Cuando 'E. coli' se pasa al lado oscuro
A diferencia de la cepa O104, la mayor¨ªa de las E. coli son bacterias pac¨ªficas que, junto con otras variedades, pueblan el intestino. Pueden hasta ser beneficiosas y casi nunca son perjudiciales. Viven de modo arm¨®nico sin que las de una clase desplacen a las de otra e incluso aportan algunas vitaminas. Son un freno protector frente a otras bacterias con las que nuestro cuerpo no se lleva tan bien y que, si proliferasen, producir¨ªan trastornos y enfermedades, desde diarrea leve hasta enfermedades graves como el s¨ªndrome hemol¨ªtico ur¨¦mico.
Pero algunas E. coli pueden ser atra¨ªdas por el lado oscuro y adquirir genes que dirigen la producci¨®n de compuestos t¨®xicos, similares a la toxina que produce Shigella, otra bacteria que es prima maligna de E. coli. Este tipo de bacterias se adhiere a las c¨¦lulas de la mucosa intestinal y las trastorna; el intestino reacciona con una diarrea que intenta eliminar a las invasoras. Si lo logra, el problema no pasa de una fuerte diarrea. Pero en unos pocos casos, y generalmente dependiendo del estado de salud de la persona, la bacteria maligna prolifera. La toxina que produce se ceba sobre los capilares sangu¨ªneos m¨¢s peque?os, como los del mecanismo por donde el ri?¨®n purifica la sangre. Su destrucci¨®n impide al organismo eliminar los compuestos nocivos del metabolismo y el fallo renal conduce a un envenenamiento que deja lesiones permanentes y es a veces mortal.
Pensar¨ªamos que como hay antibi¨®ticos potentes la curaci¨®n ser¨ªa f¨¢cil, pero no es as¨ª. Eliminar cualquier E. coli es dif¨ªcil porque est¨¢ protegida por una cubierta de tres capas (otras bacterias, como las de la neumon¨ªa solo tienen dos). Adem¨¢s, las mal¨¦volas estirpes O se han molestado en tener genes de resistencia a varios antibi¨®ticos, y poseen incluso complejos mecanismos para aumentar la producci¨®n de toxina cuando se las pretende eliminar. El antibi¨®tico, lejos de curar, puede agravar el problema.
?C¨®mo ha llegado E. coli del intestino a los pepinos? No es el primer caso en que una de estas bacterias se encuentra en las verduras. En 2006 se produjo un brote letal de la estirpe O157H7, casi hermana de la O104, en EE UU: ven¨ªa en bolsas de espinacas lavadas tres veces. Para sorpresa de los cient¨ªficos, los mecanismos que la bacteria usa para adherirse al intestino tambi¨¦n sirven para fijarla a las hojas. Las estirpes pat¨®genas habitan a veces el intestino de animales de granja. Puede ah¨ª empezar la contaminaci¨®n, o venir m¨¢s tarde en la distribuci¨®n. Precisarlo necesita pruebas que no son complejas y en unos d¨ªas dir¨¢n d¨®nde se contamin¨® el pepino.
No hay que alarmarse, pueden tomarse precauciones como cocinar bien las verduras, pelar cuidadosamente o desinfectar lo que se tome crudo. As¨ª el peque?o n¨²mero de bacterias que ingerir¨ªamos no ser¨ªa perjudicial. No se debe olvidar en el esfuerzo investigador que algunas bacterias est¨¢n siempre dispuestas a pasarse al lado oscuro y demostrarnos que no tenemos antibi¨®ticos para eliminarlas.
Miguel Vicente es Profesor de Investigaci¨®n del CSIC y autor del libro Ni contigo ni sin ti:, gu¨ªa para entender los microbios.
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