La mu?eca maldita de Thiem, el pegador que termin¨® rompi¨¦ndose
El austriaco, un desaf¨ªo en toda regla para los gigantes, cierra su paso por los grandes torneos antes de retirarse a final de temporada por una cruda lesi¨®n
Despide Nueva York a Dominic Thiem, el hombre que elev¨® el t¨ªtulo en el a?o maldito de la pandemia y, tambi¨¦n, el tenista al que una mu?eca, tambi¨¦n maldita, le dej¨® a medio recorrido entre lo que ha sido y lo que hubiera podido ser. Magn¨ªfica carrera, no cabe duda, pero inferior seguramente a la que pudiera haber firmado de no haber tenido que enfrentarse al tortuoso mal de la articulaci¨®n, que fue haciendo estragos en el tenis y el ¨¢nimo del austriaco, que ahora se despide de los grandes escenarios y a finales de a?o lo har¨¢ de su deporte. Una verdadera l¨¢stima. Con 17 t¨ªtulos en el zurr¨®n, el citado major logrado en Flushing Meadows entre ellos y otras tres finales de relevancia, Thiem cierra su trayectoria desde la resignaci¨®n y tambi¨¦n aliviado: por fin, termina el calvario.
¡°Siento que es el momento correcto para parar¡±, se?ala tras caer ante el local Ben Shelton (6-4, 6-2 y 6-2). ¡°He tenido una carrera muy intensa y no siento que tenga 31 a?os, sino que me siento mayor, ten¨ªsticamente hablando. Nunca he llegado a sentirme como antes, sobre todo con la derecha y una serie de golpes que no he llegado a recuperar¡±, prorroga, refiri¨¦ndose a ese declive progresivo y a la imposibilidad de remontar el vuelo, una vez que su mu?eca derecha cruji¨® y comenz¨® a fallar (2021), y le apart¨® de la actividad durante pr¨¢cticamente dos a?os; luego regres¨®, pero las sensaciones no mejoraron. Persistieron la incertidumbre y los miedos, y pese a haber logrado esquivar el quir¨®fano, nunca lleg¨® a ser el mismo jugador que encandilaba con su mort¨ªfero golpeo previo a la lesi¨®n.
En t¨¦rminos de potencia y agresividad, pocos como ¨¦l en los ¨²ltimos tiempos. ¡°Compet¨ª contra los mejores de la historia y la presi¨®n que me autoimpuse para llegar a ese nivel y mantenerlo contribuy¨® a la lesi¨®n, no hay duda. Entren¨¦ con una intensidad muy alta durante muchos a?os y los m¨¦dicos me han dicho que me romp¨ª la mu?eca por todos los entrenamientos que hice, por todos los golpes que ejecut¨¦ y el trabajo duro que llev¨¦ a cabo durante esos a?os¡±, detallaba recientemente en una entrevista concedida al medio austriaco Die Presse. Con todos se code¨® Thiem, y a los tres bati¨® Thiem: seis veces a Rafael Nadal, cinco a Roger Federer y otras tantas a Novak Djokovic. Lleg¨® a ser el n¨²mero tres del mundo y la amenaza m¨¢s real para el rey de la tierra, el te¨®rico sucesor en la superficie.
Met¨®dico, poderoso f¨ªsicamente y curtido bajo el estricto manual militar de G¨¹nter Bresnik, que transform¨® a un joven tirillas en un deportista de ¨¦lite a base de sesiones en las que el tenista levantaba piedras y troncos de 25 kilos, Thiem se revel¨® como un competidor aguerrido que no solo desafi¨® a Nadal en la Chatrier, donde el espa?ol le rindi¨® en las finales de 2018 y 2019, sino que tambi¨¦n logr¨® un destacable desempe?o sobre pista r¨¢pida. Cedi¨® en el desenlace australiano de 2020 contra Nole, pero se resarci¨® unos meses despu¨¦s en Nueva York, que ahora le brinda una c¨¢lida ovaci¨®n en su ¨²ltimo paso por un grande. La merece el austriaco, respetado en el vestuario y que desde su reaparici¨®n ¡ªinvitaciones y m¨¢s invitaciones, dado que lleg¨® a desaparecer de los 100 primeros del ranking¡ª honr¨® su extrema profesionalidad. Lo ha intentado hasta el final.
El precio del sobreesfuerzo
En medio de una generaci¨®n m¨¢s bien conformista, encogida de brazos ante el poder¨ªo de los gigantes, ¨¦l se rebel¨®. Trabaj¨® a destajo y evolucion¨®. Violencia en sus tiros y doble registro: pronunciados liftados sobre arena y bola plana y profunda en dura. De la escuela del rev¨¦s a una mano, inclin¨® a Federer en la final de Indian Wells de 2019 y bien pudo haberse convertido en maestro, pero se interpusieron Stefanos Tsitsipas (2019) y Daniil Medvedev (2020). Parad¨®jicamente, el triunfo de hace cuatro a?os en la Arthur Ashe le vaci¨® desde el punto de vista an¨ªmico por el sobreesfuerzo y despu¨¦s se produjo la desgracia de la lesi¨®n, que finalmente ha cortado las alas de un jugador que se marcha antes de tiempo pero satisfecho. No escatim¨® un solo gramo de esfuerzo. Pero de tanto querer mejorar, de tant¨ªsima intensidad, se quebr¨®.
¡°Lo conozco desde peque?ito, porque es del 93 tambi¨¦n, y cuando jug¨¢bamos en j¨²niors era un jugador de la media, pero luego dio un subid¨®n muy grande y empez¨® a pegarle muy fuerte a la bola. Al principio pens¨¢bamos que iba un poco pasado de vueltas, porque no las met¨ªa todas, pero despu¨¦s cogi¨® un nivel incre¨ªble¡±, introduce Roberto Carball¨¦s. ¡°Alcanz¨® picos de juego muy altos, se lo ha currado mucho¡±, corrobora Roberto Bautista. ¡°Por lo que ¨¦l cuenta, ha hecho entrenamientos de la vieja escuela, muy jevis y peg¨¢ndole muy fuerte, y eso es algo que si no lo controlas puede llegar a ser peligroso¡±, agrega el primero, destacando el empe?o de un tenista sin freno a cuyo domicilio tuvo que desplazarse en una ocasi¨®n la polic¨ªa por los gritos: no era nada grave, sencillamente Thiem estaba entren¨¢ndose.
SCHWARTZMAN, LA OTRA DESPEDIDA
No solo se despedía Thiem, porque también lo hacía Diego Schwartzman, un talentoso rara avis que logró hacerse hueco entre la élite siendo el jugador más bajito; 1,70 en la ficha oficial de la ATP, seguramente dos o tres centímetros menos.
El argentino cedió contra Gael Monfils (6-7(2), 6-2, 6-2 y 6-1) y disputó su último partido en Nueva York y en un grande. A final de curso también colgará la raqueta y lo hará habiendo desafiado a la lógica, destacándose en un ecosistema plagado de gigantones y vértigo.
Lo deja Schwartzman con 32 años, sintiendo que ya no tiene más que aportar y con cuatro títulos; el 500 de Río, el logro superior. Pisó las semifinales de Roland Garros en 2020 y llegó a encaramarse ese mismo año al octavo puesto del circuito.
En este día de adioses, los últimos campeones resolvieron sin complicaciones sus respectivos compromisos. Coco Gauff batió a Varvara Grachova (6-2 y 6-0) y Novak Djokovic se deshizo de Radu Albot por 6-2, 6-2 y 6-4, convirtiéndose en el tenista masculino con más victorias en la Arthur Ashe, inaugurada en 1997; son ya 78.
En el US Open, el de Belgrado totaliza 89, las mismas que Federer y únicamente por detrás de Jimmy Connors (98). En la próxima estación se enfrentará a su compatriota Laslo Djere.
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