Roglic gana su cuarta Vuelta e iguala a Heras como el ciclista con m¨¢s t¨ªtulos de la historia de la carrera
K¨¹ng triunfa en la contrarreloj. O¡¯Connor y Mas completan el podio liderado con autoridad por el esloveno
A primera hora de la ma?ana, las calles de Madrid ya estaban cortadas y un ramillete tras otro de ciclistas pasaba veloz por el trazado entre las vallas, un reconocimiento a lo que estaba por llegar: la ¨²ltima etapa, la segunda contrarreloj, el final de la Vuelta. Las Tablas, Sanchinarro, Chamart¨ªn, Castellana, Chueca¡ de barrio a barrio, 26,4 kil¨®metros como colof¨®n. Agrio para Carapaz, que vocifer¨® a los cuatro vientos que ven¨ªa para ganar y se qued¨® con las ganas, cuarto. Revitalizador para Enric Mas, que mostr¨® su versi¨®n m¨¢s atildada, soberbio en las subidas, tercero a la postre. Dulce para O¡¯Connor, que defendi¨® con bravura aunque sin ¨¦xito el maillot rojo, pero que se estrena en el podio en una grande, segundo. Y glorioso para Roglic, que impuso su ley para empatar con la historia, la que hasta ahora marcaba Roberto Heras con cuatro triunfos (2000, 2003, 2004 y 2005). Es el final del cuento, el que dict¨® una vez m¨¢s el esloveno, el gran campe¨®n de 2019, 2020, 2021 y 2024.
La historia comenz¨® en tierras lusas, desde el Monasterio de los Jer¨®nimos de Lisboa, entonces una contrarreloj como ceremonia de apertura. Por ah¨ª todo eran sonrisas, ambiciones, por m¨¢s que se se?alara sin disimulo a Roglic como el gran favorito. Aunque lo suyo le cost¨® al esloveno, mermado por una fractura en la v¨¦rtebra, coger el hilo a la carrera, por m¨¢s que en la primera monta?a, en el Pico Villuercas, se llevara la prueba del algod¨®n.
Ben O¡¯Connor se rebel¨® a los mandamases en la jornada seis, una etapa que picaba hacia arriba y que le vali¨® para descomponer el orden establecido; ¨¦l, Toro Sentado, el gran jefe sioux, y los dem¨¢s a rebufo, que suden si me quieren quitar la corona. En eso se aplicaron Roglic y Mas por encima del resto, mordisco a mordisco, pedalada a pedalada, ascensi¨®n a ascensi¨®n. De los riscos de Cazorla a Granada, de Padr¨®n a Manzaneda, un goteo incesante que tambi¨¦n revel¨® la sorpresa de la Vuelta, un Pablo Castrillo que conquist¨® dos cimas y dos etapas, ninguna tan literaria como Cuitu Negru, con la bruma apoder¨¢ndose del verde paisaje.
Otro que se signific¨®, como suele, fue Marc Soler, el m¨¢s combativo del certamen, el que entiende el ciclismo desde las fugas, siempre a su bola, al abordaje, y al fin elevado a los altares tras su esforzado triunfo en Lagos de Covadonga, donde la belleza infinita refulg¨ªa alrededor de las bicicletas.
??? GC Top 10 | Stage 2?1? | Etapa 2?1? ???????????
— La Vuelta (@lavuelta) September 8, 2024
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Por el camino, los sprinters tambi¨¦n reclamaron su cuota de protagonismo, primero Groves y despu¨¦s, adelantamiento por la derecha, un Van Aert que en 10 etapas sum¨® tres laureles, insultante dominio, el Hulk de la bici que solo un tortazo contra la cuneta le sac¨® de la carrera y le arrebat¨® dos maillots de una tacada: el de lunares y el verde. La gran p¨¦rdida de la Vuelta, aunque ganancia para que Groves recuperara el jersey de la regularidad y Vine le usurpara el de la monta?a a su compa?ero de equipo Soler en la pen¨²ltima parada. Aunque como conjunto ninguno mejor que el Kern Pharma, pues a Castrillo se le uni¨® Berrade en Maeztu ¡ª?vaya papel para ser una escuadra de segunda divisi¨®n!¡ª, una historia tan bella como inesperada.
La clave de Moncalvillo
El relato que s¨ª se supon¨ªa lo impuls¨® de nuevo Roglic en Ancares ¡ªa pesar de que lo hiciera con alguna jugarreta, como ponerse a estela del coche 54 segundos, maniobra que la comisi¨®n de jueces sancion¨® con 20 segundos¡ª y lo sell¨® en el Alto de Moncalvillo, esa monta?a que ya tiene su nombre y apellido porque ah¨ª tambi¨¦n ciment¨® su triunfo de la Vuelta de 2020. Sali¨® entonces con el rojo en el pecho y ya no se lo quit¨® en las dos ¨²ltimas etapas. Capaz de aguantar todas las embestidas en el Pic¨®n Blanco y, orgulloso ¨¦l, tambi¨¦n en una crono en la que ya se sab¨ªa que saldr¨ªa campe¨®n. Si no contra las manecillas del reloj ¡ªque le falt¨® poco, segundo¡ª seguro que en la general.
Se barajaban varios nombres para la crono, especialistas que ped¨ªan paso como Affini, Vacek, McNulty... Pero las piernas estaban cargadas tras tantas monta?as y esfuerzos, y el que les neg¨® la mayor, el que dijo esta es la m¨ªa, fue K¨¹ng, una bala por las calles de Madrid, algo m¨¢s de 55 km/h, una exhalaci¨®n sobre ruedas. Por detr¨¢s le sigui¨® Catteneo, tambi¨¦n furioso su ritmo, suficiente para subirse al tercer caj¨®n de la etapa. El segundo, claro, fue de Roglic, que antes de salir, cuando a la cuenta atr¨¢s para su salida le quedaban 10 segundos, se santigu¨®. Pero no necesitaba ayuda de nadie divino, acaso de sus piernas, porque por m¨¢s que K¨¹ng explicara que era intocable, el m¨¢s r¨¢pido, el m¨¢s fuerte, Roglic firm¨® su triunfo con autoridad, algo m¨¢s de dos minutos y medio a O¡¯Connor en la general y algo m¨¢s de tres a Mas.
Fue la etapa de K¨¹ng; fue la jornada para otros que con la crono autografiaban el ep¨ªlogo a su carrera, como De Gent (Lotto) ¡ª3? en el Giro de 2012¡ª, como el estajanovista Gesink (Visma), como el batallador Mat¨¦ y como el fen¨®meno ¡ªdos segundos puestos en el Giro (2013 y 2014) y otro en el Tour (2017)¡ª que debi¨® abandonar la carrera antes de tiempo por una fractura en la cadera. Pero fue, sobre todo, el d¨ªa de Roglic, el campe¨®n, el mejor.
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