Alex Honnold y Adam Ondra, las dos maneras de entender el mundo de la escalada
El norteamericano, famoso por escalar paredes sin cuerda, dialoga con el checo, el hombre que ha llevado la dificultad de su disciplina hasta l¨ªmites impensables
Adam Ondra y Alex Honnold son los dos escaladores m¨¢s famosos del planeta¡ por motivos bien diferentes. El primero, checo, ha llevado el nivel de dificultad de su disciplina hasta cotas inimaginables y vive para colgarse el oro en los pr¨®ximos Juegos en el estreno de la escalada como disciplina ol¨ªmpica. Honnold, norteamericano, es el protagonista del primer documental de escalada (Free solo) que se lleva un Oscar: escal¨® en solo integral (sin cuerda ni protecci¨®n alguna) los casi 1.000 metros de pared de El Capit¨¢n, en el Valle de Yosemite. A instancias de su patrocinador, Black Diamond, ambos han filmado una conversaci¨®n en la que tratan de aprender el uno del otro, evidenciando de paso la enorme brecha del cambio que ha conocido la escalada en los ¨²ltimos a?os.
Honnold es el estandarte de la tradici¨®n, del respeto a los pioneros, del gusto por la aventura, por los espacios abiertos y la querencia por las grandes paredes mientras Ondra representa la b¨²squeda de la perfecci¨®n t¨¦cnica y f¨ªsica, el esfuerzo y el trabajo como forma de vida. Uno podr¨ªa pasar por un hippie; el otro por un obseso del esfuerzo. Mucho m¨¢s hedonista, aunque capaz de hacer cosas que nadie puede realizar, Honnold invierte tiempo y dinero en su fundaci¨®n (honnoldfoundation.org) y acaba de presentar con Black Diamond, una serie de productos de escalada con su firma que defiende la sostenibilidad y destina una parte de los beneficios de su venta a su propia fundaci¨®n, que trata de llevar la energ¨ªa solar a los lugares m¨¢s desfavorecidos del planeta.
La primera vez que Honnold y Ondra se vieron en persona fue en Bratislava, en un roc¨®dromo, y se supon¨ªa que solo ten¨ªan que acudir y saludar a los ni?os all¨ª presentes, pero mientras Honnold firmaba aut¨®grafos, Ondra se entrenaba como un poseso, gritando y cay¨¦ndose: ?va a matar a esos ni?os como se les caiga encima!, pens¨® Honnold. Fue el d¨ªa que el norteamericano entendi¨® por qu¨¦ Ondra era capaz de hacer lo que hace: disfruta dando el 100% cada vez que despega del suelo. ¡°Lo que me da satisfacci¨®n no es escalar duro, sino hacerlo de forma eficiente¡±, corrige Ondra. A Honnold, en cambio, no le gusta ¡°escalar duro siempre, de hecho casi siempre prefiero escalar v¨ªas f¨¢ciles, pero t¨² pareces dar siempre el 100% mientras yo me quedo en un 75%. Para m¨ª dar el 100% siempre es duro y doloroso. Me pregunto si escalar es lo que t¨² haces¡¡±.
Con todo, Honnold fue capaz de superar el a?o pasado una v¨ªa de dificultad 9 a, algo reservado a unos pocos y Ondra, el hombre que ha llevado la m¨¢xima dificultad hasta el 9 c, se permite conjeturar con la posibilidad de que ¨¦ste pudiese mejorar a¨²n mucho m¨¢s. Pero Honnold se apresura en disuadirle: ¡°no soy fuerte por naturaleza. Escal¨¦ un 9 a porque estaba en medio de la promoci¨®n de Free solo y no ten¨ªa expediciones ni viajes a la vista, as¨ª que me puse el objetivo de escalar una v¨ªa de 9 a, pero no quiero que mi vida sea eso: me gusta escalar en pared, andar en BTT, y lo otro me parece muy sacrificado. Tambi¨¦n pensaba que al escalar 9 a iba a ser mucho m¨¢s fuerte, pero no es as¨ª, no soy mejor escalador, como mucho en t¨¦rminos generales he mejorado medio grado¡¡±, objeta. Al lado de Ondra, Honnold parece un vago. Sin embargo, solo el norteamericano sabe cu¨¢ntas horas de su vida ha dedicado a aprender a escalar sin cuerda, a hacer de este ejercicio un espacio en el que solo ¨¦l parece fluir con seguridad. El entrenamiento de su mente, el aprendizaje que le ha llevado a contener sus miedos, a superarlos y a abrazarlos es lo que le convierte en una persona ic¨®nica en el mundo de la escalada.
¡°?C¨®mo puede gustarte trabajar tan duro y seguir motivado?¡±, pregunta Honnold. ¡°Porque ¨Cresponde Ondra¨C cuanto m¨¢s escalo m¨¢s aprendo. 9 b es m¨¢s interesante que 9 a y 8 c m¨¢s que 8 b. No se trata solo de coger agarres m¨¢s peque?os, sino de imaginar movimientos nuevos y complejos, y eso me sigue fascinando. Ahora de cara a los Juegos entreno mucho la velocidad y la coordinaci¨®n, y esto mejora mis posibilidades en bulder (escalada en bloque). Llevo dos a?os solo centrado en competir, por los Juegos. Adoro entrenar, trabajar duro, pero para no volverme loco, hago 3 o 4 semanas de entrenamiento en roc¨®dromo y una o dos en roca¡±, concede el checo.
Alex Honnold, portada de National Geographic y de los grandes peri¨®dicos estadounidenses, entrevistado por las grandes televisiones de su pa¨ªs y mundialmente famoso, sigue pasando semanas alojado en su furgoneta y esto pese a haberse casado recientemente y residir en Las Vegas. Agradece a la covid una pausa en su vida de famoso y, como Ondra, solo pide respeto para poder seguir con su rutina. ¡°Free solo cambi¨® mi vida en t¨¦rminos de popularidad. Ir a los Oscar cuando vives en una furgoneta y ver c¨®mo viste todo el mundo fue alucinante, pero m¨¢s alucinante fue regresar a mi furgoneta y ver a gente esperar fuera, o mirar por las ventanillas para verme ?en mi casa!¡±, explica Honnold.
Tanto en Norteam¨¦rica como en Europa, escalar en espacios cerrados, como los roc¨®dromos se ha convertido en una actividad de moda, un sustituto del gimnasio tradicional en muchos casos: es l¨²dico, divertido, social¡ y no tiene nada que ver con la esencia de la escalada en la roca, en el medio natural. Pasar del roc¨®dromo a la escalada deportiva resulta m¨¢s o menos sencillo, pero de ah¨ª a escalar en grandes paredes existe un foso insalvable para muchos, principalmente por los peligros que supone y los vastos conocimientos que hay que aplicar en este tipo de terreno de aventura. As¨ª, los reci¨¦n iniciados pueden ver a Ondra como un referente y a Honnold como un marciano cuando la realidad es que el gusto por conquistar grandes paredes lleg¨® d¨¦cadas antes del placer de escalar con seguridad la m¨¢xima dificultad que uno es capaz de desarrollar.
¡°Gullich fue mi h¨¦roe¡±, reconoce Ondra, ¡°y creo que los j¨®venes que llegan a este mundillo deber¨ªan saber m¨¢s de la historia de nuestro deporte para ser m¨¢s respetuosos¡±. Honnold coincide: ¡°trato de que no se pierdan ciertos valores de nuestra tradici¨®n de escalada¡±. En Estados Unidos el sentimiento de permanencia a una comunidad siempre ha sido uno de los puntos fuertes en el mundo de la escalada, algo que inspir¨® a Honnold y que pretende seguir transmitiendo. Ondra considera que Honnold podr¨ªa ampliar su radio de acci¨®n al alpinismo (sus breves incursiones en la Patagonia han resultado impactantes) pero el norteamericano aclara: ¡°creo que he cumplido casi todos mis sue?os como escalador y ahora me apetece probar cosas como el esqu¨ª de monta?a o los viajes en BTT. Respecto al alpinismo, me gusta hacerlo una o dos veces al a?o¡ para apreciar la escalada que s¨ª domino, como en Yosemite¡±, el lugar donde se crio.
?Tienen los famosos la obligaci¨®n de conceder opiniones pol¨ªticas? Se pregunta Honnold al final de la conversaci¨®n. Ambos consideran que todos pueden tener opiniones, pero Honnold aclara (quiz¨¢ en alusi¨®n al imperio de las falsedades creado por Trump) que cuando ¡°tienes una plataforma de comunicaci¨®n m¨¢s grande, como la que tiene un escalador famoso, tienes la obligaci¨®n de decir cosas que no sean falsas, decir verdades y hablar de cosas que importen. Yo tengo mis creencias sobre asuntos como el cambio clim¨¢tico, y las puedo defender con datos, con hechos, por eso me atrevo a defender ciertas causas¡±. Puede que tras los Juegos, Honnold se lleve a Ondra a su terreno para hacer lo que m¨¢s le gusta: encadenar paredes atado a un compa?ero pero escalando lo m¨¢s r¨¢pido posible.
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