Apple y los frutos de la rebaja tributaria
Lo que parece una enorme ayuda fiscal a los ricos es, de hecho, una enorme ayuda fiscal a los ricos
"Los candidatos republicanos han dejado de hablar b¨¢sicamente del ¨²nico gran logro legislativo de su partido durante el mandato de Donald Trump: la rebaja fiscal de 2017. Los anuncios publicitarios que elogian la ley pr¨¢cticamente han desaparecido de las ondas. Pero los hermanos Koch ¡ªgrandes patrocinadores de la rebaja y unos de sus mayores beneficiarios¡ª no se han rendido. Su medida m¨¢s reciente: gastar 20 millones de d¨®lares en movilizar un ej¨¦rcito de predicadores que van puerta por puerta intentando disuadir a los votantes de la percepci¨®n de que la rebaja fiscal es un regalo a los ricos y ofrece poco a las familias trabajadoras de a pie.
Pero tienen un problema: las percepciones de los ciudadanos sobre qui¨¦n se beneficia y qui¨¦n no se beneficia de la rebaja fiscal son correctas, un argumento que Apple acaba de demostrar a la perfecci¨®n con su anuncio de una enorme recompra de acciones. Para ser justos, la idea de que una gran rebaja en el impuesto de sociedades ¡ªque era el principal elemento de la ley aprobada el a?o pasado¡ª podr¨ªa finalmente redundar en beneficio de los trabajadores no es una locura. Pero las dos palabras principales aqu¨ª son "podr¨ªa" y "finalmente".
La historia que los defensores de la rebaja fiscal nos cuentan es la siguiente: Estados Unidos forma parte de un mercado mundial de capitales en el que el capital fluye hacia donde produce los mayores rendimientos netos. Al reducir el impuesto de sociedades, Trump y sus aliados han dado a las grandes empresas un incentivo para invertir en el pa¨ªs. La inversi¨®n ampliar¨¢ la capacidad, lo cual aumentar¨¢ la demanda de trabajadores y, por consiguiente, impulsar¨¢ al alza los salarios. Y durante un tiempo Apple pareci¨® seguir el guion: en enero, la empresa anunciaba que repatriar¨ªa a Estados Unidos la mayor parte de los 252.000 millones de d¨®lares en efectivo que conservaba en el extranjero.
?Pero qu¨¦ significa "traer el dinero a Estados Unidos"? Apple no ten¨ªa una enorme pila de oro, al estilo T¨ªo Gilito, amontonada en Irlanda, lista para cargarla en un barco con direcci¨®n a su pa¨ªs. Tiene derechos digitales ¡ªun mont¨®n de ceros y unos en alg¨²n servidor de alguna parte¡ª que en efecto usaba para presentar una etiqueta que dec¨ªa "este dinero est¨¢ en Irlanda". Ahora ha cambiado la etiqueta para decir "este dinero est¨¢ en Estados Unidos". ?Qu¨¦ diferencia supone eso? Bueno, altera las responsabilidades tributarias de la empresa con las arcas p¨²blicas estadounidenses e irlandesas, que era la raz¨®n del cambio. Pero por lo dem¨¢s, no supone ninguna diferencia.
Lo que s¨ª supondr¨ªa una diferencia es que Apple decidiese gastar m¨¢s en cosas concretas: contratar a m¨¢s trabajadores, construir nuevas estructuras, instalar m¨¢s equipos. Pero no est¨¢ haciendo nada de eso. En cambio, esta semana anunciaba que va a recomprar acciones propias por valor de 100.000 millones de d¨®lares, lo cual es bueno para los accionistas pero no ayuda en nada a los trabajadores. Otras muchas empresas est¨¢n haciendo lo mismo. Y aunque muchos estadounidenses tienen algunas acciones, la mayor parte est¨¢ en manos de una peque?a minor¨ªa rica: el 10% de la poblaci¨®n posee el 84% del mercado. De modo que la percepci¨®n de que esta es una rebaja de impuestos para los ricos es cierta.
?Pero por qu¨¦ no fluyen los beneficios de la rebaja fiscal hacia los trabajadores? Una respuesta es que, aun cuando el relato favorable a la rebaja de impuestos fuera cierto a la larga, har¨ªan falta muchos a?os de inversi¨®n extremadamente elevada para alcanzar el tipo de expansi¨®n de capacidad que provocar¨ªa grandes subidas salariales. Otra es que el mercado mundial de capitales no es tan global: el mundo de la inversi¨®n, podr¨ªa decirse, dista mucho de ser plano. La econom¨ªa estadounidense es enorme, y ni siquiera a largo plazo puede atraer los flujos de capitales previstos por los entusiastas de la rebaja tributaria sin ofrecer a cambio una rentabilidad mucho m¨¢s elevada, lo que significa m¨¢s para los accionistas y menos para los trabajadores.
Y en un nivel m¨¢s profundo, es posible que los entusiastas de la rebaja tengan una visi¨®n anticuada de la procedencia de los beneficios. En el mundo seg¨²n los funcionarios de Trump, o fundaciones de derechas como Tax Foundation, los beneficios obtenidos por las empresas son b¨¢sicamente rendimientos generados por el capital f¨ªsico (ladrillos, mortero y m¨¢quinas). Si se reducen los impuestos, las empresas aumentar¨¢n el capital f¨ªsico, lo cual incrementar¨¢ la competencia por la mano de obra, y los beneficios se filtrar¨¢n hacia abajo en forma de subida salarial.
Apple, sin embargo, no tiene nada que ver con eso. Sus beneficios derivan de su posici¨®n de mercado, su marca, por as¨ª decirlo. Y da igual que uno piense que merece su posici¨®n de casi monopolio; lo que importa es que, dada su posici¨®n, puede cobrar, y cobra, lo que el mercado aguante, con independencia en gran medida de los costes. Si Trump reduce los impuestos, la empresa puede quedarse con m¨¢s beneficios, pero no tiene un verdadero incentivo para cambiar su conducta, por ejemplo, construyendo m¨¢s tiendas Apple. Lo que hace es guardarse el dinero de m¨¢s o devolv¨¦rselo a los accionistas por medio de recompras.
Y hoy en d¨ªa, buena parte de las grandes empresas estadounidenses se parecen, al menos un poco, a Apple, aunque no todas; sigue habiendo empresas ¡ªcomo las de transporte por carretera¡ª cuyo valor reside en gran medida en los bienes que poseen. Pero las "rentas" econ¨®micas, los beneficios no ligados al capital f¨ªsico, son una larga historia, cada vez m¨¢s larga. Y cuando se les rebajan los impuestos a las rentas, no hay raz¨®n para esperar que los trabajadores compartan el bot¨ªn, ni siquiera a largo plazo.
La conclusi¨®n ¡ªque seguir¨¢ siendo cierta por mucho que los Koch se gasten en intentar convencernos de lo contrario¡ª es que lo que parece un gran regalo para los inversores ricos es, de hecho, un gran regalo para los inversores ricos.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2018.
Traducci¨®n de News Clips.
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