Pedaleando por derechos

2017 ser¨¢ recordado como el a?o en el que conductores, repartidores y otros trabajadores que se han ido precarizando al calor del boom de la econom¨ªa digital decidieron levantarse para defender sus derechos. Las ciclistas que surcan las ciudades con llamativos logos de Glovo o Deliveroo y los ch¨®feres de Uber han logrado importantes victorias judiciales o sindicales frente a las empresas para las que trabajan, pese a que estas prefieren considerarlos como meros suministradores de servicios. Pero la pregunta de fondo sigue ah¨ª: ?Hasta qu¨¦ punto los nuevos modelos de negocio basados en aplicaciones m¨®viles dinamizan la econom¨ªa? ?Y hasta d¨®nde se puede precarizar un mercado laboral que ya part¨ªa de un elevado grado de polarizaci¨®n y desigualdad?

Mientras los expertos no se ponen de acuerdo sobre el n¨²mero de empleos que destruir¨¢ un futuro dominado por los robots y la digitalizaci¨®n, diversos colectivos han logrado en las ¨²ltimas semanas peque?os logros que parecen querer parar los pies a los gigantes de la nueva econom¨ªa. As¨ª, el Tribunal de Justicia de la UE acaba de dictaminar que Uber es una empresa de transporte y no una plataforma de intermediaci¨®n entre viajeros. Lo que parece una discusi¨®n sem¨¢ntica es en realidad una victoria de los taxistas, que obligan as¨ª a que sus competidores trabajen siempre con licencia, algo que en Espa?a ya ocurr¨ªa desde 2014.

M¨¢s interesante a¨²n resulta la decisi¨®n de noviembre de un tribunal brit¨¢nico, que forz¨® a Uber a considerar a sus ch¨®feres como asalariados, con consecuencias directas sobre su derecho a un salario m¨ªnimo y a vacaciones pagadas. La Comisi¨®n Europea tambi¨¦n acaba de presentar una directiva con la que pretende dar m¨¢s garant¨ªas a los cerca de seis millones de trabajadores irregulares ¡ªtodos aquellos que no se rigen por un contrato laboral cl¨¢sico¡ª que hay en los 28 pa¨ªses del club.

En Espa?a, los precarios de la nueva econom¨ªa digital tambi¨¦n han recibido buenas noticias ¨²ltimamente. La Inspecci¨®n de Trabajo de Valencia acaba de dictaminar que los riders ¡ªes decir, los chicos y chicas que con la fuerza de sus piernas reparten la comida de infinidad de restaurantes bajo el paraguas de Deliveroo¡ª son en realidad asalariados; y acus¨® a la empresa de querer disfrazar su actividad como falsos aut¨®nomos. ¡°La relaci¨®n civil que pretenden crear esconde, en realidad, una verdadera relaci¨®n laboral¡±, aseguraba la Inspecci¨®n. UGT tambi¨¦n ha denunciado a empresas como Deliveroo, Glovo, UberEats y Stuart por ¡°relaci¨®n laboral encubierta¡±. En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia estos riders comenzaron a organizarse desde el verano en combativas asociaciones.

Es pronto a¨²n para abordar en toda su magnitud el impacto que la llamada gig economy tendr¨¢ en los empleos del futuro. Pero 2017 ha servido al menos para dibujar un contorno del panorama. Seg¨²n un estudio reciente de la Fundaci¨®n Europea de Estudios Progresistas, 5,7 millones de ciudadanos de siete pa¨ªses ¡ªAustria, Alemania, Italia, Holanda, Suecia, Suiza y Reino Unido¡ª obtienen m¨¢s de la mitad de sus ingresos de plataformas tecnol¨®gicas con escasa cobertura de derechos laborales. Una cifra que refuerza la idea de que el problema de los precarios digitales ha llegado para quedarse.