Libros de mil p¨¢ginas, pel¨ªculas eternas y microseries adictivas: la cultura se mide por horas
La duraci¨®n se convierte en un criterio cada vez m¨¢s determinante para producir, distribuir e incluso evaluar la creaci¨®n art¨ªstica, que multiplica sus lanzamientos para competir con la econom¨ªa de la atenci¨®n

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Cada concierto de Bruce Springsteen es ¨²nico. El Boss y su E Street Band siempre cambian la lista de temas, tocan alguna perla olvidada o juegan de forma distinta con el p¨²blico. Pero los asistentes a la actuaci¨®n del 7 de junio de 2012 en Mil¨¢n se sintieron un poco m¨¢s especiales: al final, el reloj marcaba tres horas y 40 de m¨²sica, el segundo show m¨¢s largo de su carrera, tras el de la Nochevieja de 1980. Hubo art¨ªculos, comentarios en redes sociales, cierto orgullo entre los asistentes. Sin embargo, el r¨¦cord apenas dur¨®: en Madrid, 10 d¨ªas despu¨¦s, el artista y su banda se quedaron en el escenario ocho minutos m¨¢s.
Aunque la satisfacci¨®n de los aficionados espa?oles tampoco se mantuvo: el concierto de Helsinki, el 31 de julio, lleg¨® a cuatro horas y seis minutos, la marca m¨¢s alta de siempre. A saber en qu¨¦ ciudad son¨® mejor la guitarra, arroll¨® m¨¢s la bater¨ªa o la voz del genio de Nueva Jersey result¨® m¨¢s emocionante. El debate prefiri¨® centrarse en el cron¨®metro. Tanto como para obviar tambi¨¦n otras cuestiones: ?por qu¨¦ ser¨ªa preferible una actuaci¨®n m¨¢s larga? Y, sobre todo, ?puede evaluarse el arte seg¨²n lo que dure?
¡°Vivimos en un exceso de est¨ªmulos. Al alcance de nuestras manos tenemos videojuegos, cine, series, novelas o tebeos, de ah¨ª que el tiempo adquiera un valor econ¨®mico. Igual que en una mesa de novedades de una librer¨ªa cada cent¨ªmetro cuadrado vale un dinero, cada segundo de nuestro d¨ªa tambi¨¦n se puede monetizar¡±, reflexiona Enrique Redel, editor del sello literario Impedimenta. Todo el mundo corre: del trabajo a casa, en la red social TikTok y tambi¨¦n en el consumo cultural, pero deja huellas detr¨¢s. Visionados en streaming, consolas o e-books permiten a las compa?¨ªas desarrolladoras saber c¨®mo act¨²a cada usuario: cu¨¢nto se entrega a seg¨²n qu¨¦ obra, con qu¨¦ continuidad, si la deja y cu¨¢ndo. Datos preciados para afinar su estrategia: atrapar a un p¨²blico siempre listo para pasarse al siguiente est¨ªmulo. ¡°Cultura a salpicones¡±, la define Joan Borja, escritor, profesor de Filolog¨ªa Catalana en la Universitat de Alicante y experto en difusi¨®n de la cultura popular.
La neurolog¨ªa ya ha evidenciado la peque?a y adictiva descarga de placer en forma de dopamina que recibimos al terminar cada microtarea. Bien lo saben muchas superproducciones del videojuego: de EA Sports FC a Call of Duty, pasando por Star Wars: Outlaws, Spiderman o la saga Assassin¡¯s Creed, plantean una mir¨ªada de actividades o misiones breves en s¨ª, pero perfectas para encadenar una tras otra sin darse cuenta. ¡°Nos podemos quejar de que una mec¨¢nica enganche: pero los n¨²meros les ense?an a las empresas que la gente se queda y eso les interesa tambi¨¦n para que no se vayan a la competencia¡±, apunta David Fern¨¢ndez Huerta, director art¨ªstico de Us Two, compa?¨ªa de productos digitales, que lleva a?os en la direcci¨®n contraria.
Su primer t¨ªtulo para m¨®viles, Monument Valley, finalizaba en una hora y media, y lo apostaba todo a sus valores creativos y art¨ªsticos. Apareci¨® como una rara avis. Pero millones de descargas avalaron una idea que reafirma su esencia en el tercer cap¨ªtulo, reci¨¦n lanzado: ¡°Queremos hacer juegos cortos que den la satisfacci¨®n de haber terminado algo¡±. A costa incluso del af¨¢n de su distribuidor, Netflix: que la fiesta ¡ªel consumo¡ª nunca pare.
Muchos cin¨¦filos comparten con hartazgo la sensaci¨®n de que la mayor¨ªa de los filmes ya nunca bajan de dos horas. Las series han ido reduciendo, de media, longitud y cantidad de cap¨ªtulos. Las obras audivisuales de un minuto para m¨®viles se han convertido en un fen¨®meno (y un negocio millonario) en China. Los c¨®mics se cansan de afrontar una queja repetida: ¡°Termina demasiado r¨¢pido para lo que cuesta¡±, el mismo miedo que impulsa a tantos grandes videojuegos a tratar de garantizar decenas de horas potenciales. Lo cual, por otro lado, aumenta tama?o, gasto y riesgos econ¨®micos asociados a cada lanzamiento, mientras se reducen los creativos. Y eso que la mayor¨ªa de los visitantes se quedan solo unos segundos frente al Guernica o El jard¨ªn de las delicias y se marcha extasiada. Basta, de sobra, para sufrir su hechizo.
Hay, sin embargo, excepciones. O, quiz¨¢s, muestras de un empuje contrario. Una de las principales favoritas a los premios Oscar, The Brutalist, de Brady Corbet, reci¨¦n llegada a las salas espa?olas, se atreve con tres horas y 35 minutos de metraje. Desde su estreno, en el festival de Venecia, se ha considerado como la m¨¢s arriesgada de entre muchas decisiones anticomerciales del cineasta, junto con filmar en celuloide o plantear un intervalo durante la proyecci¨®n. La cr¨ªtica, de momento, le ha dado la raz¨®n. Igual que a Sara Barquinero, autora de las 816 p¨¢ginas de Los escorpiones, quiz¨¢s la novela espa?ola m¨¢s atrevida y comentada de 2024. Y a Springsteen o Taylor Swift se les reconoce como un a?adido su larga permanencia en el escenario, mientras que Coldplay o Red Hot Chili Peppers, entre otros grupos famosos, han sufrido cr¨ªticas por limitarse a una hora y media de concierto, o menos. Tiny Desk, los recitales musicales que arrasan en NPR, la radio p¨²blica de EE UU, fundan su ¨¦xito sobre la mezcla de tiempo y talento: un condensado de arte aut¨¦ntico en tan solo 20 minutos.
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¡°Tiene sentido que, en un mundo inundado por la econom¨ªa de la atenci¨®n, la cultura tampoco escape. Sospecho que el tiempo siempre ha estado presente como criterio, pero es posible que la rentabilidad de la experiencia se haya extendido tambi¨¦n a las artes¡±, apunta Barquinero. ¡°Se habla de la cultura como mercanc¨ªa desde Marx o la Escuela de Fr¨¢ncfort: ?hace cu¨¢ntos a?os de eso? Las palabras cambian, pero los problemas son los mismos: lo id¨¦ntico o indistinto en t¨¦rminos de consumo, y que se debe reemplazar por algo similar lo m¨¢s pronto posible¡±, agrega Diana Hern¨¢ndez, editora de Libros del Zorro Rojo, especializada en literatura infantil y juvenil.
Incluso han surgido webs como How Long to Read o To Beat, que recopilan la experiencia de muchos usuarios para estimar cu¨¢ndo se tarda en leer un libro o terminar un videojuego. Cada cual, as¨ª, puede valorar si la inversi¨®n merece la pena, en t¨¦rminos puramente num¨¦ricos. Los escorpiones requiere al menos 15 horas y media, seg¨²n How Long to Read, al ritmo medio de lectura que calcula la web, 300 palabras por minuto. La broma infinita, de David Foster Wallace, fuente de inspiraci¨®n de Barquinero y monumento al compromiso entre autor y lector, exige un d¨ªa y cuatro horas.

Ambas webs tambi¨¦n sirven para cruzar datos: a la media de consumo actual de videojuegos, que se coloca en 7,7 horas a la semana ¡ªunas 400 al a?o¡ª, ning¨²n usuario espa?ol podr¨ªa terminar en 12 meses siquiera los cinco t¨ªtulos nominados a obra del a?o de los premios GOTY, los m¨¢s prestigiosos del sector. El reciente Kingdom Come: Deliverance 2, celebrado un¨¢nimente por la cr¨ªtica, ofrece entre sus fortalezas hasta 200 horas potenciales de aventura. Pero las estad¨ªsticas, a la vez, han demostrado que menos de la mitad suele llegar hasta el final de la mayor¨ªa de videojuegos, y el porcentaje se reduce a medida que aumenta la duraci¨®n. ¡°El factor clave es la variedad y la creatividad que permita que la experiencia no se vuelva mon¨®tona¡±, sostiene Manuel Curdi, director de marketing de Nintendo Espa?a, compa?¨ªa que logr¨® tanto aplausos como inmersi¨®n del p¨²blico con los ¨²ltimos juegos de Zelda, Breath of the Wild y Tears of the Kingdom, que precisan como m¨ªnimo 50 horas para alcanzar el ep¨ªlogo y muchas m¨¢s para completar misiones secundarias. ¡°Raras son las novelas que se acaban¡±, a?ade el punto de vista literario Enrique Redel.
Salvo, eso s¨ª, acelerones. ¡°Si veo solo una peli me aburro, entonces me la pongo en el m¨®vil a doble velocidad mientras pinto¡±, asegur¨® una alumna de bachillerato en una conversaci¨®n con Juan Antonio Bayona y Carla Sim¨®n, durante un episodio del programa Salvados, en 2023. La cara que se les qued¨® a los dos cineastas respond¨ªa mejor que cualquier palabra. Ya no resulta tan extra?o, sin embargo, verlo en pasajeros de metros, trenes o aviones: en el m¨®vil, siguen un libro o un videojuego, mientras el ordenador, en el regazo, les proyecta una pel¨ªcula o serie que escuchan por los cascos. Redel conoce a varios ¡°completistas¡±, que aumentan la rapidez de las obras audiovisuales o le piden a la inteligencia artificial res¨²menes de libros, ¡°para tenerlos controlados¡±. Y considera que los tr¨¢ileres cumplen cada vez m¨¢s la misma funci¨®n: ¡°Te cuentan la pel¨ªcula entera, por si no te da ¡®tiempo¡¯ a verla¡±.
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El vaso medio lleno invita a acordarse de los derechos del lector que formul¨® hace a?os Daniel Pennac: ¡°A no terminar un libro¡±, rezaba el tercero. He aqu¨ª su sublimaci¨®n: filmes, novelas o videojuegos dejados, o incluso vistos a medias. Con normalidad, sin culpabilidad. Los temores, sin embargo, se anidan en un acercamiento demasiado superficial. ¡°Esa multifuncionalidad del cerebro puede tener un componente positivo si, por ejemplo, puedo realizar mi trabajo tedioso y de fondo tener un cap¨ªtulo de Modern Family para no amargarme. Pero se supone que a las artes les estamos pidiendo un espacio de cambio de mirada y transformaci¨®n, y me parece muy dif¨ªcil que se produzca si a la vez te mandas whatsapps con tu primo o miras c¨®mo ha quedado el Bar?a¡±, dice Barquinero. Y cita la teor¨ªa de que, para disfrutar de las maravillas de Anna Kar¨¦nina, de Le¨®n Tolst¨®i, el lector debe tambi¨¦n aburrirse con sus p¨¢ginas sobre la reforma agraria. Igual que El se?or de los anillos, de J. R. R. Tolkien, arranca casi como un tratado antropol¨®gico sobre los hobbits, antes de desarrollar su epopeya.
¡°El tiempo siempre es el mismo, pero decimos que tenemos menos. Se compran libros cada vez m¨¢s cortos, que puedas ventilar r¨¢pidamente, los grandes se siguen vendiendo a menudo de manera aspiracional. Cuando nos traen un manuscrito largo nos lo pensamos dos veces, porque puede ser m¨¢s dif¨ªcil de colocar y cuesta m¨¢s¡±, agrega Redel, que en Impedimenta publica las 656 p¨¢ginas de Theodoros, de Mircea C?rt?rescu, las 672 de Los comienzos, de Antonio Moresco, as¨ª como las 176 de Tienes que mirar, de Anna Starobinets. Aunque editar o comprar un gran tomo en esta ¨¦poca puede suponer tambi¨¦n una declaraci¨®n de intenciones: merece un esfuerzo extra, de verdad. El triunfo de cr¨ªtica y ventas de M, la biograf¨ªa de Mussolini que Antonio Scurati ha resumido en cinco libros y m¨¢s de 3.000 p¨¢ginas, sugiere que hay lectores dispuestos a ignorar otros cantos de sirenas y dejarse acompa?ar durante semanas por la misma novela. O a pasarse una tarde entera en el cine con The Brutalist.
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¡°La duraci¨®n debe ser ¨²nicamente una decisi¨®n personal del autor. No afecta al valor o el placer. Una obra corta te permite volver a ella. No disfrutas por definici¨®n m¨¢s a Wagner que a Radio Futura, ni viceversa¡±, responde Paco Roca, que se encuentra preparando un tebeo de unas 150 p¨¢ginas, tras superar las 350 en otras ocasiones, como Los surcos del azar (Astiberri). ¡°En nuestras obras se nota el trabajo (y la impresi¨®n, y el papel) y pagas por el conjunto, por algo singular, no por la cantidad de palabras o im¨¢genes¡±, sostiene la editora de Libros del Zorro Rojo, que tambi¨¦n publica los llamados ¨¢lbumes silenciosos, solo de dibujos. Aunque, hace dos a?os, Giovanna Zoboli, una de las autoras y editoras de literatura infantil m¨¢s respetadas de Italia, explicaba: ¡°Me gasto 20 euros, quiero tambi¨¦n los textos¡¯. S¨ª, ese discurso existe¡±.
Puede que la industria tambi¨¦n haya contribuido a las prisas. Cada espectador, en Espa?a, va al cine de media 1,6 veces al a?o, seg¨²n el Anuario de Estad¨ªsticas del Ministerio de Cultura. Pero en las salas se encuentra con una oferta abrumadora: en 2023, se exhibieron 2.450 pel¨ªculas, de las cuales 728 eran estrenos, en cifras del Anuario de la SGAE. Se editan cada a?o unos 4.600 c¨®mics, unos 30.000 libros de naturaleza comercial (el total suma m¨¢s de 90.000), casi 19.000 videojuegos solo en la plataforma Steam en 2024. Y aunque las cifras enga?en un poco ¡ªmuchas son obras min¨²sculas o autoeditadas y solo un porcentaje reducido emerge¡ª, todas buscan lo mismo: p¨²blico. Y compiten por un sitio en cat¨¢logos, carteleras, estanter¨ªas. De ah¨ª que una novedad ya deje de serlo a los pocos d¨ªas, sepultada bajo la siguiente. ¡°En dos semanas casi tenemos que dejar pasar nuestro ¨²ltimo lanzamiento para ponernos con el pr¨®ximo¡±, dice Redel. ¡°Existe una presi¨®n dentro del mundo editorial porque saque mi siguiente novela lo antes posible, y eso puede afectar a la calidad¡±, cuenta Barquinero.

La pescadilla, pues, se muerde la cola. Joan Borja subraya un lado positivo: ¡°El juego de la creaci¨®n lo participa mucha m¨¢s gente. Es motivo de satisfacci¨®n y reduce los oligopolios¡±. Pero Fern¨¢ndez Huerta expresa su preocupaci¨®n: ¡°Siempre se cita el aumento de la enorme facturaci¨®n del videojuego, como si crecer fuera algo bueno de por s¨ª. Basta con mirar al turismo y la crisis de la vivienda. A lo mejor terminas comprando 27 complementos para tu personaje, pero ese juego solo busca que vuelvas tambi¨¦n ma?ana¡±. Depende, finalmente, de cada usuario. De c¨®mo quiera ejercer su poder como consumidor. Y de c¨®mo organice su tiempo. Los d¨ªas, al fin y al cabo, no han cambiado: siguen teniendo 24 horas.

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