La misi¨®n imposible del general Clark
Poderosas fuerzas en el Pent¨¢gono se oponen a que alcance la jefatura de Estado Mayor. Kosovo ser¨¢ su fin
"No se puede ganar una guerra desde el aire", sentenci¨® al comienzo de la Operaci¨®n Fuerza Aliada el general Norman Schwarzkopf, el mismo que dirigi¨® sobre el terreno la liberaci¨®n de Kuwait en 1991. Termine como termine el conflicto, el general Wesley Clark, el norteamericano que est¨¢ al frente de las fuerzas de la OTAN en Europa, no alcanzar¨¢ en Kosovo la gloria conseguida en el golfo P¨¦rsico por Schwarzkopf. A Clark le encargaron una misi¨®n casi imposible: ganar mediante bombardeos una guerra que no quer¨ªa llamarse guerra, cuyos objetivos eran mucho m¨¢s vaporosos que los de la Tormenta del Desierto, teniendo que conjugar la obediencia debida a la Casa Blanca con el consenso de los otros 18 miembros de la OTAN, y debiendo solicitar m¨¢s potencia de fuego a medida que la iba necesitando.Siete semanas despu¨¦s del comienzo de los bombardeos de Yugoslavia, una duraci¨®n ya superior a la de toda la guerra del Golfo, el cansancio de la opini¨®n p¨²blica norteamericana ha empujado a Bill Clinton a buscar una salida diplom¨¢tica. Usando los buenos servicios de Rusia, Clinton pretende que Milosevic acepte una serie de condiciones m¨ªnimas que le permitan proclamar que la OTAN ha obtenido un triunfo parcial.
"No busco una victoria total", dijo el lunes el presidente de EE UU. As¨ª que mucho han de cambiar las cosas para que el general Clark desfile triunfalmente en Pristina al frente de sus soldados como Schwarzkopf lo hizo en la ciudad de Kuwait.
Incluso sus muchos detractores en el Pent¨¢gono reconocen que Clinton se lo ha puesto m¨¢s dif¨ªcil a Clark que George Bush a Schwarzkopf. Bush le dio a Schwarzkopf una misi¨®n clara -liberar Kuwait-, medio a?o para preparar una aplastante m¨¢quina de guerra, incluyendo cientos de miles de soldados de infanter¨ªa y caballer¨ªa acorazada, y un liderazgo norteamericano en¨¦rgico. Por el contrario, Clinton, seg¨²n denuncia el senador republicano John McCain, est¨¢ liderando la guerra de Kosovo como hace su pol¨ªtica interior: buscando el consenso, atento a las encuestas de opini¨®n y deseando terminar pronto y sin p¨¦rdidas de vidas norteamericanas.
"Clark est¨¢ haciendo un buen trabajo, dadas las ¨®rdenes bajo las que est¨¢ actuando", dice McCain, echando la pelota de la responsabilidad a la Casa Blanca. En el pecado lleva la penitencia, vienen a decir los altos oficiales norteamericanos que critican a Clark por su estrecha relaci¨®n personal con pol¨ªticos, diplom¨¢ticos y periodistas, empezando por Clinton y su consejero de Seguridad, Sandy Berger. Fue Clinton, recuerdan estos detractores, el que impuso en 1996 el nombramiento de Clark como jefe de las Fuerzas Armadas de EE UU en Am¨¦rica del Sur, en contra de la opini¨®n mayoritaria del Pent¨¢gono. Y el que un a?o despu¨¦s, tambi¨¦n con la oposici¨®n de la c¨²pula militar, le design¨® comandante de la OTAN en Europa.
Clark, de 54 a?os, es un militar pol¨¦mico. Su carrera es t¨¦cnicamente impecable, pero sus compa?eros de armas le tienen por un militar que corteja demasiado a los pol¨ªticos, y en particular a un Clinton no demasiado popular entre los uniformados. Sus puntos de encuentro con el presidente son notables: crianza en Arkansas, primer contacto en Washington en 1965, becados los dos por Rhodes para ir a Oxford, casados y con hijo ¨²nico...
Pero mientras Clinton borde¨® la ilegalidad para escapar a la guerra de Vietnam, Clark se present¨® voluntario, fue teniente a los 25 a?os, result¨® herido por cuatro disparos y fue condecorado con la medallas Silver Star y Purple Heart. Luego desempe?¨® tareas de mando en muchos de los puntos calientes del planeta: golfo P¨¦rsico, Hait¨ª, Bosnia, Panam¨¢ y Kosovo. De todos ellos ha salido sin tacha, con la ¨²nica excepci¨®n de haber ca¨ªdo en 1994 en una trampa propagand¨ªstica tendida por el cabecilla militar serbobosnio Ratko Mladic, con el que intercambi¨® gorras y rev¨®lveres frente a las c¨¢maras.
El descubrimiento, ya en edad adulta, de sus or¨ªgenes jud¨ªos es un factor clave en la firmeza de Clark frente a la limpieza ¨¦tnica en Kosovo, seg¨²n acaba de revelar The New York Times. Clark fue criado como protestante en Little Rock, y s¨®lo cumplidos los 20 a?os descubri¨® que su verdadero padre, Benjam¨ªn Jacob Kanne, era jud¨ªo, al igual que su abuelo Jacob Nemerovsky, emigrado a finales del pasado siglo de Rusia a EE UU para huir de los pogromos antisemitas.
Este aspecto de la biograf¨ªa del general que dirige la m¨¢s importante campa?a militar en Europa desde la II Guerra Mundial tiene un extraordinario paralelismo con Madeleine Albright, que descubri¨® la condici¨®n jud¨ªa de sus ancestros checos, y el asesinato de muchos de ellos en los campos de concentraci¨®n nazis, cuando ya hab¨ªa sido nombrada secretaria de Estado por Clinton. Y tanto Albright como Clark encabezan el ala belicista en la c¨²pula norteamericana.
Ambos defienden con pasi¨®n que la OTAN debe pararle los pies a Milosevic, al que comparan con una versi¨®n en peque?o de Hitler. En los dos casos, sus posiciones est¨¢n m¨¢s influenciadas por el "s¨ªndrome de M¨²nich" -las concesiones de brit¨¢nicos y franceses a Hitler en 1938- que por el mayoritario temor norteamericano a implicarse en una nueva guerra larga y confusa como la de Vietnam. El general crey¨® durante mucho tiempo que su padre era V¨ªctor Clark, el hombre con el que su madre volvi¨® a casarse en Little Rock cuando ¨¦l era muy ni?o. V¨ªctor Clark le dio su apellido, y Veneta, su madre, le educ¨® en su religi¨®n baptista, que abandonar¨ªa para hacerse cat¨®lico durante la guerra de Vietnam. Ya pasados los 20 a?os, cuando tras graduarse en la academia militar de West Point estudi¨® filosof¨ªa, pol¨ªtica y econom¨ªa en Oxford con una beca Rodhes, Clark descubri¨® la verdad a trav¨¦s de un primo.
Benjam¨ªn Jacob Kanne, el verdadero padre del general, fue hijo de un jud¨ªo ruso, Jacob Nemerovsky, que emigr¨® a EE UU para huir de la persecuci¨®n antisemita. Kanne ejerci¨® la abogac¨ªa en Chicago, se cas¨® con Veneta, la madre del futuro general, y falleci¨® a los 51 a?os, de un ataque al coraz¨®n, cuando Wesley ten¨ªa cinco a?os. Entonces su madre se mud¨® desde Chicago a Little Rock y volvi¨® a casarse. Los amigos y parientes de Clark entrevistados por The New York Times afirman que las persecuciones sufridas en Rusia por sus antepasados son decisivas para explicar su simpat¨ªa por las v¨ªctimas de la limpieza ¨¦tnica serbia y su belicismo. Y para su tard¨ªo aprendizaje de la lengua rusa, que maneja con eficacia.
Clark, que junto a Richard Holbrooke fue un hombre clave en la firma de los Acuerdos de Dayton, lidera ahora militarmente el pulso con Milosevic. Pero su carrera podr¨ªa terminar con Kosovo. Poderosas fuerzas se oponen en el Pent¨¢gono a que alcance el siguiente escal¨®n en su carrera: la jefatura de la Junta de Jefes de Estado Mayor. As¨ª que, tras ascender a la sombra de Clinton, es probable que el general, como el presidente, al que le queda un a?o y medio de mandato, haya alcanzado su techo.
En su despacho en el cuartel general de la OTAN en B¨¦lgica, Clark trabaja en una mesa de madera que perteneci¨® al general Dwight Eisenhower. Pero estos d¨ªas se hacen en el Pent¨¢gono bromas comparando el desembarco en Normand¨ªa, que supuso el inicio de la derrota de Hitler, con la Operaci¨®n Fuerza Aliada, tildada de "guerra de Nintendo" por el reverendo Jackson.
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