Una buena despensa
El hecho de trabajar fuera y de marchar de nuestra casa habitual durante el fin de semana ha convertido la despensa en algo muy importante, ya que hay que tener siempre productos a mano y no nos podemos permitir el lujo de llegar del trabajo y encontrarnos con que nos falta lo m¨ªnimo para preparar una comida. Antes que nada, hay que separar la despensa en varios apartados. Por un lado, pondremos los productos b¨¢sicos; es decir, los que son imprescindibles y que no son r¨¢pidamente perecederos como la sal, el aceite, la harina, el az¨²car, la pasta, el arroz. Por otro lado, los productos complementarios, que son los que nos pueden solucionar una comida o una cena y en los que las conservas tienen un protagonismo indiscutible. Un tercer apartado ser¨ªa el de las especias, salsas y dem¨¢s productos que nos ayudar¨¢n a convertir una pasta o un arroz, por ejemplo, en algo con chispa. Dentro de esta despensa entrar¨ªa tambi¨¦n hoy d¨ªa una nueva familia: los platos precocinados, sean congelados, al vac¨ªo o en otro modo de conservaci¨®n. Hace unos a?os s¨®lo hab¨ªa unos pocos, como la fabada o la perdiz en escabeche, pero hoy, nos guste o no, ya forman parte de la cocina en casa. S¨®lo tiene que ir al supermercado y ver lo que compra la gente. Yo digo lo de siempre: lo importante es la calidad, y as¨ª como hay guisos buenos y guisos malos, hay tambi¨¦n platos precocinados buenos, regulares y malos. Lo importante es saber diferenciarlos y no querer ahorrar un plus que es el que aporta la calidad. Al organizar una despensa hay que tener sentido com¨²n. Es decir, que hay que guardar lo que de verdad vamos a utilizar y no llenar la despensa de cosas que tendremos durante un a?o y que al final no sabremos qu¨¦ hacer con ellas. Otra manera de tener despensa son los congelados, de los que hablaremos ma?ana.
Los esp¨¢rragos se pueden envolver con jam¨®n cortado muy fino y saltearlos en una sart¨¦n
- QU? COMER MIENTRAS VEMOS LA TELE. El tema de la cocina en casa ha cambiado mucho en los ¨²ltimos a?os a ra¨ªz de la entrada de la televisi¨®n. Son muchas las familias que, en vez de convertir la cena en un ritual en s¨ª mismo, prefieren cenar ante el televisor. Esto, claro est¨¢, ha cambiado el contenido de los platos, ya que este tipo de comida no permite elaboraciones complicadas. Quiz¨¢s habr¨ªa que hablar de una nueva cocina, especial para ver la televisi¨®n. Ah¨ª van algunas ideas. El recurso m¨¢s socorrido es el bocadillo. Una baguette muy finita con aguacate y anchoa, tal como la preparan en el Pinocho de la Boquer¨ªa, en Barcelona, ser¨ªa la primera soluci¨®n. Otra opci¨®n son las brochetas. Aqu¨ª es importante la imaginaci¨®n. Una posibilidad es una brocheta de pulpo a la gallega, con o sin cachelos. Otra es la de coger mozzarella de b¨²fala (?y pensar que hace diez a?os cre¨ªa que "b¨²fala" era un pueblo!), cortarla en dados, insertarla en la brocheta con tomates cherry pelados y hojas de albahaca y sazonarla con aceite de oliva. Una opci¨®n que me gusta mucho es la de pedir a su pizzero "habitual" una pizza sin nada, s¨®lo la masa horneada. Coloque encima un carpaccio como, por ejemplo, el que expliqu¨¦ ayer. Como postre, h¨¢gase una mousse de caramelo deconstruida. Coja nata montada y p¨®ngale encima dulce de leche. Al final, como puede verse, esto de la deconstrucci¨®n es muy sencillo.
- ESP?RRAGOS DE LATA. En este caso yo soy de los punteros; es decir, de los que apuestan m¨¢s por la punta del esp¨¢rrago que por el esp¨¢rrago entero. Una manera divertida de comerlos es abrir el bote, quitar tres cuartas partes del agua y a?adir aceite, sal, pimienta y vinagre o lim¨®n (seg¨²n su gusto). Vuelva a cerrar el bote y ag¨ªtelo muy ligeramente. Es una manera c¨®moda de que los esp¨¢rragos queden impregnados de la salsa y de ahorrarse unos cuantos cacharros. Otra manera divertida es envolver los esp¨¢rragos con jam¨®n cortado muy fino y saltearlos en una sart¨¦n. A continuaci¨®n se comen tal cual. Para acabar, pruebe los esp¨¢rragos con bechamel. Prepare esta salsa, pero con la mitad de harina que le echa normalmente y sustituyendo la mitad de leche por nata, cubra las puntas de esp¨¢rragos con parmesano rallado y grat¨ªnelo al horno. (Con la colaboraci¨®n de Xavier Moret).
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