De Fernando Trueba a Pedro Almod¨®var: triunfos y fracasos de rodar en otro idioma
El estreno de ¡®Isla perdida¡¯ y ¡®La habitaci¨®n de al lado¡¯ se suman a una lista cada vez mayor de pel¨ªculas de cineastas que se han atrevido con una lengua ajena, como Isabel Coixet, Juan Antonio Bayona, Hirokazu Kore-eda o Asghar Farhadi
Uno compraba arroz. Otra, una botella de aceite. Tal vez alguien se llevara galletas. Nada trascendental. Ni, a priori, muy art¨ªstico. Tan solo lo habitual en una tienda de alimentaci¨®n. Sin embargo, mientras ayudaba a sus padres a regentar el negocio, el peque?o Asghar Farhadi observaba a los clientes y fantaseaba. Sus carritos, su aspecto o car¨¢cter. ¡°Imaginaba c¨®mo ser¨ªa la vida en sus casas. Para m¨ª se traduc¨ªa en conocer la sociedad. Y justo esa experiencia quiz¨¢s haya pesado para empujarme hacia el cine¡±, recordaba el iran¨ª. Se dice que los caminos del Se?or son inescrutables. Pero los del s¨¦ptimo arte, muchas veces, tambi¨¦n. Dif¨ªcil prever que el chiquillo acabar¨ªa de director. Pero, m¨¢s a¨²n, que alg¨²n d¨ªa filmar¨ªa una pel¨ªcula, Todos lo saben, a 6.200 kil¨®metros de su Khomeyni Shahr natal. Y en un idioma que desconoc¨ªa.
Al destino de Isabel Coixet, a priori, tambi¨¦n le resultaba bastante a desmano Tokio. En concreto, debi¨® recorrer los casi 14.000 kil¨®metros desde Sant Adri¨¤ de B¨¨sos para narrar el Mapa de los sonidos de la capital japonesa. Igual que un oc¨¦ano ¡ªy muchos mundos¡ª separaban la Livorno obrera donde se crio Paolo Virz¨¬ de la hist¨®rica autopista U. S. Route 1 por la que lanz¨® a Ella y John en El viaje de sus vidas. Algo parecido al salto que acaba de dar Pedro Almod¨®var: de la manchega Calzada de Calatrava a la incansable Nueva York, donde ha rodado La habitaci¨®n de al lado. Su primer largo en ingl¨¦s debutar¨¢ el 2 de septiembre en el festival de Venecia y llegar¨¢ el 18 de octubre a las salas. Y mostrar¨¢ c¨®mo ha resuelto el director m¨¢s famoso del cine espa?ol un reto que cada vez m¨¢s creadores e int¨¦rpretes afrontan en un planeta hiperglobalizado: filmar en otra lengua. Y, de paso, narrar un pa¨ªs y una idiosincrasia ajenos.
El desaf¨ªo atrae, intriga. Puede, adem¨¢s, regalar mayores oportunidades de mercado, como ha experimentado el cine en ingl¨¦s de Luca Guadagnino, o el de directores especializados en el terror y el fant¨¢stico como los franceses Alexandre Aja y Jean-Fran?ois Richet, o los espa?oles Jaume Balaguer¨® y Paco Plaza. O cineastas espa?oles que han buscando expandir sus historias en otros territorios, como Juan Antonio Bayona y Alejandro Amen¨¢bar. Y, a la vez, puede suponer cierto v¨¦rtigo. ¡°Pero eso me gusta, te obliga a salir de tu zona de confort y esmerarte¡±, tercia Aida Folch, cuyo ingl¨¦s puede escucharse desde hoy en las salas en Isla perdida, de Fernando Trueba. El estadounidense Clint Eastwood sali¨® airoso del doble riesgo de Cartas desde Iwo Jima: contar el choque entre su pa¨ªs y Jap¨®n durante la Segunda Guerra Mundial desde la perspectiva y la lengua nipona. Aunque, cuando le encarg¨® la escritura del filme a Paul Haggis, este sinti¨® que necesitaba la colaboraci¨®n de la autora japoestadounidense Iris Yamashita. El largo logr¨® cuatro nominaciones al Oscar, guion incluido. Pero el reconocimiento m¨¢s importante fue otro: el ¨¦xito en las salas japonesas.
Puede que sea lo normal, en una era donde todos viajan, el turismo colapsa y las parejas internacionales se multiplican. Aunque tambi¨¦n se disparan las lupas cr¨ªticas: los aut¨®ctonos de cualquier lugar no ven la hora de encontrarle pegas a la mirada for¨¢nea. Tal vez el filme menos celebrado del japon¨¦s Hirokazu Kore-eda en la ¨²ltima d¨¦cada sea La verdad, el ¨²nico que rod¨® en Francia, en el idioma local, que ¨¦l no hablaba. Para conversar con Catherine Deneuve o Juliette Binoche en el plat¨® necesitaba a un int¨¦rprete.
A Virz¨¬, aplaudido narrador del alma italiana, le llovieron cr¨ªticas entre las m¨¢s duras de su carrera por su pel¨ªcula en EE UU. Entre otras, la de una visi¨®n superficial. A Woody Allen se lo han reprochado ya en Par¨ªs, Roma, Barcelona o San Sebasti¨¢n. A lo que ¨¦l siempre contest¨® que en ning¨²n momento pretend¨ªa rodar un tratado sociol¨®gico, sino una pel¨ªcula. Y, por supuesto, desde su prisma de visitante.
¡°El idioma es importante, pero no es el primero ni el ¨²nico elemento para relacionarse. Hay otros elementos dentro de ti para entender a los otros y que te entiendan. En los ojos, el cuerpo, las manos, quiz¨¢s puedas captar algo que ni siquiera intuir¨ªas por lo que alguien est¨¦ diciendo. A veces, la lengua hasta confunde: estuve viendo Historias de Tokio con estudiantes japoneses. Y un alumno me pregunt¨®: ¡®Si lo que est¨¢ diciendo en este momento no es tan emocional, ?por qu¨¦ te impacta tanto?¡±, reflexionaba Farhadi. Aun as¨ª, se cuenta que el neerland¨¦s Paul Verhoeven, habitual en el cine estadounidense, aprendi¨® franc¨¦s antes de dirigir a Isabelle Huppert en Elle. Y el propio Almod¨®var abandon¨® la adaptaci¨®n de Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin: ¡°No me considero listo para abordar una producci¨®n tan monumental en ingl¨¦s¡±.
Farhadi se pas¨® casi dos a?os en Espa?a antes de filmar su largo en el pueblo madrile?o de Torrelaguna. Adem¨¢s, ha viajado a menudo por toda su geograf¨ªa. Y para Todos lo saben hizo pruebas a ¡°pr¨¢cticamente todos los int¨¦rpretes del pa¨ªs¡± y ¡°se aprendi¨® fon¨¦ticamente todos los di¨¢logos¡±, como relataba ?lvaro Longoria, productor del largo. Lejos de generar escepticismo, el acercamiento del genio iran¨ª a Espa?a atrajo a las mayores estrellas del cine local. Y ah¨ª est¨¢ un reparto con Javier Bardem, Pen¨¦lope Cruz, B¨¢rbara Lennie, Inma Cuesta o Eduard Fern¨¢ndez.
¡°Asghar hablaba en ingl¨¦s con los actores con los que pod¨ªa comunicarse en dicha lengua, pero cuando quer¨ªa ser m¨¢s preciso, lo hac¨ªa en farsi. Le gustaba mucho comentar cosas de la vida, de Espa?a. ?l es inquieto, lee mucho y habl¨¢bamos del guion, pero m¨¢s de la vida en general. Lo que he aprendido de los buenos directores, como Asghar, es que son muy concretos¡±, comparte Fern¨¢ndez. Entre su talento, su propio conocimiento y tama?os actores, el cineasta se sinti¨® lo suficientemente confiado como para adentrarse en lo espa?ol: se lanz¨® a filmar un bodorrio, bailes flamencos o el chismorreo de una aldea.
Atrevimiento
A Coixet tampoco le ha faltado nunca atrevimiento. Se pas¨® al ingl¨¦s ya para su segunda pel¨ªcula, Cosas que nunca te dije. Ha tenido bajo sus ¨®rdenes a int¨¦rpretes como Ben Kingsley, Sarah Polley, Juliette Binoche o Gabriel Byrne. En sus filmes se ha hablado portugu¨¦s, alem¨¢n, japon¨¦s o hasta inuktikut. Y responde al tel¨¦fono desde Francia, donde prepara su pr¨®xima serie, en ese idioma, en la que vuelve a contar con otro divo extranjero, Tim Robbins. Luego, se ir¨¢ a Roma para adaptar al cine una novela de la fallecida Michela Murgia, por supuesto en el italiano en el que fue escrita. ¡°He rodado pel¨ªculas en los idiomas que ten¨ªan sentido. Ha surgido siempre de una manera natural, el mundo es ancho y ajeno. Intento ir sin muros, si te pides una tortilla de patatas en Tokio, mal vas. En todo caso, los mecanismos para hacer una pel¨ªcula de alguna manera son los mismos en Jap¨®n, Canad¨¢, Venezuela, Chad o Uzbekist¨¢n. Hay una estructura de rodaje hables el lenguaje que hables¡±, se?ala Coixet.
Aunque, en la actuaci¨®n, algo s¨ª cambia. Y el trabajo aumenta. ¡°De alg¨²n modo hay una barrera de entendimiento, me sent¨ªa m¨¢s distanciada emocionalmente. Era menos precisa en cuanto a las entonaciones. Lo bueno es que te hace estar m¨¢s atenta, presente. Es m¨¢s dif¨ªcil lograr autenticidad. Por eso realizo un trabajo previo exhaustivo antes de llegar al set de rodaje y olvidarme de lo acad¨¦mico¡±, apunta Aida Folch. La actriz define su ingl¨¦s como ¡°intermedio¡±. De ah¨ª que, antes del filme, lo ensayara a fondo con su profesora, Nieves L¨¢zaro. Tanto que, seg¨²n confiesa, Trueba tem¨ªa incluso que se hubiera pasado y sus frases terminaran demasiado ¡°mecanizadas¡±. Coixet, en cambio, tiene pensado pedirle clases m¨¢s informales a una amiga italiana: que le hable solo en ese idioma y le refresque la memoria antes del pr¨®ximo rodaje. La cineasta, adem¨¢s, recomienda entre risas otro m¨¦todo: ¡°Tuve novios de varios pa¨ªses y eso ayuda¡±.
¡°Para interpretar un papel en otro idioma tienes que conocerlo para saber los dejes que hay, la musicalidad, la intenci¨®n de la palabra... Y eso requiere tiempo, mucho tiempo¡±, agrega Eduard Fern¨¢ndez. Sobre todo para un papel principal, como sabe tambi¨¦n Pen¨¦lope Cruz. Aunque tanto esfuerzo para No te muevas, en 2004, fue recompensado con el premio David, los Goya italianos, a la mejor actriz protagonista. Desde entonces, la int¨¦rprete volvi¨® al mismo idioma en A Roma con amor, L¡¯immensit¨¤ o Ferrari. Aunque, en el filme de Michael Mann, se vio salpicada por el debate contrario: por qu¨¦ emplear sobre todo el ingl¨¦s para un filme a priori italian¨ªsimo. ¡°Habla con acento espa?ol intentando ser romagnola [de la Emilia Roma?a], tipo exorcista con varias voces dentro de s¨ª¡±, la atac¨® el actor, productor y polemista profesional Luca Barbareschi. Una cr¨ªtica parecida a la que sufri¨® Loving Pablo, el retrato de Escobar filmado por Fernando Le¨®n de Aranoa, con Cruz y Bardem, a medias entre ingl¨¦s y castellano.
Seguramente, en la historia del cine, se haya discutido sobre muchos m¨¢s filmes e idiomas. Al fin y al cabo, hay 7.164 en uso en el mundo, seg¨²n la web Etnhologue, que se dedica a catalogarlos. Para Folch, se podr¨ªa a?adir uno m¨¢s: ¡°S¨ª creo que hay un tipo de lenguaje universal en el arte. Lo he sentido cuando, por ejemplo, trabaj¨¦ en una pel¨ªcula alemana y me entend¨ªa perfectamente con el director. Hab¨ªa algo, una comunicaci¨®n innata en saber lo que est¨¢s haciendo¡±. Farhadi ten¨ªa una visi¨®n parecida: ¡°Hay personas detr¨¢s de cuyas miradas puedes leer muchas historias, incluso que nunca han contado. Eso es lo que m¨¢s me atrae¡±. Se trata de fijarse en los ojos. En la periferia de Tokio. En una tienda de alimentaci¨®n en Ir¨¢n. O en el pueblo de Torrelaguna.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.