Diarios de guerra escritos en Serbia
Decenas de yugoslavos escriben en Internet sobre su vida cotidiana bajo las bombas aliadas
"Una y media de la madrugada. Parece el fin del mundo. La noche se descompone en explosiones, llamas y el rugido ensordecedor de los aviones que vuelan justo encima de nuestras cabezas. La luna llena, que alumbraba las calles, es devorada por un cielo enrojecido que vemos a trav¨¦s de nuestras ventanas temblorosas. Hay tanta luz que parece que nos hubi¨¦semos dormido en Belgrado y nos despert¨¢semos en el cielo. Entonces, el humo negro aspira al rojo y empieza a filtrarse a trav¨¦s de las ventanas, entreabiertas para evitar la rotura de cristales. Nos damos prisa en cerrarlas. Apenas se puede respirar y empiezo a toser. Huele a quemado y a devastaci¨®n".Esta descripci¨®n del bombardeo de Belgrado del 30 de abril no fue hecha por un sagaz reportero. Su autora es Ivanka Besevic, periodista serbia de 74 a?os, que comenta a diario por tel¨¦fono sus vivencias a su hija, que vive en San Francisco, y ¨¦sta, a su vez, las pone en Internet.
No es el ¨²nico caso. Desde que empez¨® le guerra, medios de comunicaci¨®n, como la norteamericana CNN, la emisora de radio yugoslava B-92 o asociaciones como The Law Professors Network, han abierto sus p¨¢ginas web a los serbios que viven bajo las bombas de la OTAN.
Varias decenas se han animado a escribir en serbocroata y en ingl¨¦s. Cuentan su vida cotidiana, reflexionan sobre el conflicto. Todos denuncian con rabia el "salvajismo" de la OTAN y, a veces, se?alan tambi¨¦n muy t¨ªmidamente la responsabilidad de su presidente, Slobodan Milosevic. Algunos internautas serbios firman con su nombre e incluso env¨ªan su foto, otros lo hacen con seud¨®nimo, y los m¨¢s precavidos se introducen en las p¨¢ginas web a trav¨¦s del sistema Anonymizer que borra cualquier rastro de la conexi¨®n.
"No quiero parecerme a una v¨ªctima", escrib¨ªa todav¨ªa a mediados de abril Jelena Radosavcev desde Belgrado. "Puede parecer sorprendente, pero muchos de nosotros intentamos llevar una vida normal. Trabajamos, frecuentamos parques, caminamos y jugamos con nuestros hijos intent¨¢ndo que no tengan m¨¢s miedo. Por supuesto, algunos no lo logran, y sus hijos gritan y vomitan cuando oyen las sirenas". Aleksandar Bogojevic, profesor de f¨ªsica en Belgrado, lo consegui¨® con sus hijas. "Su estrategia es sencilla: cuando las sirenas se desatan sacan la lengua en direcci¨®n al cielo". Las noches de insomnio, la escasez de tabaco y los cortes de electricidad y agua acaban, sin embargo, mermando el ¨¢nimo. "Hoy me encuentro peor", confiesa un estudiante de la Facultad de Derecho, "porque ayer bombardearon la central generadora de electricidad. Todo Belgrado y la mayor¨ªa de las ciudades y pueblos del norte de Serbia estuvimos a oscuras toda la noche". "?C¨®mo voy a poder estudiar?", se pregunta.
La angustia se convierte a veces en indignaci¨®n te?ida de amenazas. "O¨ª que EE UU fabric¨® a Bin Laden [terrorista saud¨ª acusado de volar dos embajadas norteamericanas]", comenta Mirko Lazic, antes de preguntarse: "?Est¨¢n fabricando [en Serbia] a otros 10 millones de Bin Laden?".
Derrotar con la verdad
Para los internautas serbios las "naciones occidentales" son culpables. Pero, Milosevic "?no tiene tambi¨¦n alguna responsabilidad?". "Ahora les hablo como alguien que se manifest¨® contra Milosevic antes incluso de tener derecho de voto", subraya Jelena Markovic. "?Bombard¨¦enos con la verdad, no con Tomahawks!". ?sa es la manera de derrotarle.Un abogado an¨®nimo de Belgrado reconoce que no es un buen momento para la disidencia. "Entre las muchas cosas que significa el estado de guerra es (...) que ¨¦ste es el momento de proclamar una sola opini¨®n, un solo color. No hay espacio para preguntas ni dudas. Es el momento del miedo".
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