Con Joana Mallwitz, la Orquesta Nacional ejercita la garganta y ense?a sus dientes
Gran ¨¦xito de la directora alemana en su debut en Espa?a, con un atractivo programa que reflexiona sobre el papel del artista en tiempos convulsos, y la actuaci¨®n solista de Francesco Piemontesi
Conseguir que una orquesta nos hable pero tambi¨¦n nos cante. Joana Mallwitz (Hildesheim, 38 a?os) explic¨® el mes pasado, en una entrevista para la revista alemana Rondo, su proyecto art¨ªstico como directora de orquesta: ¡°Vengo de una generaci¨®n que creci¨® bajo los nuevos impulsos del movimiento de la m¨²sica antigua. Me gustar¨ªa combinar esta forma de tocar con todo el potencial de una orquesta sinf¨®nica moderna: la articulaci¨®n con el genuino cantabile¡±. Prosigue explicando que la interpretaci¨®n hist¨®ricamente informada ha incidido m¨¢s en la oratoria que en el canto, algo que ejemplifica con la expresi¨®n ¡°discurso sonoro¡± acu?ada por Nikolaus Harnoncourt. Ella aspira a combinar esa capacidad discursiva con la belleza del fraseo m¨¢s tradicional. Dicho de otro modo, aspira a encontrar el punto medio entre Harnoncourt y Karajan.
Pocas personas dedicadas hoy a la direcci¨®n orquestal son capaces de explicar su credo est¨¦tico de una forma tan clara. Todav¨ªa son menos las que lo hacen visible y audible con semejante autoridad, como vimos el pasado viernes, 18 de octubre, en esta joven, esbelta y elegante directora sobre el podio de la Orquesta Nacional de Espa?a, dentro de una sala sinf¨®nica del Auditorio madrile?o completamente llena. Hab¨ªa mucha expectaci¨®n ante el debut espa?ol de Mallwitz, tras su exitosa primera temporada como titular de la Konzerthausorchester Berlin, pero tambi¨¦n despu¨¦s de su excelente debut discogr¨¢fico en Deutsche Grammophon o de las buenas cr¨ªticas que cosecharon sus primeras apariciones al frente de la Filarm¨®nica de Viena y del Concertgebouw de ?msterdam.
Mallwitz dise?¨® un programa muy apropiado para los tiempos convulsos actuales con obras sinf¨®nicas de Prok¨®fiev, Hindemith y Ravel conectadas por el papel del artista en una sociedad traumatizada por la guerra. Se trata de un itinerario musical que ha elegido para casi todas sus actuaciones como directora invitada. Acaba de dirigirlo al frente de la Filarm¨®nica de Rotterdam, lo har¨¢ de nuevo en noviembre al frente de la Sinf¨®nica de la Radio Sueca y lo repetir¨¢ en marzo para su debut al frente de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. En Madrid, sum¨® a este programa el concierto para piano de Beethoven m¨¢s ligado a ese nexo com¨²n: el n¨²m. 5, popularmente conocido como Emperador, y escrito en 1809 tras el asedio de Napole¨®n sobre Viena.
Las tres obras sinf¨®nicas programadas tienen, adem¨¢s, un claro v¨ªnculo con la trayectoria de Mallwitz. No solo dirigi¨® producciones oper¨ªsticas de Guerra y paz, de Prok¨®fiev, y de Mat¨ªas el pintor, de Hindemith, en su etapa como responsable musical del Teatro Estatal de N¨²remberg (2018-2023), sino que La valse, de Ravel, fue el colof¨®n de uno de sus conciertos sinf¨®nicos en la ciudad b¨¢vara.
El colorido comienzo de la obertura de Guerra y paz, de Prok¨®fiev, que la directora marc¨® con un gesto amplio y redondo, extrajo de la Orquesta Nacional una verdadera encarnaci¨®n del hero¨ªsmo en los instrumentos de metal, aunque especialmente hizo cantar a la cuerda su himno apasionado. En todo caso, la alemana tampoco olvid¨® subrayar los signos insistentes que adelantan la amenaza de la guerra y que trastocar¨¢n la trama de la ¨®pera. Obviamente, Prok¨®fiev se bas¨® en la novela hom¨®nima de Tolst¨®i en la que trata la invasi¨®n napole¨®nica de Rusia, pero lo hizo como reacci¨®n, en 1941, a otra invasi¨®n: la de los nazis a la Uni¨®n Sovi¨¦tica durante la Segunda Guerra Mundial.
En el Concierto emperador, de Beethoven, escuchamos un buen ejemplo del referido credo est¨¦tico de Mallwitz. Fue una versi¨®n incisiva, llena de contrastes y con una exquisita paleta din¨¢mica, que la directora comunic¨® a la orquesta con poderosas corpograf¨ªas. Encontr¨® en el pianista Francesco Piemontesi (Locarno, 41 a?os) un buen compa?ero de viaje. El solista suizo toc¨® con un virtuosismo cristalino, un exquisito legato y una admirable gama din¨¢mica, que alzaron especialmente el desarrollo del allegro inicial. Sin embargo, su cuidada y clasicista versi¨®n del adagio un poco mosso no termin¨® de elevarse y tampoco convenci¨® en la transici¨®n al rond¨® final, que fue curiosamente lo mejor de todo el concierto y donde se atrevi¨® con alg¨²n lev¨ªsimo adorno de su cosecha. Piemontesi, que cancel¨® el pasado domingo un recital en Valladolid por problemas de salud, no dud¨® en obsequiar al p¨²blico madrile?o con una propina. Y remat¨® su actuaci¨®n subrayando su sensibilidad clasicista con una refinada interpretaci¨®n del adagio de la Sonata en fa mayor, K. 332, de Mozart.
La segunda parte inclu¨ªa las dos composiciones m¨¢s dif¨ªciles del programa, pero fueron lo mejor de la noche. Mallwitz no dud¨® en esperar casi un minuto hasta conseguir el ambiente de concentraci¨®n necesario para abordar el concierto de los ¨¢ngeles que abre la ¨®pera Mat¨ªas el pintor, de Hindemith, pero tambi¨¦n su sinfon¨ªa. Una composici¨®n de 1934, levemente anterior a la ¨®pera, escrita como reacci¨®n a la llegada al poder de los nazis en Alemania. Se trata de una reflexi¨®n sobre el papel del artista en la sociedad construida a partir de un relato ficticio sobre la vida de Matthias Gr¨¹newald, el pintor que vivi¨® la Guerra de los campesinos alemanes contra los se?ores feudales, e inspirada en el famoso Retablo de Isenheim, terminado en 1516.
En el primer movimiento, Mallwitz activ¨® el colorismo sin descuidar su poderoso contrapunto. En el segundo, Sepultura, extra¨ªdo de la escena final en la que el pintor se enfrenta a la muerte, consigui¨® una admirable plasticidad sonora con la mejor actuaci¨®n del viento madera. Y en el dificil¨ªsimo movimiento final, titulado La tentaci¨®n de San Antonio, en el que el protagonista es atormentado durante un sue?o por los dem¨¢s personajes de la ¨®pera, brill¨® la cuerda liderada por la violinista Valerie Steenken como concertino y la redondez del metal en el aleluya final.
La valse, de Ravel, fue un ideal broche de oro. Mallwitz sac¨® todo el mordiente de esta partitura de 1920 totalmente expresionista del compositor franc¨¦s. Un homenaje a Johann Strauss hijo deformado por las traum¨¢ticas experiencias del compositor durante la Primera Guerra Mundial. Los remolinos iniciales y la bruma del vals del inicio impulsaron esa grotesca y progresiva distorsi¨®n, para la que cont¨® con una admirable labor de la percusi¨®n, y donde la Orquesta Nacional son¨® como un cuerpo cohesionado que ejercit¨® la garganta y ense?¨® sus dientes. El concierto se repetir¨¢ hoy s¨¢bado d¨ªa 19 y se retransmitir¨¢ en directo el domingo, a las 11.30, por Radio Cl¨¢sica.
Orquesta Nacional de Espa?a. Ciclo Sinf¨®nico 04
Obras de Prokófiev, Beethoven, Hindemith & Ravel. Francesco Piemontesi (piano). Orquesta Nacional de España. Joana Mallwitz (dirección). Auditorio Nacional, 18-20 de octubre.
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