Wembley no asusta a Italia
La Azzurra, resistente y con remangue, logra en los penaltis su segunda Eurocopa y manda al garete a una Inglaterra que solo quiso gestionar su gol a los dos minutos
Horas despu¨¦s de que Messi asaltara Maracan¨¢, Italia tom¨® Wembley. Al hilo de lo que ha sido esta Eurocopa de intrigas, el desenlace lleg¨® en la rueda de los penaltis. La Azzurra, sin estrellas sublimes, levant¨® el segundo t¨ªtulo tras el del 68. Inglaterra, a la que se presume mayor talento, se fue a la lona y perpet¨²a su traves¨ªa por el desierto 55 a?os despu¨¦s de su ¨²nica cumbre. Esta vez no dio con un Hurst y quiso ganar en dos minutos y no perder en 118. Pag¨® su conservadurismo e Italia, mosquetera en las buenas y en las malas, renaci¨® cuando se vio en la cuneta muy pronto. Mucho m¨¦rito. Enfrente, Inglaterra derrot¨® a Inglaterra.
De entrada lleg¨® tarde Italia. Para cuando se quit¨® el ch¨¢ndal ya le hab¨ªa ca¨ªdo el mazo ingl¨¦s. Y de la forma m¨¢s fortuita. Luke Shaw lleg¨® a la cita con tres goles en sus 253 partidos con el Southampton y el United. El lateral nunca fue un gran aventurero ofensivo. Esta vez le dio un ataque de audacia a los dos minutos.
Tras un c¨®rner a favor, la escuadra de Mancini se vio a la intemperie. Shaw avanz¨®, Kane articul¨® de maravilla el juego hacia el otro lateral, Trippier. El jugador del Atl¨¦tico, que tiene un comp¨¢s en el pie derecho, hizo que la jugada derivara de nuevo hacia Shaw. Di Lorenzo, estremecido por la turbadora presencia de Kane, no cerr¨® el paso al lateral zurdo ingl¨¦s, que estamp¨® la pelota en la malla italiana con un gran golpeo a bote pronto. La selecci¨®n de Mancini qued¨® sonada, forzada a madrugar m¨¢s de la cuenta. El partido era id¨®neo para el conjunto de Southgate, pero solo quiso administrar la ventaja a partir de su montaje defensivo.
Esta Inglaterra ya no es tan cerril con el bal¨®n. Hoy, ya empapado su f¨²tbol de influencias extranjeras, se vertebra de otra manera. A veces recreativa, no en esta final. Tiene muy buenos reclutas para los ¨²ltimos metros. Ocurre que se superponen: Kane, Sterling, Mount, Foden, Rashford, Sancho, Grealish, Saka... A Southgate se le apelotonan en la pizarra y no ha sabido barajar el vuelo de unos y otros. A la hora de la verdad, la Inglaterra de Stones, Maguire y dem¨¢s antidisturbios. El sector medular, la defensa, Con un gol en contra ¡ªde Dinamarca, de falta¡ª se plant¨® en la final.
No disimul¨® Inglaterra. Southgate cuadr¨® al equipo con tres centrales y dos laterales, con el tajo infinito de Rice y Phillips por delante. Los delanteros, con Kane de abanderado, no escatiman el repliegue. La foto t¨¢ctica: 10 ingleses en apenas 15 metros en la terraza del ¨¢rea de Pickford. Suficiente para negar a Italia en casi todo el primer acto. Con la pelota al pie, nadie en la Azzurra mereci¨® una distinci¨®n, sin pisadas de Barella y Verratti, estrujado Insigne por Walker. Una maniobra a toda mecha de Chiesa la cerr¨® el extremo de la Juve con un zurdazo que se fue por un pulgar.
Tampoco hubo mayores avisos en el per¨ªmetro de Donnarumma, pero los locales estaban c¨®modos, pese a que nadie secundaba a Kane. Su carrocer¨ªa enga?a. Es mucho m¨¢s que un goleador. Tiene forro para jugar de espaldas y luces para ir de frente. Pero todos le perdieron la pista. Esta vez, Sterling y Mount no le siguieron la corriente, cre¨ªda Inglaterra ganadora desde el minuto dos.
La percha de Verratti
Al filo del descanso ya daba se?ales otra Italia, ya metabolizada la descarga de Shaw. El cambio de agujas se acentu¨® tras el intermedio. Mancini no retras¨® la entrada de Berardi por Immobile, lo que quit¨® una referencia crucial para Maguire, Stones y Walker. Chiesa e Insigne interpretaron de maravilla que deb¨ªan jugar a rienda suelta, barrer todo el frente de ataque. Se acab¨® la previsibilidad inicial de los italianos y su adversario ya no ten¨ªa el mismo hueso. Pickford evit¨® el gol de Chiesa con una estirada terminal. Verratti ya fue la percha de los suyos, el terrateniente de medio campo.
Cada asalto ya era italiano. Coraje y m¨¢s coraje. Otro arrebato, otra voluntad, otro pulso. Y por las bravas lleg¨® el empate. Tras un saque de esquina hubo truenos en el ¨¢rea de Pickford. Chiellini rod¨® por los suelos, Verratti, el m¨¢s peque?ito, caz¨® un cabezazo al poste derecho de la meta local y al rechace fue con el cuchillo entre los dientes Bonucci. Un premio a la perseverancia de los de Mancini, un azote a la atornillada selecci¨®n de Southgate. El t¨¦cnico reaccion¨® desmontando la l¨ªnea trasera de cinco, con Saka por Trippier.
No encontr¨® remedio Inglaterra, tan chata frente a la en¨¦rgica Italia del segundo tramo y el partido se fue al tercer tiempo. Una Eurocopa extenuante. La octava pr¨®rroga en 15 eliminatorias, la tercera para la afanosa selecci¨®n de Mancini, rebajada por la lesi¨®n del revoltoso Chiesa y el agotamiento de Verratti. Italia, suda que suda, asumi¨® el papel de resistente, a la espera de clavar un pu?al. Lo ¨²nico que clav¨® fueron los tacos de Jorginho en una pantorrilla de Grealish. El ¨¢rbitro se hizo el lonchas y llegaron los penaltis para que cada cual tirara los dados. Donnarumma se hizo m¨¢s gigante e Inglaterra se fue por la gatera con todo a favor, seis de siete partidos al calor de su hoguera y Wembley por testigo. Italia, la cruda Italia sea donde sea. Inglaterra y su mal de altura. De nuevo, el f¨²tbol se le fue de casa.
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