La reportera noruega Gerda Grepp, aguerrida cronista de la Guerra Civil
¡®En el frente¡¯ recupera la historia de la periodista, hija de dos t¨®tems del comunismo noruego, que inform¨® desde Espa?a a los pa¨ªses del norte de Europa
El 28 de enero de 1937 las tropas nacionales hab¨ªan tomado la zona oeste de la capital malague?a, la flota italiana se impon¨ªa desde el mar y los bombarderos alemanes esperaban turno. La periodista noruega Gerda Grepp supo que M¨¢laga estaba condenada nada m¨¢s llegar. Encontr¨® calles en ruinas, miles de refugiados. Escasez de alimentos y abundancia de miedo. Familias enteras huyeron por la carretera de Almer¨ªa, donde fueron masacradas en el episodio conocido como La Desband¨¢. ¡°Una se siente cobarde dejando atr¨¢s una ciudad en la que tantos van a morir¡±, escribi¨® Grepp, la ¨²ltima periodista en salir de la capital malague?a antes de su ca¨ªda. Tenaz y apasionada, relat¨® durante a?o y medio la Guerra Civil en Espa?a. Lo hizo desde primera l¨ªnea, con estancias en Barcelona, Madrid, Valencia o Bilbao. Lo relata la tambi¨¦n periodista noruega en su biograf¨ªa En el frente, reci¨¦n publicada en espa?ol por la editorial malague?a Plankton Press.
Los reportajes y las cartas familiares que escribi¨® Grepp, la primera periodista escandinava en pisar suelo espa?ol tras el alzamiento del 17 de julio, son los pilares del emocionante libro que tambi¨¦n pasea por su vida privada. Nacida en Oslo, hija de dos t¨®tems del socialismo noruego, Kyrre y Rachel Grepp, la educaci¨®n familiar y su formaci¨®n en Copenhague y Viena definieron su antifascismo. Joven madre de un ni?o y una ni?a, estaba convencida de que hab¨ªa que combatir cuanto antes el creciente movimiento fascista, que se hac¨ªa fuerte entonces en la Alemania nazi.
Grepp vio la Guerra Civil espa?ola como una oportunidad de aportar su grano de arena y, de paso, relatar el combate entre dos formas de ver el mundo. ¡°Tuvo una vida incre¨ªble y sinti¨® la obligaci¨®n de dejar huella, por eso se la jug¨® en Espa?a¡±, afirma Marta Koch-Mehrin, directora de Plankton Press, que publica con este apenas su d¨¦cimo libro: ¡°Nos interesa mucho recuperar mujeres y ella encajaba a la perfecci¨®n¡±.
Separada de su marido, Grepp dej¨® a sus hijos al cuidado de su madre ¡ªfeminista convencida¡ª y viaj¨® a Barcelona en octubre de 1936. La Ciudad Condal era epicentro de la izquierda europea y la vida, como las ideas, bull¨ªa por las calles. ¡°El ambiente es simplemente maravilloso¡±, cont¨® Grepp en una carta familiar. Escribi¨® cuatro reportajes para el peri¨®dico noruego Arbeiderbladet, publicados tambi¨¦n en Suecia y Dinamarca en el Social-Demokraten. Pronto supo que deb¨ªa ir al frente. Con su carn¨¦ de prensa internacional en el bolsillo, a finales de mes fue a Madrid, donde encontr¨® una fren¨¦tica actividad militar. Alojada en hotel Gran V¨ªa, se top¨® de frente con la guerra y describi¨® una ciudad con colas de racionamiento, nervios, soldados. La poblaci¨®n miraba al cielo con pavor. ¡°De la nada, llueven bombas sobre Madrid¡± relat¨®. Segu¨ªa la acci¨®n de los bombarderos junto a sus colegas desde la torre de Telef¨®nica, pero tambi¨¦n a pie de calle. ¡°Una bomba revienta la cola de la leche, explota contra el muro en medio de la fila y mata a cinco mujeres. Todas las dem¨¢s est¨¢n heridas¡±, escribi¨®.
Grepp fue los ojos de los pa¨ªses n¨®rdicos en Espa?a, con un periodismo poco practicado entonces: escuch¨® a las v¨ªctimas, cont¨® las experiencias de los civiles, mir¨® el dolor. ¡°Se centr¨® en el sufrimiento de los m¨¢s d¨¦biles¡±, subraya Elisabeth Vislie, que public¨® la biograf¨ªa en Noruega en 2016, tras bucear en los archivos de la familia Grepp. ¡°Los periodistas hombres hab¨ªan informado, en gran medida, desde el frente y las trincheras. Pero cuando las reporteras llegaron a Espa?a y vieron tanto sufrimiento y atrocidades, el periodismo cambi¨®. Los trabajos m¨¢s contundentes de Gerda tratan sobre el sufrimiento de los ni?os y las mujeres en la guerra. Son su legado period¨ªstico¡±, se?ala Vislie, ya jubilada del periodismo. Describe a Grepp como parte de una generaci¨®n enfadada y temerosa del fascismo. Tambi¨¦n era una mujer brava, adelantada, convencida socialista, idealista. ¡°Cre¨ªa que pod¨ªa contribuir a hacer del mundo un lugar mejor y trabaj¨® en ello con fervor¡±, apunta.
Valencia, M¨¢laga y Pa¨ªs Vasco
Tras un breve descanso en su pa¨ªs y unas clases para mejorar su formaci¨®n fotogr¨¢fica, en enero de 1937 viaj¨® a Valencia, sede ya de un Gobierno exiliado. La Guerra Civil ocupaba la primera plana de peri¨®dicos de toda Europa y ella quiso vivirla a¨²n m¨¢s de cerca: M¨¢laga. Solo el h¨²ngaro Arthur Koestler ¡ªperiodista y tambi¨¦n esp¨ªa, autor m¨¢s tarde de Testamento espa?ol¡ª la acompa?¨®. Visitaron Alfarnate, donde los soldados sonrieron para su c¨¢mara cuatro d¨ªas antes de que aquel frente cayera. ¡°Eran fotos de j¨®venes que nunca antes hab¨ªan visto a una mujer con pantalones¡±, recuerda Vislie en el libro. Intent¨® despu¨¦s llegar hasta Marbella y solo un milagro la salv¨® de las bombas aquella tarde. Sali¨® de M¨¢laga por instinto. ¡°Me sent¨ª terriblemente avergonzada y cobarde al hacerlo¡±, reconoci¨®. Tambi¨¦n fue la ¨²ltima periodista en salir de all¨ª.
En tierras andaluzas hab¨ªa conocido el descontrol del ej¨¦rcito republicano, la falta de medios, el hambre de los soldados. Conoci¨® la aniquilaci¨®n de civiles por mar y aire en la carretera de Almer¨ªa, La Desband¨¢, mientras ella escapaba en coche oficial. Lo pas¨® mal. Y en su vuelta a Valencia sufri¨® las consecuencias psicol¨®gicas, destrozada, deambulando entre barricadas. ¡°Tuvo una mirada limpia de la guerra en el sentido de que trabaj¨® con cierta ingenuidad y sus fotos, casi espont¨¢neas, buscaron la naturalidad. Entendi¨® que en una cat¨¢strofe as¨ª ninguno de los bandos estuvo a la altura¡±, cuenta el productor Jos¨¦ Antonio Hergueta, que tiene a Grepp como protagonista de dos documentales: Para¨ªso en llamas y Caleta Palace, ambos nominados a los Premios Goya, con la actriz Ana del Arco en el papel de la noruega.
M¨¢s tarde fue enviada al frente del Pa¨ªs Vasco, donde sufri¨® en trincheras de sangre y muerte. Conoci¨® el horror de Guernika a trav¨¦s de sus v¨ªctimas. Pas¨® hambre. ¡°La batalla de Madrid es como un juego y M¨¢laga como una agradable escapada comparado con lo que estoy viviendo aqu¨ª¡±, se sincer¨® por carta al periodista americano Louis Fischer, con quien tuvo una relaci¨®n estrecha. Con 30 a?os, el 14 de junio de 1937, se embarc¨® en el Habana rumbo a Reino Unido rodeada de ni?os. Volvi¨® a ser la ¨²ltima periodista en dejar la ciudad: Bilbao cay¨® solo cinco d¨ªas despu¨¦s. Luego pas¨® por Par¨ªs, su labor fue reconocida en numeroso encuentros internacionales y dud¨® sobre volver a Espa?a, hasta que la tuberculosis acab¨® con su vida en 1940, con 33 a?os, meses despu¨¦s de que los nazis ocuparan Noruega. ¡°Hubo una larga guerra con los alemanes, fue un periodo traum¨¢tico y, quiz¨¢, por eso la historia de Gerda se hab¨ªa perdido¡±, sentencia Elisabeth Vislie, cuyo papel ha sido fundamental para recuperar la figura de Grepp.
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