El euro ahuyenta la pesadilla del 93
La econom¨ªa se frena cada vez m¨¢s, pero los expertos descartan una recesi¨®n
"Inmobiliarias y bancos renegocian cr¨¦ditos para evitar el derrumbe del mercado". "La venta de coches cae un 30%". Noticias como ¨¦stas simbolizan la preocupaci¨®n por el deterioro econ¨®mico. Pero las citas textuales corresponden a art¨ªculos publicados a principios de 1993. La fecha evoca la peor pesadilla de la econom¨ªa espa?ola: la ¨²ltima vez que entr¨® en recesi¨®n, que el valor del PIB dio marcha atr¨¢s. La similitud de algunas se?ales es desasosegante, pero los expertos rechazan que el frenazo del crecimiento lleve a una crisis tan virulenta como aqu¨¦lla. Y destacan que el euro, y la disciplina econ¨®mica a la que obliga, brindan un s¨®lido asidero al que agarrarse.
La coincidencia en los titulares no es achacable a falta de imaginaci¨®n, sino a fen¨®menos mim¨¦ticos. "La construcci¨®n es un sector que marca el ciclo, la ca¨ªda en precios y viviendas construidas fue entonces m¨¢s abrupta incluso", recuerda Jos¨¦ Luis Malo de Molina, director del servicio de estudios del Banco de Espa?a. M¨¢s paralelismos que abonan el debate: en 1991, Estados Unidos, como ahora, entr¨® en recesi¨®n; Europa lo pas¨® a¨²n peor. Y la inflaci¨®n tambi¨¦n se aceleraba, aupada por el repunte del petr¨®leo.
El super¨¢vit da margen al Gobierno para reactivar la demanda
Con la peseta, un d¨¦ficit exterior del 10% del PIB ser¨ªa insostenible
Estas semejanzas y la continua revisi¨®n a la baja de las previsiones -el Banco de Espa?a pronostica un crecimiento del 2,4% en 2008, la tasa m¨¢s d¨¦bil desde que se sali¨® de aquella crisis-, avivan el pesimismo. La referencia de la recesi¨®n se ha incorporado ya a los ejercicios te¨®ricos: el propio supervisor analiz¨® la semana pasada qu¨¦ pasar¨ªa si la tasa de morosidad actual (1%), llegara a los niveles de 1993 (7%).
Pero lo que destacan los expertos son las diferencias. "Era una econom¨ªa de graves desequilibrios, el d¨¦ficit p¨²blico y la deuda p¨²blica estaban en niveles muy altos y se subieron los tipos de inter¨¦s, sin ¨¦xito, para aliviar la inflaci¨®n y mantener el valor de la peseta", afirma Malo de Molina, que subraya, en declaraciones a EL PA?S, la "mucha mayor estabilidad" de la etapa actual. Los niveles de moderaci¨®n salarial, d¨¦ficit p¨²blico o paro no aguantan la m¨¢s m¨ªnima comparaci¨®n (ver gr¨¢fico).
"Si no fuera por el euro...". El economista Jos¨¦ Luis Feito deja la advertencia en el aire. Feito form¨® parte del grupo de sabios que asesor¨® entre 1994 y 1997 al Gobierno para salir de la crisis. "El crecimiento de estos a?os ha sido posible gracias a las ventajosas condiciones financieras en la zona euro, que han llevado a un gran endeudamiento. Si sigui¨¦ramos con la peseta, no habr¨ªa sido sostenible un d¨¦ficit exterior del 10% del PIB, habr¨ªa habido un ajuste mucho antes", dice.
En los noventa, las presiones sobre la moneda fueron el detonante de la crisis. El compromiso adquirido para mantener la peseta en una determinada banda de tipo de cambio le estall¨® a Espa?a en las manos cuando los inversores internacionales empezaron a dudar de la marcha de la econom¨ªa. Se abri¨® entonces un juego diab¨®lico: como ya pasara con la libra y la lira, los inversores apostaron en los mercados a que habr¨ªa una devaluaci¨®n de la peseta para incentivar las exportaciones y recortar el d¨¦ficit exterior; el Banco de Espa?a elev¨® los tipos de inter¨¦s y se gast¨® sus reservas para mantener el cambio. El juego acab¨® con cuatro devaluaciones en dos a?os y aceler¨® el enfriamiento del consumo -las importaciones subieron de precio-, y la recesi¨®n.
El d¨¦ficit del Estado a?adi¨® carga explosiva al c¨®ctel. En la d¨¦cada anterior, el peso del gasto p¨²blico hab¨ªa escalado del 27% (1978) al 40% (1986) del PIB. "El Estado de bienestar estaba por construir", justifica ?ngel Laborda, de la Fundaci¨®n de Cajas de Ahorros. El efecto expansivo de esa inyecci¨®n fiscal se agot¨® antes de los noventa, pero sigui¨® empujando a la inflaci¨®n. El Gobierno socialista renunci¨® a embridar el gasto p¨²blico tras la huelga general del 14 de diciembre de 1988. Y el alza de tipos, forzada tambi¨¦n por la pol¨ªtica monetaria de Alemania, dio la puntilla: los intereses de la deuda llegaron a suponer m¨¢s del 90% del d¨¦ficit.
Cuando la recesi¨®n estaba en su apogeo -menos recaudaci¨®n, m¨¢s gasto en subsidios de desempleo-, el d¨¦ficit rondaba el 7% del PIB. "La pol¨ªtica fiscal contribuy¨® a que la crisis fuera m¨¢s fuerte. Ahora estamos en la situaci¨®n contraria, con un super¨¢vit del 2,2% el Gobierno puede tomar medidas fiscales para incentivar la demanda", afirma Laborda, que tambi¨¦n particip¨® en aquel grupo de sabios. "El super¨¢vit debi¨® ser mayor", defiende.
Laborda recuerda que el crecimiento ha empezado a resentirse tras 13 a?os de bonanza. En los noventa, sin embargo, culmin¨® una etapa expansiva intensa pero corta: el recuerdo del "decenio negro" (de 1976 a 1986) a¨²n estaba fresco. Y a?ade que la flexibilidad laboral, por la incorporaci¨®n de los inmigrantes, y la rentabilidad de la empresa espa?ola son tambi¨¦n mucho mayores.
Pero la diferencia b¨¢sica con el 93 estriba en que ahora la moneda espa?ola es el euro, la divisa m¨¢s fuerte, y la uni¨®n monetaria es una zona econ¨®mica con super¨¢vit, donde encontrar financiaci¨®n no es un problema. "No hay posibilidades de un ajuste brusco, pero Espa?a tampoco tiene ya mecanismos como los tipos de inter¨¦s o la devaluaci¨®n para salir de una crisis", recalca Feito.
La crisis internacional originada por las hipotecas basura de EE UU mete a Espa?a y las econom¨ªas m¨¢s dependientes del exterior en un nuevo escenario. "Con la crisis, el sistema ha perdido su capacidad de discriminar la calidad de los t¨ªtulos de deuda y hay una clara restricci¨®n financiera global", dice Malo de Molina, quien cree que esto podr¨ªa ser un problema grave "si dura mucho tiempo".
Feito a?ade que, si la restricci¨®n financiera se mantiene, a¨²n quedar¨ªan resortes como mejoras en la productividad o en la competitividad. Pero tambi¨¦n que pa¨ªses como Italia o Portugal, tras registrar episodios de intensa desaceleraci¨®n, s¨®lo han podido encadenar a?os de crecimiento muy modesto. "?C¨®mo se va a ajustar la econom¨ªa dentro de una uni¨®n monetaria? Entramos en un territorio inexplorado", apunta Malo de Molina.
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