pol¨ªtico junto al productor EL-P, uno de los conjuntos m¨¢s interesantes de la escena actual.
Para la portada de Michael, el rapero y actor ocasional escogi¨® una foto de ¨¦l de ni?o, tuneada con un halo de santidad y unas orejas de demonio. El ¨¢lbum es, por citar a Nas, ¡°un viaje por el sendero de la memoria¡±, adem¨¢s de un tratado sobre las contradicciones de la fama y, ay, la riqueza, as¨ª como una propuesta para la deconstrucci¨®n de la masculinidad del hombre negro contempor¨¢neo (aunque sin pasarse: en una de las fotos interiores del disco, Killer Mike posa rodeado de mujeres semidesnudas). El resultado es tambi¨¦n (y sobre todo) un homenaje a su madre y a su abuela. Las dos salieron a relucir varias veces durante el concierto del martes. Y, como en el disco, se acord¨® de su profesora de ¨®pera y del resto de sus maestros en el instituto, en otra demostraci¨®n que a Michael Render, que acaba de cumplir 49 a?os, la crisis de la mediana edad parece haberle cogido por el lado de la nostalgia.
La orquesta la condujo Steven Reineke; lo hace siempre en las conciertos pop de la sinf¨®nica nacional (el director principal es Gianandrea Noseda, que recientemente llev¨® a la formaci¨®n de gira por Espa?a). Interpretaron los arreglos de Tim Davies, y a ratos cost¨® entender las sutilezas de estos, en mitad del barullo de los instrumentos el¨¦ctricos y de los vozarrones amplificados de los cantantes. A los miembros de las distintas secciones se los ve¨ªa abstra¨ªdos, como pensando en sus cosas, ante un reto interpretativo m¨¢s liviano de lo habitual, m¨¢s f¨¢cil que, pongamos, tocar la S¨¦ptima de Mahler.
¡±Una leyenda¡±
Antes de que saliera Killer Mike, Reineke lo present¨® como ¡°una leyenda de Atlanta¡± y record¨® que la NSO es la ¨²nica formaci¨®n de su categor¨ªa en plantear sostenidamente ¡°colaboraciones con sentido¡± con raperos. El cantante le devolvi¨® el cumplido cuando desempolvaron una vieja canci¨®n de sus inicios, Never Scared (2003), que firm¨® junto a Bone Crusher. Reineke reprodujo el sonido desquiciado de ese tema cl¨¢sico del hip-hop sure?o, Killer Mike lo mir¨® con admiraci¨®n y, en lugar de referirse a ¨¦l con el consabido ¡°maestro¡± le lanz¨® un elogio propio de un pelea de rimas callejeras. ¡°?Eres un aut¨¦ntico cabronazo!¡±, exclam¨®.
La noche hab¨ªa empezado como arranca Michael, con el tema Down By Law, as¨ª que los primeros compases que sonaron proven¨ªan en realidad de los arreglos de cuerda que compuso el cantante de soul Curtis Mayfield para su himno We the People Who Are Darker Than Blue, que Killer Mike samplea en esa canci¨®n. A partir de ah¨ª se sucedieron temas como Two Days, Get Some Money, Shed Tears o Ric Flair, titulado con el nombre del famoso luchador de la WWF, y en el que Pau Gasol rima con alto (tall). Son¨® en la segunda parte de la velada de dos horas, que parti¨® un intermedio de 20 minutos, costumbre que no es habitual en los conciertos de rap. Tampoco lo es ver en un recital del Kennedy Center a un p¨²blico como ese: joven, mayoritariamente afroamericano y vestido para la ocasi¨®n con sus mejores galas y envidiable desparpajo.
El ¨²ltimo disco, que el rapero toc¨® entero, aunque no en orden, est¨¢ lleno de cameos, con desfile incluido de otras estrellas del rap de Atlanta, de CeeLo Green a Future, y de Young Thug a Andr¨¦ 3000, del d¨²o OutKast. A este, Killer Mike lo disculp¨® cuando la orquesta acometi¨® Scientists & Engineers. ¡°No ten¨ªa presupuesto para traerlo¡±, dijo. Tal vez tampoco habr¨ªa podido estar en Washington ese d¨ªa: el legendario mc anda de gira por Estados Unidos, entretenido con su reci¨¦n estrenada faceta de compositor new age, a la que ha dedicado un disco en el que cambia el micr¨®fono por la flauta.
Big Boi, la otra mitad de OutKast, tambi¨¦n estuvo presente gracias a la colaboraci¨®n de ambos en Kill Bill, inspirada en el cine de Tarantino. Y la voz del c¨®mico Dave Chappelle se escuch¨® en la grabaci¨®n del mon¨®logo que abre Run, en el que este compara la ¡°experiencia de ser negro en Estados Unidos¡± con ¡°tomar la playa de Normand¨ªa¡±. ¡°Ves que a un tipo lo revientan, que otro huye, que otro se desploma¡±, recita Chappelle. ¡°Pero a ti no te queda otra que seguir adelante. Continuar el asalto a la playa, negro. Seguir corriendo¡±.
A Killer Mike se le supone una considerable capacidad de influencia sobre la comunidad afroamericana, especialmente la de Atlanta, y lo mismo la usa para apoyar al senador Bernie Sanders en su camino truncado a la Casa Blanca que se entrevista con el gobernador republicano de Georgia, Brian Kemp. Esas contradicciones le han valido algunas cr¨ªticas. Su faceta de agitador de conciencias qued¨®, con todo, en segundo plano, frente a otras, como la de predicador con tintes de autoayuda (como cuando dijo: ¡°si no tuviera un d¨®lar en el bolsillo, me sentir¨ªa igual de rico¡±) o la de predicador a secas (pese que afirma haber renunciado a la fe cristina, sus ¨²ltimas rimas est¨¢n llenas de referencias b¨ªblicas).
Tambi¨¦n se acord¨® de la muerte de su madre en Motherless; de aquella novia de sus 16 a?os, que tuvo que abortar, en Slummer; o de los problemas con las drogas de su t¨ªa, adicta al crack (Something for Junkies). Tras semejante repaso a los triunfos y tribulaciones de un ¡°chico que creci¨® en la parte Oeste de Atlanta¡±, Killer Mike se dirigi¨® hacia el final del concierto al p¨²blico que repet¨ªa sus rimas con las manos en el aire, y les solt¨® ¡°?Veis hasta d¨®nde he llegado?¡±. Son¨® a James Cagney en la inolvidable secuencia final del cl¨¢sico del cine negro White Heat: ¡°?Mira, mam¨¢, estoy en la cima del mundo!¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.