El inesperado viaje de Will Hardy en Utah Jazz
El t¨¦cnico, de solo 34 a?os y que fue disc¨ªpulo de Popovich en San Antonio, est¨¢ causando sensaci¨®n con Utah en la nueva temporada NBA
Casi nadie esperaba a los Jazz arriba en el Oeste, ni siquiera tras las dos primeras semanas de NBA. Sus buenos resultados han pillado por sorpresa y sus fabulosas sensaciones, m¨¢s. En el fondo, el cambio de ciclo parec¨ªa rotundo en verano, cuando salieron de la franquicia tanto su referente en el banquillo (Quin Snyder) como sus pilares sobre la pista (Donovan Mitchell y Rudy Gobert). Los tres hab¨ªan comandado el proyecto los ¨²ltimos cinco a?os. A cambio, Utah recib¨ªa un buen pu?ado de jugadores con alg¨²n asterisco y mucho por demostrar. Y, sobre todo, una abundante inyecci¨®n de futuro en forma de primeras rondas de draft (hasta diez potenciales, siete aseguradas y otras tres opciones de intercambio) de Cavs y Wolves. Pensar en el porvenir parec¨ªa el plan principal. Pero, de momento, celebrando el presente, ese futuro puede esperar.
El caso de Utah viene a revelar lo maravilloso e indescifrable del deporte, cuyo m¨¢ximo grado de emoci¨®n se alcanza cuando viene acompa?ado de lo inesperado. Ese mismo caso sirve, de paso, para recordar que a uno de los principales art¨ªfices de este ¨¦xito, su entrenador Will Hardy, tampoco se le esperaba en estos escenarios. No al menos echando la vista atr¨¢s algo m¨¢s de una d¨¦cada.
Corr¨ªa el a?o 2010 cuando, apenas dos semanas antes de su graduaci¨®n en Williams College (centro universitario en el estado de Massachusetts), el joven Will Hardy, por entonces con 22 a?os, segu¨ªa meditando sobre hacia d¨®nde dirigir su futuro profesional. Las dudas le gobernaban. El baloncesto le apasionaba y, de hecho, durante sus cuatro a?os en Williams hab¨ªa formado parte del equipo. Pero conoc¨ªa sus limitaciones: no pod¨ªa so?ar con una carrera como jugador que no ofrec¨ªa garant¨ªa alguna de sostenibilidad. Y valorar algo diferente, alg¨²n puesto t¨¦cnico, le resultaba imposible por su falta de contactos. Qui¨¦n era ¨¦l ¨Cpensaba Hardy-, m¨¢s all¨¢ de un casi an¨®nimo estudiante de una peque?a universidad fuera del radar competitivo.
El destino acudi¨® al rescate. Una llamada comenzar¨ªa a cambiarle la vida. Curt Tong, exentrenador ya retirado ¨Cdirigi¨® a la citada universidad durante una d¨¦cada entre los a?os setenta y ochenta- y que resid¨ªa en Williamstown, le cit¨® en el campus. Hardy conoc¨ªa a Tong ¨Co eso pensaba-, ya que hab¨ªa ejercido como una especie de mentor para ¨¦l durante aquellos a?os. En aquella charla distendida, Tong le pregunt¨® si sab¨ªa qu¨¦ quer¨ªa hacer cuando se graduase. El chico, sincero, confes¨® que hab¨ªa comenzado a valorar empleos en el mundo financiero o gabinetes de prensa. Nada m¨¢s o¨ªrlo, Tong le cort¨®. ¡°Creo que deber¨ªas optar a otro tipo de trabajo. Por ejemplo en los San Antonio Spurs¡±, apunt¨®. El joven sonri¨®, haciendo ver que aquella broma sonaba bien.
Pero aquello no era una broma. Para sorpresa de Hardy, Tong manten¨ªa una estrecha amistad desde hac¨ªa m¨¢s de 25 a?os con Gregg Popovich, entrenador de los Spurs y ya entonces una leyenda NBA. El periodista Adam Himmelsbach contaba en su d¨ªa c¨®mo aquella conversaci¨®n, en la que Tong admiti¨® su cercan¨ªa con Pop, dej¨® perplejo a Hardy. ¡°Te conozco desde hace cuatro a?os, sabes que a diario veo todo el baloncesto que puedo¡ ?C¨®mo no me has dicho que eres muy amigo de Popovich?¡±.
La historia, una vez contada, cobraba sentido. Tong dej¨® su puesto en el banquillo de Williams en 1983 para convertirse en gestor deportivo de la universidad de Pomona-Pitzer, en California. All¨ª llevaba ya cuatro a?os Gregg Popovich. Ambos trabajaron, codo con codo, durante un lustro, concretamente hasta que otra llamada, en esta ocasi¨®n de Larry Brown a Gregg Popovich, cambi¨® los planes del segundo. As¨ª llegar¨ªa Popovich a la NBA. Lo que permanecer¨ªa inalterable ser¨ªa su amistad con Tong, con el que encontr¨® qu¨ªmica desde el principio.
¡°Mira Will, Pop me ha llamado, est¨¢ buscando gente para su departamento de v¨ªdeo en San Antonio. Quiere tipos listos. Me pregunt¨® si pod¨ªa recomendarle alguno¡ y le he dado tu nombre¡±. Al puesto en los Spurs optaron casi 70 candidatos. Pero Hardy impresion¨® en la entrevista y, para colmo, llegaba avalado por un hombre en el que Popovich confiaba a ciegas. El sue?o de Will arrancar¨ªa all¨ª.
Su conocimiento, no obstante, hab¨ªa despegado tiempo atr¨¢s. Adicto al an¨¢lisis de v¨ªdeo, Hardy encontr¨® en su t¨¦cnico en Williams, Mike Maker, el enlace perfecto hasta obtener respuestas a las m¨²ltiples preguntas que el juego le deparaba. Su instinto har¨ªa el resto. En los Spurs lo percibir¨ªan pronto. ¡°Al principio era el chico para todo¡±, le contaba a Himmelsbach. ¡°Desde recoger gente en el aeropuerto a acreditar personal para eventos, pero una vez comenc¨¦ a tener presencia en todo tipo de procesos deportivos, aquello tuvo un valor incalculable¡±, reconoc¨ªa al Globe de Boston en su d¨ªa.
En solo un a?o, ascendi¨® en el departamento de v¨ªdeo. Departamento que, otros dos cursos despu¨¦s, ya dirig¨ªa. Y cuando Chad Forcier, asistente de los Spurs durante casi una d¨¦cada, dej¨® la franquicia en el verano de 2016, Popovich supo a qui¨¦n acudir. ¡°Will, ahora ser¨¢s t¨¦cnico asistente de los San Antonio Spurs¡±. Hardy ten¨ªa 28 a?os.
Su extraordinaria capacidad de interpretaci¨®n y ajuste del juego le valieron un lugar especial en el grupo de trabajo de Popovich y la confianza total del maestro. Y pese a que los Knicks consideraron darle el puesto de su banquillo en 2020, solo otra amistad gestada en San Antonio (la de Ime Udoka) logr¨® sacarle de Texas. El curso pasado, Hardy volvi¨® a Massachusetts para ejercer como asistente de Udoka en unos Celtics que terminaron subcampeones de la NBA.
Solo unas semanas despu¨¦s de las Finales, Danny Ainge, ahora en las oficinas de los Jazz, descolg¨® el tel¨¦fono para convencer a Hardy. Sab¨ªa que ¨¦l era su hombre. Poco le import¨® su edad (34 a?os), que le hace junto a Joe Mazzulla (Boston) el t¨¦cnico m¨¢s joven de la actual NBA. Ainge sab¨ªa sobre qu¨¦ mente quer¨ªa proyectar a los nuevos Jazz.
Tong, fallecido en 2017 a los 82 a?os de edad, no vio a Hardy debutar como t¨¦cnico jefe NBA. Lo que s¨ª sab¨ªa era que su destino estaba all¨ª y adem¨¢s apuntando alto. El viaje de Will Hardy, una de las pizarras del futuro de la competici¨®n, acaba de comenzar. Y en Utah bien lo celebran.
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