Diez magn¨ªficas (y un tanto olvidadas) candidatas al Oscar a la mejor pel¨ªcula para ver en plataformas
Algunas de ellas ni siquiera aspiraron a rozar el premio, pero no dejan de ser ejemplares del mejor cine de cada ¨¦poca. Entre el grupo de seleccionadas, estamos seguros de que muchos descubrir¨¢n pel¨ªculas de las que jam¨¢s oyeron hablar
No son las que habitualmente recomiendan los algoritmos. Tampoco las que m¨¢s recordamos cuando la memoria nos lleva a los Oscar. Pero estuvieron ah¨ª, en el quinteto final, entre las aspirantes al premio a la mejor pel¨ªcula del a?o. Y aunque algunas de ellas ni siquiera aspiraron a rozarlo, pues las grandes favoritas eran otras, no dejan de ser magn¨ªficos ejemplares del mejor cine de cada ¨¦poca.
Puede que los m¨¢s cin¨¦filos crean que algunos de los t¨ªtulos de esta pieza no merezcan el calificativo de ¡°un tanto olvidados¡±, o que prefieran otro cercano, del tipo ¡°no demasiado conocidos¡±, y quiz¨¢ lleven cierta raz¨®n. Pero a veces desatendemos el hecho de que las nuevas generaciones no vivieron su estreno, su ¨¦xito y su valoraci¨®n en tiempo presente. Y a¨²n m¨¢s: que en ciertos casos su celebridad se debe a motivos ajenos a los galardones de Hollywood, y se sorprendan al saber que tambi¨¦n formaron parte de su glamour, de su gloria y, por qu¨¦ no, tambi¨¦n de su negocio. De hecho, entre el grupo de seleccionadas, estamos seguros de que muchos descubrir¨¢n pel¨ªculas de las que jam¨¢s oyeron hablar.
Los gritos del silencio (1984), de Roland Joff¨¦
Pocas pel¨ªculas han mostrado mejor el violento caos de las jornadas de revoluci¨®n o de fin de contienda civil que degeneran en destrucci¨®n, asesinatos en masa y huidas despavoridas hacia los aeropuertos, las embajadas o hacia la nada. En este caso, la ca¨ªda y toma de Phnom Penh, capital de Camboya, en 1975, por parte de los Jemeres Rojos, que posteriormente exterminaron a un tercio de su propia poblaci¨®n en pos de un criminal comunismo agrario. Como testigos, un grupo de periodistas y fot¨®grafos de guerra, comandados por Sydney Schanberg, corresponsal de The New York Times, y su int¨¦rprete local. El debut como director de Joff¨¦, que tras La misi¨®n (1986) se diluy¨®, fue impactante y ambicioso, pues abarcaba periodismo, pol¨ªtica, historia y guerra, con una hermosa historia real de amistad, y el sempiterno papel de EE UU en los derrocamientos de gobiernos o en el abandono a destiempo de pa¨ªses. Siete nominaciones a los Oscar y tres premios (montaje, fotograf¨ªa y actor de reparto para el camboyano Haing S. Ngor), en el a?o del triunfo de Amadeus. Disponible en Filmin.
La angustia de vivir (1954), de George Seaton
La vulnerabilidad del actor, por muy bueno que sea, y su refugio en el alcohol. El drama de haber perdido un hijo y la imposible reconciliaci¨®n con uno mismo a causa del accidente que provoc¨® aquella muerte. Y la obstinaci¨®n por sentirse el ser m¨¢s amable de la tierra, cuando se est¨¢ destruido por dentro. Al lado, m¨¢s que enfrente, una mujer dispuesta a soportarlo todo porque ya no hay rendija hacia el futuro. La angustia de vivir proporcion¨® a Grace Kelly su ¨²nico Oscar a la mejor actriz, en un papel alejado de su habitual belleza y glamur. Aqu¨ª, con gafas, pelo recogido y sin maquillaje, como una virgen dolorosa que todo lo soporta junto al tambi¨¦n maravilloso Bing Crosby. Las bambalinas del teatro, el vozarr¨®n de Crosby y la energ¨ªa de William Holden como tercer v¨¦rtice del tri¨¢ngulo. Y un magn¨ªfico texto del dramaturgo Clifford Odets, adaptado por Seaton, que se llev¨® el segundo Oscar para la pel¨ªcula, de siete nominaciones. El premio gordo en la edici¨®n celebrada en 1955 fue para La ley del silencio, de Elia Kazan. Disponible en Filmin.
Missing (Desaparecido) (1982), de Costa-Gavras
Otro caso real como el de Los gritos del silencio, y con ciertos paralelismos: un golpe de estado, el de Augusto Pinochet y los suyos en Chile, el 11 de septiembre de 1973; el papel del gobierno de EE UU y de la CIA en el derrocamiento del gobierno leg¨ªtimo, y las muertes en masa de disidentes e inocentes. Contada por Costa-Gavras, especialista en cine pol¨ªtico, a trav¨¦s de la mirada estupefacta del padre de un joven escritor y periodista estadounidense desaparecido, que pasa de la incredulidad y el individualismo a la toma de conciencia pol¨ªtica, Missing no conten¨ªa la palabra Chile, pero era blanco y en botella. Jack Lemmon encarn¨® al prototipo de americano medio lejos de cualquier ideal, y el Estadio Nacional de Chile dej¨® de ser un campo de f¨²tbol para convertirse en campo de concentraci¨®n y muerte. Gan¨® el Oscar al mejor guion adaptado (de sus cuatro nominaciones), en el a?o de Gandhi, con E. T, el extraterrestre, Veredicto final y Tootsie de acompa?antes. Disponible en Filmin.
El turista accidental (1988), de Lawrence Kasdan
Una de esas aparentes pel¨ªculas peque?as que, sin embargo, se mantienen grandes gracias a su compleja sencillez. Una comedia amarga de las que resulta casi imposible (y a la vez, inservible) contar de qu¨¦ van, porque en realidad tratan de todo. M¨¢s o menos as¨ª: un anodino escritor de gu¨ªas de viajes para grises hombres de negocios (los turistas accidentales del t¨ªtulo) arrastra la traum¨¢tica muerte de un hijo y la consiguiente destrucci¨®n de su matrimonio, cuando se encuentra con la mujer m¨¢s espont¨¢nea en el momento m¨¢s incierto. Kasdan (Fuego en el cuerpo, Reencuentro, Silverado¡), de exultante carrera hasta que el br¨ªo cl¨¢sico se le sec¨®, adapt¨® un libro de Anne Tyler sobre un adicto a la rutina que vislumbra una rendija a su desolaci¨®n estando al lado de lo incierto de cada d¨ªa. Cuatro nominaciones (con premio para Geena Davis como actriz de reparto), en el a?o en que Rain Man gan¨® a Las amistades peligrosas y a Arde Mississippi. Disponible en Filmin.
Carta a tres esposas (1949), de Joseph Leo Mankiewicz
Tres mujeres reciben una carta de una amiga com¨²n en la que les dice que se ha fugado con uno de sus maridos.?Pocas sinopsis m¨¢s atractivas para una pel¨ªcula que luego pueda desarrollarse por los m¨¢s variados g¨¦neros. Aunque quiz¨¢ lo m¨¢s llamativo es que las tres esposas del t¨ªtulo est¨¦n convencidas de que el susodicho puede ser precisamente el suyo. Mankiewicz, fabuloso escritor adem¨¢s de director, teje una traviesa madeja de relaciones narrada desde el presente, pero con la mente en el pasado y con visos de futuro. A cada flashback, el espectador vira en sus sospechas sobre qui¨¦n es el marido elegido ya que, y eso concierne a la masculinidad en general, todos pueden serlo. Afilada cr¨ªtica sobre el aparentemente impoluto modo de vida americano, Carta a tres esposas se llev¨® dos de los Oscar m¨¢s relevantes (direcci¨®n y guion), pero sucumbi¨® en el de pel¨ªcula ante la tambi¨¦n soberbia El pol¨ªtico, de Robert Rossen. Disponible en Movistar Plus +.
Raquel, Raquel (1968), de Paul Newman
El debut como director de Newman, que posteriormente legar¨ªa una obra a¨²n mejor, la formidable El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas (1972), le llev¨® a los Oscar gracias a cuatro nominaciones, entre ellas la de su mujer, Joanne Woodward, que interpreta a una treinta?era sensible y t¨ªmida, acosada por una sociedad que la ha masacrado desde ni?a. ¡°?Que te maten, estrafalaria / hija de la funeraria!¡±, le cantaban los ni?os del barrio cuando era peque?a. Ahora, desquiciada en cuanto sale de su reducto de seguridad, maleducada por una madre castradora y caprichosa, y reprimida exteriormente en cuanto al sexo pese a sus deseos interiores, es una maestra que apenas tiene una amiga en la que confiar. Newman, con una puesta en escena muy expresiva, se luce con el montaje introduciendo desde flashbacks m¨¢s tonales que explicativos hasta punzantes insertos con los pensamientos de la protagonista, rompiendo con emoci¨®n el continuo secuencial. El gran premio de aquel a?o fue para el musical Oliver, de Carol Reed. Disponible en Movistar Plus +.
MASH (1970), de Robert Altman
Las modernas formas del Nuevo Hollywood, del que tambi¨¦n form¨® parte en cuanto a estilo aquel Newman director, se empezaban a imponer en las candidaturas a los Oscar, y una comedia impensable solo unos a?os antes lleg¨® para refrendarlo, meti¨¦ndose en un quinteto final en el que result¨® ganadora Patton. Aunque se ambientaba en la anterior guerra para Estados Unidos, la de Corea, viendo MASH en aquel tiempo solo se pod¨ªa pensar en Vietnam, cuando parte de una generaci¨®n de j¨®venes march¨® al pa¨ªs oriental para luchar contra el comunismo y volvi¨® en un ata¨²d ataviado con la bandera. Sin embargo, lo sorprendente de aquella pel¨ªcula es que se re¨ªa con la guerra (que no de la guerra), a trav¨¦s de una poderosa cr¨ªtica pol¨ªtica y social, finalmente ganadora del Oscar de guion adaptado. La secuencia en la que un cirujano pide a su enfermera que le rasque la nariz a causa de un inoportuno picor mientras la amputa la pierna con una sierra a un soldado herido marca el tono casi suicida de una obra de inteligencia superior. Donald Sutherland y Elliott Gould, con sus espont¨¢neos modos de actuaci¨®n, completaron un panorama de desfachatez no exento de negrura. Disponible en Filmin.
Los invasores (1941), de Michael Powell
Planteada en principio como una pel¨ªcula de propaganda brit¨¢nica durante los primeros a?os de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos no hab¨ªa entrado a¨²n en la contienda y as¨ª impulsar su alistamiento entre los aliados, Los invasores va sin embargo mucho m¨¢s all¨¢, empezando por su singular planteamiento: los protagonistas son los nazis. Seis soldados alemanes, supervivientes de la destrucci¨®n de su submarino en aguas del norte de Canad¨¢ (que s¨ª estaba en guerra), intentando cruzar el pa¨ªs para llegar a unos EE UU a¨²n neutrales. Huyendo en todo momento de los clich¨¦s, la historia de Emeric Pressburger (ganadora del Oscar) presentaba un grupo diverso, con un evidente trasunto de Hitler al mando, pero con mucha miga y hasta valent¨ªa en ese momento: no todos los alemanes eran nazis. Powell, un maestro, realiz¨® una pel¨ªcula mucho m¨¢s humanista y emocionante que ideol¨®gica, una peculiar road movie con trayecto moral, que se col¨® entre las mejores de un a?o de Oscar marcado por la guerra (gan¨® La se?ora Miniver, otro melodrama b¨¦lico de propaganda). Como guinda, otros dos grandes nombres en sus departamentos art¨ªsticos: montaje de un joven David Lean, un a?o antes de debutar como director, y banda sonora de Ralph Vaughan Williams, el autor de la memorable Fantas¨ªa Tallis. Disponible en Prime Video y Filmin.
Gracias y favores (1983), de Bruce Beresford
Seguramente el t¨ªtulo m¨¢s conocido del australiano Beresford sea Paseando a Miss Daisy, que era un trabajo bonito, pero al que le perjudic¨® en el imaginario colectivo ganar el Oscar a la mejor pel¨ªcula por delante de Nacido el 4 de julio y El club de los poetas muertos. Pero, a pesar de una filmograf¨ªa muy desigual, las tiene tan buenas o mejores, sobre todo en su primera etapa, caso de Consejo de guerra y Cr¨ªmenes del coraz¨®n. Aun as¨ª, la que ha mantenido de forma m¨¢s incuestionable su poder¨ªo visual y musical es esta historia de redenci¨®n de una antigua estrella del country, nominada a cinco premios, y ganadora de dos: actor, para Robert Duvall, y guion original. Duvall, que tambi¨¦n canta y escribi¨® las letras de sus temas, se luce como alcoh¨®lico con pasado tortuoso que nada quiere volver a saber de la m¨²sica en p¨²blico, y que se regenera a trav¨¦s de una extra?a convivencia junto a una viuda de la guerra de Vietnam y su peque?o hijo. Delicada y sombr¨ªa en el interior de su relato, contrasta en su exterior por la colorista belleza de la fotograf¨ªa de Russell Boyd, habitual del cine de Peter Weir. Disponible en Movistar Plus +.
Secretos y mentiras (1996), de Mike Leigh
Ahora que se ha estrenado en cines Mi ¨²nica familia, la ¨²ltima demostraci¨®n de sabidur¨ªa del brit¨¢nico Leigh con su cine humanista, apegado a la piel, al coraz¨®n y a las tripas, parece el mejor momento para recuperar o descubrir la que para muchos es su obra maestra, Palma de Oro del Festival de Cannes, con cinco candidaturas a los Oscar. Comedia dram¨¢tica sobre las gracias y desgracias familiares, Secretos y mentiras adopta la forma del agrio, afligido y a pesar de todo esperanzador retrato coral de seres humanos que parecen circular por la vida con una piedra a cuestas por culpa de la incomunicaci¨®n. Capaces, como cada uno de nosotros, de lo mejor y lo peor: ¡°As¨ª que la vida no es justa, ?verdad? Siempre hay alguien que saca la pajita corta¡±. En el a?o de Fargo, de los Coen, el triunfo final fue para Anthony Minghella y El paciente ingl¨¦s. Disponible en Filmin y Acontra+.
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